Caleb tiene sus brazos alrededor de una chica pelinegra.
Veo cómo su cabeza se inclina hacia un lado y aparto la mirada.
Sintiendo cómo se parte mi corazón de ver a Caleb besar a otra mujer.
Él se aleja de la chica pelinegra y siento que me trago la bilis cuando ella sonrojada se aparta el cabello del rostro con una mano y se abanica con la carpeta que trae en la otra.
Una vez que siento con seguridad que no vomitaré, organizo las palabras en mi cabeza.
—Perdona, iba a la sala de reuniones… al meeting…— susurro, consiguiendo sonar totalmente serena.
—Caddie…— dice dando unos pasos en mi dirección y yo intento mantenerme inexpresiva ante su estado.
¿Por qué me hace feliz ver su rostro de arrepentimiento?
Luce despeinado y bastante… agitado.
¿Por qué debería sentirse así?
Nadie sabe qué siento por él.
¿Habrán escuchado a mi corazón romperse?
Su respiración es superficial.
—Vaya, hermanito. Has mejorado tus gustos, la de la semana pasada era menos… agraciada.— suelto el veneno que siento, atacando a la chica.
Veo cómo ella se mantiene en silencio, y él me mira, luciendo impactado.
¿Qué?
¿Es impactante que alguien sin querer te corte el rollo?
¿O el hecho de que resulta que sí puedo soltar uno que otro comentario venenoso?
—Gracias, Caleb. Nos vemos luego. — dice la chica al ver que él no la mira.
Me da una mirada llena de desdén y yo la ignoro, sin siquiera pensar en rebajarme a responderle.
Caleb sólo asiente con seriedad y la mira en silencio.
—Ya regreso…— me dice y acompaña a la mujer hasta una de las puertas diagonales a la de mi oficina.
Siento el nudo en la garganta por segunda vez en lo que va del día.
No llores, Cadence.
Caleb y tú no son nada.
Esto dolerá hoy, sanará y con el tiempo ya no sucederá.
Sólo debes enfocarte en lo que realmente importa.
Caleb regresa y me saca de mi ensoñación.
Subimos a su oficina y al entrar, me dirijo a la pequeña sala que tiene. Pongo mis herramientas sobre la mesa y comienzo a organizar toda la información que conversaré con Caleb.
Está de pie, a un lado de los muebles, con una mueca en el rostro que me confunde, no sé si está avergonzado, frustrado o molesto.
—¿Podemos comenzar rápido? Es que necesito que dominemos la presentación para el momento del meeting. — digo y él solo me continúa mirando en respuesta.
—Fue muy grosero lo que hiciste allá afuera.— dice y me mira con enojo.
Me encojo de hombros, manteniendo mi compostura.
—¿No tienes nada qué decir?—pregunta, saliendo de sus cabales, y por fin descifro qué es lo que comunica su mueca.
Incomodidad.
—Escucha, Caleb. Tú estás bien grandecito y decides qué haces con tu vida, pero al menos intenta separar el trabajo de los placeres.— le digo cortante.
Me siento una total mentirosa, pero, ¿qué más da?
Inhalo, llenando mis pulmones de oxígeno.
M****a, los corazones rotos sí que duelen.
Quisiera estar en mi habitación para poder llorar.
—Entiendo.— susurra pensativo y se aclara la garganta.
Veo cómo su mano toma algunos de los documentos que imprimí.
Siento que odio a Caleb.
¿Por qué nunca pudo verme?
¿Estoy destinada a ser vista por él como una niña?
—¿Estás confiada en el trabajo que hiciste contactando a los clientes?—pregunta sacándome de mi mente, y yo asiento con seguridad.
—Todos llevan un mes de comunicación conmigo. Me han asegurado estar muy interesados en la empresa y los precios que les podemos ofrecer por cada exportación… creo que ése es trabajo hecho. Lo importante y en lo que nos debemos enfocar realmente, es en engancharlos con precios muy beneficiosos.— digo y veo cómo Caleb asiente, pensativo observa el papel en sus manos.
—¿Y el margen de ganancias por cada contrato?—pregunta y yo desbloqueo la pantalla de mi tableta, busco las láminas que preparé con el margen de ganancias y se la entrego.
Lo veo leer y evaluar.
—Cómo puedes ver, he separado el margen de ganancias en general, y el margen de ganancias de cada contrato que he transcrito junto con el abogado de la empresa. — digo y él frunce el ceño.—Ya he tratado las cláusulas de los contratos con los clientes… como te he dicho antes, se trata más de cerrar un trato que de conversar los términos del mismo. Pues los términos han sido previamente establecidos.— digo y él se recuesta en el mueble.
—¿De verdad estás tan segura?— pregunta él y yo me encojo de hombros con seriedad.
—Por supuesto, Caleb.— digo con desdén. —¿Crees que estuviera aquí de lo contrario?—pregunto sintiéndome insultada.
Creo que es hora de que le enseñe a Caleb que he crecido y que soy una mujer trabajadora y decidida.
—Termina de leer el resto de la información y familiarízate con el proyecto, que por mi parte te digo; estoy preparada para presentarlo.— informo.
Él me mira fijamente el rostro por unos segundos y luego parpadea, para aclararse la garganta y regresar su atención a la lectura y el contenido de la tableta.
Un minuto se convirtió en tres, tres en diez… y diez minutos en una hora durante la cual observé a Caleb leer y releer mi proyecto. Luego preguntó, respondí profesionalmente y volvió a leer.
Tiempo después, decidí repasar los objetivos del proyecto, pues me aburría de sólo observar a Caleb.
No sé cuánto tiempo pasa, hasta que de pronto siento la mirada de Caleb sobre mí y dejo de leer para observarlo también.
¿Ahora qué le pasa?
Lo veo levantar las hojas del proyecto impreso en la mano.
¿Está mal?
—Intenté con todas mis fuerzas conseguirle un defecto, un detalle, algún error… —dice seriamente y mueve la mano que sostiene las hojas.— Pero sin duda es excelente.— dice y yo siento cómo se me hace un nudo en la garganta y se me estruja el corazón.
Alguien toca la puerta y yo siento cómo se cierne sobre mí la responsabilidad de llevar a cabo la presentación en el meeting.
—¿Estás lista?— pregunta Caleb poniéndose de pie y ofreciéndome la mano para ayudarme a levantarme.
Olvídalo, se acabó la Cadence que tomaba cada gesto tuyo como si fuera el santo grial.
—Sí, lo estoy.—respondo, poniéndome de pie después de ignorar su mano extendida.
Él se aclara la garganta y le veo bajar la mano que antes tenía extendida.
—Bien, entonces es hora. —dice y me ayuda a organizar las hojas para salir de la oficina.
Subimos al último piso, en el que se encuentran las salas de reuniones. El Sr. John Dryden las diseñó como alguna clase de lugar élite en el que sólo se reúne la crema y nata de la empresa. Un lugar al que sólo los privilegiados, como yo, pueden acceder.
Al entrar a la sala de reuniones, lo primero que me impresiona es el hecho de que ya se encuentra siendo proyectada la portada de mis láminas de la presentación.
Siento cómo Caleb posa su mano en mi espalda baja, un gesto que toda la vida me ha reconfortado. Un gesto que siempre he anhelado como un sediento al agua.
Pero ya no más, pienso mientras me alejo discretamente de su contacto.
Encabezando la mesa que se encuentra en el centro de la sala de reuniones, se encuentra el Sr. John, padre de los chicos y quien desde mi infancia se autoproclamó mi tutor legal junto con Jhyn.
A su lado está el abuelo, quien me guiña el ojo con cariño y mantiene su rostro imperturbable (como siempre hace para los negocios).
Mis ángeles de la guarda.
Alrededor de la extensa mesa de vidrio, a los lados del Sr. Dryden, se encuentran sentados los directivos más importantes de la naviera. Los observo y comienzo a sentirme nerviosa.
Escucho a Caleb aclararse la garganta y todos los que anteriormente estaban hablando, hacen silencio y se ponen cómodos en sus asientos.
—Antes de que la ingeniosa señorita Cadence Monroe comience con la presentación, quisiera darles una breve introducción de dónde nació la idea.— dice él y lo veo abotonarse el saco con la elegancia que lo caracteriza. Algunos de los directivos asienten, sonriéndole con cariño a Caleb.
No importa qué cosas malas, idioteces y borracheras haya hecho públicas Caleb, éstos hombres parecen besar el suelo que pisa por dos razones, la primera es que es el heredero del Imperio Dryden; la segunda, es que a pesar de ser un fanfarrón y un heredero con una vida bastante privilegiada, es un cerebrito de rostro hermoso.
El idiota ha presentado sólo proyectos exitosos desde que tomó un puesto en la empresa.
Creo que secretamente siempre lo admiraré por eso.
Vamos, conseguir que te amen incondicionalmente por tu ingenio (a pesar de que la mayoría del tiempo seas un idiota) es algo que vale la pena aplaudirle a cualquiera.
—Dryden Company tiene tres generaciones trabajando incansablemente por convertirse en la mejor empresa naviera de la historia.— escucho decir a Caleb y decido enfocarme en lo que está diciendo.—Antes de que mi padre heredara la empresa, mi abuelo se encargó de crearla y convertirla en un proyecto sólido, con pies y cabeza que se convirtiera no sólo en el patrimonio familiar, sino además en una empresa naviera que desde abajo se convirtiera en la mejor y dejara en el olvido cualquier límite o frontera.— dice y lo veo dar un paso en mi dirección, haciendo que la luz del video beam ilumine su rostro y saco, proyectando sobre ellos letras y colores.—Y es precisamente ése el propósito que tiene el nuevo proyecto de Cadence. Un proyecto de brindarle nuestros servicios de transporte por mar a distintas empresas exportadoras de productos, asegurando rutas marítimas que tengan como destino nuevas ubicaciones, con el fin de ampliar nuestros horizontes.—termina, haciéndome una seña con la que me indica que tengo la palabra y sale del área de proyección.
Suspiro y armándome de valor, me poso a un lado de la proyección de las láminas de presentación.
—Buenas tardes, tal como lo explicó el señor Caleb Dryden, nuestro nuevo proyecto quiere asegurar contratos con empresas exportadoras que demuestren compromiso, altos índices de exportación y responsabilidad demostrada en el mercado…— comienzo a decir.
Veo cómo los hombres dentro de la sala asienten ante mis palabras.—Por lo que queremos usar una forma de atraer contratos a la antigua, con el fin de asegurar enlaces con clientes que se sientan parte de la compañía. Y para desmostrarlo, no sólo me he enfocado en los porcentajes a nuestro favor. — digo y detengo la presentación en las láminas de porcentajes de ganancias.—Sino en contraer una relación estable con los nuevos clientes; ya que si se sienten en confianza y atendidos, los clientes pasarán rápidamente de ser eventuales, a clientes fijos para cualquier tipo de exportaciones.— explico.Escucho cómo algunos expresan su opinión positiva sobre el proyecto y sonrío.—Me tomé la libertad de hacer un pequeño experimento con cinco clientes a los que contacté online, guiándome por las posibles nuevas rutas que tomem
JAREDImprimo una fotografía que les tomé en secreto a Caleb y Cadence.La espalda de ella es lo primero que se nota, lo segundo es Caleb bajando la escalera y dándole una mirada profunda sobre el hombro. Sus labios sonríen.Capturarlos es mi segunda cosa favorita.La primera es capturar a mi familia junta.Aprovecho de imprimir una foto de cuando Zareck rompió la ventana del auto de Caleb con su bola de baseball.Sale haciendo una mueca súper graciosa.Suelto una carcajada y escucho a alguien aclararse la garganta.Jhyn.Está de pie en la puerta de mi habitación. Hoy está usando su cabello rubio recogido en una coleta alta.Es la mujer más amorosa y perfecta que puede existir.Ha sido la figura materna que hemos tenido desde la infancia. Sobretodo para Zareck que sólo ten&ia
CALEBNecesito despejarme.Soy un mentiroso y pagaré con creces esto.La verdad es que no es fácil para mí… pero al menos si le hago creer eso, Caddie se mantendrá a raya conmigo.Ella se encargará de poner distancia.La conozco y sé que siempre que hago ése tipo de comentarios, ella se aleja un poco.De lo contrario, no estaríamos aquí.De lo contrario, yo ya no tendría cordura.Los recuerdos de esa noche vienen a mí como dagas y siento que me acuchillan el cerebro.Su sabor, cómo nos acoplábamos al otro. Nuestra vibrante conexión que me doblegó.Dulce… Sus labios.La habitación comienza a sentirse pequeña y me asfixia escuchar el sonido de la ducha encendida.
Despierto con el kinddle sobre mi pecho y automáticamente me asusto.Me quedé dormida leyendo…¿Dónde quedaron los lentes anoche?Me siento sobre la cama y reviso entre las sábanas.No están.Miro a mi lado y noto que la parte de la cama en la que durmió Caleb está vacía.Salgo de la cama y siento muchas ganas de regresar a ella.Me vuelvo a sentar sobre el colchón.Pongo el kinddle sobre la mesa de noche y me consigo con que mis lentes están ahí.De seguro me los quitó Caleb.La puerta del baño se abre y veo a Caleb salir con sólo una toalla colgando de sus caderas y otra frotando su cabello.Invierto mis segundos en observar la ondulación de los músculos de sus brazos mientras él aún no me nota.Se gira para cerrar con cuidad
Subo al avión con Caleb pisándome los talones. Desde que salimos del hotel, he intentado con todas mis fuerzas no babear sobre él. Está usando su chaqueta de cuero negra, la que tanto me encanta cómo le queda. La que usa cuando sale en su Harley Davidson. Ya no pienses en él, Cadence. Observo los asientos y consigo el mío. 112-A ¿Qué onda con ese número? Siento que me persigue el 112. —Caddie.— llama Caleb, lo ubico a unas filas de distancia, levantando una mano para llamar mi atención e indicándome que consiguió su asiento. Asiento y de pronto un pecho sólido aparece frente a mis ojos. —¿Te ayudo?— pregunta amablemente una voz ronca y le veo el rostro a un hombre moreno de ojos verdes. Sin esperar mi respuesta, me ayuda con mi equipaje de mano y al moverse, me deja ver de lejos a un Caleb que luce perplejo detrás de él. Caleb me frunce el ceño, y yo me
Ciertamente el poder de una mujer es inigualable… hasta que un hombre se determina a ser un caballero.Ya conozco al Caleb caballero, el que te abre la puerta, te sostiene el paraguas, carga las cosas pesadas por ti, el que siempre se preocupa por tu bienestar, el que no soporta que pases un mal rato y el que jodidamente cierra los ojos cuando no debe verte.Lo disfruté por cuatro años en la secundaria.Actualmente no lo disfruto tanto.Está intentando distraerse del hecho de que sí le llamo la atención, de que ha sentido celos y encima está obligado a compartir cama conmigo.Desde que llegamos a la habitación Caleb se mantiene saliendo y entrando de ella. Sus viajes a la recepción mantienen la cama llena de cosas.Ahora tenemos toallas de distintos tamaños, variedad de jabones, shampoos (con sus respectivos acondicionadores) y mantas hi
Decidida, escojo no pensarlo mucho.Las mejores cosas suceden sin planearse, ¿no?Me pongo de rodillas sobre la cama y siento cómo Caleb se tensa.Con mis manos toco su cuello y ubico sus labios.—Perdón, Caddie, yo…—comienza a decir contra mis dedos, pero rápidamente sustituyo mis dedos por mis labios en la oscuridad.¡Por fin estoy besando a Caleb!Nuestro primer beso.Esto es mejor de lo que imaginé.Caleb se sorprende y suelta un jadeo contra mi boca.Aprovecho la oportunidad de saborearlo y él gime mientras sus manos encuentran mi cuello y me acercan a él.Nos besamos por mucho tiempo y de pronto me doy cuenta que el beso se tornó un poco salado.La vergüenza de haber estado llorando me aborda, pero siento cómo Caleb suspira y luego sorbe por la nariz.¿Tamb
CALEBMierda.Esto no puede estar pasando, aquí y ahora.La recuerdo con claridad, porque cuando amanecí junto a ella no podía creer que parecido con Cadence, aunque obviamente para mí las diferencias eran bastante obvias.Donde Rachel tenía curvas casi exageradas, Cadence era un cisne elegante.Los lunares de Rachel me parecían mal ubicados, mientras que las pecas de Caddie me parecían una lluvia de estrellas.Y los ojos, jamás ningún par de ojos me penetró el alma como los de mi Dulce.Una pesadilla, eso es lo que es Rachel.Una de las mujeres con las que tuve sexo en el pasado está frente a mí, mirando a la mujer de mi vida como si fuera su reflejo.Evaluándola como si tuviera algo que ella pudiera siquiera soñar con tener.De pronto qu