capitulo 11
Me despierto por los rayos del sol y por el molesto sonido del despertador. ¡Dios, qué pesado se vuelve esto! Voy al baño y hago mis necesidades, pero cuando me miro al espejo quedo horrorizada con lo que veo: tengo un morado notorio en la mejilla.

Decido ducharme y maquillarme lo más que pueda esa parte para que nadie lo note. Cojo mi ropa y me la coloco.

Al llegar a la oficina saludo a mi amiga Tamara y le digo que en el almuerzo hablamos porque no quería llegar tarde a mi oficina. Cuando llego, me llevo la sorpresa de que mi jefe está sentado en mi silla.

—Hola, Alai —se voltea y me sonríe.

—Señor, ¿qué hace aquí?

—¿Acaso no puedo venir a ver a mi secretaria? —me pregunta en tono burlón, pero yo no sé qué decir.

—¿Se encuentra bien? Está pálida.

—Es que no dormí muy bien, que digamos —él se acerca y me acorrala contra la pared.

—¿Estás enferma? —acaricia mi mejilla, justo la que tengo el morado, así que de inmediato me quejo.

—¡Auch! —me mira preocupado y toma mi rostro.

—Por Dios,
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