CALEB
Mierda.
Esto no puede estar pasando, aquí y ahora.
La recuerdo con claridad, porque cuando amanecí junto a ella no podía creer que parecido con Cadence, aunque obviamente para mí las diferencias eran bastante obvias.
Donde Rachel tenía curvas casi exageradas, Cadence era un cisne elegante.
Los lunares de Rachel me parecían mal ubicados, mientras que las pecas de Caddie me parecían una lluvia de estrellas.
Y los ojos, jamás ningún par de ojos me penetró el alma como los de mi Dulce.
Una pesadilla, eso es lo que es Rachel.
Una de las mujeres con las que tuve sexo en el pasado está frente a mí, mirando a la mujer de mi vida como si fuera su reflejo.
Evaluándola como si tuviera algo que ella pudiera siquiera soñar con tener.
De pronto qu
CADENCEEscucho a Jhonathan maldecir y no puedo evitar preguntarme qué tanto sabe de la historia familiar… Considerando que es el asistente personal del abuelo Matthew (al cual nunca llegamos a conocer), me imagino que debe saber todo.Me impactan totalmente las palabras de Rachel.¿La mamá de Caleb? ¡Pero si ésa señora está desaparecida en acción desde que yo tenía diez años!—Tu madre piensa que debemos darle una familia feliz a este bebé. Así que me ayudó a encontrarte.—dice orgullosamente Rachel, de seguro sintiéndose apoyada por la arpía de la mamá de Caleb.—No me interesa qué ideas se le ocurren a la cabeza fundida de mi progenitora, Rachel, que te quede claro.— responde él en un tono de voz contenido, que parece más amenazante que otra cosa. Y me sorprend
CADENCE Su calor me envuelve de una forma que pone a llorar a mis ovarios, si eso es posible de alguna manera. —Dios, tu olor… te extrañé tanto, Dulce.—gimotea en mi cuello y lo siento dejar pequeños besos allí.—Sé que no quieres hablar de nada aún, pero… quiero que sepas que no pienso dejarte ir, nada hará que me aleje de ti de nuevo.— susurra y lo escucho bostezar. —Eres la mujer perfecta… la mujer perfecta para mí, Cadence. No voy a perderte, ni a mirarte desde lejos de nuevo.— termina y yo no puedo contener las lágrimas. Las siento correr por mis mejillas. Me giro, escondiendo mi rostro en su cuello y lo escucho respirar con dificultad. —No, amor. No llores que me partes el corazón.— susurra y lo escucho sorber por la nariz. Su mano me acaricia el cabello, va y viene masajeando mi cuero cabelludo. —Caleb…—intento hablar con un nudo en la garganta, pero el sisea, callándome. —Perdóname, porque
FLASHBACK (CADENCE, 8 AÑOS) Tenía ocho años cuando me pasó. Jared está al fondo de la habitación, recitando una y otra vez los sonidos con los que más se traba. Cuando se vuelve a equivocar, resopla e inicia desde cero. Escuché al señor John decirle a Jhyn que quiere llevarlo al doctor, está preocupado porque aun cuando Jared sabe escribir perfectamente, se traba cuando habla. Pobre Jared. Jhyn salió hace unos minutos a ordenar que hagan la cena y yo estoy jugando con Caleb a los soldaditos. Estoy feliz, porque casi nunca parece estar de ánimos para jugar conmigo. Jared hace como que sus soldados están cayendo desde un avión y yo río cuando hace el sonido de caída. —Espera, ¿Qué tal si…?—comienzo a preguntar, poniéndome de pie camino hacia Caleb. ¡CRACK! De pronto, siento algo crujir bajo mis pies y las alarmas del peligro se encienden. Miro hacia abajo
MATTHEW DRYDEN No puedo creer que mi plan sí funcionó. De haberlo sabido, mucho antes los enviaba de viaje. Contento de haber hablado con mis nietos, decido ir a mi oficina. Tengo muchas cosas qué hacer. Es momento de que haga mi testamento e incluya a Caddie en él. Saliendo de la oficina, me encuentro con Jhyn. —Hija, ¿tienes algo qué hacer durante la tarde?— la veo retorcer nerviosamente sus manos en el delantal que siempre usa sobre su uniforme. —No, Sr. Matthew… ¿En qué le puedo ayudar?—pregunta amablemente. — ¿Podrías acompañar a este humilde viejo a la empresa?—pregunto divertido. Ella ríe, achinando los ojos. — ¡Por supuesto, sólo déjeme cambiar mi ropa!— exclama y la veo correr por el pasillo. Ay, Jhyn… Creo que has sido la más lastimada de todo lo que ha sucedido en esta mansión. Siempre ha sido tan inocente, llena de esa chispa tan human
Para mi sorpresa, de pie en la entrada del hotel, veo a un Duncan Faye muy sonriente. Está usando lentes de sol, una camisa blanca con un short caqui y sandalias de caballero. Su cabello luce tan negro como el carbón, está húmedo como si acaba de darse un baño. Es mucho más de lo que asumí por videollamada, más alto, más ancho (es muy robusto) y sin duda se siente más autoritario y jocoso de lo que recordaba. Wow, es muchísimo más guapo en persona. ¿Dudé de sus encantos? Porque ni siquiera recuerdo bien haber dudado. Y si lo hice, retiro totalmente lo dicho. Duncan se acerca sonriente. Veo cómo se aparta unos mechones de color carbón que le caen en la frente. En su muñeca tiene una pulsera tejida con un dije de ancla. Jamás pensé que una pulsera se viera así de varonil. —Estás más guapa en persona, Cadence. — dice sin disimulos y yo pongo los ojos en blanco.
JOHN DRYDEN (PRESENTE, SAN FRANCISCO) Muevo mi vaso de vino blanco, haciendo que su contenido se mueva en círculos dentro del vaso. Los recuerdos llegan a mi mente como flashes. Vi cómo Zareck tomó el libro que le entregué y frunció el ceño con incomodidad. —Pero, papá…— comienzó a refutar y escuché a Jhyn reír detrás de mí. —¿Qué? ¿No eres capaz de aceptar un reto?—preguntó ella y sin girarme, pude sentir cómo se burló de él con la mirada. —Claro que sí. Yo puedo con todo, Jhyn. — murmuró y rápidamente salió enfurruñado del despacho. Cuando vi la puerta del despacho cerrarse, solté una carcajada. —¿Cómo es que los conoces tanto?... Esa terquedad suya de seguro que le traerá problemas. Menudo terco. — dije divertido, la vi caminar y sentarse frente a mí, en la silla del otro lado de mi escritorio. Aguanté la respiración de forma involuntaria al ver cómo se movía. Era imposible no pensar
Gimoteo, ahogado con un gigantesco nudo en la garganta y de pronto Caddie tose. Dios mío. Oh, gracias. Gracias. La giran sobre su costado y de su boca salen borbotones de agua y algo que parece ser vómito. La ayudan a sentarse y veo cómo continúan examinándola. Ella luce un poco desubicada. Siento cómo mi estómago sube por mi garganta y como puedo me arrastro a la orilla de la lancha. Una vez allí, vacío el contenido de mi estómago en el mar. Arcada tras arcada me drenan la energía. Siento como si después de tanta adrenalina, un camión me hubiese arrollado. —¿Cómo te sientes?— escucho preguntar a Duncan y me giro, sentándome en el suelo.— Los doctores dicen que está bien, que solo fue el susto.— susurra y me da una palmada en el hombro. IDIOTA. IMBÉCIL. MENUDO PEDAZO DE… Aparto mi hombro de él, mirándolo con todo el odio que me produce ahora mism
Joder… ¿Cuál fue la razón por la que no salté sobre Caleb antes? Ya ni siquiera la recuerdo. El ruido del teléfono de Caleb me aturde y ambos saltamos, como si nos acabaran de pillar en algo malo. Caleb me besa la mejilla con ternura y yo me enfurruño al tiempo que lo veo conseguir el teléfono entre las sábanas y leer la pantalla. —Es mi papá, bebé.— dice a modo de disculpa, viendo mi cara de pocos amigos. Caleb se deja caer a mi lado en la cama y me acomoda para que esté recostada sobre su pecho al tiempo que atiende, poniendo el teléfono en altavoz. —¿Hola?—contesta Caleb mirando al techo mientras yo juego con su pezón por encima de la camiseta, intentando excitarlo. Él sisea y aparta mi mano sonriente. Verdaderamente el hombre tiene una voluntad de hierro cuando se lo propone. —Caleb… Caleb. —llama la voz de John Dryden sonando extraña, pero no logro identificar en qué. No puedo