Me despierto por los rayos del sol y por el molesto sonido del despertador. ¡Dios, qué pesado se vuelve esto! Voy al baño y hago mis necesidades, pero cuando me miro al espejo quedo horrorizada con lo que veo: tengo un morado notorio en la mejilla.Decido ducharme y maquillarme lo más que pueda esa parte para que nadie lo note. Cojo mi ropa y me la coloco.Al llegar a la oficina saludo a mi amiga Tamara y le digo que en el almuerzo hablamos porque no quería llegar tarde a mi oficina. Cuando llego, me llevo la sorpresa de que mi jefe está sentado en mi silla.—Hola, Alai —se voltea y me sonríe.—Señor, ¿qué hace aquí?—¿Acaso no puedo venir a ver a mi secretaria? —me pregunta en tono burlón, pero yo no sé qué decir.—¿Se encuentra bien? Está pálida.—Es que no dormí muy bien, que digamos —él se acerca y me acorrala contra la pared.—¿Estás enferma? —acaricia mi mejilla, justo la que tengo el morado, así que de inmediato me quejo.—¡Auch! —me mira preocupado y toma mi rostro.—Por Dios,
MÁXIMOTomo a Alai de la cintura y la pego a mi coche. Recorro con mis manos todo su cuerpo. Dios, cómo la deseo. Deseo todo de ella: sus besos, sus caricias, sus risas.—Para, Máximo. Alguien nos puede ver. —Mierda, tenía razón.—¿Quieres ir a comer conmigo? —Veo cómo se sorprende, pero después suaviza su gesto.—Claro, me encantaría. —Le abro la puerta del copiloto y conduzco hasta mi restaurante favorito.—Espero que te guste la comida italiana. —Veo cómo se le ilumina la cara.—Me fascina. Mi abuela solía prepararnos pasta. —Su rostro se entristece.—¿Hey, qué pasa?—Ella murió hace dos años y ni siquiera pude despedirme de ella. No sé si me perdonó por mis errores. —Tomo su mentón y le digo:—De seguro que sí, Alai. Olvida tu pasado y vive tu presente. Sé que es horrible lo que te pasó, pero debes olvidarlo y vivir el ahora. —Ella toma mi mano.—Gracias, Máximo. No sabes cómo me reconforta escuchar esas palabras.La cena transcurre entre risas y coqueteos. La pequeña Alai sabe cóm
AlaiYa eran las 4:30 pm y sabía que en una hora pasaría el chofer de Máximo para llevarme a la dichosa fiesta. Decido ponerme un vestido negro de escote profundo y me dejo el pelo suelto.Me miro al espejo y por algún motivo siento que quiero impresionar a Máximo. Ya son las 6 y escucho cómo pita un auto afuera, lo que me indica que el chofer llegó. Bajo y lo saludo para adentrarme en el auto y en ese momento me llega un mensaje al celular.Recuerda, preciosa, a las 9 pm en el club.MatíasBloqueo el teléfono y me dispongo a ver por la ventana la ciudad. Después de unos veinte minutos llego a mi destino y entro al lugar. Empiezo a buscar a Máximo y lo encuentro de espaldas hablando con unos hombres. Por un momento, la mirada de los hombres se posa en mí y me miran con deseo. Máximo, al percatarse de eso, voltea y veo cómo se le abren los ojos al verme ahí parada. Reacciona al instante y camina rápido hacia mí.—¿Se puede saber por qué vienes así vestida? —me dice cerca del oído.—¿Qué
AlaiSuena la alarma de mi despertador que marca las 7 a.m. Salgo de la cama y tomo una ducha larga. Cuando salgo del baño, me pongo un vestido blanco que se pega a mi cuerpo. Me maquillo y salgo para la oficina.Entro a la oficina y reviso la agenda de Máximo. Me dispongo a ir a su oficina. Toco la puerta y escucho un "pase", así que abro la puerta.—¡Hey, Alai! ¿Cómo sigues? —se acerca y queda muy cerca de mí.—Emm, bien, gracias, ya mejor. —Dios, este hombre me pone nerviosa.—Me alegro mucho. Ayer quedé muy preocupado por ti. —Toca mi mejilla y, al sentir su tacto, algo en mí se despierta.—Bueno, hay trabajo que hacer, ¿no? —Me sonríe, pero está raro.—Máximo, ¿estás bien?—Sí, ¿por qué?—Es que no acostumbro a verte tan feliz.—Alai, cena conmigo esta noche. —¿Qué?—¿Cenar? Yo... yo no sé, Máximo. —Me acerca a él y hace que nuestros labios se junten.—Por favor.—De acuerdo, pasa por mí a las 8 p.m. —Él sonríe y después nos disponemos a trabajar.A la hora de la salida llamo a Ta
ALAIHan pasado 1 mes desde que decidí salir con Máximo. Él se ha portado de maravilla y siempre está al pendiente de mí. Si me preguntan por el club, todavía estoy trabajando ahí, pero ya no me estoy acostando con Matías porque lleva 1 mes sin ir por asuntos de trabajo. Pero tengo miedo de que regrese, ya que no quiero seguir dejándome tocar por él.Siento como alguien me abraza por detrás, pegando mi espalda a su pecho. Al oler su aroma, sé que es Máximo.\- ¿En qué tanto piensas, nena? - Me volteo y lo miro a los ojos.\- En lo feliz que soy a tu lado - lo beso y después me pego a su cuerpo como si dependiera mi vida de eso.\- No me dejes - le susurro, y es la verdad, no quiero que me deje nunca.\- Hey, jamás te voy a dejar ir. Voy a estar a tu lado siempre - me toma en sus brazos y me lleva a la cama. Hacemos el amor toda la tarde y cuando llega la noche me visto porque debo irme.\- No entiendo por qué siempre te vas los martes y jueves.\- Amor, ya te dije que tengo club de lec
Al llegar al hospital, el médico me revisa y me hace exámenes. Nos dijo que tenía una fisura en la costilla, pero que no era grave; solo debía guardar reposo por unos días. Max, como buen novio, sugirió que me fuera a su casa mientras me recuperaba, y yo acepté encantada.Al llegar, me deposita en la cama y se acomoda a mi lado.—Alai, casi muero del susto —digo tomando su mano.—Hey, no fue nada, ya estoy mejor —responde él con una sonrisa para tranquilizarme, hasta que escuchamos cómo se abre la puerta. Palidezco al ver quién es Matías.—Alai, ¿qué haces aquí?—Tú, ¿qué haces aquí, Matías? ¿Cómo entras así? —responde Max.—Vine a saludarte, pero veo que estás ocupado con esta...—No sabía que tenías novia, Maxi, y mucho menos que fuera ella —me mira a mí y luego vuelve su mirada hacia mí, haciendo que me encoja de hombros.—¿Por qué hablas así? ¿Acaso tienes algún problema con que tenga novia?—No pensé que te gustaran las zorras —suelta Matías, haciendo que me sorprenda.—¡No le fal
Al llegar a mi casa con unas inmensas ganas de llorar, me tiro a la cama y dejo que mis sentimientos afloren. Lloro de dolor y de rabia por no poder hacer nada, por no poder contarle la verdad a Máximo y por tener que trabajar en ese apestoso lugar.- Te odio, Matías. Te odio - grito lo más fuerte posible, quitando toda esta rabia. Escucho cómo mi celular suena y veo que es Tamara.- Tam, te necesito - digo entre sollozos.- Voy para allá. - Cuando llega, le cuento todo lo que pasó y, por algún motivo, me hace sentir mejor.- Amiga, entiende a Máximo, él debe estar confundido y peor que tú al no saber lo que pasa.- Lo sé, amiga, pero no le puedo decir lo que me convertí, no por mí sino por culpa de otro - suelto un sollozo.- Amiga, entonces ¿qué piensas hacer? ¿Seguir trabajando en ese horrible lugar? - yo niego.- Me pienso ir del país - mi amiga abre los ojos.- ¿Qué? No, ¿cómo crees? No puedes huir así nomás, ¿qué pasará con Máximo?- No lo sé, amiga. Creo que a veces es mejor que
AlaiNo puede ser, esto no me puede estar pasando a mí. Siento como si todo ocurriera en cámara lenta.- ¿Por qué? - me mira a los ojos. - Porque me hiciste estosu voz es suplicante, una lágrima se desliza por mi mejilla y cuando intento hablar, los dos guardias lo toman de los brazos y veo cómo él comienza a forcejear para que lo suelten.- ¡¿POR QUÉ, ALAI?! ¡¿POR QUÉ MIERDAS ME HICISTE ESO?! - no lo soporto, siento como una mano toca mi hombro y es Matías.- Tranquila, nena, todo va a estar bien - me hierve la sangre, me zafó de un tirón de su agarre, tomo mis cosas y me voy a mi casa, no quiero estar aquí.Al llegar a casa intento llamar a Máximo pero no contesta. Le envío mensajes pidiendo que me deje explicarle, pero nada, no responde.Decido bañarme y cuando salgo me meto en la cama, pero no logro conciliar el sueño. Mañana tengo que ir a trabajar, así sea para recibir mi carta de despido, pero tengo que poner cara. Necesito que Máximo me escuche.Son las 7 am, me levanto y me m