Mientras bebían, sus miradas se cruzaban y una sonrisa juguetona se dibujaba en sus rostros. La conversación fluía con naturalidad, y poco a poco, las barreras emocionales se desvanecían, permitiendo que la cercanía y la conexión entre ellos florecieran.
Nadie podía negar que la tensión sexual entre ellos aumentó al mil por ciento, ninguno de los dos se movió un ápice, Gabriella solo ve como en cámara lenta la boca de Fabrizio acercarse a sus labios, el sabor del vino se mezcló con la pasión de los dos, su cuerpo atrapado entre el mesón de la cocina y la corpulenta humanidad de Fabrizio, libraba una batalla feroz por no caer.
Un beso lento, pero apasionado, los mantuvo unidos por lo que pareció una eternidad, sus labios buscaban saciedad, para calmar el deseo que los rondaba desde hacía mucho rato. Se separaron cuando respirar fue una necesidad, con lo
Viernes 8 p. m., Academia La Ballerina Rosa. Evento de beneficencia: “Ritmos del mundo.”El lugar estaba casi lleno en su totalidad y todavía seguían entrando los últimos espectadores. En primera fila, frente al escenario, había una mesa ocupada por los trillizos Basile y los hermanos Falco, y otra por los padres de ellos, Becca y su esposo. La tarima al fondo, preparada para recibir a los bailarines que hoy demostrarían todas sus habilidades.Fabrizio seguía pensando en Gabriella. Momentos atrás le preguntó a Nicola si sabía algo de ella, pero este solo le dijo que ella tenía un evento hoy. La incertidumbre lo carcomía y su mente estaba en otro lado, aunque intentaba concentrarse en el espectáculo.La academia había preparado un espectáculo inspirado en ritmos musicales de diferentes partes del mundo, y a cada uno se le hacía una introdu
Cuando muchos pensaron que su tormento había terminado, se anunció el último baile de la noche. De la mano de Aimara, Gabriella, Zia, Ambra y otros ocho bailarines más le daban vida al reggaetón y qué mejor reggaetón que uno del “jefe” para cerrar con broche de oro. Todos estaban nerviosos; habían practicado mucho y para algunos era la primera vez con este ritmo, pero Aimara los animó y salieron a la tarima donde el escenario, un resplandeciente ring de boxeo con cuerdas de neón, los esperaba. En tríos, vestidos igual que los bailarines del video, fueron saliendo uno a uno al escenario para ocupar su lugar correspondiente.Los acordes de la canción comenzaron a sonar; Aimara, Gabriella y Ambra abrieron el baile con sus
Aunque en el intento se quedara sordo por el ruido, entrara en un tumulto a aguantar empujones y uno que otro borracho, hoy no se le iba a despegar por nada del mundo. El lugar era todo lo imaginado por Fabrizio: música a todo volumen, luces parpadeantes y mucha gente alrededor. Los colores neón reflejaban en sus ojos, creando sombras en su rostro. Fabrizio tomó asiento al lado de Gabriella y, aunque trató de estar relajado y con la mejor actitud, su figura imponente y su postura rígida lo hacían parecer intimidante.Gabriella no pudo evitar notar cómo los hombros de Fabrizio se tensaban al ritmo de la música estridente. A diferencia de Nicola, que emanaba alegría y amabilidad, Fabrizio se mantenía con una expresión seria y una mirada penetrante que alejaban a cualquiera que quisiera acercarse a Gabriella. No había bailado la primera canción desde que llegaron, y cada vez que intentaba
Bailaron algo más de tres canciones antes de regresar a la mesa con los demás; ya era bastante tarde, la noche avanzaba rápidamente, o esa es la sensación cuando la estás pasando bien. Gabriella estaba más animada que de costumbre y los otros un tanto borrachos. Para Fabrizio, era razón suficiente para irse.—Vamos, te llevo a casa —dijo Fabrizio al tomarla de la mano y ponerse de pie. Ella no protestó, estaba cansada y ya era hora de irse a casa y dormir. Así que también se puso de pie, se despidió de todos y salió junto a Fabrizio.—¡Espera! Le dije a mi hermana que se llevara mi auto y allí estaba mi cartera; no tengo llaves —dijo Gabriella, frunciendo el ceño mientras buscaba en su bolso.—¿Tu hermana estaba con nosotros en el bar? ¿Por qué no la conocí? —preguntó Fabrizio, con una expr
La temperatura del cuerpo de Fabrizio sube vertiginosamente; el juego de Gabriella está derribando una a una todas sus barreras. El oxígeno de la habitación parece que ha descendido porque cada vez le cuesta más respirar apropiadamente.—Gabriella, detente, te lo advierto, si sigues provocándome no voy a ser capaz de contenerme y no deseo que mañana lo lamentes porque no estás en tus cinco sentidos.—¿Crees que estoy borracha? —Ella sonrió—. Pibe, el alcohol que tomé no fue suficiente para eso, pero sabes, ahora que recuerdo, una parte de mí está enojada contigo.Fabrizio la miró intrigado—¿Sabes por qué? Che, hoy hice mi mejor esfuerzo en ese baile, me rompí las bolas para que fuera perfecto y tú no me has dicho nada; ni siquiera sé si te gustó.Los ojos de Fabrizio se mostraron m&aacut
Gabriella estiró su cuerpo y cambió de posición. ¿Desde cuándo su cama se había vuelto tan suave y cómoda? No deseaba pararse ni ir a ningún lado y, mecánicamente, se metió bajo la cobija para seguir durmiendo por un rato más. Un rayo de luz sobre sus ojos hace que se despierte; su cabeza retumba un poco.—¡Maldito tequila! Si no fuera tan bueno, decía que no lo vuelvo a hacer.Sus ojos recorren la habitación: ¡este no es mi cuarto!, e inmediatamente, como un tsunami, los recuerdos de una noche salvaje llegan a ella.&mda
Después de aquella noche loca, Fabrizio buscaba cualquier excusa para estar cerca de ella, algo que la preocupaba porque, a pesar de sus intentos de mantenerse lejos, parecía que cuanto más intentaba alejarse de Fabrizio, más se acercaba. Él seguía visitando el café a cualquier hora; solo llegaba, preguntaba por ella e iba hasta donde ella estaba para saludar. A veces se sentaba, comía algo y se iba. Tanto así que los empleados ya lo saludaban con familiaridad y este no tenía que abrir la boca para pedir nada porque ellos ya conocían sus gustos.Alguna vez una de sus meseras se refirió a él diciendo que “había llegado su novio.” ¿Por qué lo hizo? Carina no tenía la culpa; la culpa era de las señales equívocas que daban ellos al resto del mundo. Una cosa era lo que parecían y otra muy diferente lo que eran. Cada vez qu
El celular de Zia y Fabrizio avisó al mismo tiempo de la llegada de un mensaje y fue Fabrizio quien abrió primero la notificación. ¡Oh, sorpresa! Zia solo notó cómo a su hermano se le puso la cara roja y tiró su teléfono a un lado sin emitir una palabra."Nicola, eres un idiota, ¿cómo se te ocurre enviar esa foto?", pensó Zia, que prefirió callar y no hacer ningún comentario. Ella conocía muy bien a Fabrizio y sabía que lo último que deseaba era escuchar una excusa para salvar al tonto de Nicola.Por la cabeza de Fabrizio pasaban toda clase de teorías: Gabriella estaba en Alemania y no lo mencionó cuando hablaron hace dos días; ella sabía que él estaba allá, pudieron encontrarse y volver juntos, pero prefirió ir y no verlo. Eso reafirmaba que cada vez se hacía m&aac