Maddie
— Isabella. — Susurró Andrew antes de besarme y sentí como mi corazón se rompía, mis ojos empezaron a cristalizarse, él estaba dentro de mí, acostándose conmigo, pero pensando en otra y pese a eso fui incapaz de apartarme de esa boca que tanto ansiaba, sin importar el dolor que me causaba escuchar este nombre, queriendo que fuese el mío. Queriendo que estuviera pensando en mí y solo en mí, como lo estaba yo en él. Pero no podía apartarme de sus caricias, era incapaz de levantarme e irme cuando en sus brazos sentía que pertenecía a él y cuando había esperado demasiado tiempo por besarlo, simplemente me dejé llevar, incluso si me dolía saber que su cuerpo estaba conmigo, aunque no su mente y corazón... Al abrir los ojos aturdida, puedo ver a Andrew sentado en un sillón pasando las manos por su cabello rubio mirando a la nada, su torso musculoso estaba desnudo, tenia un leve bronceado que lo hacía parecer aún más atractivo y sexy. Era grande, fuerte y poderoso, no podía dejar de mirarlo sin moverme, porque parecía muy perfecto para ser real. Él era de esos hombres que con solo mirarlos, sentías la necesidad de acercarte. Pero lo que me despertó de mi ensoñación es que su mandíbula fuerte estaba muy tensa y parecía frustrado, entonces empezaron a inundarme los recuerdos de lo sucedido ayer. Ambos habíamos estado tomando y luego terminamos en la cama, yo le había dado mi primera vez, no teníamos ninguna relación, ni siquiera estábamos saliendo antes de esto, pero yo si estaba enamorada de él y pese al alcohol yo si me había entregado a él porque lo deseaba. Solo que al verlo así, empezaba a preguntarme si había hecho lo correcto, porque él si parecía arrepentido y ante este hecho mi corazón se apretó. «Por supuesto que fue un error, te llamó Isabella durante el sexo.» Me recordó mi subconsciente lo que había preferido olvidar y me dolió al darme cuenta. Sentí como una piedra pesada caía en mi pecho, aplastándome, sintiendo que me asfixiaba y mis ojos se empezaron a cristalizar. Empecé a odiarme a mí misma, era una idiota, todos sabían que él estaba enamorado de Isabella y de tonta me metí en su cama, sin pensar en nada más que en mi tonto enamoramiento. Él debía odiarme. Necesitaba salir de aquí y hacer como si nada de esto pasó, no podía soportar que Andrew me despreciara e intenté levantarme de la cama y tomar mis cosas para irme en silencio, no tenia cara para mirarlo, tenia miedo de ver odio en sus ojos y cuando estaba apenas levantándome, él volteó hacia mí, sus hechizantes e intensos ojos azules se clavaron en mí, observandome, frunciendo el ceño y me congelé en mi sitio, sintiendo como mi corazón latía descontrolado. Esos ojos hermosos tenían tanto poder sobre mí, de hecho todo él lo tenía, porque Andrew era como un ser perfecto e inalcanzable, parecía un Dios griego, que enamoraba a cualquier mujer que lo conocía, pero él no quería a ninguna, porque solo tenia ojos para una y yo no era la excepción, era la m*****a regla. — ¿Anoche fue tu primera vez no es así? — Preguntó con voz ronca dirigiendo su mirada a una pequeña mancha roja en la cama y sentí como mis mejillas se calentaban, no solo por la vergüenza, sino que también por el cosquilleo que generaba en mi interior al escuchar su adictiva voz. Pero al recordar la incomodidad de este momento de nuevo, esto se reemplazo con tristeza. — Si, pero eso no importa, no te preocupes, no te voy a molestar, podemos hacer como si nada de esto hubiese ocurrido. — Respondí, pestañeando rápidamente, tratando de disipar las lágrimas que querían salir, al recordar las palabras de mi madre. Ella siempre me había dicho que solo entregara mi virginidad al hombre con él que me casaría, me había inculcado valores a los cuales habia fallado y sin duda yo sería feliz casándome con Andrew, pero él no conmigo y no podía exigir nada. Yo acepté acostarme con él, aún sabiendo de sus sentimientos por Isabella, yo era la culpable y merecía afrontar las consecuencias así estás dolieran. Había dado mi primera vez al hombre que amaba, pero él probablemente me odiaba… — Maddie no puedo hacer como si esto no ocurrió, era tu primera vez, creo que no debió pasar, yo… — Dijo pasando las manos por su rostro y podía sentir cuan frustrado estaba. Me sentí mucho más incómoda, con un dolor sordo en mi pecho. — Andrew puedo hacer como si esto no sucedió, no se lo diré a nadie, lo siento. — Suspiré tomando mis cosas con las manos temblando para empezar a vestirme con mi corazón adolorido. — Maddie me haré responsable. — Lo escuché decir y voltee a mirarlo desconcertada. Él no se veía nada contento, estaba tenso y parecía que estaba diciendo esto por obligación y aunque yo lo quería, no podía soportar que se sintiera obligado a algo solo por lo que pasó en una noche en la que yo no fui obligada a nada. — ¿A qué te refieres? — Cuestioné, queriendo asegurarme de lo que pretendía. — No éramos novios cuando pasó, tampoco fue de la mejor manera, se que merecías algo mejor en tu primera vez, lamento como sucedieron las cosas y bueno creo que deberíamos conocernos mejor, ser novios, salir y más adelante podríamos pensar en el matrimonio. — Espetó y con esta última frase sus ojos se llenaron de renuencia y sentí como un cuchillo ardiente se clavaba en mi pecho. Esto no era lo que una mujer quería ver en los ojos del hombre que amaba después de acostarse con él por primera vez. — Andrew, estabas ebrio, yo también lo estaba un poco, solo fue algo del momento, no tienes que tomártelo en serio, yo sabía lo que hacía, podemos olvidarlo y actuar como si nada de esto hubiese sucedido. — Musite fingiendo ser fuerte, porque yo sabía muy bien que nunca podría olvidarme de lo sucedido. Él se quedó en silencio y yo me terminé de vestir lo más rápido que pude para irme sin decir nada más, el nudo en mi garganta no dejaba de crecer y sentía que en cualquier momento explotaría en lágrimas, pero cuando toqué el pomo de la puerta, lo sentí tomarme del brazo. — Maddie yo quiero hacer esto, a partir de ahora empezaremos a salir. — Aseguró Andrew y voltee a mirarlo. — No, no tienes que hacer… — dije, sintiendo como mi mentón comenzaba a temblar, ya no podía contenerme y una lágrima se deslizó por mi rostro. Andrew de inmediato la limpió con su pulgar, antes de atraerme hacía su pecho. — No llores Maddie, vamos a conocernos mejor, veremos si esto funciona. — Musitó abrazándome, mientras yo descansaba mi cabeza en su musculoso pecho, sintiendo como las lágrimas caían por mi rostro. Podía sentir que él no quería esto, ya tenía en su corazón a alguien y solo debía estar haciendo porque tenía valores muy arraigados, era un caballero y pensaba que hacerse responsable era lo correcto, pero eso no me hacía sentir bien, porque era por obligación. Aunque ante su insistencia me sentía incapaz de negarme, mi corazón no era tan fuerte y todos éramos egoístas a veces y hoy yo lo quería ser, porque quería darme la oportunidad de estar con él, ver si podría llegar a conquistar su corazón… Y si, tal vez estaba equivocada, fue un error acostarme con él sabiendo que amaba a otra, había sido completamente egoísta, hoy quería aferrarme a este hombre que me hacía latir el corazón desenfrenado, quería creer que tenía una oportunidad de enamorarlo. Quizás si hubiese sabido lo que vendría por esta tonta decisión, hubiese salido corriendo sin querer verlo de nuevo o no.Dos años después. Maddie — Maddie, debes guiarte por el GPS de tu teléfono, es sencillo, solo sigue las instrucciones. — Dijo Andrew al teléfono, mientras yo me sentía completamente aturdida y perdida entre tantos edificios, pese a que ya tenía un tiempo aquí, aún no me acostumbraba a todo el caos de Nueva York. — Eso es lo que tengo un ahora haciendo y no encuentro el bendito lugar y voy tarde. — Me quejé molesta, deseaba que él estuviera aquí en este momento y me acompañará como siempre lo hacía cada vez que tenía que ir a un lugar nuevo. — Andrew si tú estuvieras aquí no estaría pasando esto, ¿Cuándo regresaras? — Maddie debes calmarte, sabes lo que está ocurriendo y que por eso ahora no puedo y no se cuando pueda regresar… — Al escuchar esta respuesta volví a sentirme realmente frustrada. Él hace unos días tuvo que correr hacia Isabella, su mejor amiga, la mujer que me temo que él siempre ha amado, ella quedó en coma después de que algo terrible le sucedió y quiere estar
Maddie — Si no quieres estar aquí, te puedes ir. — dije blanqueando los ojos.— No es tu obligación estar aquí y tampoco te lo estoy pidiendo. — Pobre niña solitaria. — Se burló mientras se sentaba en el sofá al lado de la cama y empezaba a ver su teléfono. Mis manos al escucharlo se apretaron en puños, porque no tenía como rebatir esto, estaba sola. — ¿Que crees que haces? — Le pregunté desconcertada, al ver que parecía que no se iría pronto. — Poniéndome cómodo, ya que no tienes a nadie te haré compañía.— Respondió haciendo su teléfono a un lado para mirarme con una sonrisa juguetona. — Es mejor para los dos si te vas. — Lo es, pero no podría con el remordimiento de conciencia al dejar sola a una pobre niña abandonada a su suerte. — Espetó burlándose de nuevo de mí y estaba haciendo que lo comenzara a odiar. Quería desesperadamente llamar a Andrew para demostrarle que si tenia a alguien que vendría a acompañarme y que solo estaba de viaje. Pero muy en el fondo de mí, sabia
Maddie — Por fin estas aquí. — dije casi saltando de la cama con una sonrisa al ver a Ava entrar, estas horas de espera junto a este hombre habían sido insoportables. Pese a que él había traído comida para los dos, no había dejado de hacer comentarios burlándose de que estaba sola, sin importar cuánto lo ignorara. — Nunca te había visto tan feliz al verme. — dijo ella devolviéndome la sonrisa, para luego reparar en la habitación y darse cuenta de había alguien más. — ¿Quien es? — Mucho gusto señorita, mi nombre es Ethan Phillips. — Respondió él, levantándose del sofá y acercándose a ella con una sonrisa para estrechar su mano, con ella si estaba comportando amable a diferencia que conmigo. Así que ese era el nombre de este engreído insoportable que no se había dignado a decírmelo, no es que me importara y tampoco le había preguntado, pero debió tener la iniciativa de decírmelo, despues de todo fue quien me atropelló, bueno en realidad si chófer, pero él también era responsable y
Maddie — Hola. — saludó Ethan entrando a la habitación y de inmediato caminó hacia mí frunciendo el ceño al ver que había un bolso en la cama y yo estaba sentada. — ¿No me ibas a avisar que te darían el alta? — No lo creí necesario. — Respondí encogiéndome de hombros y él soltó una risa irónica. — ¿O sea que no necesitas a nadie que las lleve y pueda ayudar a tu amiga ya que no puedes caminar?— preguntó con una sonrisa de lado, la cual resaltaba su atractivo a pesar de sus insoportables palabras. — Podemos conseguir un taxi y Ava y yo resolveremos lo demás. — Es mucho mejor si él nos ayuda. — Saltó Ava con una sonrisa coqueta. — ya esta decidido, nos llevara a tu casa. Solo pude suspirar, Ava no aceptaría un no por respuesta y en mi estado si vendría bien la ayuda de Ethan, ya que mi pie tenia que recuperarse y no tenia muletas aun para caminar sola. — Bueno termina de cambiarte, si necesitas ayuda me avisas.— dijo con una sonrisa diabólica y salió. — Lo terminaré matando. —
MaddieEstaba sentada en el sofá mientras revisaba mi teléfono esperando que Andrew decidiera llamarme, no seria yo quien lo llamaría después de que él olvidara nuestros planes para estar en California, cuando escucho tocar la puerta y veo Ava ir de inmediato a abrir. — Hola, me sorprende verte aquí. — la escucho decir sorprendida despues de abrir la puerta y por un pequeño instante me lleno de emoción al pensar que es Andrew que volvió de sorpresa. Pero todo queda atrás reemplazado por la decepción al ver a Ethan en la puerta parado allí con un enorme ramo de flores y vestido con un traje gris de tres piezas que no oculta su musculatura, tengo que admitir que se ve muy guapo y poderoso, pero definitivamente no era mi tipo. — ¿Puedo pasar? — le pregunta él con una sonrisa a Ava. — Por supuesto. — responde ella haciéndose a un lado y él entra caminando directamente hacia mí. — Hola. — dice con una sonrisa, pero parece estar un poco nervioso. — Lo siento mucho por lo de ayer y que
Maddie — ¿El novio ausente? — preguntó Ethan alzando las cejas y solo asentí, no valía la pena negarlo. — Pues es un completo idiota al dejar a su novia en el momento que lo necesita para estar haciendo quien sabe que y no creo que te merezca, encima te llama egoísta, no deberías seguir con él. — dice con simpleza y vuelve a la cocina sin esperar una respuesta de mi parte. ¿No me merece o soy yo quien no lo merece a él? Debo confesar que la mayoría del tiempo lo siento así, él siempre ha sido el mejor en todo y cuando estábamos en la secundaria todo el mundo decía que él e Isabella eran perfectos juntos y quizás siempre fui yo la que se equivoco al querer algo que nunca debió tener. Mi mente esta nublada por estos pensamientos que casi no me dejan respirar cuando puedo ver que Andrew vuelve a llamar justo en el instante que salen Ava y Ethan de la cocina con la comida y decido declinar su llamada. — ¿Te ayudo? — pregunta Ethan después dejar las cosas en la mesa. — Si, pero no m
MaddieDe repente, con mi corazón latiendo acelerado empecé a buscar el cuerpo de Andrew a mi lado, tratando de buscar su calor al tener esa pesadilla de nuevo, pero solo había frío, una vez más no estaba a mi lado, temblando abrí los ojos y encendí la luz, queriendo borrar esos recuerdos. Tenía mi rostro mojado por las lágrimas y mi cuerpo estaba lleno de escalofríos, hace mucho que no tenía esa pesadilla, pero había vuelto, esa en la que ese hombre después de golpearme me encerraba en un pequeño closet, oscuro y aterrador, podía escuchar ratas y mi miedo solo crecía estando encerrada ahí, aterrada, llamando en voz baja a mi mamá y mi papá, deseando que me salvarán, pero pasaban las horas y nadie venía por mí...Durmiendo con Andrew, cuando la tenía él me abrazaba y me hacía sentir segura, pero ya no estaba aquí y yo no paraba de temblar. Lo necesitaba, necesitaba un abrazo, pero estaba totalmente sola, Ava ya se había ido debido a que tenía que seguir con sus clases no podía queda
Maddie— Tu amiga me escribió para ver si podía pasar a echarte un vistazo. — dijo con una sonrisa. — ¿Ava?— Cuestioné confundida y él soltó una carcajada negando con la cabeza. — Niña, ¿Quién más podría ser? — preguntó aun riéndose. — eres demasiado lenta, hazte a un lado. Lo hice por inercia antes de darme cuenta que estaba dejando pasar al idiota que le encanta fastidiarme y cuando reaccione ya era demasiado tarde como para impedírselo. — ¿Ya comiste? — preguntó mientras dejaba unas bolsas en la mesa de lo que supongo es comida. — No, pero deberías irte con tus cosas. — Respondí señalando hacia las bolsas. — No seas tan mal agradecida y ven a sentarte a comer, es comida italiana... tu favorita. — Espetó con una sonrisa triunfadora. Quería rechazarlo y correrlo, pero amaba la comida italiana y no había estado comiendo bien desde que Ava se fue, además que estaba cansada de estar tan sola, así que me rendí y me fui a sentar con él. — ¿Como va tu tobillo?— preguntó despues d