—¿Te das cuenta de lo que te he dicho todo este tiempo? —preguntó impaciente.—Dices muchas cosas Ignacio, ¿Por qué no eres específico?Estampó furioso los documentos en su escritorio.—Hablo de esta muchachita, es la segunda vez que cancela la sesión de fotos, es una irresponsable, ya me encantaría rescindir de sus servicios.—Hazlo, ¿qué te impide despedirla? No te compliques, despídela y contrata otra.—Es la maldita novedad, todos los medios hablan de ella, todos quieren contratar con ella y no me daré el lujo de perder esta oportunidad, debo reconocer que será una buena imagen para la campaña, un éxito asegurado.—¿No tienes muchas opciones, eh?—Así es Simón, ya me encantaría despedirla, pero no es un lujo que pueda darme, esta campaña es muy importante.—Déjame ver a la joven novedad —dijo Simón—. Ah, pero sí que es hermosa, definitivamente será una buena imagen y un éxito.—Sí, es hermosa, pero ojalá tuviera de responsable lo que tiene de belleza, este es el motivo por el que
Ignacio respondió la llamada de su novia, ella era una prestigiosa cardióloga, mientras él conducía con dirección a la clínica a recoger a Fermina, Violet jugaba con su pequeña, cuando estaba con ella no existía nada más. Entre sus responsabilidades, su hija era la más importante.«Sé que no hace falta, me tienes a mí, pero no estaría nada mal saber quién es tu padre, antes de que tenga que explicarte la manera tan vergonzosa en que fuiste concebida» pensaba, en tanto le hacía cariños a Salomé.—Lana, ¿te importaría hacerte cargo unos minutos de Salomé? Le he pedido a la empleada tomarse el día, haré yo el almuerzo.Lana se acercó y se hizo cargo de la pequeña, Violet preparó todo y volvió con ellas.—¿Usted cree que la niña se parezca a su padre?—Puede ser, en mi familia nadie es rubio, y mucho menos de ojos de color.—De todos modos es usted una morena muy hermosa, la niña Salomé, por el contrario, es rubia y tiene ojos grises, tal vez tenga su suerte y siga sus pasos, una famosa m
Violet se había quedado asombrada, abrió los ojos como platos mientras escuchaba las amenazas de demanda del hombre, de lo que eso le haría a su carrera.Ignacio se retiró furioso, Violet se quedó parada cuál estatua.—Señorita Violet lo mejor es que nos vayamos —dijo Lana—. ¿Señorita Violet?Violet empezó a caminar, sin salir de su asombro, llegaron hasta el auto y su primer acto fue llamar a Mariska, su amiga y diseñadora a la que le debía su éxito.—Hola Violet, ¿Qué tal ha ido tu sesión de fotos? ¿Cómo está mi ahijada?—Encontré al padre de mi hija, Mariska, él, mi nuevo jefe es el padre de mi hija.—¿Qué, pero qué dices? Violet no puede ser posible, ¿no has leído? A Ignacio O’kelly no le gustan los niños.—No, no lo hice, pero no te miento, es él, Mariska es su rostro, es el rostro que recuerdo, mira sus fotos y ve los rasgos de Salomé.Mariska esperó en la línea mientras comprobaba la información.—Caray, sí, si tienen el color de ojos y cabello, ¿pero no será solo una coinciden
Violet se quedó sorprendida.—Papá, apa—repitió la pequeña.Ignacio sonrió.—Hola mujercita, no soy tu papá, ¿así que puede hablar? ¿Esperaban a su esposo señorita Williams?Violet estaba concentrada mirando al hombre delante de ella, mordía la manzana con pensamientos nada sanos.—Señorita Williams, ¿está usted bien?—Papá —repitió insistente Salomé.—No soy papá, pero he traído esto para ti —extendió la mano con un piano acto para bebés a partir de los 12 meses, en color azul.—Amor, no, el señor no puede cargarte, es alérgico a los bebés —reaccionó finalmente Violet—. Soy madre soltera, señor.Ignacio la miró con cierto asombro y carraspeó.—Veo que se ha tomado el tiempo de investigar, no entiendo, porque llevar a la niña, si sabía esa información.—No, no lo sabía, me enteré hace horas, estoy dispuesta a pagar lo que sea que cueste esa demanda, mi hija está primero, ¿Qué hace en mi residencia señor O’Kelly? Es decir, el asunto lo llevarán mi representante y nuestro abogado.—Quer
—Sí, si estamos bien Lana, y si el gruñón estuvo aquí, sabes, además de que comprobé que es el padre de Salomé, me he dado cuenta de que no es tan alérgico a los niños, como dice.—¿Está segura de que es él, señorita Violet?—Lo estoy, tiene el tatuaje en la espalda, un ave fénix, recuerdo ese rostro y bueno, por alguna razón Salomé lo llamó papá, debiste ver su rostro, claro intentó disimular con una sonrisa, tiene una sexi, por cierto, es muy apuesto —dijo Violet y mordió la manzana que previamente había cogido.—¡Hmmm! Es un hombre comprometido, por lo que tengo entendido, señorita Violet, en cuanto a que es el padre, me alegro de que la niña Salomé vaya a contar con su figura paterna, ¿cuándo le dirá o ya lo sabe?—Supongo que no me recuerda, y no te preocupes, leí que está comprometido, para mi mala suerte, no le gustan las jóvenes, con que acepte a Salomé estará bien. ¡En cuanto a decírselo!Violet suspiró y le recibió de nuevo a Salomé.—Supongo cuando esta princesa se gane su
Salomé acariciaba la mejilla de la pequeña, en tanto pensaba en que ojalá a Ignacio no le costara tanto aceptar a Salomé.—No fuiste planeada, pero eres lo mejor que me ha pasado y espero que tu padre, al saber la verdad, pueda por lo menos sentir lo mismo —murmuró Violet mirándola completamente enamorada.Después de un par de horas, Ignacio había llegado a su casa, dejó como habitual sus objetos, se retiró la ropa y se dio una ducha.Se acercó al espejo y al observar su cabello rubio, pensó en que necesitaba hacerse un recorte, recordó a Salomé.«Como pueden ser posibles tantas casualidades, se llama como mi madre, tiene mi color de ojos y cabello, podría perfectamente pasarla por mi hija» pensó y sonrió sarcástico al recordar que eso para él era una nula posibilidad.Ignacio terminó con lo que hacía y se fue a su estudio en casa, al no sentir sueño decidió trabajar un poco; sin embargo, lo que pretendía hacer perdió importancia, al encontrarse concentrado viendo en redes los éxitos
—Papá, pa, papá —dijo Salomé y extendió sus bracitos al ver al hombre acercándose.Violet sonrió rígida para ocultar los nervios, quería pedirle a la pequeña que no llamara al hombre de ese modo, para no ponerlo en aprietos. Pero sabía que la pequeña no le podía entender, solo se dejaba llevar por su instinto, era lo que suponía Violet, Salomé siguió insistiendo.A Ignacio no le importó que todos sus empleados lo estuvieran viendo, para contradecir aquello que tenía como regla inviolable, cero niños en su empresa, en su presencia, todos lo vieron extender las manos al acercarse a la pequeña, incluso se olvidó de saludar a los presentes.Salomé, al estar en brazos del hombre, se recostó en el pecho del mismo, como si buscara abrazarlo, Ignacio sonrió mientras la sostenía.—Hola pequeña, Así que insistes en adoptarme como tu figura paterna, vaya, creo que no pudiste haber hecho una peor elección —dijo el hombre recordando que no le gustaban los niños.Salomé levantó su pequeño rostro y
Lana miró al hombre, completamente asombrada, fingió no haberlo escuchado.—Vamos mujer, no me haga repetir la pregunta, sé que me escuchó.—Solo usted puede estar tan ciego para no darse cuenta —balbuceó Lana.—¿Qué ha dicho? —inquirió el hombre ya cabreado.—Lo siento, señor, no sé quién es el padre de la pequeña, creo que la madre, la señorita Violet puede responder a su pregunta.—Muy bien, reciba a la niña, por favor…Lana extendió los brazos, Salomé se negó, Ignacio la dejó en brazos de Lana y sin importar que esta se hubiera quedado llorando, salió con una molestia que no se explicaba de su oficina.—Señor Ignacio, quería mostrarl…—Ahora no Liana.Ignacio sacudió su mano para indicarle a la mujer que lo seguía, que no era un buen momento.—Jefe, pero…—Dije que ahora no Liana, ¿acaso está usted sorda?La mujer negó con la cabeza y se quedó atrás, Ignacio había llegado al estudio fotográfico.—¿Dónde está la modelo?—¿Cuál señor?Ignacio miró al hombre fulminante.—Disculpe, la