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Capítulo 2. Pobre niña abandonada.

Maddie

— Si no quieres estar aquí, te puedes ir. — dije blanqueando los ojos.— No es tu obligación estar aquí y tampoco te lo estoy pidiendo.

— Pobre niña solitaria. — Se burló mientras se sentaba en el sofá al lado de la cama y empezaba a ver su teléfono.

Mis manos al escucharlo se apretaron en puños, porque no tenía como rebatir esto, estaba sola.

— ¿Que crees que haces? — Le pregunté desconcertada, al ver que parecía que no se iría pronto.

— Poniéndome cómodo, ya que no tienes a nadie te haré compañía.— Respondió haciendo su teléfono a un lado para mirarme con una sonrisa juguetona.

— Es mejor para los dos si te vas.

— Lo es, pero no podría con el remordimiento de conciencia al dejar sola a una pobre niña abandonada a su suerte. — Espetó burlándose de nuevo de mí y estaba haciendo que lo comenzara a odiar.

Quería desesperadamente llamar a Andrew para demostrarle que si tenia a alguien que vendría a acompañarme y que solo estaba de viaje.

Pero muy en el fondo de mí, sabia que solo quedaría en ridículo, porque Andrew seguramente me preguntaría si es grave y yo le diría que no y él elegiría quedarse con Isabella alegando que lo mío no era tan grave como lo de ella y que ya estaba allá y se ofrecería a enviar a otra persona.

No quería ser rechazada así, no delante de este hombre al que le gusta burlarse de mí e irritarme.

No quería tener que poner a Andrew a elegir y que no me eligiera a mí, a pesar de saberlo me niego a tener que enfrentarme a esa realidad para la cual no estoy lista aun.

Me aterra tener que enfrentarme a eso, porque si lo hago inevitablemente lo nuestro terminara, sabia que ya no podría seguir haciéndome la ciega a su inminente rechazo, no creía que pudiera seguir en esta relación después de eso y yo no quería que todo terminara.

Lo amaba demasiado, tal vez incluso más que a mí misma y eso era tan triste como patético.

— No soy una niña abandonada, simplemente me vine a estudiar aquí sola.—Mentí molesta, sin querer mencionar lo de Andrew. — Llamaré a mi amiga para que viaje hasta aquí y me acompañe, así que te puedes ir.

A él le pareció divertida mi explicación y volvió a sonreír mientras me miraba.

— Llámala y me iré cuando ella llegue.— dijo y volvió a dirigir la atención hacia su teléfono y yo me quede mirándolo deseando que mi mirada llena de odio lo pudiera hacer desaparecer, pero él simplemente me ignoro, parecía que disfrutaba molestarme.

Así que no tuve otra opción que llamar a mi mejor amiga.

— ¿Se esta acabando el mundo que la señorita Madison decidió llamarme al fin?— preguntó ella al apenas descolgar el teléfono.

— No seas tonta, ¿podrías venir a Nueva York? — Cuestioné, me sentía mal porque después de muchos días sin llamarla, lo estaba haciendo para pedirle un favor, pero solo la tenia a ella, porque con Andrew no creía que pudiera contar.

—¿Por qué? ¿Paso algo?— preguntó sorprendida y desconcertada.

— Tuve un pequeño accidente y necesito alguien que me acompañe unos días.

— ¿Estas bien? ¿Donde esta Andrew? ¿Por que no esta acompañándote? — Interrogó ella y sentí como una aguja se clavaba en mi pecho al recordar que a quien debía estar llamando era a mi novio, no a ella.

— Estoy bien y no quiero hablar de eso ahora, ¿podrías venir? — Pregunté en voz baja, sintiendo como un nudo empezaba a formarse en mi garganta que intentaba tragar, no podía mostrar debilidad frente a este hombre.

Solo se reiría en mi cara.

— Esta bien, tomaré el próximo vuelo y más vale que cuando llegue tengas una buena explicación de por qué Andrew no esta ahí. — Dijo pareciendo molesta y ya me podía imaginar la razón.

A ella no le agradaba demasiado Andrew, decía que él no me merecía, pero yo sentía que no lo merecía a él.

Andrew era el hombre perfecto, desde que lo vi por primera vez robó mi corazón, en cambio yo estaba lejos de ser perfecta, nunca podría compararme con Isabella y eso era lo que más me agobiaba.

— Ok, ten un buen viaje. — dije rápidamente, no quería que ella empezara a quejarse de Andrew con este hombre tan cerca y definitivamente no me sentía lista para defenderlo en este instante como lo hacía siempre.

Hoy el corazón me dolía y quizás muchos pensarían que es una tontería sentirse así solo porque en este momento él está haciendo algo más importante, pero esas personas no entienden que es sentirse como la segunda opción de la persona que más amas en cuerpo y alma, quién sería no solo tu primera opción, sino la única.

Pero simplemente no puedes recibir lo mismo de esa persona y eso te va desgarrando poco a poco.

— ¿Quien es Andrew? ¿Tu novio?— Preguntó el irritante hombre de negocios, sacándome de mis pensamientos.

— No es de tu incumbencia. — contesté sin querer hablar del tema y él arqueó una ceja antes de sonreír como si lo supiera todo.

— Así que es tu novio, me pregunto ¿Que esta haciendo que es más importante que venir a acompañar a su hermosa novia accidentada? — Interrogó juguetón y me estaba volviendo loca, sabia exactamente que cables mover para irritarme y lo disfrutaba.

No entiendo que le podría parecer tan divertido de verme molesta, pero sin duda él se estaba divirtiendo.

— Eso no te importa, mi amiga llegara pronto, así que deberías irte. — Masculle cerrando los ojos, ya no quería ver su atractiva, pero molesta cara.

— La esperaré. — aseguró, antes de volver a hablar para preguntar—¿tienes hambre? ¿quieres que te traiga algo de cenar?

Tenia hambre, pero ya no quería seguir hablando con él y me voltee dándole la espalda para ignorarlo.

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