151| Alex.

Federico aceleró rápido por la calle, y yo no pude evitar restregarme las manos sudadas en el pantalón. Estaba ansioso. ¿Cómo podía enfrentar aquello?

Imaginé que tal vez debí haber llamado a papá, decirle que Máximo había pedido una reunión conmigo. Era lo más probable y lo más lógico. Papá aún seguía siendo el cacique, y yo no era más que un heredero que aún no tenía ningún poder.

Pero Yeison tenía razón: a papá no le importá ninguno de mis hermanos, muchísimo menos Paloma, porque era una mujer que no merecería — según él — el mandato del círculo bajo, ni Raúl, que no era más que mi medio hermano, y su sangre no corría por él.

Así que no, estaba solo en esto.

Pude observar como a la distancia una camioneta nos seguía. Probablemente eran miembros del círculo bajo, de los que mi padre había contratado para cuidarme.

Esperé que conservaran una sana distancia para que no alertaran a Máximo. Esperé que el plan que Carlota tenía dispuesto funcionara, porque tanto Federico como yo sabíamos
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