Era de noche y aún faltaban varias horas para la llegada de Gabriella. Fabrizio conducía a casa de sus padres; necesitaba consultar la opinión de su padre acerca de una propuesta de negocios.
—La cena está servida y ya saben que no quiero oír de sus negocios durante la comida —dijo Elisa al entrar al estudio.
Sus padres preguntaron por Gabriella y la salud de su padre; Fabrizio les contó lo que sabía y también que ella regresaba esa noche.
—Tienes que venir con Gabriella lo antes posible; dile que esperamos verla pronto —comentó Elisa.
Fabrizio asintió y un rato más tarde salió camino al aeropuerto en busca de su novia.
Desde lejos, Gabriella podía ver al hombre impaciente que miraba el reloj y su corazón comenzó a latir tan fuerte que podía escucharlo. Apresuró su paso para salir a su encuentro.
Sus
Las palabras pronunciadas por Fabrizio mientras sus labios descienden por el cuello de Gabriella sonaron como un ronroneo que le erizó la piel; gradualmente, sus besos se convirtieron en pequeños mordiscos que de seguro dejarán marcas en su piel.—Por favor, donde no se vean. Dijo ella, tapándole la boca para interrumpir su acción en la frágil piel de su cuello.Él asintió y siguió su camino hasta tocar sus senos por encima de la blusa.Las manos de Gabriella trabajan arduamente desabotonando la camisa de él, e inevitablemente se posan en el fuerte pecho acariciándolo como si quisieran grabar cada milímetro de su recorrido. Ella no tenía que hablar; él solo siente como su mirada ardiente le quema la piel. La ropa de ella fue retirada con prisa, revelando su blanca piel y esos pezones erectos que indecentemente le hacían una invitación. Su boca lo
Lunes, un día de mucho movimiento en el café y más aún después de una semana de ausencia. Desde Brasil pudo dar vía libre a algunas cosas, pero cocinar no se podía hacer remotamente y había que cumplir con varios pedidos esta semana. Aunque estaba atiborrada de trabajo, en su cabeza todavía daba vueltas la historia de Fabrizio y su plantón en la iglesia; el cuento parecía una de esas telenovelas que veía su madre. Ahora las palabras de Elisa tomaban sentido, así como también muchas de las actitudes de Fabrizio; no había duda de que ese acontecimiento había marcado de alguna manera su vida. Ese día, ella sintió que no era apropiado revolver más el pasado de Fabrizio y no hizo más preguntas, pero había alguien que sí podía saciar su curiosidad con el tema y ese era Nicola; la próxima vez que lo viera iba a ser muy inter
Fabrizio se puso frente a ella; su cara de repente adquirió un grado de solemnidad abrumadora y su postura se volvió recta. Era como si se preparara para decir algo demasiado serio.—Gabriella, ¿qué soy yo para ti?¿Pero qué diablos le pasa esta noche a este hombre? Primero sale con lo de los hijos y ahora con esto. Gabriella no estaba preparada para una pregunta como esa.—¿Por casualidad te cayó mal la comida? ¿Qué te pasa esta noche? —Gabriella quería zafarse de dar una respuesta—. Lo siento, probablemente es una pregunta difícil para ti o no es el momento para hacerla, entonces contestaré yo.Un sudor frío recorrió su espalda; esos ojos verdes la miraban como si quisieran extraerle el alma. ¿Cómo fue que terminaron en esta embarazosa conversación?—Gabriella, que me gustas no hay forma de ne
Ya no importó si tenían público; Fabrizio atrapó sus labios y los dos se besaron, por lo que pareció un largo rato. En la estancia, una exclamación rompió el silencio.—¡Brindemos! Que próximamente habrá una boda en esta casa.Los presentes voltearon a ver a Elisa, que tenía una amplia sonrisa dibujada en su cara, y cómo no, si días antes Fabrizio le había comentado que estaba enamorado de Gabriella, pero que no sabía cómo decirlo y ella le sugirió lo de la declaración y, en parte, el hostigamiento que sufrió esa noche Gabriella se lo debía a su suegra, que le insistió a su hijo que tenía que mostrar sus sentimientos sin restricciones, ser claro, ceder cuando fuera necesario, tumbar con amor y firmes argumentos las dudas de ella y así salir vencedor.—Mamá, ¿te puedes explicar? &
Era inverosímil cómo durante la comida su padre había hecho un resumen ejecutivo de su vida; esto era increíble, habló de cosas que ni ella recordaba. Hubo momentos en que físicamente quiso desaparecer; definitivamente, su padre cuando tomaba la palabra no tenía silenciador.—Quizá deba tener una conversación con tu padre para que me cuente más secretos tuyos —le susurró Fabrizio al oído, con una sonrisa traviesa.—¡Ándate! —respondió Gabriella, sonrojándose visiblemente.Renata vio la incomodidad de Gabriella y fue la salvadora, poniendo punto final a su desbocado esposo y desviando la conversación hacia otro tema.—¡Miren, comenzó a nevar! —dijo con entusiasmo Alicia, mirando por las ventanas que daban al jardín.La nevada se hizo más fuerte, razón por la cual E
Los dedos de Fabrizio presionan el cuello de Gabriella, bloqueando los movimientos de su cabeza, al tiempo que sus labios eran succionados y mordidos; los labios ligeramente abiertos de ella incitan a la suave lengua de él a introducirse en ellos. Los dedos de Gabriella comenzaron su recorrido por el duro pectoral, bajando hasta el abdomen y más abajo para darse cuenta de que Fabrizio estaba desnudo; la toalla atada a su cadera había caído a sus pies un instante atrás.Un gemido salió de la boca de Fabrizio cuando el suave roce de la mano de Gabriella rozó su entrepierna y siguió hasta sus nalgas para apretarlas. El deseo reprimido de los dos era abrumador; Gabriella empujó su cuerpo hacia adelante, frotando su pelvis contra la de él.Sus labios se separaron por un instante; lucían rojos e hinchados. Fabrizio la miraba con adoración y, uno a uno, quitó cada prenda del cuerpo de e
Al día siguiente, Gabriella no aguantó la tentación de meterse en la cocina para hacer un plato típico de su país. Renata y Amara hicieron lo propio para mostrar algo de su natal Brasil. La incursión en la cocina fue corta, así que antes del mediodía las tres mujeres ya estaban fuera, disfrutando del ambiente familiar.La casa grande y sus habitantes se engalanaron para recibir el año nuevo, pero esta vez tuvo un toque especial, ya que la familia de Gabriella trajo un poquito de las tradiciones de sus países de origen a esta celebración, haciendo de esta fiesta algo que todos recordarán.El paisaje fue cambiando su aspecto; lentamente su manto blanco iba desapareciendo y atrás quedaron los días fríos, así como el bullicio que un día la acompañó en su casa. Su familia había regresado a Brasil una semana después de haber vuelt
Al otro extremo de la sala, Zia tecleaba rápidamente varios mensajes en su teléfono; la respuesta del remitente llegó dando un sí como aceptación. Las miradas de Elisa y Zia se encontraron en complicidad.Al teléfono de Fabrizio llegó un mensaje que tenía como remitente a Gabriella, algo que le pareció muy raro porque ella, cuando estaba en el estadio, no hablaba con él.[[ ¿Cómo se ve?]] era la leyenda al pie de la imagen de su mano con un anillo puesto[[ te dije que el mundo se iba a enterar que eres mío, mira la tv.]][[Qué dices, aceptas.]]En cincuenta pulgadas y en full HD, la imagen de una gran tela roja con letras blancas se abrió en una de las tribunas del estadio: “Fabrizio Falco, te necesito en mi vida para siempre. ¿Te quieres casar conmigo?”. Las cámaras del evento enfocaron el gr