CALEB
Necesito despejarme.
Soy un mentiroso y pagaré con creces esto.
La verdad es que no es fácil para mí… pero al menos si le hago creer eso, Caddie se mantendrá a raya conmigo.
Ella se encargará de poner distancia.
La conozco y sé que siempre que hago ése tipo de comentarios, ella se aleja un poco.
De lo contrario, no estaríamos aquí.
De lo contrario, yo ya no tendría cordura.
Los recuerdos de esa noche vienen a mí como dagas y siento que me acuchillan el cerebro.
Su sabor, cómo nos acoplábamos al otro.
Nuestra vibrante conexión que me doblegó.
Dulce… Sus labios.
La habitación comienza a sentirse pequeña y me asfixia escuchar el sonido de la ducha encendida.
Me asfixia saber que Cadence está allí, bañándose a unos metros de distancia.
Tuve que haber hecho algo muy malo en otras vidas, para merecer esto.
Sintiéndome desesperado por huir, bajo al lobby. Finjo distraerme observando a las personas y la decoración.
Siendo consciente de que es estúpido bajar las incontables escaleras (cuando puedes pedir cualquier cosa por teléfono), ubico al recepcionista y pido unas toallas extra, al recordar que no empaqué una.
Él me observa un poco descolocado, pero no dice nada mientras entra a una pequeña habitación detrás de él y regresa con dos toallas.
Una vez que tengo las toallas en mi poder, hago algunas llamadas a la empresa para asegurarme de que todo esté marchando bien.
Le escribo a Papá y a Jhyn, para que estén tranquilos de que llegamos a salvo.
Siempre se preocupan cuando vuelo sólo, ahora que Cadence vino conmigo, estoy seguro de que se preocuparán mucho más. Han sido sobreprotectores desde lo que pasó con mamá.
Les informo todo lo necesario, pero decido guardarme para mí el temita de la habitación, porque la verdad es que no creo que sea necesario que conozcan ese tipo de pormenores.
Ni te conviene que los conozcan.
Alejando mi enfoque de mis pensamientos, doy un vistazo a mis redes sociales y comienzo a sentirme aburrido. Tengo algunos mensajes de mujeres con las que he salido y ni siquiera me preocupo por responderles. Son hermosas, me dieron un buen rato y se merecen lo mejor de la vida, pero no conmigo.
No con alguien que ya está dañado para amar y confiar en alguien más que él mismo.
Me doy ánimos para regresar a la habitación.
No serás ni el primero, ni el último que tenga éste tipo de tentación, Caleb.
Subo y al entrar no veo a Cadence por ningún lado.
El sonido de la ducha continúa y me da mucha curiosidad el hecho de que Caddie aun no salga.
Decido no profundizar en ello, porque sé que me hará mal, y aprovecho que estoy solo para cambiarme.
Ni modo, tocará la ducha en la madrugada.
Tomo un pantalón gris de algodón para dormir y una camiseta blanca.
Me cambio y lanzo la ropa que antes tenía puesta sobre una de las sillas que están en la mesa/desayunador.
¿Será que quiere que yo duerma en el suelo?
Nunca he dormido en el suelo, pero debe de ser horrible.
Decidido a no dejarme mangonear por Cadence, me recuesto del lado izquierdo de la cama.
Pongo mis manos detrás de mi cabeza, estiro mis piernas en toda su longitud y me relajo, pensando en todo lo que debemos hacer mañana.
—De seguro que ya Caddie tiene a Louvre comiendo de su…—comienzo a susurrar pensativo, pero la puerta del baño se abre y yo me siento congelado en mi lugar.
De pronto olvido cómo formular una frase siquiera.
M****a.
En segundos logro identificar las cosas peligrosas a las que tendré que sobrevivir esta noche.
Cabello largo.
Rostro sin una gota de maquillaje.
Su cuerpo con sólo una camiseta gigante.
Y doble m****a… Piernas. Brillantes y sedosas piernas.
—¿Por qué no puedes ponerla en el lugar que va?—dice sonando indignada, mirando el desastre que hice sobre la silla con mi ropa.
La veo posar sus manos en las caderas (tomando su posición de armar jaleo), pero ignoro eso, pues lo único que noto es que la camiseta se pega a su cuerpo y revela que obviamente no está usando sujetador.
Recontramierda.
Moriré.
No puedo contra esas armas.
Miro al suelo y de pronto me parece el lugar perfecto para dormir ésta noche.
No puedo regresar al pasado. No puedo permitirme enloquecer por ella de nuevo.
Veo cómo Cadence camina hacia uno de mis calcetines que está en medio de la habitación y se agacha ante mis ojos a alcanzarlo.
Pienso en cerrar los ojos, pero me es imposible.
No puedo dejar de ver a mi más grande quimera agachándose ante mí con sólo una camiseta.
Si no fuera Cadence, creería que se trata de un ataque planificado.
Pero es ella, así que no puede serlo, ¿o sí?
La camiseta sube mientras ella se agacha y veo un retazo de color púrpura durante unos segundos.
ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO.
No otra vez…
Cadence se endereza y yo me doy cuenta del aprieto en el que me acabo de meter. Esa imagen no abandonará mi mente durante un buen tiempo.
Comienzo a recordar las razones por las que esto es un imposible.
Vive conmigo.
Creció conmigo.
Mis hermanos la aman como a una hermana.
Mi padre la ama como a una hija.
Es la hija de crianza de mi tía... Definitivamente, no puedo hacerle eso a Jhyn.
No después de lo que ha hecho por nosotros.
¿Cómo le gano la razón a la atracción?
Tomo una almohada rápidamente y la pongo sobre mi ingle, fingiendo que la necesito para apoyar mis codos.
Aunque siento más que se ve exactamente como lo que es; un intento desesperado por cubrirme las partes nobles.
De pronto, algo me golpea de lleno en el rostro.
—Eres un cerdo.— gruñe luciendo muy molesta y yo lanzo el calcetín al suelo.
—Pero, ¿qué te pasa?— pregunto sorprendido.
Caddie nunca, jamás me ha tratado así.
La veo ubicar varias cosas en el lugar al que corresponden y luego apaga la luz de la habitación.
—¿Cadence?— la llamo sintiéndome nervioso. Un extraño sentimiento de culpabilidad me inunda. Eso y la sensación de que no entiendo nada. —¿Caddie?—intento de nuevo.
¿Está molesta?
¿Qué hice además de ser un desordenado?
Siento cómo ella se mueve en la cama, y escucho el movimiento de la tela.
El tiempo pasa y comienzo a creer que se durmió lo suficientemente molesta como para ignorarme.
Suavemente, para no despertarla, comienzo a acomodarme en mi lugar.
La incomodidad en cierto lugares me hace sisear bajo.
Espero que un severo caso de bolas azules no termine matándome.
Arreglo la almohada y me giro, mi rostro hacia donde debería estar el perfil de Caddie.
Tomo la manta gruesa, y me cubro con ella.
De pronto una luz me ciega y al ajustar la vista me quedo perplejo.
Cadence está leyendo algo en su kinddle. Está usando un par de lentes de lectura que le hacen ver muy sexi y yo me siento babear.
Y justo cuando pensaba que no podía ser peor…
Siempre sí que podía ser peor.
Todos los hombres tenemos una fantasía que incluya lentes de lectura... ¿o seré sólo yo?
—¿Ya terminaste de fisgonear?— pregunta, dándome una mirada desdeñosa para regresar a su lectura.
Está muy molesta… y loca.
En silencio, me giro dándole la espalda.
De pronto, comienzo a sentirme molesto.
No le he hecho nada, ¿qué mosca le picó?
En la oscuridad de la habitación, recuesto mi cabeza cerca del respaldo de la cama y miro hacia el techo, cerrando los ojos.
La imagen de Caddie agachándose regresa… y la escena del beso que compartimos en el pasado la acompaña.
Se repiten una y otra vez en mi mente.
Creo que será un largo viaje, pero necesito recuperarme pronto, porque si me sigue sucediendo esto, voy a enloquecer.
Despierto con el kinddle sobre mi pecho y automáticamente me asusto.Me quedé dormida leyendo…¿Dónde quedaron los lentes anoche?Me siento sobre la cama y reviso entre las sábanas.No están.Miro a mi lado y noto que la parte de la cama en la que durmió Caleb está vacía.Salgo de la cama y siento muchas ganas de regresar a ella.Me vuelvo a sentar sobre el colchón.Pongo el kinddle sobre la mesa de noche y me consigo con que mis lentes están ahí.De seguro me los quitó Caleb.La puerta del baño se abre y veo a Caleb salir con sólo una toalla colgando de sus caderas y otra frotando su cabello.Invierto mis segundos en observar la ondulación de los músculos de sus brazos mientras él aún no me nota.Se gira para cerrar con cuidad
Subo al avión con Caleb pisándome los talones. Desde que salimos del hotel, he intentado con todas mis fuerzas no babear sobre él. Está usando su chaqueta de cuero negra, la que tanto me encanta cómo le queda. La que usa cuando sale en su Harley Davidson. Ya no pienses en él, Cadence. Observo los asientos y consigo el mío. 112-A ¿Qué onda con ese número? Siento que me persigue el 112. —Caddie.— llama Caleb, lo ubico a unas filas de distancia, levantando una mano para llamar mi atención e indicándome que consiguió su asiento. Asiento y de pronto un pecho sólido aparece frente a mis ojos. —¿Te ayudo?— pregunta amablemente una voz ronca y le veo el rostro a un hombre moreno de ojos verdes. Sin esperar mi respuesta, me ayuda con mi equipaje de mano y al moverse, me deja ver de lejos a un Caleb que luce perplejo detrás de él. Caleb me frunce el ceño, y yo me
Ciertamente el poder de una mujer es inigualable… hasta que un hombre se determina a ser un caballero.Ya conozco al Caleb caballero, el que te abre la puerta, te sostiene el paraguas, carga las cosas pesadas por ti, el que siempre se preocupa por tu bienestar, el que no soporta que pases un mal rato y el que jodidamente cierra los ojos cuando no debe verte.Lo disfruté por cuatro años en la secundaria.Actualmente no lo disfruto tanto.Está intentando distraerse del hecho de que sí le llamo la atención, de que ha sentido celos y encima está obligado a compartir cama conmigo.Desde que llegamos a la habitación Caleb se mantiene saliendo y entrando de ella. Sus viajes a la recepción mantienen la cama llena de cosas.Ahora tenemos toallas de distintos tamaños, variedad de jabones, shampoos (con sus respectivos acondicionadores) y mantas hi
Decidida, escojo no pensarlo mucho.Las mejores cosas suceden sin planearse, ¿no?Me pongo de rodillas sobre la cama y siento cómo Caleb se tensa.Con mis manos toco su cuello y ubico sus labios.—Perdón, Caddie, yo…—comienza a decir contra mis dedos, pero rápidamente sustituyo mis dedos por mis labios en la oscuridad.¡Por fin estoy besando a Caleb!Nuestro primer beso.Esto es mejor de lo que imaginé.Caleb se sorprende y suelta un jadeo contra mi boca.Aprovecho la oportunidad de saborearlo y él gime mientras sus manos encuentran mi cuello y me acercan a él.Nos besamos por mucho tiempo y de pronto me doy cuenta que el beso se tornó un poco salado.La vergüenza de haber estado llorando me aborda, pero siento cómo Caleb suspira y luego sorbe por la nariz.¿Tamb
CALEBMierda.Esto no puede estar pasando, aquí y ahora.La recuerdo con claridad, porque cuando amanecí junto a ella no podía creer que parecido con Cadence, aunque obviamente para mí las diferencias eran bastante obvias.Donde Rachel tenía curvas casi exageradas, Cadence era un cisne elegante.Los lunares de Rachel me parecían mal ubicados, mientras que las pecas de Caddie me parecían una lluvia de estrellas.Y los ojos, jamás ningún par de ojos me penetró el alma como los de mi Dulce.Una pesadilla, eso es lo que es Rachel.Una de las mujeres con las que tuve sexo en el pasado está frente a mí, mirando a la mujer de mi vida como si fuera su reflejo.Evaluándola como si tuviera algo que ella pudiera siquiera soñar con tener.De pronto qu
CADENCEEscucho a Jhonathan maldecir y no puedo evitar preguntarme qué tanto sabe de la historia familiar… Considerando que es el asistente personal del abuelo Matthew (al cual nunca llegamos a conocer), me imagino que debe saber todo.Me impactan totalmente las palabras de Rachel.¿La mamá de Caleb? ¡Pero si ésa señora está desaparecida en acción desde que yo tenía diez años!—Tu madre piensa que debemos darle una familia feliz a este bebé. Así que me ayudó a encontrarte.—dice orgullosamente Rachel, de seguro sintiéndose apoyada por la arpía de la mamá de Caleb.—No me interesa qué ideas se le ocurren a la cabeza fundida de mi progenitora, Rachel, que te quede claro.— responde él en un tono de voz contenido, que parece más amenazante que otra cosa. Y me sorprend
CADENCE Su calor me envuelve de una forma que pone a llorar a mis ovarios, si eso es posible de alguna manera. —Dios, tu olor… te extrañé tanto, Dulce.—gimotea en mi cuello y lo siento dejar pequeños besos allí.—Sé que no quieres hablar de nada aún, pero… quiero que sepas que no pienso dejarte ir, nada hará que me aleje de ti de nuevo.— susurra y lo escucho bostezar. —Eres la mujer perfecta… la mujer perfecta para mí, Cadence. No voy a perderte, ni a mirarte desde lejos de nuevo.— termina y yo no puedo contener las lágrimas. Las siento correr por mis mejillas. Me giro, escondiendo mi rostro en su cuello y lo escucho respirar con dificultad. —No, amor. No llores que me partes el corazón.— susurra y lo escucho sorber por la nariz. Su mano me acaricia el cabello, va y viene masajeando mi cuero cabelludo. —Caleb…—intento hablar con un nudo en la garganta, pero el sisea, callándome. —Perdóname, porque
FLASHBACK (CADENCE, 8 AÑOS) Tenía ocho años cuando me pasó. Jared está al fondo de la habitación, recitando una y otra vez los sonidos con los que más se traba. Cuando se vuelve a equivocar, resopla e inicia desde cero. Escuché al señor John decirle a Jhyn que quiere llevarlo al doctor, está preocupado porque aun cuando Jared sabe escribir perfectamente, se traba cuando habla. Pobre Jared. Jhyn salió hace unos minutos a ordenar que hagan la cena y yo estoy jugando con Caleb a los soldaditos. Estoy feliz, porque casi nunca parece estar de ánimos para jugar conmigo. Jared hace como que sus soldados están cayendo desde un avión y yo río cuando hace el sonido de caída. —Espera, ¿Qué tal si…?—comienzo a preguntar, poniéndome de pie camino hacia Caleb. ¡CRACK! De pronto, siento algo crujir bajo mis pies y las alarmas del peligro se encienden. Miro hacia abajo