Máximo estaba enojado, o más bien furioso, cuando vi a Alai con ese tipo tan sonriente. Lo que no logro entender es por qué conmigo no puede ser tan relajada. ¿Acaso le doy miedo?Escucho cómo tocan la puerta y ahí la veo, parada, mi secretaria, mi hermosa Alai.- ¿Señor, necesita algo? - Su hermosa voz me transporta y no lo puedo evitar. Me acerco a ella y la acorralo contra la pared. Veo cómo se tensa pero no hace nada para quitarme.- Señor, ¿qué está... haciendo? - Se ve adorable cuando está nerviosa. Toco su mejilla ya sonrojada y pongo mis manos en sus caderas. Me acerco a su oído y le digo:- No sabes cuánto te deseo, Alai. - Le doy un beso en el cuello y cuando me separo veo que tiene los ojos como platos. Pero cuando reacciona, me da una sonrisa que jamás había visto en ella. De repente, ella toma mi corbata y me atrae hacia ella.- ¿Así que me deseas, señor? - Se toca el mentón y se muerde el labio. M****a.- Veamos qué podemos hacer. - Intento besarla pero no me deja. Toma m
AlaiEstaba en mi casa pensando en todo lo que habia pasado en la oficina lo que le hice a maximo me dio pesar pero se lo tenia bien merecido el imbecil ese por quien me toma piensa que puede venir a decir esas cosas imbecilSiento como suena mi celular y contetsoHolaHola preciosa como estas ? - mierda esa voz es la de matias- que mierdas quieres matias - le suelto- te quiero a ti en mi cama - yo me rio ironicamente- eso jamas volvera a pasar- claro te niegas a estar conmigo pero a tu jefe ni lo niegas nada - yo me quedo en shock que sabe el- con mi jefe no ha pasado nada- bueno no me interesa solo se que te deseo no dejo de pensar en ti y en tu cuerpo pegado al mio - siento como me dan ganas de vomitar por sus pLabraz- vete a la mierda m
ALAISon las 9 pm y estoy parada frente al club que Matías me dijo que asistiera. Estoy jodidamente nerviosa porque no sé lo que pueda pasar. Estando aquí por un minuto me entra el miedo, así que decido irme y dejar a Matías atrás, hasta que siento que alguien toma de mi brazo.- ¿Señorita Ramírez? - Me volteo y veo a un hombre alto, calvo y musculoso.- Sí, soy yo.- Acompáñeme, el señor la espera - Jala de mi brazo y me adentra al club. El calvo me pasa por unos pasillos hasta que llegamos al salón principal. Mis ojos se abren como platos, hay mujeres bailando casi desnudas en la pista y los hombres poniendo dinero en su cuerpo. Otras mujeres estaban atendiendo en la barra con ropa muy diminuta.- ¿Te gusta lo que ves? - Una voz me pregunta por atrás.- No, no me gusta para nada - El imbécil de Matías me mira de arriba abajo.- Pues qué lástima porque vas a trabajar para mí - Yo abro los ojos como platos.- ¿Qué? Eso jamás pasará.- ¿Quieres que todos se enteren de lo que hiciste? ¿Q
Me despierto por los rayos del sol y por el molesto sonido del despertador. ¡Dios, qué pesado se vuelve esto! Voy al baño y hago mis necesidades, pero cuando me miro al espejo quedo horrorizada con lo que veo: tengo un morado notorio en la mejilla.Decido ducharme y maquillarme lo más que pueda esa parte para que nadie lo note. Cojo mi ropa y me la coloco.Al llegar a la oficina saludo a mi amiga Tamara y le digo que en el almuerzo hablamos porque no quería llegar tarde a mi oficina. Cuando llego, me llevo la sorpresa de que mi jefe está sentado en mi silla.—Hola, Alai —se voltea y me sonríe.—Señor, ¿qué hace aquí?—¿Acaso no puedo venir a ver a mi secretaria? —me pregunta en tono burlón, pero yo no sé qué decir.—¿Se encuentra bien? Está pálida.—Es que no dormí muy bien, que digamos —él se acerca y me acorrala contra la pared.—¿Estás enferma? —acaricia mi mejilla, justo la que tengo el morado, así que de inmediato me quejo.—¡Auch! —me mira preocupado y toma mi rostro.—Por Dios,
MÁXIMOTomo a Alai de la cintura y la pego a mi coche. Recorro con mis manos todo su cuerpo. Dios, cómo la deseo. Deseo todo de ella: sus besos, sus caricias, sus risas.—Para, Máximo. Alguien nos puede ver. —Mierda, tenía razón.—¿Quieres ir a comer conmigo? —Veo cómo se sorprende, pero después suaviza su gesto.—Claro, me encantaría. —Le abro la puerta del copiloto y conduzco hasta mi restaurante favorito.—Espero que te guste la comida italiana. —Veo cómo se le ilumina la cara.—Me fascina. Mi abuela solía prepararnos pasta. —Su rostro se entristece.—¿Hey, qué pasa?—Ella murió hace dos años y ni siquiera pude despedirme de ella. No sé si me perdonó por mis errores. —Tomo su mentón y le digo:—De seguro que sí, Alai. Olvida tu pasado y vive tu presente. Sé que es horrible lo que te pasó, pero debes olvidarlo y vivir el ahora. —Ella toma mi mano.—Gracias, Máximo. No sabes cómo me reconforta escuchar esas palabras.La cena transcurre entre risas y coqueteos. La pequeña Alai sabe cóm
AlaiYa eran las 4:30 pm y sabía que en una hora pasaría el chofer de Máximo para llevarme a la dichosa fiesta. Decido ponerme un vestido negro de escote profundo y me dejo el pelo suelto.Me miro al espejo y por algún motivo siento que quiero impresionar a Máximo. Ya son las 6 y escucho cómo pita un auto afuera, lo que me indica que el chofer llegó. Bajo y lo saludo para adentrarme en el auto y en ese momento me llega un mensaje al celular.Recuerda, preciosa, a las 9 pm en el club.MatíasBloqueo el teléfono y me dispongo a ver por la ventana la ciudad. Después de unos veinte minutos llego a mi destino y entro al lugar. Empiezo a buscar a Máximo y lo encuentro de espaldas hablando con unos hombres. Por un momento, la mirada de los hombres se posa en mí y me miran con deseo. Máximo, al percatarse de eso, voltea y veo cómo se le abren los ojos al verme ahí parada. Reacciona al instante y camina rápido hacia mí.—¿Se puede saber por qué vienes así vestida? —me dice cerca del oído.—¿Qué
AlaiSuena la alarma de mi despertador que marca las 7 a.m. Salgo de la cama y tomo una ducha larga. Cuando salgo del baño, me pongo un vestido blanco que se pega a mi cuerpo. Me maquillo y salgo para la oficina.Entro a la oficina y reviso la agenda de Máximo. Me dispongo a ir a su oficina. Toco la puerta y escucho un "pase", así que abro la puerta.—¡Hey, Alai! ¿Cómo sigues? —se acerca y queda muy cerca de mí.—Emm, bien, gracias, ya mejor. —Dios, este hombre me pone nerviosa.—Me alegro mucho. Ayer quedé muy preocupado por ti. —Toca mi mejilla y, al sentir su tacto, algo en mí se despierta.—Bueno, hay trabajo que hacer, ¿no? —Me sonríe, pero está raro.—Máximo, ¿estás bien?—Sí, ¿por qué?—Es que no acostumbro a verte tan feliz.—Alai, cena conmigo esta noche. —¿Qué?—¿Cenar? Yo... yo no sé, Máximo. —Me acerca a él y hace que nuestros labios se junten.—Por favor.—De acuerdo, pasa por mí a las 8 p.m. —Él sonríe y después nos disponemos a trabajar.A la hora de la salida llamo a Ta
ALAIHan pasado 1 mes desde que decidí salir con Máximo. Él se ha portado de maravilla y siempre está al pendiente de mí. Si me preguntan por el club, todavía estoy trabajando ahí, pero ya no me estoy acostando con Matías porque lleva 1 mes sin ir por asuntos de trabajo. Pero tengo miedo de que regrese, ya que no quiero seguir dejándome tocar por él.Siento como alguien me abraza por detrás, pegando mi espalda a su pecho. Al oler su aroma, sé que es Máximo.\- ¿En qué tanto piensas, nena? - Me volteo y lo miro a los ojos.\- En lo feliz que soy a tu lado - lo beso y después me pego a su cuerpo como si dependiera mi vida de eso.\- No me dejes - le susurro, y es la verdad, no quiero que me deje nunca.\- Hey, jamás te voy a dejar ir. Voy a estar a tu lado siempre - me toma en sus brazos y me lleva a la cama. Hacemos el amor toda la tarde y cuando llega la noche me visto porque debo irme.\- No entiendo por qué siempre te vas los martes y jueves.\- Amor, ya te dije que tengo club de lec