5

Lo peor que me pudo pasar fue esa estúpida invitación, mi madre y la señorita Herlinda estaban empeñadas en que yo aprendiera en un par de días, lo que me había negado a aprender en años.

— debes sonreír todo el tiempo, y no mirar a los ojos al duque, eso es de mala educación — me dijo la señorita Herlinda.

Yo le di mi peor sonrisa fingida y mi madre se empezó a quejar.

— ¿madre, de verdad crees que ese hombre se va a fijar en mí? — le pregunte.

Ella me miro y lo pensó por un largo tiempo.

— por supuesto, tu eres hermosa, te pareces a tu padre — me dijo.

Yo la mire a los ojos. Eso significaba que no era linda, y yo lo sabia muy bien, lo único lindo que tenia eran el color de ojos, que obviamente eran de parte de mi madre.

— acepta que estoy mal hecha y que ningún hombre se va a fijar en mí, ahora si no se les ha ocurrido otra manera de torturarme, me voy — les dije y emprendí mi camino a la salida.

— ¡me vas a matar de un coraje Luisana! — me grito.

Yo seguí caminando, hasta que me topé a mi padre, hacia días que no lo veía, el estaba demasiado ocupado preocupándose del desastre que le habían heredado. Al principio pensaba que solo había heredado dinero, pero al pasar los años y también por que había escuchado a escondidas, me entere que el anterior marques debía muchísimo dinero y desgraciadamente mi padre también lo heredo.

— que bueno verte padre — le dije con emoción.

El se acero a mi y me dio un beso en la frente.

— estas mas grande el día de hoy — me dijo.

Yo le sonreí y lo abracé con fuerza, extrañaba estar cerca de él.

— ¿acaso no piensas en el escándalo? — pregunto mi madre a mi espalda.

Yo levante la cabeza y mire a mi padre que ahora tenía un semblante serio.

— ¿qué hiciste ahora Luisana? — me pregunto.

Yo me separe de el de mala gana y voltee a ver a mi madre, que obviamente estaba junto a la bruja de la señorita Herlinda.

— no me salen bien las cosas, ¿por qué no pueden comprender eso? — les pregunte.

Mi madre me agarro con fuerza del brazo y me arrastro con ella de vuelta a la habitación, ella me sentó en una de las sillas de las mesas y me entrego una taza vacía.

— recuerda que la cucharilla para revolver el té se debe agarrar con el dedo índice y el pulgar, extendiendo de manera elegante el meñique — me recordó mi madre.

Yo mire el interior de la taza y después mire a mi madre.

— la taza esta vacía — le dije.

Mi madre estuvo a punto de golpearme con la misma taza con la que me estaba enseñando, la señorita Herlinda me miraba con molestia.

— Luisana por favor, no te estoy pidiendo la gran cosa, solo quiero que te sepas comportar en esa cena — me dijo casi llorando.

Yo respire profundo.

— esta bien, me comportare bien, pero no quiero que me presentes a ningún hombre — le propuse.

Mi madre me miro sorprendida, pero después asintió con la cabeza.

— esta bien, si tu quieres ser una solterona, lo acepto, pero por favor, compórtate como una señorita educada en cada evento al que estemos — me dijo.

Yo me levante de la silla y la abrace con fuerza. Había ganado esta contienda.

— te lo juro madre, seré la señorita más educada de Londres — le dije sonriendo.

Mi madre que se veía muy frustrada solo asintió con la cabeza.

— solo espero que Catalina no salga con algo similar a lo tuyo cuando este mayor — dijo ella.

— no lo hará madre. A Catalina se le nota que le gustan estas cosas — le dije.

Yo miré a la señorita Herlinda y me despedí de ella con la mano, no iba a volver a ver mas a esa mujer desagradable.

Camine a la puerta y Sali, me sentía libre como una paloma.

— ¿Señorita a dónde va? — me pregunto Amelia alcanzándome.

— al fin soy libre de hacer lo que yo quiera — le Conte con una sonrisa.

Amelia me miro sin comprender.

— Madre ha aceptado no buscar ningún pretendiente para mi — le dije.

Amelia solo asintió con la cabeza, ella no comprendía lo importante que era la libertar para mí, ahora podía elegir lo que yo quisiera.

Días Después.

El día de la cena llego, mi madre entro a mi habitación desde temprano para ayudarme a elegir un vestido y para arreglar mi cabello.

— ¿Dónde está el corset? — pregunto mi madre.

Amelia le entrego esa prenda demoniaca a mi madre.

— Tenemos que ponerte esto, así tu cintura será mucho mas pequeña — me dijo con una enorme sonrisa.

Yo asentí con la cabeza y dejé que pusiera esa atrocidad sobre mi camisola, después ella apretó y apretó hasta que sentí como mis costillas se compactaron.

— Perfecto — dijo mi madre.

Ella me dio la vuelta rápidamente, y empezó a ayudarme a ponerme el resto de prendas.

— Esta será una gran oportunidad para tu padre, te pido por favor que no la arruines — me pidió.

— No la voy a arruinar, así que relájate, me comportare de maravilla — le dije con una sonrisa.

Ya que yo había obtenido lo que quería, lo mas justo era darle a mi madre lo que ella esperaba de mí.

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Había obligado a Arthur a venir conmigo, quería que el me ayudara a buscar a la mujer menos indicada, la más escandalosa, quería una a la que a mi madre le desagradara.

— ¿estás seguro de esto? — me pregunto Arthur a mi lado en la mesa donde estábamos bebiendo algo de coñac.

Mi madre estaba al fondo del salón hablando con algunas mujeres, ella me miraba de tanto en tanto, como para estar segura de que aun estábamos aquí.

— ¿cómo esta Natasha? — me pregunto Arthur.

Yo lo miré y le sonreí. Natasha estaba en una hermosa casa de mi propiedad a un par de horas de aquí, de hecho, yo había llegado esta mañana, ayer en la noche hicimos el amor por horas, recordar la suavidad de su piel hizo que esbozara una sonrisa aun mas grande.

— no me respondas nada, tu cara lo dice todo — me dijo.

La puerta de casa se abrió y entro una familia que yo jamás había visto, la mujer mas adulta era completamente rubia, tenia la piel como porcelana, la acompañaba un hombre que me imagino era su esposo, el tipo era algo bajo, se le notaba que estaba quedando calvo, y se veía muy cansado.

— ¿esa no es la chica del lago? — pregunto Arthur.

Yo mire a la pelirroja, y si, era ella.

Mi madre camino hacia a mí, ignorando por completo a la familia que había llegado y eso era algo demasiado raro, ya que mi madre era una excelente anfitriona.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, ella se sentó a mi lado y quedo mirando a las personas.

— no entiendo como le enviaron una invitación a esa gente tan vulgar — se quejó.

Arthur me quedo mirando y yo sonreí. Ya no tenia que averiguar a que familia mi madre desaprobaba, ella misma me había dado ese dato.

— ¿qué pasa con ellos? — le pregunte.

Mi madre los miro con asco y después me miro a mí.

— ese hombre no pertenece a nuestro circulo, es un intruso, y su familia es de lo peor, esa chica pelirroja es una vergüenza para la sociedad, no entiendo como tienen la desfachatez de traerla aquí — se quejó muy indignada.

Miré al pequeño duendecillo y sonreí, ella era perfecta para mi plan.

— debería acércame y saludarlos, o pasare como un mal educado — le dije a mi madre.

Ella solo gruño con molestia, pero no me dijo nada.

Yo me levante y camine a ellos, la señora se le iluminaron los ojos apenas me vio, yo la salude cordialmente, después salude al hombre que para mi sorpresa era el marques de Windshire. Había escuchado hablar mucho de él, y de lo endeudado que estaba su título. Y por ultimo la mire a ella, que tenía una expresión de terror mientras me saludaba.

— bienvenidos, será un placer compartir esta velada en su compañía — les dije.

La mujer no paraba de reír, y su hija solo me miraba con mucho miedo.

— déjeme decirle que tiene una hija preciosa — le comenté con una sonrisa.

Conquistarla iba a ser pan comido, este tipo de personas lo único que anhelaban era encontrar un rico que los ayudara a solventar sus deudas, y si ese hombre venia con un buen título era aún mejor.

— muchas gracias mi lord — respondio la madre con una sonrisa.

Yo miré a la pelirroja y le sonreí.

— ¿me regala su nombre mi lady? — le pregunte.

Ella me miro de arriba a bajo y enarco una muy roja ceja.

— no — me contesto.

Yo sonreí mas ampliamente, definitivamente ella era la indicada.

— por favor mi lord, perdónela — me dijo la mujer tomando mi mano y dándole un beso al dorso. Yo aparte la mano y la tranquilice.

— no se preocupe — le dije.

El marques estaba callado, como si no estuviera aquí, el pobre hombre se veía tan acabado, pobre infeliz, heredar un titulo que no vale nada.

— se llama Luisana — me dijo.

Yo volví a mirar a Luisana y le sonreí un poco.

— mucho gusto Luisana, puede llamarme Samuel — le dije.

Le dije cordialmente, ella me miro muy mal, como si mis palabras fueran peor que el estiércol.

— no me interesa saber su nombre, y no es por ser grosera, pero tampoco me interesa usted — me dijo.

Yo la mire sorprendido, cualquier mujer en esta sala mataría por una interacción conmigo y ella la estaba despreciando de la peor manera.

— lo siento mucho mi lord, mi hija es un poco rebelde — me dijo su padre.

Uno de los criados se acerco a nosotros con una charola con dos vasos de coñac, yo iba a tomar uno, pero ella se adelantó y prácticamente me lo quito de la mano. Luisana bebió un sorbo y después puso mala cara.

— a puesto a que esta delicioso — le dije.

Ella mirándome desafiante se bebió el resto. yo voltee a ver a mi madre, y la mirada de repudio que le estaba dando a la chica era magnifica.

— muy delicioso — me dijo mientras levantaba la barbilla.

Yo la miré a los ojos y pude ver toda su rebeldía, ella definitivamente iba a ser un gran dolor de cabeza para mi madre.

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