Para mi sorpresa, de pie en la entrada del hotel, veo a un Duncan Faye muy sonriente. Está usando lentes de sol, una camisa blanca con un short caqui y sandalias de caballero. Su cabello luce tan negro como el carbón, está húmedo como si acaba de darse un baño.
Es mucho más de lo que asumí por videollamada, más alto, más ancho (es muy robusto) y sin duda se siente más autoritario y jocoso de lo que recordaba.
Wow, es muchísimo más guapo en persona.
¿Dudé de sus encantos?
Porque ni siquiera recuerdo bien haber dudado.
Y si lo hice, retiro totalmente lo dicho.
Duncan se acerca sonriente.
Veo cómo se aparta unos mechones de color carbón que le caen en la frente. En su muñeca tiene una pulsera tejida con un dije de ancla.
Jamás pensé que una pulsera se viera así de varonil.
—Estás más guapa en persona, Cadence. — dice sin disimulos y yo pongo los ojos en blanco.
JOHN DRYDEN (PRESENTE, SAN FRANCISCO) Muevo mi vaso de vino blanco, haciendo que su contenido se mueva en círculos dentro del vaso. Los recuerdos llegan a mi mente como flashes. Vi cómo Zareck tomó el libro que le entregué y frunció el ceño con incomodidad. —Pero, papá…— comienzó a refutar y escuché a Jhyn reír detrás de mí. —¿Qué? ¿No eres capaz de aceptar un reto?—preguntó ella y sin girarme, pude sentir cómo se burló de él con la mirada. —Claro que sí. Yo puedo con todo, Jhyn. — murmuró y rápidamente salió enfurruñado del despacho. Cuando vi la puerta del despacho cerrarse, solté una carcajada. —¿Cómo es que los conoces tanto?... Esa terquedad suya de seguro que le traerá problemas. Menudo terco. — dije divertido, la vi caminar y sentarse frente a mí, en la silla del otro lado de mi escritorio. Aguanté la respiración de forma involuntaria al ver cómo se movía. Era imposible no pensar
Gimoteo, ahogado con un gigantesco nudo en la garganta y de pronto Caddie tose. Dios mío. Oh, gracias. Gracias. La giran sobre su costado y de su boca salen borbotones de agua y algo que parece ser vómito. La ayudan a sentarse y veo cómo continúan examinándola. Ella luce un poco desubicada. Siento cómo mi estómago sube por mi garganta y como puedo me arrastro a la orilla de la lancha. Una vez allí, vacío el contenido de mi estómago en el mar. Arcada tras arcada me drenan la energía. Siento como si después de tanta adrenalina, un camión me hubiese arrollado. —¿Cómo te sientes?— escucho preguntar a Duncan y me giro, sentándome en el suelo.— Los doctores dicen que está bien, que solo fue el susto.— susurra y me da una palmada en el hombro. IDIOTA. IMBÉCIL. MENUDO PEDAZO DE… Aparto mi hombro de él, mirándolo con todo el odio que me produce ahora mism
Joder… ¿Cuál fue la razón por la que no salté sobre Caleb antes? Ya ni siquiera la recuerdo. El ruido del teléfono de Caleb me aturde y ambos saltamos, como si nos acabaran de pillar en algo malo. Caleb me besa la mejilla con ternura y yo me enfurruño al tiempo que lo veo conseguir el teléfono entre las sábanas y leer la pantalla. —Es mi papá, bebé.— dice a modo de disculpa, viendo mi cara de pocos amigos. Caleb se deja caer a mi lado en la cama y me acomoda para que esté recostada sobre su pecho al tiempo que atiende, poniendo el teléfono en altavoz. —¿Hola?—contesta Caleb mirando al techo mientras yo juego con su pezón por encima de la camiseta, intentando excitarlo. Él sisea y aparta mi mano sonriente. Verdaderamente el hombre tiene una voluntad de hierro cuando se lo propone. —Caleb… Caleb. —llama la voz de John Dryden sonando extraña, pero no logro identificar en qué. No puedo
Caleb suspira, pensativo y silencioso. No quiero interrumpirlo, porque parece estar pensando en algo importante y se me antoja muy guapo cuando piensa. De pronto me vuelven a abordar los pensamientos negativos sobre Rachel y el embarazo. ¿Cuándo dejaré de pensar en eso? ¿Cuándo aceptaré que es posible que Caleb tenga un bebé con otra mujer? De pronto me abraza con ternura y besa mi cabello. —Eres tú desde el inicio y no te dejaré ir. Lo juro, amor mío. — dice suavecito y mis ojos se humedecen. Es la primera vez que me dice que me ama… No son sus palabras lo que me conmueve. Es su forma de decirlo… Como si estuviera dispuesto a todo por nosotros. ¿Realmente estoy dispuesta a todo por nosotros? ¿Qué tan lejos soy capaz de llegar por nuestro amor? ¿Estamos listos para tener algo formal? ¿y si después él pierde el interés y me deja con
He visto a Caleb sentirse mal por la culpabilidad un trillón de veces. Desde romper la cámara de Jared, hasta olvidar a Zareck en el auto y romper mis cosas. Desde contestarle groseramente a su papá en la adolescencia, hasta hacer llorar a Jhyn. Todas las veces, lo vi regresar a disculparse. Ahora mismo luce como que está regresando a disculparse. De seguro está pensando en que la familia va a juzgarlo por lo que pasó con Rachel. Entiendo cómo se siente, pero siempre me ha preocupado que él y Jared sean así, sienten y primero se ahogan en un mar de pensamientos en lugar de exteriorizar. Yo también le he dado vueltas al asunto en mi cabeza y tengo varias conclusiones. Siento que todo es a causa de la arpía de la madre de Caleb. ¿Qué razones tiene para inmiscuirse en el embarazo de Rachel? ¿Y cómo se enteró? Estoy segura que esa mujer no tiene ninguna buena intención en esto. Tengo un muy m
Veo a Louise guardar silencio. Parece que aún le queda una neurona en el cerebro. El Sr. John mira mal a Caleb y yo no entiendo qué mosca le pico a ese hombre. ¿Qué no puede enfrentar a la cacatúa de su esposa? —Me voy a casa. — informa Jhyn incómoda y Zareck, que está a su lado, asiente. —Yo también. — dice él. Zareck luce como un bebé perdido. Y al mismo tiempo ya está claro qué bando tomó. No ha dejado sola a Jhyn desde que estamos aquí y además la secunda en todo. —Creo que en todo caso, los miembros de la familia somos quienes debemos encargarnos de los turnos. No hay necesidad de que te exijas tanto en tu trabajo, Jhyn.— dice la bruja, claramente intentando hacer de menos a Jhyn. Doy un paso al frente, molesta. —Basta, Louise. —murmura el Sr. John en susurro. —Yo también, me siento cansada, debe ser por el bebé. —murmura Rachel interrumpiéndome y la veo colgarse de
CALEB Siento cómo la ira me arrolla como si de una bola demoledora se tratara. Llevo más de cinco minutos buscando a Caddie por toda la mansión. Estaba comenzando a preocuparme, porque no daba con ella. Hasta que por fin la conseguí y la preocupación le dio paso totalmente a los celos y la rabia. Jared y Cadence están sentados en el suelo de la cocina, lo único que la ilumina es la luz que sale de la puerta abierta de la nevera. Tienen paquetes de galletas de chocolate desperdigados por el suelo y dos vasos de leche. Pero lo que causa mi descontrol sentimental es el hecho de ver que Jared está abrazando a mi chica. Está como… demasiado encima de ella para mi gusto, y de pronto quiero arremeter contra él como un toro y darle un par de puñetazos. La culpa me invade porque jamás he sentido algo así contra mis hermanos. Pero no puedo detener los celos una vez que los siento. —Odio tanto
CADENCE No tengo idea de cómo llegué a aquí, pienso al entrar en mi oficina. Respiro profundamente, sorprendida al darme cuenta de lo mucho que extrañé estar aquí. Hago una nota mental de pedirle al personal de limpieza que entren hoy aquí, porque durante el tiempo que viajé no tenían acceso a la oficina. Un fuerte bostezo interrumpe mi nota mental. ¡Ni siquiera pude dormir nada!, pienso enojada Aun no puedo creer que anoche Caleb y yo peleáramos. Pensé que estábamos en la misma página, pero ya veo que no es así. Bueno, aunque ni siquiera tengo claro en qué página estoy. Quisiera que Caleb solucionara su problema pendiente y que las cosas en la casa volvieran a ser como antes, pero mi instinto me dice que esto sólo está comenzando, que nada volverá a ser como antes. Suspiro, encendiendo el ordenador. De pronto, alguien abre la puerta sin tocar.