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Año 1845

La carga de mi familia, los negocios, los criados y del titulo en general se me hacia cada vez mas pesada, una cosa era ser el simple hijo del duque de Norwich y otra era ser el duque de Norwich.

— Mi lord, su madre lo esta esperando en el jardín — me dijo mi sirviente.

Yo deje a un lado algunos documentos que estaba leyendo y me levante. Si mi madre estaba aquí era por algo importante, así que no era de buena educación dejarla esperando.

Camine el largo pasillo que daba a la puerta trasera de la casa, cuando Sali, allí estaba mi madre, tomando el té.

— buenos días madre — la salude.

Ella levanto la vista y me miro, yo me senté frente a ella y de inmediato una de las sirvientas me sirvió un poco de la bebida en la taza que estaba frente e a mí.

—cariño he encontrado a la mujer adecuada para ser tu esposa, ella viene de Francia, es perfecta, y su familia es muy respetada — me dijo.

Yo sabia que tarde o temprano tendría que casarme y forma una familia, pero en estos momentos estaba muy estresado con el trabajo, y casarme solo le pondría mas peso a mi carga.

— ya hemos hablado de eso madre, tu mas que nadie sabe que aun no estoy listo para un compromiso, así que no seas impaciente — le dije.

Ella dejo a un lado la taza y estiro las manos a mí, yo las agarre y las apreté con fuerza.

— prométeme que tu esposa será digna de ti — me pidió.

— lo será madre, te prometo que mi esposa será igual o mejor que tu — le dije.

Mi madre sonrió conforme con mi respuesta.

— mejor que yo no creo que exista nadie, pero si que se parezca un poco a mi — me dijo.

Yo asentí con la cabeza y me levanté de la mesa.

— te dejo madre, tengo mucho trabajo por hacer — le dije.

Ella asintió y se levanto también. Su doncella se acerco a ella de inmediato.

— te espero este fin de semana en la cena que celebrare en casa — me dijo.

Yo asentí con la cabeza, y me retiré del jardín.

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Me senté al lado de mi hermano en el sofá, ambos miramos como nuestra madre bailaba por todo el salón con una invitación en la mano, ella parecía una loca.

— Nos han invitado a la cena que prepara cada año la duquesa de Norwich — dijo emocionada.

La bruja de la señorita Herlinda se acerco a madre y le arrebato la invitación de la mano.

— He escuchado que la madre del duque está buscando a la esposa perfecta para él, dicen que está cena es para ver a las jovencitas más hermosas y empezar a elegir — le dijo ella con una sonrisa.

Después me miro y puso cara de disgusto.

— Es una lástima que lady Catalina sea tan pequeña — dijo ella refiriéndose a mi hermanita menor.

Mi hermano se rio y yo le di un golpe en el costado para que se callara.

— Luisana puede ser la candidata perfecta, solo debemos pulir algunas pequeñas cosas, si ponemos de nuestra parte, podemos descubrir un hermoso diamante de ese pedazo de carbón — dijo madre emocionada.

Yo no sabía si tomar eso como un halago, o sentirme ofendida.

— Señora, dudo mucho que se pueda pulir algo en ella en tan poco tiempo, solo mírela — dijo con saña y señalandome.

Mi madre me miro de arriba abajo y después se sentó en una silla cerca, se tapo la cara con ambas manos y empezó a llorar.

— todos hablan de la hija solterona del marqués Windshire, eso me esta matando poco a poco — dijo ella entre lágrimas.

La señorita Herlinda me miro con reproche y yo le torcí los ojos.

— Es una grosera — dijo ella.

Yo suspire con molestia.

— Entonces no me lleven a ningún lado, y sin tan nefasta soy, debería ir usted en mi lugar señorita Herlinda, de pronto encuentra marido y así se le quita lo amargada — le dije.

Mi madre, mi hermano y la bruja de la señorita Herlinda me quedaron mirando.

— Si muero es por tu culpa — me acuso mi madre.

Yo me crucé de brazos y puse mala cara.

— Compórtate Luisana, esta es una enorme oportunidad para ti, es mejor conseguir un buen esposo a no tener nada, ¿te imaginas siendo la duquesa de Norwich?— me preguntó mi hermano.

Yo voltee a verle, para él era fácil decirlo, ya que era el heredero de mi padre y podía hacer lo que se le diera la gana, pero yo me quedaría en esta ciudad fría y lluviosa, viendo como pasa mi vida como una mujer desdichada, viviendo con un hombre al cual no amo y pariendole hijos como si fuera una animal de cría.

— porque es tan difícil comprender que no quiero casarme, solo quiero ser feliz y ya esta — les dije y me levanté del sofá. No iba a discutir más con ellos, era mejor escaparme a otro lugar y pasar el resto del día haciendo lo que se me diera la gana.

Me fui al establo junto a mi doncella, alli me cambie de ropa, por algo mas comodo, Amelia me miraba y ponia cara se sufrimiento, la pobre ya no debera dormir en las noches pensando que a la mañana siguiente tiene que estar a mi lado.

— si su madre la ve vestida asi, la va a matar y de paso tambien a mi — me dijo.

Yo le di un par de golpes en el hombro para que se tranquilizara. esta no era la primera vez que hacia algo asi, nadie se habia dado cuenta de mis escapadas, vestir como un hombre era muy util.

Amelia me entrego el gorro y yo estrategicamente tape mi cabello con el.

— nos vemos en dos horas — le dije.

Sali corriendo del lugar, con mucho cuidado a no ser descubierta, si mi madre se enteraba de esto, no me mataria, pero si buscaria al primer hombre para que se casara conmigo, y eso era peor que la muerte.

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Camine por el parque con mi mejor amigo Arthur, el y yo teníamos algunos negocios en común, así que la mayoría del tiempo estábamos juntos.

— madre otra vez quiere buscarme pareja, y ha puesto de excusa la cena para presentarme a algunas hijas de sus conocidas — le comenté.

El empezó a reír, sabia de buena mano lo manipuladora que podía ser mi madre, ya que una vez estuvo a punto de hacerlo comprometer con una de esas mujeres.

— que bueno que me dijiste, para rechazar la cordial invitación de tu madre — me dijo.

Yo seguí caminando junto a el mirando a todo y a la vez a nada, yo no quería a nadie a mi lado, ya que la única persona a la que le había dado el corazón me lo destrozo por completo, lo hizo polvo y se me hacia injusto darle migajas a una buena mujer que merezca ser amada.

— he visto a Natasha — dijo Arthur de la nada.

Yo me detuve en seco y lo volteé a ver.

— ¿donde? — le pregunte.

Arthur me miro a los ojos y después agacho la cabeza.

— esta casada, vive en la miseria con un mal tipo, o al menos eso me conto — me dijo.

Yo me reí amargamente, era ridículo que mintiera de esa manera después de que yo mismo vi como mi madre le entrego una funda con dinero.

— te ha mentido, seguramente quería mas dinero — le dije.

Arthur negó con la cabeza.

— ella me lo conto todo, tu madre la obligo a mentir, y después la obligo a casarse con un asqueroso hombre — me dijo.

Algo dentro de mi empezó a arder, yo sabia que mi madre no la quería, pero hacer tal cosa solo para alejarla de mi era aberrante.

— ¿dónde está? Quiero hablar con ella, que me diga a la cara todo lo que te conto a ti — le pedí.

Me sentía tan engañado, no solo por mi madre, si no por ella, ya que había llorado y sufrido su traición, de hecho, aún lo hacía.

— te llevare, creo que necesitas un cierre con esa relación, pero prométeme que no te involucraras con ella, eso seria un escándalo — me pidió.

A mi me importaba muy poco los escándalos, yo no vivía por el que dirán.

— si ella la esta pasando tan mal como dices, me gustaría ayudarla, ya que mi madre es la culpable de su desgracia y en parte también es mi culpa, por haberme fijado en ella — le dije.

Arthur respiro hondo de inmediato.

—¿esto será un problema no? — me pregunto.

Yo no le dije nada, pero esto no iba a quedarse así, si mi madre quería a alguien perfecto para ser mi esposa, iba a hacer completamente lo contrario.

— no para mí, yo ya no tengo corazón, pero si para mi madre y la pobre mujer que se case conmigo — le Conteste.

Era egoísta de mi parte casarme sin amor, pero haría lo que estuviera en mi mano para llevar una buena vida junto a mi futura esposa, pero mi madre se iba a arrepentir toda la vida de lo que me hizo.

— ¿que estas tramando? — me pregunto.

Gritos de mujer interrumpieron mi respuesta, Arthur y yo volteamos a ver al hombre que se estaba ahogando en el pequeño lago que estaba a unos cuantos metros de nosotros. Yo no lo pense dos veces y Sali corriendo al rescate del muchacho, me lance al lago y nade hasta el, lo agarre de su pequeña cintura y lo pegue a mí.

Unos enormes ojos azules asustados me miraron, mechones color rojo salían del gorro que tenía, su pequeña nariz llena de pecas estaba roja, ella parecía un pequeño duendecillo.

— ¿estás bien? —le pregunte.

Ella que estaba aferrada a mi cuello asintió con la cabeza, yo empecé a nadar con ella en brazos hasta la orilla, Arthur la ayudo a salir, y después me ayudo a mí, la niña era pequeña y menuda, la camisa color blanco se pegaban a sus pechos, dejando ver el contorno de sus pezones.

— ¿qué haces aquí, y vestida de esa manera? — le pregunte.

Ella se tapo los pechos con ambos brazos y me miro mal.

— si dices algo, te buscare y te golpeare — me dijo y después salió corriendo, perdiéndose entre los arbustos como un pequeño duendecillo.

— ¿qué carajos acaba de pasar? — pregunto Arthur igual de sorprendido que yo.

Era bastante extraño que las mujeres usaran ropa de hombre, y mas en esta ciudad tan decorosa.

— no tengo ni la mas remota idea — conteste viendo el lugar por donde ella se había ido.

Sonreí un poco, toda esta situación había Sido muy extraña, pero bastante graciosa a la vez.

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