47: Un hambre salvaje
—Si deseas que me quede aquí —mencionó Reyndols con seriedad, ni una sonrisa ni una muestra de diversión. El tipo diferente que aceptaría una propuesta y se comportaría aburrido.

Si ella no lo conociera, diría que su aburrimiento es real. Sin embargo, lo conoce y sabe que él puede quedarse porque quiere. Ella no es nadie para darle órdenes o exigirle que permanezca a a su lado, si es al señor Gold a quien debe proteger.

—Bueno, fue una idea que vino a mí de repente —se defendió rápidamente, sonrojada.

Reyndols, que había estado de cuclillas todo ese tiempo, ocupó la silla a su izquierda y la puso cerca de ella. Alessa no era de las personas que se ponían rojas por cualquier minucia, pero la cercanía, el gesto de Reynolds fue una cosa de otro mundo.

—¿Y tu deber? —cuestionó intrigada.

—Hay un excelente ángulo dese aquí, ¿te diste cuenta?

Técnicamente, fue su primer pensamiento. Era algo que Reynolds no necesitaba confirmar.

—Ah, ¿de veras?

Reynolds deslizó una mano por el mantel, sin mi
Rebeca Benítez

Disculpas por el capítulo anterior. Se duplicó y no pude hacer nada hasta que se me permitiera borrar uno de los dos. Aquí el capítulo 47 para compensar el error <3

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