CADENCE
Siento cómo el abuelo se posa detrás de mi silla y sus manos me dan un apretón en los hombros.
—No es nada importante, abuelo.— susurro, al tiempo que se agacha un poco y le doy un beso en la mejilla, como cada mañana.
—Pues no me parece tan insignificante si Caleb se sulfura de esa manera.— dice y observa a Caleb, que tiene una cara de pocos amigos.
—¿Qué crees? Tu nietecita perfecta me ha falsificado la firma en la empresa… ¿No te parece que está mal? Si ya cometió ese delito, puede cometer muchos más…—gruñe, su ira en crescendo ante mí.
—Caleb, creo que lo mejor es que cierres la boca. Conocemos a Cadence y lo único que ha hecho es intentar que tú no nos saques tantas canas verdes como te propones.—le gruñe el abuelo y me siento un poco mal por Caleb. Siempre ha sido así, en lo que a comportamientos se refiere, siempre nos comparan.
—La verdad es que creo que Cadence no debería ser la Secretaria de Presidencia, estoy seguro de que lo mejor es que alguien más…—intenta continuar.
—Pues me parece que Cadence ha hecho un trabajo impecable desde que comenzó y tu padre opina lo mismo, así que…—dice y deja la frase colgando en el aire.— Una vez zanjado el tema… ¿Quién tiene hambre?—pregunta frotándose las manos y yo interiormente le agradezco a Dios por la vida del abuelo Matthew que ha sido el mediador en todas y cada una de nuestras peleas.
No puedo creer la actitud de este idiota, pero en cuanto tenga la oportunidad, ¡me va a escuchar!
Mira que pensar en darle mi puesto a otra persona.
Imbécil.
No soporta que sea capaz de resolver problemas cuando no está.
El resto del desayuno pasa en silencio y en un abrir y cerrar de ojos, Caleb y yo estamos subiendo al auto en dirección a la empresa.
Caleb ama los autos y las motos. Por esa razón nunca se ha sentido muy inclinado a usar el chofer de la familia.
En el momento en que el auto comienza a avanzar, yo recuerdo mi enfado.
—No sé qué pecado cometí contra ti, para que aún frente al abuelo me quieras hacer menos.— digo y él ni siquiera me mira.—¿Por qué siempre estás tratando de resaltar cualquier error? ¿o te burlas de que los demás digan que soy capaz?— pregunto y me enoja escuchar mi voz quebradiza.
Trago intentando bajar el nudo que me atenaza las cuerdas vocales.
Caleb acelera un poco y lo veo encender la radio del auto.
—¿Estás sordo o qué?—pregunto y noto que sigue ignorándome a propósito.
Me mantengo en silencio intentando mantener mi orgullo en alto, porque sé que es una de sus tácticas para hacerme rogarle por algo. De pequeños las usó mucho.
Observo a las personas, las calles y autos a través de la ventana.
Caleb ni siquiera habla conmigo durante el trayecto. Durante todo el viaje se la pasa enviando notas de voz y haciendo llamadas a los demás miembros importantes de la empresa.
Pienso en el clima de San Francisco y en cómo soy bendecida con tener autos que me llevan y me traen. Ni siquiera puedo imaginar el calor dentro de un tranvía en esta época del año.
Una vez leí en una revista de datos curiosos, que el agua que rodea la ciudad actúa de cierto modo como un moderador del clima, por lo que hay muy poca variación de temperatura estacional.
Ahora que lo pienso, también decía en la revista que los habitantes de Portland son amables y siempre dispuestos a ayudar, pues aunque la ciudad cuenta con muchos avances, aún se conserva el calor que habitualmente tienen los pueblos.
—¿Qué tanto piensas?— pregunta Caleb mirando fijamente al frente. Parece dejar de lado su actitud de idiota por unos segundos.
—En algo que leí en una revista, acerca del clima y la historia de algunas ciudades…— susurro y lo veo sonreír.
—Si pensabas en algo del tipo sexoso o algo parecido, no serías tú.— dice burlón y yo pongo los ojos en blanco.
—¿Por qué siempre tienes esa actitud de que soy “muy buena” o “alguna clase de espécimen extraño”? ¿Por qué siempre me quieres minimizar frente al abuelo y a tu papá?— estallo en preguntas, sintiéndome un poco mal por la forma en que parece percibirme Caleb.
¿De verdad me veo de esa manera?
¿La gente piensa que no rompo ni un plato?
—Bueno, Caddie… Vamos, sólo mírate… ¡Serías la hija perfecta para cualquiera! Incluso papá siempre dice que eres increíble, el abuelo es la bola de algodón de azúcar más empalagosa cuando estás presente.— exclama burlándose y yo finjo que no me duele.—Creo que algún error, alguna mala actitud tienes que tener, creo que tu perfección es una fachada, que sólo intentas atribuirte los logros de tu vida, cuando en realidad eres el resultado de una buena suma de dinero invertida en tu vida, en tu educación.— termina diciendo y lo veo gira el volante, cruzando en una esquina.
Ouch.
Suena como que Caleb trae mucho guardado en mi contra.
—Sólo intento hacer las cosas bien, y cosas que por supuesto me produzcan algo positivo. Pero aprecio tu sinceridad.—digo mirando al frente, pensativa. Me aclaro la garganta, intentando no enfocarme más en mi congoja.—Aún quisiera que me guíes en cuanto al proyecto.— digo decidida.
—Que tengas suerte en la presentación, Cadence.— dice y el auto deja de avanzar. Observo a nuestro alrededor y me sorprende que ya estemos en la compañía. —Debemos hablar de otras cosas pendientes, pero ya será después de la reunión.— murmura, dándole un vistazo a su reloj.
—Tendré que terminar los pequeños detalles en las próximas cuatro horas…— digo, sintiéndome muy nerviosa.
Espero que cuatro horas sean suficientes.
—Te espero en mi oficina luego de la presentación.— dice y yo suspiro, sintiéndome nerviosa de que exista la posibilidad de que cometa un error y mi proyecto se vaya al traste.
Caleb sale del auto y como siempre, espero a que me abra la puerta.
El me abre la puerta mientras se acomoda su saco y yo le agradezco, saliendo con mucho cuidado de no chocar con él y de no dejar caer nada.
Hago una mueca mental de comprarme alguna clase de maletín, no me gustan mucho, pero ahora mismo como que debo dejar de lado el gusto y enfocarme en la necesidad.
Entramos a la empresa y rápidamente pierdo de vista a Caleb, mientras me entretienen entre saludos algunos compañeros de trabajo.
De seguro Caleb ya está de camino a su oficina.
Siempre que llegamos a la empresa, toma las escaleras hasta el quinto piso (donde tiene su oficina) y yo tomo el ascensor a cuarto piso, donde se encuentra la mía. Al llegar a la oficina me encargo de cualquier cosa que tengo pendiente y unos treinta minutos después estoy lista para comenzar con los detalles y pormenores del proyecto.
En primer lugar, decido que abordaré el tema de la meta, ya que es necesario aclarar que la meta es conseguir relaciones y contratos estables con empresas exportadoras e importadoras a nivel mundial, lo que solo se puede conseguir, visitándolos y conociéndoles en su zona de confort. Ofrecerles una vía, un contrato que les permitirá estar aún más cómodos en su propia zona de confort.
Encabezando la lista de necesidades se encuentra la de alcanzar a más clientes que manejen grandes cantidades de envíos semanal, quincenal y mensualmente, para así solidificar las ganancias del servicio que ofrecemos. La empresa pasó de ser minorista a ser transporte mayorista, pero no nos parece suficiente... Por lo que ahora nos vemos en la obligación de dar el siguiente paso, que es atraer a empresas muy conocidas de otras naciones.
Al terminar con el presupuesto de inversión estimado y el calendario que preparé para la ejecución, comienzo con las diapositivas de presentación de proyectos.
Amo hacer las diapositivas porque me ayuda a esquematizar en mi mente toda la información y facilita el entendimiento de la misma a los espectadores de la presentación.
Rápidamente, entre diseños de láminas de presentación, verificar que los porcentajes sean correctos y asegurarme de haber memorizado todo, me siento enloquecer de la alegría.
Estoy lista y vamos a romperla una vez más, estoy segura de esto.
Aunque Caleb piense que soy una manzana podrida por dentro, demostraré siempre que soy una fruta sana.
Pienso en que el apoyo del mismísimo dueño de la empresa debe significar una aprobación segura del proyecto.
Reúno todas las herramientas que considero que necesitaré y como previsión acostumbrada, le envío el archivo terminado a Caleb, a través del enlace que compartimos en la computadora para enviar y recibir documentos entre nosotros.
Me observo en el espejo que tengo en el baño de la oficina, y me doy ánimos. El vestido se me ve bien, me arriesgo a decir que luzco muy sexi. Así que decido ignorar las palabras de Caleb.
Espero a que llegue el ascensor, luego de presionar el botón de llamada a mí piso.
Siento que no puedo contener mi alegría.
De pronto, el ascensor abre sus puertas y automáticamente me arrepiento de llamarlo, al ver semejante imagen ante mí.
¿Será muy dañino para mí obtener un corazón roto justo antes de mi presentación?
Caleb tiene sus brazos alrededor de una chica pelinegra.Veo cómo su cabeza se inclina hacia un lado y aparto la mirada.Sintiendo cómo se parte mi corazón de ver a Caleb besar a otra mujer.Él se aleja de la chica pelinegra y siento que me trago la bilis cuando ella sonrojada se aparta el cabello del rostro con una mano y se abanica con la carpeta que trae en la otra.Una vez que siento con seguridad que no vomitaré, organizo las palabras en mi cabeza.—Perdona, iba a la sala de reuniones… al meeting…— susurro, consiguiendo sonar totalmente serena.—Caddie…— dice dando unos pasos en mi dirección y yo intento mantenerme inexpresiva ante su estado.¿Por qué me hace feliz ver su rostro de arrepentimiento?Luce despeinado y bastante… agitado.¿Por qué debería sentirse así?
Veo cómo los hombres dentro de la sala asienten ante mis palabras.—Por lo que queremos usar una forma de atraer contratos a la antigua, con el fin de asegurar enlaces con clientes que se sientan parte de la compañía. Y para desmostrarlo, no sólo me he enfocado en los porcentajes a nuestro favor. — digo y detengo la presentación en las láminas de porcentajes de ganancias.—Sino en contraer una relación estable con los nuevos clientes; ya que si se sienten en confianza y atendidos, los clientes pasarán rápidamente de ser eventuales, a clientes fijos para cualquier tipo de exportaciones.— explico.Escucho cómo algunos expresan su opinión positiva sobre el proyecto y sonrío.—Me tomé la libertad de hacer un pequeño experimento con cinco clientes a los que contacté online, guiándome por las posibles nuevas rutas que tomem
JAREDImprimo una fotografía que les tomé en secreto a Caleb y Cadence.La espalda de ella es lo primero que se nota, lo segundo es Caleb bajando la escalera y dándole una mirada profunda sobre el hombro. Sus labios sonríen.Capturarlos es mi segunda cosa favorita.La primera es capturar a mi familia junta.Aprovecho de imprimir una foto de cuando Zareck rompió la ventana del auto de Caleb con su bola de baseball.Sale haciendo una mueca súper graciosa.Suelto una carcajada y escucho a alguien aclararse la garganta.Jhyn.Está de pie en la puerta de mi habitación. Hoy está usando su cabello rubio recogido en una coleta alta.Es la mujer más amorosa y perfecta que puede existir.Ha sido la figura materna que hemos tenido desde la infancia. Sobretodo para Zareck que sólo ten&ia
CALEBNecesito despejarme.Soy un mentiroso y pagaré con creces esto.La verdad es que no es fácil para mí… pero al menos si le hago creer eso, Caddie se mantendrá a raya conmigo.Ella se encargará de poner distancia.La conozco y sé que siempre que hago ése tipo de comentarios, ella se aleja un poco.De lo contrario, no estaríamos aquí.De lo contrario, yo ya no tendría cordura.Los recuerdos de esa noche vienen a mí como dagas y siento que me acuchillan el cerebro.Su sabor, cómo nos acoplábamos al otro. Nuestra vibrante conexión que me doblegó.Dulce… Sus labios.La habitación comienza a sentirse pequeña y me asfixia escuchar el sonido de la ducha encendida.
Despierto con el kinddle sobre mi pecho y automáticamente me asusto.Me quedé dormida leyendo…¿Dónde quedaron los lentes anoche?Me siento sobre la cama y reviso entre las sábanas.No están.Miro a mi lado y noto que la parte de la cama en la que durmió Caleb está vacía.Salgo de la cama y siento muchas ganas de regresar a ella.Me vuelvo a sentar sobre el colchón.Pongo el kinddle sobre la mesa de noche y me consigo con que mis lentes están ahí.De seguro me los quitó Caleb.La puerta del baño se abre y veo a Caleb salir con sólo una toalla colgando de sus caderas y otra frotando su cabello.Invierto mis segundos en observar la ondulación de los músculos de sus brazos mientras él aún no me nota.Se gira para cerrar con cuidad
Subo al avión con Caleb pisándome los talones. Desde que salimos del hotel, he intentado con todas mis fuerzas no babear sobre él. Está usando su chaqueta de cuero negra, la que tanto me encanta cómo le queda. La que usa cuando sale en su Harley Davidson. Ya no pienses en él, Cadence. Observo los asientos y consigo el mío. 112-A ¿Qué onda con ese número? Siento que me persigue el 112. —Caddie.— llama Caleb, lo ubico a unas filas de distancia, levantando una mano para llamar mi atención e indicándome que consiguió su asiento. Asiento y de pronto un pecho sólido aparece frente a mis ojos. —¿Te ayudo?— pregunta amablemente una voz ronca y le veo el rostro a un hombre moreno de ojos verdes. Sin esperar mi respuesta, me ayuda con mi equipaje de mano y al moverse, me deja ver de lejos a un Caleb que luce perplejo detrás de él. Caleb me frunce el ceño, y yo me
Ciertamente el poder de una mujer es inigualable… hasta que un hombre se determina a ser un caballero.Ya conozco al Caleb caballero, el que te abre la puerta, te sostiene el paraguas, carga las cosas pesadas por ti, el que siempre se preocupa por tu bienestar, el que no soporta que pases un mal rato y el que jodidamente cierra los ojos cuando no debe verte.Lo disfruté por cuatro años en la secundaria.Actualmente no lo disfruto tanto.Está intentando distraerse del hecho de que sí le llamo la atención, de que ha sentido celos y encima está obligado a compartir cama conmigo.Desde que llegamos a la habitación Caleb se mantiene saliendo y entrando de ella. Sus viajes a la recepción mantienen la cama llena de cosas.Ahora tenemos toallas de distintos tamaños, variedad de jabones, shampoos (con sus respectivos acondicionadores) y mantas hi
Decidida, escojo no pensarlo mucho.Las mejores cosas suceden sin planearse, ¿no?Me pongo de rodillas sobre la cama y siento cómo Caleb se tensa.Con mis manos toco su cuello y ubico sus labios.—Perdón, Caddie, yo…—comienza a decir contra mis dedos, pero rápidamente sustituyo mis dedos por mis labios en la oscuridad.¡Por fin estoy besando a Caleb!Nuestro primer beso.Esto es mejor de lo que imaginé.Caleb se sorprende y suelta un jadeo contra mi boca.Aprovecho la oportunidad de saborearlo y él gime mientras sus manos encuentran mi cuello y me acercan a él.Nos besamos por mucho tiempo y de pronto me doy cuenta que el beso se tornó un poco salado.La vergüenza de haber estado llorando me aborda, pero siento cómo Caleb suspira y luego sorbe por la nariz.¿Tamb