79°

Me había cometido un fuerte mareo, tan fuerte como nunca en la vida me había dado, ni siquiera cuando tenía los síntomas del embarazo. Tan fuerte que me puse de pie y luego caí sentada nuevamente en la silla. El policía sostenía con fuerza a Alexander contra la mesa mientras lo esposaban.

Federico habló:

— ¿No ven que va a cooperar? No tiene ninguna necesidad de esposarlo — dijo.

Alexander asintió.

— Claro que sí, cooperaré, pero no entiendo... No entiendo qué está pasando.

— Se ha hecho ahora una investigación — dijo uno de los policías — . Después de que la señora Ana Laura Lescano reabriera el caso de su hermana y, con su declaración, el juez llegó a la conclusión de que actuó de forma irresponsable. Así que será juzgado por eso y tienes que acompañarnos a la estación de policía.

Alexander asintió. No tenía más opción que hacerlo, ¿qué más podía hacer? No podía discutir con la policía. Pero yo seguía sentada en mi silla observándolo, seguramente con una expresión de horror.

Tod
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