UN MES DESPUÉS Samuel se había recuperado por completo, pero yo aún seguía cuidándolo. Me daba tanto miedo que, por un descuido mío, él volviera a recaer. Me moriría si eso volviera a pasar. — ¿A dónde vas? —le pregunté en cuanto lo vi vestirse. Él me quedó mirando y sonrió. — Iré a revisar algunas cosas con mi contador —me dijo. Me acerqué a él y lo abracé con fuerza. — Por favor, cuídate y vuelve a mí —le pedí. Samuel me apartó de él y me miró a los ojos. — Lamento haberte preocupado tanto, pero te juro que no los dejaré solos nunca más —me dijo para tranquilizarme. Volví a abrazarlo. Sé que él estará bien, pero no dejo de preocuparme cada vez que sale. Me da tanto miedo que Erick salga del lugar donde está y vuelva a hacernos daño. — ¿Te demorarás mucho? —le pregunté. Samuel volvió a separarme de su cuerpo, agarró mi rostro entre sus manos y me dio un beso en los labios. — Vendré lo más rápido que pueda, así que no te preocupes. Ahora ve y saca a Sam al jardín. Estoy se
El viaje de Londres a Norwich resultó ser increíblemente extenso; nos vimos obligados a detenernos en varias posadas a lo largo del camino, ya que continuar era difícil y peligroso. Luisana se quejaba constantemente, y no podía culparla; permanecer sentados durante horas era agotador, especialmente con un niño tan pequeño. Sin embargo, después de muchos días, finalmente llegamos a nuestro destino. Fui el primero en bajar del carruaje y luego ayudé a Luisana a descender. Observó el lugar con una enorme sonrisa, y su felicidad era contagiosa. Sabía que este lugar le encantaría. — ¿Y esto? —preguntó, sus ojos brillando de curiosidad. La conduje en silencio hacia el interior de la casa. — Es tu lugar soñado —respondí cuando entramos. Volteó a mirarme, y sus ojos se llenaron de lágrimas. — Quiero que vivas en paz, y sé que en Londres nunca lo lograrás. Así que, si quieres, podemos quedarnos aquí —le propuse. Ella no dijo nada y comenzó a explorar el lugar. Antes del incidente con Eri
Los gritos hicieron que me distrajera de las preguntas que me estaban haciendo los reporteros. Voltee para ver qué causaba el alboroto, y allí estaba ella, estrujando a su amiga mientras un líquido viscoso se escurría por su ropa. Dejé a los reporteros y corrí hacia ella. Al llegar, la vi con horror: la camisa que le había dado estaba hecha un desastre, completamente empapada de vómito.—Lo pagaré — dijo su amiga mientras ella seguía estrujándola. Finalmente, la soltó y, con un repentino arrebato de ira, agarró el cuello de la chica ebria y apretó. Actué de inmediato, apartándola al agarrarla por la cintura, aunque me cubrí de vómito en el proceso.—¡Te voy a matar, Grace! — le gritó furiosa. La llevé en mis brazos hasta el motorhome, la solté y la miré a los ojos. Su expresión de enojo era tan intensa que hasta daba un poco de miedo.—¿Quieres que te preste algo más de ropa? — le pregunté. Sin decir una palabra, ella comenzó a quitarse la ropa hasta quedarse en ropa interior. La obse
Año 1840 Las clases de piano eran tan aburridas, yo quería estar afuera, explorando el jardín como lo hacían mis hermanos, pero el pesado vestido que tenía no me dejaría ni siquiera brincar un charco. Respire hondo con resignación, tenía que quedarme aquí todo el resto del día, con la amargada de la señorita Herlinda y con mi madre muy embarazada, que estaba sentada en una silla frente a mi bordando algunas cosas para mi próximo hermanito. — quiero salir a jugar — le dije a mi madre, que dejo de bordar y me miro con consternación. Odiaba ser mujer, todo en ello implicaba estar en casa, con aburridas lecciones de piano, cocina y de bordar, yo queria ir y explorar el enorme jardin, desde que habiamos llegado aqui, nunca habia salido al jardin sin compañia, mi madre me decia que ahora era una señorita de sociedad y me tenia que comportar como tal.La señorita herlinda, siempre ha estado con nosotros, de hecho ella fue la institutriz de mi madre y por eso cuando yo naci, mi madre la b
AÑO 1844 La señorita Herlinda y mi madre estaban hablando de mi presentación en sociedad, y en lo desastroso que sería si uno de los solteros se enteraba que yo era una buena para nada, en como tenían que hacerme ver perfecta para pescar a un buen hombre. — no me quiero casar — les solté de golpe. Había pensado mucho en cómo decirle, pero esto ya había sido mucho, ellas hablaban como si yo no estuviera allí. — ¿qué dijiste? — me pregunto mi madre. La señorita Herlinda tenía los ojos muy abiertos mientras me miraba. — yo no soy buena para nada, así que no quiero casarme para no avergonzarles — les dije con una sonrisa. Mi madre se tapó la boca con la mano y empezó a llorar. — cómo puedes decir eso, ¿acaso quieres avergonzarnos? Ya es suficiente con tu tía, y ahora tú también quieres ser una solterona — me recrimino. Yo la quede viendo con la ceja levantada. Le estaba haciendo un favor y se ponía de esa manera tan exagerada. — no me casare, y si insistes hare cualquier cosa pa
Año 1845 La carga de mi familia, los negocios, los criados y del titulo en general se me hacia cada vez mas pesada, una cosa era ser el simple hijo del duque de Norwich y otra era ser el duque de Norwich. — Mi lord, su madre lo esta esperando en el jardín — me dijo mi sirviente.Yo deje a un lado algunos documentos que estaba leyendo y me levante. Si mi madre estaba aquí era por algo importante, así que no era de buena educación dejarla esperando. Camine el largo pasillo que daba a la puerta trasera de la casa, cuando Sali, allí estaba mi madre, tomando el té. — buenos días madre — la salude. Ella levanto la vista y me miro, yo me senté frente a ella y de inmediato una de las sirvientas me sirvió un poco de la bebida en la taza que estaba frente e a mí. —cariño he encontrado a la mujer adecuada para ser tu esposa, ella viene de Francia, es perfecta, y su familia es muy respetada — me dijo. Yo sabia que tarde o temprano tendría que casarme y forma una familia, pero en estos mome
Cuando llegué a casa, Amelia mi doncella me estaba esperando con mi ropa en las manos en el establo de casa, ella me miró y empezó a ponerse pálida. — ¿qué le pasó? — me pregunto. Yo empecé a quitarme la ropa rápidamente, había pasado un buen susto cuando caí en el lago, pensé que no iba a sobrevivir, gracias a dios que ese tipo se tiró al lago a salvarme. — ¿Alguien la vio? — me preguntó Amelia mientras me ayudaba a ponerme la ropa. — sí, pero no te preocupes, a esos tipos jamás los había visto en la vida, no creo que vuelvan a cruzarse en mi camino — le dije para tranquilizarla. Amelia apretó con fuerza el corset para que se ciñera más a mi cintura. — Si su madre se entera me va a matar y de paso a usted también — dijo ella. Yo me puse la pesada falda y después volteé a ver a Amelia. — cálmate, mi madre no se va a enterar, este es un secreto entre nosotras dos — le dije con una sonrisa. La pobre Amelia me miró con resignación, yo creo que a la primera oportunidad que tenga
Lo peor que me pudo pasar fue esa estúpida invitación, mi madre y la señorita Herlinda estaban empeñadas en que yo aprendiera en un par de días, lo que me había negado a aprender en años.— debes sonreír todo el tiempo, y no mirar a los ojos al duque, eso es de mala educación — me dijo la señorita Herlinda.Yo le di mi peor sonrisa fingida y mi madre se empezó a quejar.— ¿madre, de verdad crees que ese hombre se va a fijar en mí? — le pregunte.Ella me miro y lo pensó por un largo tiempo.— por supuesto, tu eres hermosa, te pareces a tu padre — me dijo.Yo la mire a los ojos. Eso significaba que no era linda, y yo lo sabia muy bien, lo único lindo que tenia eran el color de ojos, que obviamente eran de parte de mi madre.— acepta que estoy mal hecha y que ningún hombre se va a fijar en mí, ahora si no se les ha ocurrido otra manera de torturarme, me voy — les dije y emprendí mi camino a la salida.— ¡me vas a matar de un coraje Luisana! — me grito.Yo seguí caminando, hasta que me to