CAPÍTULO 47. Gracias... hermanito

Marianne sabía que alguien estaba tirando de la manga de su blusa, pero no podía ver quién. Solo avanzaba mientras todo el mundo iba dejando atrás el cementerio para subirse a las oscuras camionetas. Tenía el cerebro embotado, sombrío, confuso. Se subió a un auto, donde la sentaron, y Stela cerró suavemente la puerta.

Ella también estaba aturdida y dolida, así que no se dio cuenta de que la ventanilla había quedado un poco abierta y que Marianne todavía podía escucharla cuando se acercó a Reed.

—¿Qué vamos a hacer? —le preguntó Stela al médico.

—Es mejor si se quedan conmigo… —murmuró Reed—. Tenemos muchos trámites que poner en orden.

—¿Trámites? —preguntó Stela confundida y Reed se cruzó de brazos con tristeza.

—Gabriel no tenía más familia —le explicó—. En caso de que algo pasara, me designó como el albacea de sus bienes. No era una cosa espectacular pero tampoco era poco, según escuché el gobierno le pagaba millones por la tierra de Mount Rainier, pero su familia jamás quiso vender
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo