Tres

Violet se había quedado asombrada, abrió los ojos como platos mientras escuchaba las amenazas de demanda del hombre, de lo que eso le haría a su carrera.

Ignacio se retiró furioso, Violet se quedó parada cuál estatua.

—Señorita Violet lo mejor es que nos vayamos —dijo Lana—. ¿Señorita Violet?

Violet empezó a caminar, sin salir de su asombro, llegaron hasta el auto y su primer acto fue llamar a Mariska, su amiga y diseñadora a la que le debía su éxito.

—Hola Violet, ¿Qué tal ha ido tu sesión de fotos? ¿Cómo está mi ahijada?

—Encontré al padre de mi hija, Mariska, él, mi nuevo jefe es el padre de mi hija.

—¿Qué, pero qué dices? Violet no puede ser posible, ¿no has leído? A Ignacio O’kelly no le gustan los niños.

—No, no lo hice, pero no te miento, es él, Mariska es su rostro, es el rostro que recuerdo, mira sus fotos y ve los rasgos de Salomé.

Mariska esperó en la línea mientras comprobaba la información.

—Caray, sí, si tienen el color de ojos y cabello, ¿pero no será solo una coincidencia? Tú eres venezolana, él es estadunidense.

—No lo sé, pero era un turista en islas margaritas, eso dijeron en el hotel, ¿puedes fijarte si entre sus fotos en sus redes, se puede ver el tatuaje en su espalda? Lee su biografía y avísame por favor, si tiene el tatuaje es él, te dejo, debo atender a Salomé, está alterada, ese tipo, ese canalla la asustó.

—Señorita Violet, ¿lo que dijo es cierto?

Violet la miró.

—No lo sé, Lana, pero tú lo viste, sus rasgos, y te juro que es el rostro de mis recuerdos.

—Vaya, puede que tuviera razón, si ese tipo es el padre, es un canalla, uno muy atractivo, eso sí.

Violet suspiró al reconocer que el hombre, además de maduro, sí era muy atractivo.

—Lo que tiene de atractivo, le falta en humanidad, ¿Qué es ese tipo? ¿Un robot? ¿Cómo es posible que no le gusten los niños?

Violet se dispuso a calmar a la pequeña llorando, mientras Ignacio, furioso llamaba a su abogado, pondría esa demanda contra aquella joven que además de irresponsable ya consideraba una mentirosa.

«Te va a salir muy costoso, tu falta de respeto, ¿una hija, por Dios? Tiene una hija» se cuestionó molesto.

El abogado había respondido, le fue exigida su presencia en la empresa y al igual que cualquiera de sus empleados, el hombre corrió a ese encuentro.

Ignacio lo esperaba furioso, preguntándose como habían sido capaces de pasar por alto que la mujer tuviera una hija, el porqué los medios no hablaban de eso.

Salomé había dejado de llorar, Violet la abrazó contra su pecho al ver que se quedó dormida.

Lana no quiso opinar y Violet llamó de nuevo a su amiga Mariska, recordaba las amenazas del que ella estaba segura era el padre de su hija, se quería asegurar de que no habría problemas.

Mariska le dijo que no había fotos del tatuaje del hombre en las pocas fotos que tenía en sus redes, mucho menos se hablaba de ello en su biografía en el internet.

Habían llegado y Violet dejó a la pequeña en su cuna, con la ayuda de Lana y Mariska al teléfono, trataban de descubrir la verdad de sus pensamientos.

Aun cuando el rostro que vagamente recordaba, le hicieran tener seguridad, ella necesitaba algo más que eso.

—Señorita Violet, por qué no solo se les hace una prueba de ADN y se descarta o afirma el asunto.

—Ah, vaya, qué irónico, su apodo es “robot” bueno saber que no me equivoqué, supongo que debí leer antes, no le hubiera hecho pasar ese mal rato a mi pequeña, ¿Lana, como crees que voy a decirle eso? Además de que me despidió, no creo que el asunto le haga gracia.

—Tiene razón, señorita Violet.

—Voy a solucionar lo de la demanda, te llamo después —se despidió Mariska.

—Sí que la tengo, eso es por lo que la he mantenido lejos de este medio, de mi ambiente laboral. Vamos a olvidarnos del asunto, mi hija no necesita un papá, esperaré a su abogado, espero no tener que ver a ese arrogante de nuevo.

Violet dejó el asunto en manos de Mariska, era además de su amiga, su representante, ella se haría cargo del asunto y la mantendría al tanto.

—Lo siento, señor, pero la señorita Williams no está incumpliendo el contrato.

—Por supuesto que lo está haciendo, Richard, no mencionó que tenía una hija, no tendrá el tiempo para trabajar a mi ritmo, es mejor rescindir del contrato. La causa será incumplimiento por parte de esa jovencita irresponsable y mentirosa.

—Me temo que no va a ser posible, señor, en el anexo de sus condiciones, en el punto tres específicamente la señorita habla de su hija.

Ignacio le arrebató los documentos al hombre, corroboró la información, molesto, se alejó con los documentos en mano.

—¿Por qué no me notificaste sobre este punto? Richard, sabes perfectamente que no me gustan los niños, que no contrataría a una modelo con uno, no voy en contra de que mis empleados tengan hijos, pero es una modelo, no rendiría, no daría la talla.

—Lo intenté, señor, quise decírselo, pero usted parecía ansioso por contratar con ella, usted mismo dijo que no importaba, que lo único que le interesaba era tenerla en su equipo.

—Debiste insistir, no debiste permitirme pasar por alto algo así, para eso te pago, sabes que no me gusta la gente ineficiente.

—Señor O’kelly la señorita lleva alrededor de un año siendo modelo, ha trabajado con compañías prestigiosas y hablan muy bien de ella, por lo que indican, es profesional, su hija no ha sido impedimento, lo que le da más valor como modelo, habla muy bien de ella que pese a tener una hija, está nunca ha sido inconveniente.

Ignacio se sentó, buscó en internet todo con respecto a la mujer, se dio cuenta de que su juicio apresurado había sido un error.

—Tienes razón, ha trabajado para prestigiosas compañías, todo indica que ha sido un éxito, significa que su hija no es impedimento, tal vez tienes razón y estoy exagerando.

Ignacio comprendió las razones de la falta de la mujer, su hija estaba enferma, recordó lo que dijo la mujer que llevaba a la pequeña,

—Por supuesto, ahora tiene lógica, ella faltó por el bienestar de su hija —murmuró.

—Así es señor O’kelly, ¿desea que proceda con la demanda y rescisión del contrato?

—Qué idioteces estás diciendo, Richard cancela todo, busca a esa joven y discúlpate en mi nombre, dile que el contrato sigue, pídele reagendar la sesión de fotos.

—Señor O’kelly, creo que lo conveniente es que sea usted quien haga esa parte, será más profesional.

Ignacio no tuvo argumentos, la idea de pensar en disculparse con ella lo hizo rascar su barbilla.

—¿No tengo otra opción, verdad?

—No, señor O’kelly, a menos que tenga alguien mejor que la señorita, las otras modelos están por debajo del ranking, pueden resultar buena inversión, pero la señorita Williams será un éxito.

—Ok, ¿tienes su número?

—Está en su información, pero si me permite un consejo, vaya a su residencia, y si puede lleve un detalle para la pequeña.

Ignacio lo miró con el ceño fruncido, un detalle para la pequeña ya era mucho.

—¿Es una broma, verdad?

—No, señor, supongo que una mujer como ella, tan aclamada, con dinero, no temerá de amenazas, lo cierto es que está en una buena posición, en su mejor momento, se puede dar el lujo de rechazarlo a menos que demuestre que en verdad siente el malentendido. Si la quiere en su equipo, es necesario que acepte que la pequeña formará parte del asunto.

—Ok, lo entendí Richard, ¿qué sugieres que compre? Tú tienes hijos, ¿por qué no te encargas de eso?

—Señor O’kelly, soy su abogado, lo mejor es que vaya ahora mismo, de camino a casa de la señorita Williams, puede comprar el regalo, trate cuanto antes de arreglar el asunto, supongo que no querrá retrasar el lanzamiento de la campaña.

Ignacio resopló irritado, no tenía ganas de hacer nada parecido a comprar cosas para niños y mucho menos disculparse con Violet.

«Caray, lo cierto es que no tengo otra opción, todo sea por el éxito de la campaña» pensó.

—Encárgate del asunto con su representante, informa que lo arreglaremos. Llegaré a un nuevo acuerdo con esa joven —ordenó y recogió sus llaves.

Ignacio salió de su oficina, ordenó a su secretaria cancelar todo con respecto a la sesión de fotos, hasta nueva orden.

Salió y abordó su auto, condujo hasta detenerse en una juguetería, extrañado y molesto por aquel acto, escogió lo primero que se le ocurrió, regresó a su auto y ojeo de nuevo la información de la modelo.

Comprobó la dirección y se dirigió allá.

«Hay otras, puedo encontrar una mejor, caray no es cierto, ella es la correcta, la novedad, ni modo, tendré que disculparme» pensó Ignacio.

Violet había aprovechado que Mariska se hacía cargo del asunto, que Salomé dormía, que Lana había salido, para poder terminar de leer un libro que no había podido finalizar.

Violet vestía ropa deportiva, bebía un batido bajo en calorías, mientras disfrutaba de su lectura y de ver a su bebé durmiendo.

Se le antojó una manzana, fue a por ella y al regresar Salomé estaba despierta, le realizó un cambio de pamper y la llevó con ella para poder alimentarla.

—Eso es, toma la leche, te daré el medicamento.

Llamaron a la puerta y Violet se preguntaba por qué Lana había dejado las llaves, si no había avisado el portero, seguramente era ella.

—Hola La… —Violet se quedó muda al ver al hombre delante de ella.

—Hola señorita Williams —saludó Ignacio mirándola fijamente.

—Apa —dijo Salomé y le extendió los brazos al hombre.

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