Apenas llegamos a casa mi madre me arrastro dentro, yo sabia muy bien lo que vendría después, y si, me dolía saber que por defender a mi familia iba a ser castigada, pero lo haría mil veces más.— eres una vergüenza para mi — me grito mientras me golpeaba, yo me tape la cara con ambos brazos.— ¿cómo pudiste hacer eso, acaso eres una inconsciente? — me pregunto con furia.Madre me agarro del cabello y yo baje ambos brazos.— esto me dolerá mas a mi que a ti, pero tu necesitas aprender una enorme lección — me dijo.Yo la mire a los ojos desafiante, aunque me moría del miedo.— llévenla al cuarto — ordenó mi madre.Mis dos hermanos se acercaron a mi y me agarraron uno de cada brazo, yo empecé a luchar con ellos, pero mi lucha era inútil.— ¡solo quería defenderlos! — les dije casi gritando.Mi hermano Benjamín me miro con algo de pena, de los dos él era el más bueno conmigo.— no debiste hacer algo así — me dijo el mirándome.Mis hermanos me metieron a la habitación, después me dejaron
Entre a casa, estaba furiosa y muy frustrada, quería golpear a Samuel por ser tan atrevido y golpearme a mi por responderle ese beso.— ¿señorita que paso? — me pregunto Amelia con preocupación. yo voltee a verle sin dejar de caminar.— que debi golpearlo mas fuerte ayer — le respondi. Mi madre que estaba pasando por allí, se detuvo y me quedo mirando, yo frene mis pies de golpe.— ¿donde esta el duque? — me pregunto. No me dió tiempo de responder, cuando poco a poco la cara de mi madre se fue poniendo blanca, madre abrió la boca de par a par, yo no tuve que mirar hacia atrás para saber que era eso que la había aterrado. — ¿ya me ha traído la toalla mi lady? — pregunto Samuel. Yo me voltee y lo quede mirando, el me estaba sonriendo, ¿por qué sonreía tanto?— iba a por ella — le dije. Mi madre me aparto de un empujón, quedando frente a Samuel.— ¿que le ha pasado mi lord? — le pregunto mi madre. Samuel la miró con tranquilidad. — he caido en el bebedero de los caballos, no se c
Entre a mi cuarto, sentia como mi corazón estaba martillando demasiado rápido, y mis manos estaban temblando. camine hasta la cama y me senté en el borde, me lleve la mano a los labios y los acaricie por un momento, aún podía sentir el hormigueante roce de sus labios sobre los míos.— ¿Está bien señorita? — Me preguntó Amelia.Yo la voltee a verla y no hice gesto alguno.— ¿Quiere que llame al médico? — Me preguntó con preocupación.— No es necesario, solo estoy un poco confundida — Le dije.Me tire de espaldas a la cama y mire al techo, baje mi mano lentamente hasta dejarla en mi abdomen, era tan ridículo que de la nada empezará a sentir como cientos de mariposas revoloteaban en mi estómago.— El me ha besado — Le dije.Sentí como el colchón se hundió a mi lado, yo ladee mi cabeza en dirección a Amelia que me miraba con una enorme sonrisa.— El lord me agrada, creo que es muy bueno, así como usted — Me dijo.Yo me volví a sentar y mire a Amelia a los ojos.— ¿Y si lo hace solo por qu
Había recibido una carta de Natasha en la que me decía cuanto me extrañaba y que quería estar más cerca de mí, así que yo me puse manos a la obra y busqué una propiedad cercana donde ella pudiera estar cómoda. Invite Arthur a la casa que sería de Natasha, quería su opinión sobre la propiedad. — no puedo creer que hayas gastado tanto dinero en esto, pudiste meterla en una de tus casas — me dijo demasiado sincero. — sabes que a mi madre le encanta mudarse de propiedad cada que se aburre del lugar donde esta — le dije. Para mi padre había sido un dolor de cabeza esa situación, pero como el hombre enamorado que era, había cumplido cada capricho de su esposa. — aun creo que es ridículo lo que hiciste, tener a Natasha tan cerca de ti puede ser peligroso, o es que no recuerdas que le pedirás matrimonia a la pobre chica aquella — me dijo. Yo respire profundo. — ¿puedes apoyarme en esto? — le pedí. Arthur me miro a los ojos, se veía muy disgustado. — te apoyo en todo Samuel, pero esto
El padre de Luisana estaba frente a mi, sentado en mi oficina, el pobre hombre se veía tan viejo y demacrado que daba un poco de lastima. — Mi lord, se que usted tiene intenciones de casarse con mi hija, pero me gustaría decirle un par de cosas — me dijo. yo asentí y lo mire.— lo escucho — le dije. El se claro la garganta. — creo que usted esta al tanto de mi precaria situación — pregunto. Yo asentí con la cabeza de inmediato. — por lo que me he visto en la penosa situación de tomar la dote de mis hijas, no me enorgullece decirlo, pero creo que es mejor ser sincero desde ahora — me dijo. Yo volvi a asentir con la cabeza, al menos el hombre era honesto.— no se preocupe por eso, yo me quiero casar con su hija, porque me gusta y pienso que seria una muy buena esposa, si tiene o no dote, me da exactamente igual. Y sobre su situación, me gustaría ayudarlo, ya que seremos familia — le dije. Al pobre hombre se le ilumino la cara, pero después trato de conservar la compostura. — m
Me senté en el escritorio y del cajón saque el anillo que había pertenecido a mi familia por años, lo analice por un momento y ese anillo no tenia personalidad, al menos no la de Luisana, ella necesitaba algo más, algo acorde a su manera de ser. Saque algunas hojas en blanco y me dispuse a hacer algunos bosquejos del anillo que me gustaría darle, quería algo lindo, pero intrépido, un anillo que tenga mucha presencia. Después de algunos bocetos tirados a la basura, me dispuse a levantarme, me metí el anillo que le perteneció a mi madre al bolsillo y salí rumbo a la casa que le había comprado a Natasha, hoy ella al fin vendría y quería recibirla, también quería verla, sentirla, ella me hacía muchísima falta. Cuando llegué, hice que algunos sirvientes prepararan una cena digna de la realeza, era lo mínimo que Natasha se merecía por haber pasado todo lo que paso gracias a mi madre. — mi lord, han llegado — me aviso uno de los sirvientes. Yo asentí con la cabeza y fui a la puerta para
Mientras madre y la señorita Herlinda organizaban todo para el matrimonio que sería en un par de días, yo me la pasaba encerrada en la habitación sumida en tristeza, no me daban ganas ni de comer, quería como gritar todo lo que sentía, el nudo que se me había formado en la garganta cada vez era más y más grande. Me senté en la cama en cuanto sentí la puerta de mi habitación abrirse. — hola — saludo mi padre. Yo no le conteste nada y volví a acostarme en la cama. — perdóname por venderte como un pedazo de carne, me duele en el alma esto que te estoy obligando a hacer, pero tú eres la única que nos puede ayudar, y con esta unión pondrás fin a todos los problemas que tenemos — me dijo. Yo sentí como una lagrima se escurrió por la esquina de mi ojo. — si eso era todo, por favor sal de mi habitación — le pedí. Me acosté de medio lado para no verle. — lo siento tanto Luisana, pero se que el duque te hará feliz, el es un buen hombre — me dijo. Yo me senté con rapidez en la cama y lo
Padre y yo entramos a la iglesia, varios pares de ojos voltearon a vernos, podía ver sus bocas moverse despacio, era obvio que este matrimonio tan apresurado era una rareza. — no mires a nadie, solo mira a tu futuro esposo — me dijo mi padre. Yo mire hacia adelante, donde estaba Samuel en un elegante traje, mirándome con una cálida sonrisa. — tengo ganas de vomitar — le dije a mi padre. El apretó mas mi mano y no dejo de caminar. — solo son los nervios, recuerda lo que te dijo tu madre. — me sugirió. Yo trague en seco, eso que había dicho mi madre me había puesto aun más nerviosa, ¿acaso él iba a golpearme? Yo mire a mi padre y trate de soltar su mano, aun tenia tiempo de salir corriendo del lugar. — déjame ir por favor — le pedí. Mi padre me miro, y prácticamente me arrastro hasta Samuel, yo levante la vista y lo mire, el velo solo hacia que todo fuera mas sombrío, así que lo aparte de mi rostro. Algunos murmullos se escucharon en el recinto. — te vez hermosa — me dijo con