MARIANNECuando nos llamaron al abordaje me puse de pie, pero contrario a lo que mi voluntad me dictaba no me mantuve a mas de dos pasos de Edgard, esto pareció gustarle y pensé que creyó que su lección había tenido efecto en mi, y si tenía razón a pesar de ser por un motivo distinto, el beso… aquel beso tan casto como los que siempre compartía con Michael, pero él había intentado llegar a mas y yo como una cobarde me alejé, si antes mi curiosidad era mínima ahora era demasiado grande, no sé por qué me entraron esos calores y prisas por acabar de una vez con la condenada virginidad, el motivo casi final por que el Michael me había dejado, si me desinhibía estaba segura de que conseguiría un novio que me quisiera, si me hacia una experta en el sexo, ataría al hombre para siempre si…—Un moment o— ¿Acaso mi puritana y estúpida mente acababa de pensar eso? ¿Era yo quien estaba teniendo todos esos pensamientos calientes? Miré al hombre que había a mi lado, de él manaba un poder sexual del
EDGARDCuando dimos pasos fuera de la sala de espera, tomé mi maleta esperando a que Marianne se alejara lo más que podía de mí, — Como si eso le fuera a servir de algo —. Cuando miré de reojo a mis hombros vi que estaba justo tras de mí, incluso demasiado cerca, sonreí lentamente, así que era de las que aceptaba las cosas que le decían sin rechistar. Ajusté el paso para que quedáramos hombro con hombro y así caminamos hasta que entramos en el avión, cuando lo hicimos, vi que mi tiquete marcaba la fila 12, silla B, esas eran las sillas que estaban en el pasillo. Bueno, suspiré.Dejé mi equipaje de mano en la parte de arriba y me senté. Marianne, que veía detrás de mí, señaló la silla antes de que yo me sentara, ella iba al lado de la ventana, le cedí el paso, como caballero que era, y ella lo hizo, pude ver por la rigidez de sus hombros que estaba nerviosa, respiraba demasiado profundo y su pulso temblaba ligeramente, no sabía qué era lo que la ponía así, pero estaba seguro que tenía
MARIANNEAlgo me arrancó del sueño que cómodamente estaba teniendo. En él las escenas entre Edgard y yo eran de lo mas censurable, pero eran placenteras así que no las censuré de mis recuerdos, me moví un poco e hice cuenta de todo mi cuerpo. Sentí mi mano que estaba apoyada sobre el musculoso pectoral de quien ese momento hacia de mi almohada, luego mi otro brazo apoyado a un lado y mi cabeza totalmente sobre el pecho de él, sentí deseos de besarlo, un deseo irracional, un deseo que una virgen no debía tener, pero estaba segura de que cualquier virgen de 25 años como yo, harta de ese tabú, sentiría. Pero pensé que ya era hora de salir de mi ensoñación, especialmente cuando escuché a la azafata decirnos que era hora de abrochar nuestros cinturones. Ya habíamos llegado, estábamos sobrevolando Australia.Me desperté del todo sintiendo pegajosos los ojos, lo hice rápidamente y note que casi golpeo a Edgard en el mentón con mi cabeza. ¡Dios, era una torpe!Sin mirarlo arregle rápidamente
MARIANNEMi madre apareció en el umbral con un vaporoso vestido de florecillas que no le sentaba nada bien. Con una flamante y fingida sonrisa miró a Amanda y esta a ella y la saludó cortésmente.—Amanda… ¿Como estas..?.— mi madre tenía inquina con Amanda, ella quería casarla también, pero no sabía el motivo por el cual Amanda había dejado a su novio ni que había estado en una unidad psiquiátrica, para ella Amanda era el promedio de chica rebelde solterona que no conseguiría marido a pesar de tener menos años que yo, pero se quedó callada cuando Amanda introdujo a Jason en la presentación.—Este es mi novio Jason Kincade — dijo Amanda tomándole de la mano y sonriéndole.Lo que vio también lo vio mal, dado que sabía que los Kincade eran nuestros primos segundos, Amanda le dirigió una sonrisa ensoñadora y mi madre otra vez se quedó sin palabras. Cuando Amanda y Jason siguieron los ojos de mi madre se iluminaron al verme.—Marianne — dijo con aplomo, se inclinó a darme un beso y abrazarm
EDGARDCuando llegamos sentí que Marianne se removía en mis brazos. Ya se había despertado. Cuando se levantó y me miró vi que tenía las mejillas sonrosadas y los ojos chicos de sueño, se puso a arreglarse los cabellos, cada uno de los cuales se hallaba fuera del lugar. Sí que se movía cuando dormía, y murmuraba cosas, durante un buen rato, estuve intentando descifrar sus murmullos, pero todos ellos carecían de sentido para mí, pero me descubrí, mientras dormía, atento a cada uno de ellos para intentar decodificar algo de su extraña y sencilla personalidad. Siguió arreglándose sus cabellos, estuve pendiente de cada movimiento, incluso me di cuenta cuando se metió una goma de mascar en la boca y siguió mirando la ventana, luego me volvió a mirar, pero esta vez con una sonrisita en la cara. Estaba nerviosa era evidente.Me miró por un momento como si no creyera lo que veía y luego como siguió distraída me decidí a abrochar su cinturón ya que ella no parecía dispuesta a hacerlo y ahí est
EDGARDAmanda oprimió el timbre y nos salió a recibir una mujer de edad con un vestido de niña, algo que no iba para nada con la longevidad que aparentaba. No supe porque pero en seguida me cayó mal, a pesar de no conocerla. Había en su mirada una segunda intención de buscar detalles que me sentí como alguien a quien meten en una máquina de rayos x para buscar la enfermedad. Vaya mujer desagradable.Saludó a Amanda y vio que tenia de la mano a Jason pero se notaba que encontraba algo reprobable en esa relación. Yo no sabía por qué ni me interesaba averiguarlo, la única percepción que tenía era del cariño que había entre esos dos tórtolos.La mujer saludó a Marianne y luego se volvió a mi cuando hicieron las presentaciones. A desgana compuse mi mejor sonrisa y tenía mi mano para besar la suya.—Mucho gusto, señora. Me llamo Edgard Barrington, soy el novio de su hija, y me encantaría tener su bendición para nuestro noviazgo — Esperaba que tuviera claro a quien quería cortejar. La conqui
MARIANNEMi madre nos indicó precisamente la habitación que yo tenía cuando estaba aquí. Seguramente mi papi había dispuesto que nada debía ser movido de el sitio, pero cuando entré me di cuenta que ni siquiera esa pequeña voluntad había sido cumplida por la vasta de mi hermanastra, mis cortinas rosadas no estaban. En cambio estaban las verdes catarro de Jessenia, afortunadamente no se había robado también el papel tapiz de las paredes. Suspiré y seguí empujando mi maleta sintiendo a Edgard cerca de mí.Cuando me di la vuelta para encarar a mi madre me tropecé y me caí al piso de trasero, sentí que mi cara se ponía roja y maldije en voz baja. Me levanté rápidamente y vi que Edgard miraba el cartel de la película de Romeo + Julieta que tenía en uno de los lados del floreado papel tapiz.Sonrió de lado y sentí vergüenza de mi época romántica, esa que ahora yacía muerta en algún fondo de mi alma con todas mis esperanzas de progreso en ese ámbito.—Espero que disfruten la estancia, me ret
MARIANNE—Si… puede que sea cierto… pero eso es privado… yo no debería — huí de su mirada deliberadamente. Se inclinó peligrosamente sobre mí y me obligué a retroceder por su cercanía, pero también a mirar su mentón y luego a sus ojos llenos de un extraño fuego.—Nadie te va a creer si haces eso, cariño — otra vez ese apelativo, sonaba bien… y me hacia vibrar — cariño —. Esa palabra sonó tan dulce en sus labios que me obligó a reaccionar, pero sabía que estaba mal, y aunque lo sabia no quería detenerme, me dio una especie de valor que nunca había tenido, algo que ni siquiera sabía que viviera dentro de mi cuerpo.—Enséñame… — le dije en un murmullo ronco sin poder apartar la mirada de sus ojos, aquello se me estaba saliendo de las manos y yo como una idiota solo quería dejarlo correr, mi feminidad escondida salió a flote, escogió justo ese momento, cuando lo tenía semidesnudo frente a mí y con aquella mirada en sus potentes ojos.Sin darme tregua me haló bruscamente del brazo y me apr