Como yo, Amanda había sido testigo de todo mi sufrimiento y me había entendido casi como yo a ella, incluso intento que entablara más que una amistad con su hermano, mi primo Emmanuell, pero él nunca se fijo en mi más que para eso, de la amistad, cayo rendido ante los pies de Roselyn, la hermana de Jason, otro primo segundo, el nuevo novio de Amanda.
No estaba molesta por ello, además porque no me sentía preparada para iniciar una relación, no estando tan reciente lo de Michael, ellos seguían viéndose y al parecer eran novios. Por lo visto Roselyn había encontrado la horma de su zapato. Empecé a desesperarme y supe que Amanda era la solución a mis problemas, ella siguió hablando. —Si, claro. Las invitaciones a la boda nos llegaron a Emmanuell y a mí, para asistir con nuestras parejas, ¿puedes creer que no enviaron una para nuestra segunda Roselyn?. Claro Jess la odia, seria la última persona que invitaría, no debe saber que entablo relación con Emmanuell… En mi invitación ocurría algo parecido, decía —señorita Marianne Cooper y compañía, tenemos el gusto de participarle e invitar a el matrimonio de Jessenia Smith y Michael Grimes que se llevara a cabo el día…— eso había sido obra de Jessenia, evidentemente, y la odie mas, si es que eso era posible — Amanda, tienes que ayudarme — empecé a suplicar — Sé que odias a Jessenia aun más que yo… Apenas dije esto casi me pareció ver a Amanda envarándose en donde fuera que se encontrara. — ¿Que necesitas Marianne? Era vergonzoso decirlo aun con Amanda a quien confiaba mis más íntimos secretos. Me mordí los labios y lo dije rápidamente para que la vergüenza no me delatara. —Le dije a mi madre que iría acompañada… no le dije por quien pero sé que asume que es un hombre, no tengo a nadie, tuve que decirles para que me dejara en paz, Amanda ¡tienes que ayudarme! Al parecer lo entendió todo porque se quedo en silencio y acaso temí por un momento que se hubiera desmayado pero escuche un suspiro suyo así que supe que aun estaba allí. Ese suspiro me dio a pensar que iba a ser imposible ayudarme. —Yo… Amanda, lo siento, se que te estoy pidiendo demasiado… olvida lo que dije, ya veré que hacer… —No, Marianne— dijo ella firmemente contra el móvil, le dijo a mi rota confianza que se empezó a pegar de nuevo — según la invitación debemos estar tres días antes de la boda, eso es en tres días, yo conseguiré a tu cita e iré a tu casa para que allí nos vayamos los cuatro al aeropuerto… y luego al hotel — Amanda… — Confía en mi, Marianne —Lo estoy haciendo Amanda, pero… no quiero desagradables sorpresas… —¡Ah! déjalo en mis manos, casi hermana, te veré en dos días — la línea se cortó. Volví hacia el espejo no muy segura de que era lo que acababa de pedir a Amanda pero sabía que ella no me iba a defraudar, me quería demasiado para eso. ***** AMANDA —Pero es un viaje gratis, Maxwell, vamos es solo por… — dije suplicando. —Lo siento Amanda, pero no puedo… El malnacido corto la llamada.—Maldito impotente, de todas maneras no le hubieras servido a Marianne Tome al último hombre de mi lista de amigos, había agotado a todos, me hallaba en una encrucijada. Iba a ayudar a Marianne, no me daría por vencida, mire al directorio y lo bote a un lado, tome la guía publica y marque lo primero que vi, el anuncio más grande y el de las fotos de hombres más guapos. ******** EDGARD Colgué la llamada que había recibido, esta mujer definitivamente estaba loca, nadie nunca había pagado por mis servicios como esta mujer y sin siquiera probarlos… la historia que había contado era aun más disparatada, quería que actuase de novio para su hermana, para que asistiera a una boda, para que no quedara en ridículo, o algo así, vaya… La señorita Brandon había dicho que el resto de la historia seria contada cuando estuviéramos en persona, y para ser sincero tenía un poco de curiosidad vulgar. Como dije no estaba solicitando mis servicios como —aquello—, necesitaba de un hombre que se hiciera pasar por novio, sin relaciones, nada. Mire hacia el screen —Ambrosía— titulaba, ese era el nombre mi negocio, del cual era administrador… y funcionario cuando las damas pagaban la tarifa que yo exigía, lo cual no pasaba a menudo. Los muchachos eran solo chicos que querían ganarse la vida fácilmente y amaban a las mujeres sin importar su edad, en palabras mas éramos un prostíbulo masculino. La señorita Brandon había dicho la fecha y había mencionado el viaje y al mirar en la base de datos del screen vi que no había nadie disponible. Mi negocio era importante para mí, y si debía ir yo mismo por la cantidad de dinero que la señorita Brandon había ofrecido lo haría. Mi madre, Elizabeth, era hippie, no tenia padre y mi madre se dedicaba a vender sus objetos… nunca supe hasta que crecí el por qué sus amigas me encontraban atractivo. Mi madre murió de neumonía y tuve que salir adelante vendiendo mi cuerpo, pero estaba en una situación deplorable así que no tenía más opción. Después de años pude crear mi propio capital y esto fue lo que conseguí, un cuasi emporio dedicado a la complacencia femenina, a ellas debía lo que tenia ahora incluso la educación. Era un hombre de mundo y podía escoger a la mujer con la que me acostaba y ahora conocería a la primera mujer que no me contrataba para eso según la señorita Brandon, no olvidaría su nombre, se llamaba Marianne Cooper.MARIANNE—¡¿Que?— grite, supe que Amanda había apartado el teléfono de su oído cuando grite pero no se que esperaba después de lo que había dicho — ¡Por todos los cielos, Amanda! ¿Que hiciste?—Marianne, tienes que entender, nadie quiso ayudarme y yo quería ayudarte a ti Marianne, perdóname… —No se trata de perdón Amanda, ¿Te das cuenta de eso, has contratado a… a… un…?— incluso la palabra me daba pena—Lo sé Marianne pero piensa en eso… vas a ir a esa boda y no les vas a dar a esos dos sacos de mierda la satisfacción de verte sola… Amanda tenía razón, maldita sea, cuando pronuncio estas palabras mi estúpida imaginación me llevo a mi llegada a la casa de mi madre, del brazo de un hombre y las caras de ellos…—¿Marianne?, ¿estas ahí?… Marianne, ¡oh, cielos! creo que la he matado, ¿Marianne?— insistió.—No, no me has matado Amanda, al menos todavía. Sé que te esforzaste mucho, lo siento… — ella había sido buena no tenia derecho a tratarla mal.—Aun lo puedo cancelar Marianne, si no qu
MARIANNEMe volví, Jason estaba tras de nosotros evidentemente al corriente de la situación, no sabía si tenia conocimiento de lo que estábamos planeando ni si lo aprobaba o no, aunque dudaba mucho que no hiciera algo que Amanda le pidiera, estaba obsesivamente enamorado de ella.—Hola Edgard — murmuré casi recuperada — por favor sigue, partiremos en cuanto hayan tomado algo de té Él asintió educadamente y entró con su maleta, muy elegante hasta en su manera de caminar.— Por favor pónganse cómodos mientras lo preparo Tenía que salir de ahí para terminar de calmarme, para cuando llegué a la cocina pensé en cuanto más patética había quedado frente a ese tipo, Amanda me dijo que ya le había contado todo así que pensé que seguramente él creía que yo estaba loca. Herví el agua y la llevé con ellos. Con la excusa de que iba a tomar mi té en la cocina y terminar de dejarla organizada me devolví hacia allá. Lavé cuanto había ensuciado. Cuando me di la vuelta para ponerlo todo en orden solt
MARIANNELlegamos al aeropuerto con casi dos horas de anticipación, en el auto me tocó al lado de Edgard, a quien descubrí mirándome muchas veces.Su mano estaba apoyada sobre su rodilla, vi que tenía una sortija dorada con un grabado sobre ella, en el dedo meñique, que no identifiqué, pero tampoco le iba pedir que me lo dedujera, luego miré por la ventana para que él no viera mi sonrojo, ningún hombre había producido tal efecto sobre mí.Llegamos y el sonido de los aviones se sumo a nuestro silencio. Bajamos del auto las maletas, un hombre vestido de uniforme vino a auxiliarnos, nos recibió el equipaje. Entramos y Amanda se encargó con Jason de los tiquetes.Yo procuré caminar alejada de Edgard pensando a la vez en que ese tipo de distancia no podía darse entre nosotros si queríamos hacer de esto algo creíble, ¡Bah! Ya tendría tiempo para pensar en esto en el avión.Cada uno tomó su tiquete y el hombre del carrito nos acompañó hasta la sala de espera, al llegar allí se fue deseándono
EDGARDVi el auto de la que supuse seria la señorita Brandon, al lado de ella había un chico casi de su misma edad, rubio, estaba ahí para recogerme y llevarme a conocer a la mujer esa.Subí y saludé cortésmente como era costumbre con los clientes, claro que ahí mi clienta no estaba. Decidí llevar poco equipaje pero aun así mi maleta me parecía pesada, los miré, era evidente que eran pareja.La señorita Brandon comenzó a hablarme de la historia detallada de Marianne Cooper. Sin pensarlo tuve lastima de ella. Una mujer rechazada era una mujer que sufría, las muchas que había conocido así lo manifestaban. Grabé los detalles importantes, intentando ignorar las palabras — bastardos — — malditos — e — hijos de puta —, que brotaban amargamente de los labios de la señorita Brandon. Vi que el hombre al lado de ella, quien había dicho que se llamaba Jason, la miraba compareciente, él estaba al corriente de todo.Finalmente después de una hora de camino llegamos al solariego de una casa, estaba
EDGARDVi que bajaba la cabeza y me contaba a versión de la historia que yo había escuchado ya de los labios de la señorita Brandon, pero pude ver por el agua que el pulso le temblaba y que el sonrojo se desvanecía solo por momentos, miré su pulso y me quedé admirando la longitud de su cuello, la piel que lo cubría era muy bonita y le concedía cierto aire de reina, no sé porque pensé eso pero cuando ella me miró y se dio cuenta de donde estaba mi mirada, bajó su cabeza para que mis ojos la miraran a ella, a su cara.— Es suficiente… — dijo lentamente.Dejé de mirarla súbitamente consciente de que no le agradaba que lo hiciera más bien le transmití algo que venía pensando desde hacia tiempo.—Me parece bien que quiera dar la cara… — la consideraba valiente, era cierto.—Soy solo una cobarde que tiene que comprar compañía — dijo ella como si se sintiera mal consigo misma.—Aun así creo que ha pasado muy poco tiempo desde su ruptura algo que debió ser difícil para usted Ella tragó y dij
EDGARDSonreí de lado, a pesar de todo era divertido ver como huía de su cruda realidad y no es que me regodeara, solo es que lo hacía tan torpemente que me daba gracia, ¡Bah! En fin, me moví disimuladamente hacia ella y le rocé la mano con los dedos, su palo de escoba en la espalda se envaró y de sus labios brotó un extraño sonido de sorpresa, puse toda mi mano sobre la de ella que sentí fría, y luego cogí la revista para al menos ponérsela al derecho y la miré a los ojos tratando de brindarle algún tipo de consuelo, el que ella quisiera tomar.Ella se quedó mirándome fijamente por unos momentos como si la sorprendiera mi acción lo cual me llevo a pensar que su ex novio era un completo bastardo con ella. Sacudió la cabeza lentamente como si despejara una idea absurda y me dijo en voz baja para que la señorita Brandon no lo notara.— Lo siento Centré mi mirada en ella y me acerqué un poco más, despacio, sin ninguna intención de asustarla, pero hablando casi en su mismo todo de voz.—
MARIANNECuando nos llamaron al abordaje me puse de pie, pero contrario a lo que mi voluntad me dictaba no me mantuve a mas de dos pasos de Edgard, esto pareció gustarle y pensé que creyó que su lección había tenido efecto en mi, y si tenía razón a pesar de ser por un motivo distinto, el beso… aquel beso tan casto como los que siempre compartía con Michael, pero él había intentado llegar a mas y yo como una cobarde me alejé, si antes mi curiosidad era mínima ahora era demasiado grande, no sé por qué me entraron esos calores y prisas por acabar de una vez con la condenada virginidad, el motivo casi final por que el Michael me había dejado, si me desinhibía estaba segura de que conseguiría un novio que me quisiera, si me hacia una experta en el sexo, ataría al hombre para siempre si…—Un moment o— ¿Acaso mi puritana y estúpida mente acababa de pensar eso? ¿Era yo quien estaba teniendo todos esos pensamientos calientes? Miré al hombre que había a mi lado, de él manaba un poder sexual del
EDGARDCuando dimos pasos fuera de la sala de espera, tomé mi maleta esperando a que Marianne se alejara lo más que podía de mí, — Como si eso le fuera a servir de algo —. Cuando miré de reojo a mis hombros vi que estaba justo tras de mí, incluso demasiado cerca, sonreí lentamente, así que era de las que aceptaba las cosas que le decían sin rechistar. Ajusté el paso para que quedáramos hombro con hombro y así caminamos hasta que entramos en el avión, cuando lo hicimos, vi que mi tiquete marcaba la fila 12, silla B, esas eran las sillas que estaban en el pasillo. Bueno, suspiré.Dejé mi equipaje de mano en la parte de arriba y me senté. Marianne, que veía detrás de mí, señaló la silla antes de que yo me sentara, ella iba al lado de la ventana, le cedí el paso, como caballero que era, y ella lo hizo, pude ver por la rigidez de sus hombros que estaba nerviosa, respiraba demasiado profundo y su pulso temblaba ligeramente, no sabía qué era lo que la ponía así, pero estaba seguro que tenía