Maddie Era demasiado extraño verlo actuar así y esto me confirmaba que Alexa significaba mucho para él, a tal punto que creo que dejó atrás cualquier sentimiento romántico que tuviera por mí y ahora solo me ve como una amiga con la cual hablar de lo que le preocupaba. — Es complicado, ayer fui a dónde ella vive sin avisarle, pero vi a su madre saliendo con un niño pequeño de la casa, ella no me vio porque yo no me había bajado del auto, pero yo si los vi bien y ese pequeño es muy parecido a Alexa y no creo que sea hijo de su mamá, ella ya es mayor como para tener un hijo tan pequeño, así que solo puedo pensar en que la madre es Alexa y no tengo idea de si yo puedo ser el padre o es de alguien más, sin embargo ella no ha mencionado nada y no sé cómo hablarlo con ella porque si lo ha estado ocultando debe tener una razón, pero si ese niño es mi hijo yo lo necesito saber, es mi derecho y ella no tiene derecho a ocultarmelo ni a haberme privado de este tiempo sin poder estar en su vida
Andrew — Hola princesa. — La saludé y me acerqué a ella para besarla apenas abrió la puerta, pero ella rápidamente se separó de nuestro beso. — Andrew, Ethan está aquí. — Musitó Maddie haciéndose a un lado para que yo pudiera pasar. De inmediato mi mandíbula se tensó al verlo, encontrarlo aquí de nuevo era demasiado desagradable, él estaba demasiado cerca de Maddie y aunque confío en ella, definitivamente no en él, menos sabiendo de que él aún debe tener sentimientos por ella. Además no podía entender porqué tardaba tanto en volver a Nueva York y seguía acercándose a Maddie, más sabiendo que estamos juntos de nuevo. — Maddie pensaba en comer juntos para luego ir a la cita que te hice. — Dije alzando las bolsas con comida empaquetada hacía ella, esperando que él entendiera la indirecta y se fuera. Quería hablar con ella de que estaba ocurriendo entre ellos, porque aún yo no podía evitar recordar como él la besaba y que estuviera viniendo a verla cuando ella estaba
Maddie Me costó creer por un momento lo que veía, pero sabía que era real y el tatuaje había quedado realmente hermoso, pero lo más importante era sobre la piel que estaba trazado. Qué Andrew se tatuara mi nombre y rostro en su piel me había dejado completamente conmocionada y conmovida, porque había hecho algo verdaderamente significativo e impactante y acompañado de esas hermosas palabras que me dijo era aún más increíble, todo esto era otro gran gesto de amor y había borrado cualquier duda en mí. Me había dejado muy claro que me ama tanto como yo a él, que no tengo nada que temer, que puedo entregarle mi corazón plenamente sin ningún miedo, porque como mi corazón era suyo, el corazón de él era completamente mío y ante este hecho no podía evitar sentir que como mi corazón martillaba contra mi pecho con demasiada fuerza por su dueño y por la felicidad que me causaba este momento. Andrew no dejaba de sorprenderme y está demostración de su amor era mucho más de lo que pude llegar
Maddie —Isabella. — Susurró Andrew antes de besarme y sentí como mi corazón se rompía, mis ojos empezaron a cristalizarse, él estaba dentro de mí, acostándose conmigo, pero pensando en otra y pese a eso fui incapaz de apartarme de esa boca que tanto ansiaba, sin importar el dolor que me causaba escuchar este nombre, queriendo que fuese el mío. Queriendo que estuviera pensando en mí y solo en mí, como lo estaba yo en él.Pero no podía apartarme de sus caricias, era incapaz de levantarme e irme cuando en sus brazos sentía que pertenecía a él y cuando había esperado demasiado tiempo por besarlo, simplemente me dejé llevar, incluso si me dolía saber que su cuerpo estaba conmigo, aunque no su mente y corazón...Al abrir los ojos aturdida, puedo ver a Andrew sentado en un sillón pasando las manos por su cabello rubio mirando a la nada, su torso musculoso estaba desnudo, tenia un leve bronceado que lo hacía parecer aún más atractivo y sexy. Era grande, fuerte y poderoso, no podía dejar de
Dos años después. Maddie — Maddie, debes guiarte por el GPS de tu teléfono, es sencillo, solo sigue las instrucciones. — Dijo Andrew al teléfono, mientras yo me sentía completamente aturdida y perdida entre tantos edificios, pese a que ya tenía un tiempo aquí, aún no me acostumbraba a todo el caos de Nueva York. — Eso es lo que tengo un ahora haciendo y no encuentro el bendito lugar y voy tarde. — Me quejé molesta, deseaba que él estuviera aquí en este momento y me acompañará como siempre lo hacía cada vez que tenía que ir a un lugar nuevo. — Andrew si tú estuvieras aquí no estaría pasando esto, ¿Cuándo regresaras? — Maddie debes calmarte, sabes lo que está ocurriendo y que por eso ahora no puedo y no se cuando pueda regresar… — Al escuchar esta respuesta volví a sentirme realmente frustrada. Él hace unos días tuvo que correr hacia Isabella, su mejor amiga, la mujer que me temo que él siempre ha amado, ella quedó en coma después de que algo terrible le sucedió y quiere estar
Maddie — Si no quieres estar aquí, te puedes ir. — dije blanqueando los ojos.— No es tu obligación estar aquí y tampoco te lo estoy pidiendo. — Pobre niña solitaria. — Se burló mientras se sentaba en el sofá al lado de la cama y empezaba a ver su teléfono. Mis manos al escucharlo se apretaron en puños, porque no tenía como rebatir esto, estaba sola. — ¿Que crees que haces? — Le pregunté desconcertada, al ver que parecía que no se iría pronto. — Poniéndome cómodo, ya que no tienes a nadie te haré compañía.— Respondió haciendo su teléfono a un lado para mirarme con una sonrisa juguetona. — Es mejor para los dos si te vas. — Lo es, pero no podría con el remordimiento de conciencia al dejar sola a una pobre niña abandonada a su suerte. — Espetó burlándose de nuevo de mí y estaba haciendo que lo comenzara a odiar. Quería desesperadamente llamar a Andrew para demostrarle que si tenia a alguien que vendría a acompañarme y que solo estaba de viaje. Pero muy en el fondo de mí, sabia
Maddie — Por fin estas aquí. — dije casi saltando de la cama con una sonrisa al ver a Ava entrar, estas horas de espera junto a este hombre habían sido insoportables. Pese a que él había traído comida para los dos, no había dejado de hacer comentarios burlándose de que estaba sola, sin importar cuánto lo ignorara. — Nunca te había visto tan feliz al verme. — dijo ella devolviéndome la sonrisa, para luego reparar en la habitación y darse cuenta de había alguien más. — ¿Quien es? — Mucho gusto señorita, mi nombre es Ethan Phillips. — Respondió él, levantándose del sofá y acercándose a ella con una sonrisa para estrechar su mano, con ella si estaba comportando amable a diferencia que conmigo. Así que ese era el nombre de este engreído insoportable que no se había dignado a decírmelo, no es que me importara y tampoco le había preguntado, pero debió tener la iniciativa de decírmelo, despues de todo fue quien me atropelló, bueno en realidad si chófer, pero él también era responsable y
Maddie — Hola. — saludó Ethan entrando a la habitación y de inmediato caminó hacia mí frunciendo el ceño al ver que había un bolso en la cama y yo estaba sentada. — ¿No me ibas a avisar que te darían el alta? — No lo creí necesario. — Respondí encogiéndome de hombros y él soltó una risa irónica. — ¿O sea que no necesitas a nadie que las lleve y pueda ayudar a tu amiga ya que no puedes caminar?— preguntó con una sonrisa de lado, la cual resaltaba su atractivo a pesar de sus insoportables palabras. — Podemos conseguir un taxi y Ava y yo resolveremos lo demás. — Es mucho mejor si él nos ayuda. — Saltó Ava con una sonrisa coqueta. — ya esta decidido, nos llevara a tu casa. Solo pude suspirar, Ava no aceptaría un no por respuesta y en mi estado si vendría bien la ayuda de Ethan, ya que mi pie tenia que recuperarse y no tenia muletas aun para caminar sola. — Bueno termina de cambiarte, si necesitas ayuda me avisas.— dijo con una sonrisa diabólica y salió. — Lo terminaré matando. —