Capítulo 44

Nathan volvió a entrar al cuarto con un paquetito plateado en la mano derecha. Contrario a lo que creería, Ariadna se sentía cada vez más húmeda y caliente. Al cabo de los minutos, volvieron a fundirse en un beso cargado de pasión.

Los dedos de Nathan entraban y salían de su interior con movimientos lentos. De nuevo se puso sobre ella, la miró, con su duro mi3mbro contra su entrada, rozaron sus labios y comenzó a entrar lento.

Ariadna había escuchado que la primera vez era dolorosa, hasta traumática, sin embargo, anhelaba experimentarlo por sí misma.

Un gemido ahogado salió de su garganta y quedó perdido entre los suspiros de su esposo, mientras él susurraba entre caricias lo hermosa que era. En tanto la gruesa punta se daba paso en su interior.

—¿Duele? —le preguntó él con voz ronca, y el rostro fundido en lujuria.

Ariadna asintió con los ojos entrecerrados, sus muslos se hicieron gelatina, el ardor en su interior aumentaba. Respiró hondo, y después agarró con fuerza los hombros de N
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