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Capítulo 3. Miedo de ser rechazada.

Maddie

— Por fin estas aquí. — dije casi saltando de la cama con una sonrisa al ver a Ava entrar, estas horas de espera junto a este hombre habían sido insoportables.

Pese a que él había traído comida para los dos, no había dejado de hacer comentarios burlándose de que estaba sola, sin importar cuánto lo ignorara.

— Nunca te había visto tan feliz al verme. — dijo ella devolviéndome la sonrisa, para luego reparar en la habitación y darse cuenta de había alguien más. — ¿Quien es?

— Mucho gusto señorita, mi nombre es Ethan Phillips. — Respondió él, levantándose del sofá y acercándose a ella con una sonrisa para estrechar su mano, con ella si estaba comportando amable a diferencia que conmigo.

Así que ese era el nombre de este engreído insoportable que no se había dignado a decírmelo, no es que me importara y tampoco le había preguntado, pero debió tener la iniciativa de decírmelo, despues de todo fue quien me atropelló, bueno en realidad si chófer, pero él también era responsable y además se había quedado aquí molestándome en contra de mi voluntad.

— Un gusto, me llamo Ava Cook. — dijo ella respondiendo al gesto encantada con una sonrisa.

— Bueno, ya me voy, vendré más tarde para ver si necesitas algo niña y aquí esta mi tarjeta. — Espetó Ethan sacando una tarjeta de su cartera y dejándola en la mesa. — Nos vemos. — Me guiño un ojo y yo blanquee lo ojos molesta, no entendía que se creía.

Era guapo si, pero su prepotencia le restaba atractivo o al menos eso quería creer yo.

Despues de verlo irse Ava casi salto sobre mí para preguntar por él.

— ¿Quien es? Es guapísimo. — dijo con la voz chillona por la emoción.

— Él jefe del hombre que me atropelló, pero no te emociones que lo que tiene de guapo lo tiene de insoportable.

— No lo parece. — Replicó ella con una sonrisa. — En realidad me parece todo un caballero.

Claro, había fingido ser un caballero, pero solo con ella, de mí no había dejado de burlarse.

— Pero créeme que es...— no había terminado de hablar cuando escucho mi teléfono sonar y al verlo me doy cuenta de que es Andrew y le hago un gesto a Ava para que guarde silencio y contesto la llamada.

— Maddie, ¿Lograste llegar? — Preguntó él, con esa voz magnética que causa estragos en mí.

Su simple voz tenía efecto sobre mí.

— No, volví a casa, reprogramare eso para después, ¿Como sigue Isabella? — pregunté y en ese momento Ava abre la boca sorprendida queriendo decir algo pero rápidamente niego con la cabeza y ella se queda callada, pero no parece estar nada contenta y se pega más a mí para escuchar.

Quería quitarla, pero no quería hacer ruido y que Andrew se diera cuenta de que ella estaba aquí, le parecería muy extraño que ella viniera de la nada cuando debía estar en la universidad.

— Bueno aun sigue sin despertar, me voy a tener que quedar unos días más, como te dije antes y lamento que no llegaras.

— Entiendo. — dije decepcionada, me sentía mal por Isabella pero me sentía peor al saber que Andrew dejaría atrás nuestros planes por quedarse allá.

Y volvía a sentir que siempre estaría por debajo de ella en sus prioridades.

— Se que debería estar ahí para celebrar nuestro aniversario que será en unos días y también para celebrar que te aceptaron dónde querías, pero no la puedo dejar sola en este momento. — Suspiró y yo sonreí con tristeza.

Se que es grave lo que le paso a ella, pero que no la pueda dejar sola como él dice y que a mí me dejara sola sin dudarlo, me hace sentir tan mal.

Estar aquí lastimada y tener que llamar a Ava para que me acompañara y que ella viajara la misma distancia que tendría que viajar él para hacerme compañía porque simplemente no le podía decir a él y si lo hacia tampoco vendría, eso me molestaba mucho, aunque la molestia no era lo peor de todo, sino el dolor y todo empeoraba al ver a Ava mirándome enojada.

— Esta bien, no te preocupes.

— Gracias Maddie, eres la mejor. — Dijo él aliviado y sentí que esto era irónico.

¿Era la mejor por no pedirle que volviera cuando lo necesitaba y él prefería estar para ella? Si, pero porque tenía demasiado miedo de ser rechazada, no porque no me importara.

— Hablamos luego, adiós. — dije y colgué la llamada sin esperar su respuesta, ya no quería hablar con él, tenía miedo de terminar diciéndole como me sentía realmente.

— ¿No esta aquí por que esta con ella? — preguntó Ava furiosa, podía entender claramente como ella se sentía, porque yo me sentía igual o peor, solo que yo no tenia otra opción que guardarlo para mí misma.

— Si, Isabella esta en coma, así que no hagas un escandalo por eso.— dije sin querer que ella echara más leña al fuego, la conocía muy bien sabia que a Ava le molestaría enormemente saber que él preferiría estar allá que aquí conmigo.

— Pero tú eres su novia y estas herida. — Replicó como si no lo pudiera creer y eso me hizo sentir más patética.

— Si, pero él no lo sabe y lo de Isabella es muy grave al parecer. — Suspiré, restándole importancia, tratando de que ella no se enojara más, pese a que por dentro yo estaba llena de emociones turbulentas que amenazaban con asfixiarme.

— ¿No lo sabe? Entonces lo diré para que venga a acompañar a su novia. — Afirmó, sacando el teléfono de su bolsillo.

— Ava por favor no lo hagas, no quiero que se entere, no quiero ponerlo entre la espada y la pared. — Pedí con voz rota, tomando su mano para impedirle que lo llamase.

Andrew pese a que le había colgado él ni siquiera me había vuelto a llamar para preguntar si me sucedía algo, se notaba que su cabeza estaba solo en Isabella y prefería ahorrarme la humillación de que le dijera a Ava él mismo que prefería quedarse con Isabella.

— ¿Tienes miedo de que la elija a ella no es así? — preguntó, soltando un suspiro y adivinando perfectamente lo que sentía, Ava me conocía mejor que nadie.

Despues de todo ella era mi mejor amiga y la persona en quien más confiaba, sabia cada cosa sobre mi, todas mis inseguridades y cada detalle de mi relación con Andrew, con la que nunca estuvo muy de acuerdo.

— Un poco. — conteste encogiéndome de hombros, fingía ser fuerte para no derrumbarme.

Ella se acerco y me abrazo para consolarme.

— Amiga si te sientes así deberías hablarlo con él o simplemente dejarlo, no es justo para ti, eres preciosa y cualquier hombre estaría loco por tomar su lugar. — Me consoló y yo solo me aferré a ella, sintiendo como pocas lágrimas empezaban a caer por mi rostro y las limpie rápidamente.

— Ava, no quiero hablar de eso por favor. — Pedí casi suplicando.

— Está bien, no hablaremos de eso. — Accedió ella.

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