Alai
Llegué a la oficina cargada de ganas de trabajar. Cuando me monté en el ascensor, había un hombre muy guapo que me saludó muy formalmente.
- Hola, mi nombre es Lucas. Trabajo en el sector de administración.
- Hola, mi nombre es Alai. Soy nueva y trabajo con el presidente.
- Vaya, debe ser complicado tratar con él - me río.
- Más o menos, pero ahí vamos. - Llegué a mi piso y él se bajó conmigo.
- Tengo que recoger algo aquí. - Yo asentí.
- Oye, Alai, ¿quieres ir a almorzar ahora? - En ese momento escucho que gritan mi nombre.
- ¡Señorita Ramírez, a mi oficina ya!
- Mejor me voy. Y sí, me encantaría, Lucas. Adiós.
Voy directo a su oficina y me suelta de golpe.
- Aquí está prohibido tener relaciones entre empleados. Que le quede claro, señorita Ramírez.
- Señor, él es solo una persona que acabo de conocer. - Pero ¿por qué demonios le estoy explicando?
- Así pues, no pareció. Igual, no me interesan sus explicaciones. Solo acuérdese de lo que le dije.
- ¿Qué pasa, Máximo, celoso? - En ese momento abro los ojos y me tapo la boca. Oh dios, ¿qué dije?
- ¿Celoso yo? Jaja, eso jamás. Tú no eres mi tipo. - Auch, eso dolió.
- Bueno, mejor, ¿necesita algo, señor Martínez? - Le respondo lo más fría posible.
- En una semana tengo un viaje, así que usted viene conmigo. - Yo lo miro incrédula.
- ¿Por qué, señor?
- Porque usted es mi secretaria y la necesito a mi lado.
- Está bien, señor. Me puedo retirar.
- Sí, señorita.
Máximo
No puedo creerlo, estoy que mato al imbécil que le estaba sonriendo a mi ángel y lo peor es que ella le correspondía. Suena el teléfono y sé que es ella.
- Señor, llegó el señor Domínguez.
- Déjalo entrar.
- Ok.
Entra Pedro con una carpeta en sus manos.
- Tome, señor. Ahí está todo. - Me entrega la carpeta y yo le entrego el cheque.
- Se sorprenderá, señor, de todo lo que encontré de esa chica. - Sale y me deja con la palabra en la boca.
Cuando abro la carpeta, me llevo una sorpresa. Alai, mi hermoso ángel, era una asesina. Mató a su novio a los 16 años y la llevaron a un reformatorio hasta que cumplió los 18. Sus padres no murieron, ellos la abandonaron cuando se enteraron de eso. Al parecer, mató a su novio porque tenía un trastorno mental. Cierro la carpeta de golpe y me paso la mano por el pelo, frustrado. ¿Cómo alguien con una cara tan bonita pudo hacer eso? Pero lo que no logro entender son esas marcas que tiene en la espalda.
Me tiro hacia atrás en mi silla y me pongo a pensar cuando escucho unos golpes. Digo que pase y ahí la veo, a mi ángel que en realidad no es tan ángel.
- Señor, su próxima reunión es en 20 minutos.
- Cancela la reunión. - Le suelto de manera brusca.
- Señor, los ejecutivos ya están aquí, no puede...
- ¡TE DI UNA M*****A ORDEN QUE NO PUEDES ACATAR! ¡HACE LO QUE TE DIGO! - Veo cómo da un salto y me mira después con odio.
- Enseguida los informo a los ejecutivos, permiso señor. - Wow, eso sonó frío.
- Retírese.
La vi salir hecha una furia y mis celos volvieron a aparecer cuando vi a ese imbécil acercarse a ella.
- Maldito. - Siento cómo alguien golpea mi brazo.
- Hola, bro.
- Hey, Matías, qué alegría tenerte por aquí. - Lo saludo cariñosamente.
- Estaba de visita y quise venir a ver a mi mejor amigo.
Nos quedamos hablando toda la tarde hasta que sentí cómo tocaban la puerta.
- Señor Martínez, le venía a traer esos documentos. - Veo cómo Matías se la come con la mirada, cosa que me molestó, pero al parecer ella no se ha fijado en él.
- Máximo, no me presentas a esta hermosa dama. - Veo cómo la cara de Alai se vuelve pálida y todo su cuerpo se tensa.
- Alai, ¿estás bien? - Me paro y la miro a los ojos, pero ella no me mira.
- Alai. - Alzo un poco la voz y ella reacciona.
- Sí, señor, lo siento. - Ella se voltea dando una bocanada de aire.
- Mucho gusto, Alai Ramírez. - Mi amigo también se sorprende, pero luego pone una mirada pícara.
- Pero qué grande está Alai, más hermosa que nunca. - Ella cierra los ojos.
- Ya no te acuerdas de mí.
- ¿Se conocen? - Estoy confundido, ellos se conocen.
- Sí, digamos que fuimos íntimos amigos. - Veo a Alai y está pálida y sudando.
- Me tengo que ir, permiso. - Dice ella y sale de golpe. Mi amigo la mira con descaro y la tomo del brazo.
- Hey, deja de mirarla así. - Él se ríe y me dice.
- Amigo, yo de ti no me fijaría en esa. Es una puta que se vende. - Yo lo tomo de la chaqueta con fuerza.
- ¡JAMÁS VUELVAS A HABLAR ASÍ DE ELLA! - El imbécil se ríe.
- Es verdad, ¿por qué no le preguntas lo bien que la pasamos en la cama? - Le grito que se vaya y cuando él se va, quedo en shock. ¿Qué hago ahora?
Alai estaba temblando, no podía respirar bien. Todos esos feos recuerdos volvieron a mí como un balde de agua fría. Me senté tratando de respirar cuando sentí cómo entraban de golpe a mi oficina; era mi jefe. Se acercó rápidamente, me tomó de la cintura y me pegó a su cuerpo. Miré sus ojos y no vi nada en ellos, estaban vacíos. Empecé a moverme, pero me tenía atrapada.\- Máximo, suéltame - intenté soltarme.\- Aparte de asesina, eres una puta - me quedé en shock.\- ¿Cómo dijiste?\- Ya lo escuchaste. Ahora, ya que tengo tantas ganas de follar, deberías complacerme - empezó a besarme y yo quería gritar, pero me tapó la boca, tomó parte de mi vestido y lo rasgó por arriba, dejándome en sostén.\- No, suéltame, por favor - mis lágrimas comenzaron a salir y todos los recuerdos vinieron a mí. Me volví loca en un segundo y lo empujé, tirándome al piso.\- ¡No, basta, por favor, no me toquen más!\- ¡No me lastimen, se los ruego, no me peguen! - lloré desconsoladamente. No escuché más porq
AlaiDespierto con un terrible dolor de cabeza y siento como todo me da vueltas cuando logro levantarme en la cama me doy cuenta que estoy en una habitacion desconocida es grande y de paredes blancas no se nisiquiera como llegue aqui hasta que me empiezan a golpear los recuerdosMaximo trato de abusar de mi!! Yo le conte la verdad dios ahora que hago el lo sabe todo. Decido pararme y veo que tengo rapo de hombre puestaSiento como alguien abre la puerto y ahi lo veo maximo con unos vaqueros y una camisa tipo polo se ve jodidamente sexy y no puedo evitar morderme el labio inferior- pequeña despertaste - trata de acercarse pero yo doy un paso atras- porque estoy aqui maximo? - le pregunte lo mas seca posible- te desmayaste y no podia dejarte en tu casa en ese estado - da un paso hacia adelante- perdoname alai - toca mi mejilla y siento una corriente por todo mi cuerpo- soy
Alai,Ese hijo de perra- se te comió la lengua los ratones?- me pregunta burlón.- ¿Qué quieres, Matías? - pregunto con un tono brusco.- Sabes, no pensé que te volvería a ver después de tantos años - se acerca a mí, pero yo me alejo.- Estás igual de sexy o mejor, muy provocativa para cualquier hombre - me mira con deseo y eso me produce ganas de vomitar - ¿Cuánto tengo que pagar para volverte a tener en mi cama? - eso me saca de mis casillas, así que me acerco a él muy lentamente y veo cómo se le ilumina el rostro cuando llego a estar muy cerca. Le suelto una sonora cachetada.- En tu puta vida me volverás a tocar - veo ira en sus ojos, entonces me toma del cuello y me acorrala contra la pared. Empiezo a sentir mucho miedo.- Nunca en tu miserable vida vuelvas a hacer eso. Tú volverás a ser mía cueste lo que me cueste - veo cómo empieza a tocar mi pierna.- Y si le dices a alguien, m*****a perra, juro que te mataré - siento su aliento en mi oreja hasta que escucho la puerta.- Alai,
Máximo estaba enojado, o más bien furioso, cuando vi a Alai con ese tipo tan sonriente. Lo que no logro entender es por qué conmigo no puede ser tan relajada. ¿Acaso le doy miedo?Escucho cómo tocan la puerta y ahí la veo, parada, mi secretaria, mi hermosa Alai.- ¿Señor, necesita algo? - Su hermosa voz me transporta y no lo puedo evitar. Me acerco a ella y la acorralo contra la pared. Veo cómo se tensa pero no hace nada para quitarme.- Señor, ¿qué está... haciendo? - Se ve adorable cuando está nerviosa. Toco su mejilla ya sonrojada y pongo mis manos en sus caderas. Me acerco a su oído y le digo:- No sabes cuánto te deseo, Alai. - Le doy un beso en el cuello y cuando me separo veo que tiene los ojos como platos. Pero cuando reacciona, me da una sonrisa que jamás había visto en ella. De repente, ella toma mi corbata y me atrae hacia ella.- ¿Así que me deseas, señor? - Se toca el mentón y se muerde el labio. M****a.- Veamos qué podemos hacer. - Intento besarla pero no me deja. Toma m
AlaiEstaba en mi casa pensando en todo lo que habia pasado en la oficina lo que le hice a maximo me dio pesar pero se lo tenia bien merecido el imbecil ese por quien me toma piensa que puede venir a decir esas cosas imbecilSiento como suena mi celular y contetsoHolaHola preciosa como estas ? - mierda esa voz es la de matias- que mierdas quieres matias - le suelto- te quiero a ti en mi cama - yo me rio ironicamente- eso jamas volvera a pasar- claro te niegas a estar conmigo pero a tu jefe ni lo niegas nada - yo me quedo en shock que sabe el- con mi jefe no ha pasado nada- bueno no me interesa solo se que te deseo no dejo de pensar en ti y en tu cuerpo pegado al mio - siento como me dan ganas de vomitar por sus pLabraz- vete a la mierda m
ALAISon las 9 pm y estoy parada frente al club que Matías me dijo que asistiera. Estoy jodidamente nerviosa porque no sé lo que pueda pasar. Estando aquí por un minuto me entra el miedo, así que decido irme y dejar a Matías atrás, hasta que siento que alguien toma de mi brazo.- ¿Señorita Ramírez? - Me volteo y veo a un hombre alto, calvo y musculoso.- Sí, soy yo.- Acompáñeme, el señor la espera - Jala de mi brazo y me adentra al club. El calvo me pasa por unos pasillos hasta que llegamos al salón principal. Mis ojos se abren como platos, hay mujeres bailando casi desnudas en la pista y los hombres poniendo dinero en su cuerpo. Otras mujeres estaban atendiendo en la barra con ropa muy diminuta.- ¿Te gusta lo que ves? - Una voz me pregunta por atrás.- No, no me gusta para nada - El imbécil de Matías me mira de arriba abajo.- Pues qué lástima porque vas a trabajar para mí - Yo abro los ojos como platos.- ¿Qué? Eso jamás pasará.- ¿Quieres que todos se enteren de lo que hiciste? ¿Q
Me despierto por los rayos del sol y por el molesto sonido del despertador. ¡Dios, qué pesado se vuelve esto! Voy al baño y hago mis necesidades, pero cuando me miro al espejo quedo horrorizada con lo que veo: tengo un morado notorio en la mejilla.Decido ducharme y maquillarme lo más que pueda esa parte para que nadie lo note. Cojo mi ropa y me la coloco.Al llegar a la oficina saludo a mi amiga Tamara y le digo que en el almuerzo hablamos porque no quería llegar tarde a mi oficina. Cuando llego, me llevo la sorpresa de que mi jefe está sentado en mi silla.—Hola, Alai —se voltea y me sonríe.—Señor, ¿qué hace aquí?—¿Acaso no puedo venir a ver a mi secretaria? —me pregunta en tono burlón, pero yo no sé qué decir.—¿Se encuentra bien? Está pálida.—Es que no dormí muy bien, que digamos —él se acerca y me acorrala contra la pared.—¿Estás enferma? —acaricia mi mejilla, justo la que tengo el morado, así que de inmediato me quejo.—¡Auch! —me mira preocupado y toma mi rostro.—Por Dios,
MÁXIMOTomo a Alai de la cintura y la pego a mi coche. Recorro con mis manos todo su cuerpo. Dios, cómo la deseo. Deseo todo de ella: sus besos, sus caricias, sus risas.—Para, Máximo. Alguien nos puede ver. —Mierda, tenía razón.—¿Quieres ir a comer conmigo? —Veo cómo se sorprende, pero después suaviza su gesto.—Claro, me encantaría. —Le abro la puerta del copiloto y conduzco hasta mi restaurante favorito.—Espero que te guste la comida italiana. —Veo cómo se le ilumina la cara.—Me fascina. Mi abuela solía prepararnos pasta. —Su rostro se entristece.—¿Hey, qué pasa?—Ella murió hace dos años y ni siquiera pude despedirme de ella. No sé si me perdonó por mis errores. —Tomo su mentón y le digo:—De seguro que sí, Alai. Olvida tu pasado y vive tu presente. Sé que es horrible lo que te pasó, pero debes olvidarlo y vivir el ahora. —Ella toma mi mano.—Gracias, Máximo. No sabes cómo me reconforta escuchar esas palabras.La cena transcurre entre risas y coqueteos. La pequeña Alai sabe cóm