Maddie— Tu amiga me escribió para ver si podía pasar a echarte un vistazo. — dijo con una sonrisa. — ¿Ava?— Cuestioné confundida y él soltó una carcajada negando con la cabeza. — Niña, ¿Quién más podría ser? — preguntó aun riéndose. — eres demasiado lenta, hazte a un lado. Lo hice por inercia antes de darme cuenta que estaba dejando pasar al idiota que le encanta fastidiarme y cuando reaccione ya era demasiado tarde como para impedírselo. — ¿Ya comiste? — preguntó mientras dejaba unas bolsas en la mesa de lo que supongo es comida. — No, pero deberías irte con tus cosas. — Respondí señalando hacia las bolsas. — No seas tan mal agradecida y ven a sentarte a comer, es comida italiana... tu favorita. — Espetó con una sonrisa triunfadora. Quería rechazarlo y correrlo, pero amaba la comida italiana y no había estado comiendo bien desde que Ava se fue, además que estaba cansada de estar tan sola, así que me rendí y me fui a sentar con él. — ¿Como va tu tobillo?— preguntó despues d
Maddie— Ya debo irme niña, tengo una junta importante, sino lo fuera me quedaría más tiempo contigo. — Espetó Ethan después de colgar la llamada y tomó el saco de su traje. — Igual ya has pasado mucho tiempo aquí hoy, es hora de que te vayas, parece que quisieras mudarte aquí. — Dije mirándolo con una sonrisa y él entrecerró los ojos, lo cual me hizo soltar una carcajada, yo también le había encontrado el lado divertido a molestarlo. — Eres una mal agradecida, quizás por eso tu novio te abandono. — Sonrió y empezó a dirigirse hacía la puerta, como si no me hubiese dado en un punto doloroso. — Él no me abandonó. — Le grité. — ¿Estás segura? — Preguntó volteando a mirarme con una ceja arqueada y no pude negarlo, porque si me sentía abandonada. — Realmente yo creo que sí lo hizo, porque desde que te conozco él no ha vuelto, has estado herida y sola, ya yo tengo tres semanas conociéndote y él nunca apareció, deberías tú también dejarlo ir, mereces a alguien que esté contigo cuando lo
Maddie Me besaba con tanta hambre que no pude controlar mis ansias y rápidamente a pesar de mi molestia comencé a corresponder, nuestras lenguas se unen en una deliciosa guerra y él me carga para que envuelva mis piernas en su cintura, mientras me sostiene por mis nalgas. Puedo sentir su deliciosa erección contra mi centro y busco frotarme más contra su bulto buscando alivio en la zona que más lo necesito y escucho a Andrew jadear, mientras nos conduce hasta la habitación. Cuando estamos ahí, me deja en la cama con cuidado y posa su cuerpo encima del mío. — No sabes cuanto extrañe esto. — dice y vuelve a devorar mi boca con un beso posesivo, mientras sus manos acarician todo mi cuerpo. Rápidamente encuentra la manera de deshacerse de mi camisón dejándome solo en bragas y empieza a succionar uno de mis senos mientras con su otra mano masajea el otro. Puedo sentir mis bragas ceñirse a mi centro por lo húmeda que estoy por sus caricias y él suelta mi seno para darle atención al
—Por favor Bella debes venir a quedarte aquí, estaré encantado de que vivas conmigo, sabes que este tiempo lejos de ti te he extrañado mucho y nada me haría más feliz que tenerte cerca. — Al escuchar esto mi mano se detuvo en el pomo de la puerta, todo mi cuerpo se congeló por un instante, dejándome un enorme vacío. ¿Nada lo haría más feliz que tenerla cerca? ¿Ni siquiera yo verdad? Él no me dijo algo así ni una sola vez cuando estaba cerca de ella, pero definitivamente cuando se trataba de Isabella, Andrew era otro. Mis pasos retrocedieron para alejarme de la puerta sin querer escuchar que más le diría mientras mi ojos comenzaban a picar, con un enorme nudo en la garganta. Él ni siquiera me había comentado sobre la posibilidad de que ella pudiera venir a quedarse con nosotros. Pensé que estos días en los que habíamos conseguido estar de alguna manera bien, podríamos arreglarlo, que aún había una esperanza para nosotros si ambos nos esforzábamos, pero al escuchar esto to
— ¿Maddie donde estabas? — preguntó Andrew al verme llegar. — Te estuve llamando, pero dejaste tu teléfono. — Solo fui a caminar — contesté cortante, en este momento no quería hablar con él. Había conseguido calmarme un poco gracias a Ethan y no quería que todo eso se arruinara al hablar con él.— ¿Por que no me dijiste para acompañarte? Sé que no te gusta salir sola y menos sin teléfono. — Suspiró detallándome. Parece haber olvidado que me quedé más de un mes sola aquí y no importaba si me gustaba o no, tenía que hacerlo, porque él ya no estaba para mí. — Ya no me molesta salir sola. — Respondí encogiéndome de hombros y él frunció el ceño confundido. — Maddie ¿Que esta pasando? Estas actuando raro.— dijo levantándose del sofá y acercándose a mi. — ¿Hice algo que te molestara? Quería gritarle que si, tenia meses haciendo cosas que me molestaban, que me entristecían y me causaban ansiedad y miedos, que necesitaba una seguridad que él no me estaba dando, que necesi
Andrew No sabia que le pasaba a Maddie exactamente, pero sea lo que sea con el sexo la ayudaría a liberar todas sus tensiones, quería hacerla venir hasta que se olvidara de cualquier cosa que la estuviera molestando. Mientras la besaba subí su vestido besando y mordiendo su muslo interno, viendo sus bragas blancas tan empapadas que se ceñían a su feminidad viéndose casi transparente, dejando ver su delicioso coño. Maddie ya estaba ansiosa, soltando gemidos ahogados y deslice sus bragas para tener total acceso a su feminidad. Su coño estaba reluciente por sus jugos y solo deseaba enterrar mi rostro ahí, fui subiendo mis manos acariciando sus piernas nuevamente hasta llegar a sus pliegues y abriéndolos con mis pulgares para dejar ver su pequeña protuberancia, a la cual fui acercando mi boca, respirando el delicioso aroma de su excitación, mientras Maddie empezó a sonar más desesperada y envolví mi lengua en el y ella se estremeció. Empecé a darle suaves lami
Maddie Hoy llegaría Isabella, habíamos pasado todo el día arreglando su habitación para dejarla perfecta, él había querido dejar todo lo mejor posible para que ella se sintiera cómoda, era una forma de compensarla por todo lo malo que le ha pasado, Andrew quería que ella estuviera bien y cuando ya faltaba poco para que su vuelo llegara fue por ella al aeropuerto. Su llegada me tenía demasiado nerviosa, tenía miedo de darme cuenta de algo que no quería o vivir con inseguridad todo el tiempo que ella estuviera aquí. Está situación era demasiado estresante, me sentía sobrepasada, no sabía cómo lidiar con esto, pero intentaría encontrar la mejor manera, por mi relación y por ella, que necesitaba ayuda en estos momentos y no una chica celosa que la incomode. Estaba cocinando la cena para recibirla, a pesar de todas mis emociones encontradas estaba dando lo mejor de mí para hacerle una comida que le gustara. Cuando tenía todo listo, fui a acomodarle unas toallas
Andrew y yo veníamos levantándonos cuando encontramos a Isabella en la cocina preparando el desayuno.—Hola. — saluda el cuando entramos y yo solo opto por sonreírle a ella como saludo.—Hola — dice ella con una sonrisa, antes de señalar hacia la comida — si quieren hay tostadas y huevos revueltos.—Excelente. — dice mi novio y toma una tostada a la cual le empieza a untar mermelada —¿no deberías estar en la universidad? —Si, pero la profesora avisó que no podría ir por una emergencia. — explica ella y toma un sorbo de café para luego agregar. — mi próxima clase es en dos horas.—Bueno, ¿Qué tal si te llevo cuando terminemos de comer?— pregunta Andrew con una hermosa sonrisa dedicada solo a ella y otra vez puedo sentir esa punzada de celos. Es tan insoportable sentirse así, mi mente no deja de imaginar cosas con solo saber que quiere llevarla a la universidad, necesito parar con esto o me volveré loca.—No hace falta. — dijo ella negando con la cabeza — tengo tiempo