El padre de Luisana estaba frente a mi, sentado en mi oficina, el pobre hombre se veía tan viejo y demacrado que daba un poco de lastima. — Mi lord, se que usted tiene intenciones de casarse con mi hija, pero me gustaría decirle un par de cosas — me dijo. yo asentí y lo mire.— lo escucho — le dije. El se claro la garganta. — creo que usted esta al tanto de mi precaria situación — pregunto. Yo asentí con la cabeza de inmediato. — por lo que me he visto en la penosa situación de tomar la dote de mis hijas, no me enorgullece decirlo, pero creo que es mejor ser sincero desde ahora — me dijo. Yo volvi a asentir con la cabeza, al menos el hombre era honesto.— no se preocupe por eso, yo me quiero casar con su hija, porque me gusta y pienso que seria una muy buena esposa, si tiene o no dote, me da exactamente igual. Y sobre su situación, me gustaría ayudarlo, ya que seremos familia — le dije. Al pobre hombre se le ilumino la cara, pero después trato de conservar la compostura. — m
Me senté en el escritorio y del cajón saque el anillo que había pertenecido a mi familia por años, lo analice por un momento y ese anillo no tenia personalidad, al menos no la de Luisana, ella necesitaba algo más, algo acorde a su manera de ser. Saque algunas hojas en blanco y me dispuse a hacer algunos bosquejos del anillo que me gustaría darle, quería algo lindo, pero intrépido, un anillo que tenga mucha presencia. Después de algunos bocetos tirados a la basura, me dispuse a levantarme, me metí el anillo que le perteneció a mi madre al bolsillo y salí rumbo a la casa que le había comprado a Natasha, hoy ella al fin vendría y quería recibirla, también quería verla, sentirla, ella me hacía muchísima falta. Cuando llegué, hice que algunos sirvientes prepararan una cena digna de la realeza, era lo mínimo que Natasha se merecía por haber pasado todo lo que paso gracias a mi madre. — mi lord, han llegado — me aviso uno de los sirvientes. Yo asentí con la cabeza y fui a la puerta para
Mientras madre y la señorita Herlinda organizaban todo para el matrimonio que sería en un par de días, yo me la pasaba encerrada en la habitación sumida en tristeza, no me daban ganas ni de comer, quería como gritar todo lo que sentía, el nudo que se me había formado en la garganta cada vez era más y más grande. Me senté en la cama en cuanto sentí la puerta de mi habitación abrirse. — hola — saludo mi padre. Yo no le conteste nada y volví a acostarme en la cama. — perdóname por venderte como un pedazo de carne, me duele en el alma esto que te estoy obligando a hacer, pero tú eres la única que nos puede ayudar, y con esta unión pondrás fin a todos los problemas que tenemos — me dijo. Yo sentí como una lagrima se escurrió por la esquina de mi ojo. — si eso era todo, por favor sal de mi habitación — le pedí. Me acosté de medio lado para no verle. — lo siento tanto Luisana, pero se que el duque te hará feliz, el es un buen hombre — me dijo. Yo me senté con rapidez en la cama y lo
Padre y yo entramos a la iglesia, varios pares de ojos voltearon a vernos, podía ver sus bocas moverse despacio, era obvio que este matrimonio tan apresurado era una rareza. — no mires a nadie, solo mira a tu futuro esposo — me dijo mi padre. Yo mire hacia adelante, donde estaba Samuel en un elegante traje, mirándome con una cálida sonrisa. — tengo ganas de vomitar — le dije a mi padre. El apretó mas mi mano y no dejo de caminar. — solo son los nervios, recuerda lo que te dijo tu madre. — me sugirió. Yo trague en seco, eso que había dicho mi madre me había puesto aun más nerviosa, ¿acaso él iba a golpearme? Yo mire a mi padre y trate de soltar su mano, aun tenia tiempo de salir corriendo del lugar. — déjame ir por favor — le pedí. Mi padre me miro, y prácticamente me arrastro hasta Samuel, yo levante la vista y lo mire, el velo solo hacia que todo fuera mas sombrío, así que lo aparte de mi rostro. Algunos murmullos se escucharon en el recinto. — te vez hermosa — me dijo con
Cuando el carruaje se detuvo frente a la enorme mansión de Samuel, yo me incline para verla, había algunas personas ya llegando, así que samuel se apresuró a bajar. El me tendió la mano y me ayudo a mí a bajar del carruaje.— tu madre es muy buena para organizar eventos, te va a encantar la recepción — me dijo.Yo camine agarrada de la mano al interior de la mansión, cuando entre todo estaba decorado con hermosas flores, y el ambiente tenía un exquisito aroma.— ¿tu madre vendrá? — le pregunte.Ya que no la había visto en la ceremonia, Samuel torció los labios y después negó con la cabeza.— ella esta indispuesta — me comento.Yo no dije nada, pero era obvio que él estaba mintiendo, esa señora me odiaba, al menos hoy no le iba a ver su amargada cara.— ¿duquesa, me permite guiarla hasta el salón? — me pregunto tendiendo su mano.— puedo caminar sola, solo indíqueme donde está el salón — le respondí.Él se mordió el labio inferior mientras sonreír.— ¿será así siempre? — me pregunto.Y
Entre a la habitación me saque el saco de Samuel y lo tire al piso con rabia, camine directo a la cama, me acosté de lado y espere, espere tanto que creo y pasaron horas, pero la rabia y el dolor que sentía no me dejaron dormir.Escuche la puerta abrirse y de un salto me levante, iba a enfrentarlo, iba a golpearlo por ser un bastardo.— pensé que dormías — me dijo. Yo me acerqué a él y con ganas le di una bofetada, que resonó por toda la habitación, mis dedos quedaron marcados en la mejilla de Samuel. — eres asqueroso — le escupí con rabia. Samuel me miro con los ojos muy abiertos. — ¿para qué te casaste conmigo? — le pregunte. La manzana de adán de samuel se movió, él se veía muy nervioso. Pero no pronuncio palabra y eso me enfureció aún más, empuñe mi mano y con fuerza lo golpee en el rostro. — respóndeme, ten al menos el valor de hacerlo — le grite. Sentía como todo mi cuerpo temblaba de la ira, quería golpearlo hasta que la rabia se disipara. — la amo — me soltó de golpe.
Los rayos de sol se filtraron por mis parpados cerrados, yo abrí los ojos poco a poco y vi la habitación donde estaba, era tan triste, las cortinas eran de un color opaco, y toda la decoración era deprimente. — solo debes aguantarlo, pronto no se sentirá tan mal — me dije a mi misma. Me levante del suelo y camine un poco por la habitación. Era bastante ostentosa, tenia una enorme cama vestida con finas sabanas, los muebles también se veían muy costosos, de hecho, todo en la habitación gritaba dinero, pero carecía de alma, ¿acaso todo en esta casa era así de deprimente? Me di la vuelta y me dirigí a la puerta, no quería salir, pero el frio me estaba matando, y quería un baño tibio y ponerme algo de ropa, y tal vez con suerte samuel ya no esté en casa, o al menos espero que no se aparezca frente a mí. Agarré el pomo de la puerta y la abrí, un cuerpo pesado cayo rápidamente al suelo, el golpe de la cabeza de Samuel estrellándose contra el piso resonó por la habitación. Sus ojos oscur
Luisana se había ido a casa de su madre, ella solo me miraba con desprecio y no podía quejarme por eso, hasta yo sentía repulcion de mi mismo por haber hecho algo tan ruin y bajo como lo que hice con Natasha, pero es que para mi era muy difícil decirle que no y como un tonto enamorado cai en su provocación. — mi lord ya hemos llegado — anuncio el cochero. Yo abri la puerta del carruaje y me baje, iba a hablar seriamente con Natasha, algo como lo de anoche no se podía volver a repetir, ella no podía ir a mi casa cuando se le diera la gana, ella sabia que clase de relación íbamos a tener, y aunque no amaba a Luisana, ella merecía mi respeto. Cuando entre a la casa, una de las sirvientas estaba en el suelo llorando, yo me acerque con rapidez a ella. — ¿pasa algo? — le pregunte. Ella levanto la cabeza y tenia el rostro muy golpeado. — Samuel — llamo Natasha. Yo me di la vuelta y la mire. — ¿Qué le ha pasado? — le pregunte. Natasha camino a mi y me abrazo con fuerza. — estaba rob