LXXII Mal karma

Era el regalo perfecto para un cumpleaños de porquería.

Zack se levantó con el portátil todavía en las manos, aferró a Sheily de un brazo y la jaló dentro de la casa. Los invitados, atónitos, se miraban unos a otros, sin atreverse a decir palabra. Vicki apagó las velas del pastel, suponiendo que la fiesta había llegado a su fin y uno a uno los que no eran tan cercanos a Zack se fueron retirando.

Lili y Jorge se mantuvieron firmes, estarían con su jefa al mando del barco hasta el final.

En un despacho del primer piso, Zack empujó a Sheily dentro y cerró de un portazo.

—¡Dime que estas fotos son falsas, Sheily! ¡Dime que se trata de una jodida broma de mierd4! —exigió, con la rabia colmando su voz.

Ella miró la pantalla. ¡M4ldito el día en que Edward la había llevado a ese club de BDSM!

Lo que Zack y el resto de los invitados habían visto eran fotos de ella y Edward allí. Ella de rodillas, jalada de una cadena; ella siendo sometida en medio de una sesión y quién sabe qué más, no quiso
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