LVIII Espía

No dormir de corrido era una de las primeras señales de que la conciencia de Sheily no estaba tranquila. Se despertó a las tres de la mañana y fue al baño.

Miró luego a Zack dormir en completa calma, sentada en el borde de la cama. ¿Quién iba a imaginar que ella terminaría enredándose con el padre y el hijo? Era zorra, pero estaba exagerando.

¿Quién iba a imaginar que el encantador y divertido Zack guardara en su corazón tanto odio para ella?

Suspirando, le apoyó la cabeza sobre el pecho y oyó su corazón, una melodía de paz que guardaba tras de sí el secreto anhelo de venganza. Una melodía que se enfriaba y dolía.

Terminar con él ahora, renunciar a la farmacéutica e irse lejos parecía ser el camino más sensato y mucho menos infame que perseverar en su atroz engaño.

*Sheily dejó la oficina de Edward luego de oírlo hablando con su amante. Muchas ideas pasaban por su cabeza. Ira, furia, decepción, eran los motores de las peores ideas.

En su auto, en el estacionamiento de la farmacéu
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