Dragos estaba furioso y prefirió alejarse de la multitud.
Hace poco, vampiros, licántropos y hechiceros se habían unido para acabar con el rey de los licántropos.
Ahora en medio del júbilo por la victoria y lo más cerca de la paz que habían estado nunca licántropos y vampiros, la diosa Selene manifestó que quería reunirse en persona con los lobos de una manada elegida.
La diosa de la Luna no convocó a Dragos, lo ignoró como es su costumbre, aun cuando Dragos era su nieto verdadero y por derecho, lo más cercano a un dios entre los sobrenaturales.
Sus súbditos vampiros no lo podían creer, la diosa se presentaría en este plano y no convocaba al rey de los vampiros, se preguntaban si seguirían presos de la maldición que la diosa impuso al padre de Dragos para todos ellos por más de medio milenio.
—Desgraciada, por eso mi padre quiso matarte —musitó Dragos y deseó que la diosa pudiera oírlo, caminaba por el bosque a la orilla del río, no tenía rumbo, solo quería alejarse—. No te daré el gusto de mostrarte mi molestia, me quedaré, brindaré con tus lobos favoritos y lograré que estén a mi servicio.
Entonces el inconfundible contorno de una mujer se hundió en el río.
Dragos en seguida desconfió, olfateó y el aroma de la chica era humano, ligado a cicuta.
Sintió curiosidad, la cicuta era una hierba tóxica para los lobos, ¿por qué una chica llena de aquella hierba en su sistema andaría sola en territorio de manadas de licántropos?
Dragos desde la orilla la vio flotando boca arriba, dentro de segundos la corriente la llevaría y más adelante el río se volvía caudaloso.
— ¿Quién eres y qué pretendes?
La chica se sorprendió y la corriente la llevó arrastrando.
— ¡Ayuda!
Dragos le dio la espalda para irse, pero la curiosidad le ganó.
—Quizás es carnada de cazadores de sobrenaturales, veamos de qué se trata.
Dragos utilizando su velocidad sobrenatural, entró al río y la sacó a la orilla.
La chica era de tez clara y cabello oscuro, su piel brillaba con la luz de la luna de manera hermosa, hasta que vio sus piernas, en los muslos contorneados había horribles cicatrices.
— ¿Qué demonios buscas por aquí chiquilla?
La chica abrió los ojos y a pesar de la oscuridad Dragos pudo ver sin problema que sus ojos verdes eran muy bonitos, pensó que su intención no era buscar una mujer esa noche, pero ya que el río se la regalaba, él no iba a rechazar ese rico bocado.
—Me salvaste del río, lo mismo le pasó a mi hermana, la diosa me ha enviado a mi pareja…
Y entonces la chica se echó a reír eufórica, la declaración de la chica fue muy romántica, pero su risa estridente dejaba en evidencia que lo decía en burla, claramente estaba muy dopada.
Dragos unió sus cejas.
—Sabes acerca de la diosa ¿Te han enviado cazadores de monstruos?
La chica se echó a reír de nuevo y negó con la cabeza.
—Mi nombre es Sophia Lewis, soy Alfa heredera de la manada Luna de Hielo y en la siguiente medianoche tendré mi primera transformación.
Ahora fue Dragos quién río.
—Y lo celebras consumiendo cicuta y cannabis, sí que eres osada ¿acaso no sabes que eso podría matarte?
Sophia, subió los hombros mostrando desinterés.
— ¿Cómo te llamas?
—Dragos…
—Es un nombre extranjero ¿A qué manada perteneces?, no te había visto antes.
— ¿Manada? —Inquirió Dragos y entonces entendió—, oh claro, eres humana aún y no percibes mi aroma.
—No me digas que eres un vampiro —ironizó ella.
—De hecho soy el rey de ellos.
Sophia se asustó y quiso alejarse de él, logró arrastrarse en el lodo con los brazos.
—Aléjate de mí…
Dragos la miró divertido y esperaba que saliera corriendo gritando, pero ella resbaló y siguió tratando de arrastrarse hacia atrás, entonces se dio cuenta que no podía mover las piernas y recordó las cicatrices.
— ¿Qué le pasa a tus piernas?
—Soy inválida… —espetó muy obvia.
— ¿Cómo diablos llegaste a la mitad del bosque?
—Empujando mi silla de ruedas —Sophia miró a su alrededor— ¿Y mi silla de ruedas?
Obviamente estaba muy dopada.
—Escuché que eres un grano en el culo para tu familia —comentó él.
—En todas las familias hay un descarriado.
Sophia dejó de arrastrarse, no tenía sentido, aceptó que estaba a merced de él
—Ni que lo digas…
— ¿Vas a morderme? —preguntó Sophia y se sorprendió de la tranquilidad con la que aceptó su destino.
—Sí, pero me has caído bien Sophia, así que te haré disfrutarlo.
—No me mates, o la manada de mi hermana te matará —espetó Sophia y Dragos la miró sin entender.
—Creo que quieres morir. Consumes la hierba tóxica para tu especie, alejada de tu manada a horas de tu primera transformación.
Sophia lo miró con ojos tristes y subió un hombro.
— ¿Nunca has hecho algo que sabes que es malo para ti, pero no quieres renunciar al placer que te provoca?
Dragos parpadeó y no sabe lo que sus palabras lo hicieron sentir exactamente.
La miró a los ojos y produjo un efecto de languidez en Sophia, la euforia pasó, dejando una sensación de felicidad en calma.
Dragos entonces dejó ver sus colmillos largos.
—En un instante no seguirás sintiendo miedo, pequeña, solo placer de darme tu sangre.
Dragos mordió su cuello y ella no sintió dolor, los latidos de su corazón se desbocaron y siente pulsaciones al sur de su cuerpo que clama por ser poseída por él.
Dragos se deleitó con su sangre, dulce como las frambuesas mientras veía el pasado de Sophia y todos sus pensamientos y secretos detrás de sus párpados como si fuera una película, una extraña sensación que nunca sintió al alimentarse lo invadió, profunda tristeza por lo que sentía ella, entendió que ella es única.
«Me pertenece»
Casi la suelta y deja que se la lleve la corriente.
—De haberte mordido siendo ya una loba no hubiera habido marcha atrás —exclamó sintiendo terror por primera vez en su vida—. Maldición. Eres mía…
— ¿Soy tuya?
Dragos la separó de él.
—No quiero una pareja destinada loba; eso sería mi ruina y mi caída como le ocurrió a mi padre.
— ¿Por eso me siento así?
—Lo que sientes es mi hipnotismo.
— ¿Entonces no es real? —musitó Sophia confundida.
Dragos aspiró su aroma y besó su mejilla, ella se veía tan desamparada, tan vulnerable sin poder mover sus piernas, enfureció con su suerte y con los designios de la caprichosa diosa; la agarró del mentón con fuerza y la miró a los ojos.
—Tendrás tu primera transformación y te dedicarás a buscar a tu mate lobo, jamás te acercarás a los vampiros y olvidarás esta noche.
Sophia repitió hipnotizada:
—Buscaré a mi mate lobo, me alejaré de los vampiros y olvidaré esta noche…
—Eso es, pequeña, porque solo esta noche te podré tener…
Dragos tomó sus labios en un beso apasionado y ella se entregó correspondiendo al placer que siente con su toque…
—Jamás vi algo así… —Esa niña envenenó a su loba con cicuta y la ha malogrado… Sophia escuchaba los comentarios preocupados y curiosos, mientras atravesaba un verdadero infierno. ¡CRASH! Sophia gritó cuando su columna volvió a quebrarse agónicamente, puso sus manos en el suelo y se concentró en sus dedos, ese era el consejo de su padre para atravesar la primera transformación, le parecía escucharlo animándola, consolándola; como siempre… «Observa tus manos Sophia, verás las grandes patas de tu loba materializarse, su color y ella te hablará, el dolor habrá pasado antes que puedas darte cuenta» Sophia lo hizo, se concentró en sus manos, pero no cambiaban, una bruma espesa y verdosa comenzó a salir de ella, transpiraba aquello que hizo dar un paso atrás a los licántropos cercanos, y el dolor en cada poro de su cuerpo lo siente como si clavaran agujas profundas… —Su loba está sacando la cicuta de su sistema, dejen que ella haga su magia… —Expresó alguien y Sop
Dragos Vlad tiene mil quinientos años de edad y siendo rey de los vampiros lleva casi seiscientos; de manera satisfactoria había logrado evitar la extinción, aún con la maldición impuesta por la diosa Selene que les había arrebatado el derecho a tener pareja destinada. La maldición había caído obviamente, pero no quería conseguir una pareja de otra raza. «Una loba enclenque y débil moribunda» Dragos acababa de humillar a la familia de los lobos más poderosos de la tierra sabía que ahora irían por su cabeza. — ¿Acaso te has vuelto loco?, ¿tanto te incomodó tener un momento de paz que comienzas otra guerra a pocos días de haber finalizado la última? Quién hablaba impaciente caminando a su lado era Zack, el hechicero es el único amigo de verdad que tiene y es todo un desgraciado sinvergüenza, ya no tanto desde que tiene mujer. Dragos lo miró de reojo. —La diosa Selene les dio poderes especiales a estos lobos, creó Alfas supremos, pueden encontrar a todos los lobos
Sophia continuó chillando y Dragos la ignoró de camino al aeropuerto, poco rato después se sintió cansada y el aroma de Dragos la desquiciaba, era como estar dentro de la mejor pastelería y estar hambriento y sin dinero, si cierra los ojos se ve a sí misma mordiendo su cuello; trata de acompasar sus latidos a los de él y poco a poco siente como sus latidos comienzan a ser espaciados; de nuevo la debilidad la arropa y siente que la vida se le escapa, con coraje lo mira y pronuncia lo más fuerte que puede y es un quejido: —Exijo regresar con mi familia. Dragos la observó directamente a los ojos y se puso más cómodo en el auto, disfrutando de su superioridad. —Empecemos por aclarar algo niña; primero tú no exiges, segundo, te dirigirás a mí con respeto, porque de ahora en adelante soy tu rey y tú mi esclava. —Prefiero morir antes de ser tu jodida esclava —contestó con hilo de voz Sophia y Dragos se echó a reír. —Tu loba no es tan inútil, ya no puedo hipnotizarte. Dr
Dragos fue a su habitación, quería sentirse él mismo de nuevo. Jamás a lo largo de su existencia sintió lo que siente por Sophia. Era una liga de sentimientos y ese era el problema, Dragos había bloqueado sus sentimientos y ahora regresaron y él no podía hacer nada por frenarlos, así que luchaba contra ellos. «Recuerda lo que le pasó a tu padre, la diosa quiere destruirme, pero no se lo permitiré, como siempre he obrado le daré vuelta a mi desgracia y sacaré partido de ello» Dragos sin poder dejar de pensar en Sophia analiza lo que pasó. Se sorprendió que Sophia tuviera recuerdos de haberlo conocido, se suponía que siendo humana debía ser por completo vulnerable, pero eso demostraba que ella tenía un gran poder, solo que ella lo malogró. Dragos se metió a la ducha y lo invade el recuerdo de los labios de Sophia, de su aroma y sabor, furioso porque ahora tiene una erección en toda regla sale del baño y consigue informes de vampiros jefes de nidos de transformados en su e
Sophia con un bonito vestido que le dio Agata y mucha resolución caminó cojeando de la pierna izquierda desde la torre hasta el castillo; el dolor era insoportable y no solo en su pierna, la necesidad de sangre de Dragos no la deja concentrar. Paró en frente de los dos vampiros que custodiaban la puerta del castillo, los guardias la miraron con curiosidad, detectaron que ella era loba, Sophia a su vez supo que ellos eran vampiros puros, demasiado fuertes para ella. — ¿Qué quiere una loba coja con el rey de los vampiros? —ambos se echaron a reír de manera burlona. —Más respeto sanguijuelas asquerosas, están ante la Alfa Sophia Lewis, pareja por destino de Dragos Vlad; así que abran la puerta. Los vampiros se vieron uno al otro y a punto estuvieron de partirla en dos, pero escucharon una voz detrás de ellos. — ¡La loba Alfa no miente! —Exclamó Zack, desde dentro del castillo y se acercó a la puerta a paso rápido —. Alfa Sophia, —expresó Zack efectuando el saludo de honor
Dragos no tenía intención de hacerle daño a Sophia, solo quería demostrarle que él era el rey y que ella no podía negarse a sus órdenes, era algo increíble para él como ella cayó, sin hacer ningún amago por caer de pie. —Dime de una vez si está viva o no —exigió Dragos y Zack lo vio un instante arrugando las cejas. — ¿Acaso no puedes escuchar los latidos de su débil corazón? No está muerta, solo ha perdido el sentido —espetó Zack revisando con cuidado la herida abierta que tiene en la cabeza. Dragos pasó una mano por su cabello y es cierto, puede oír sus latidos, pero no se había percatado porque se sentía culpable, prefirió no pensar más en ello, era una tontería, él no tenía sentimientos. Zack realizó un hechizo sanador y la herida en la cabeza de Sophia dejó de botar sangre. — ¡¿Cómo es posible que un sobrenatural pierda el sentido?! Por qué tuviste que curarla tú y no sanó por sí sola?, ¿por qué cayó con un simple empujón? —Indagaba Dragos sin parar observando par
Sophia había hecho sus propios planes, no creía ni una palabra de los hechiceros que le advirtieron que moriría sin la sangre de Dragos, después de todo, los hechiceros eran amigos de Dragos y no de ella. Estaba convencida que mientras más sangre consumía de Dragos más condicionada estaba su loba a él. Así que mientras estuvo en la torre prometió que si llegaba a salvarse de la muerte lucharía por una oportunidad de arreglar este desastre y encontrar a Dorian. «La marca puede con cualquier hechizo» Sophia pensó que su conexión con Dragos era mágica, pero si Dorian llegara a ser su mate lobo como ella deseaba y la marcaba; su loba idiota olvidaría a Dragos, a su obsesión por sangre y por fin sanaría y sería la loba Alfa que siempre debió ser, solo debía resistir mientras llegaba a New York. — ¿Y si no es Dorian mi mate? —Se preguntó llevada por su autopreservación—, entonces no importa, prefiero morir a quedarme aquí —murmuró apenas audible montada en el taxi que pidió a
Sophia no podía llegar con Dragos a New York, sería emboscar a Dorian, decidió intentar razonar con Dragos, pero él solo le dio dos opciones, o se iba a New York con él, o se quedaba en Rumania con él. —Tú no me querías a tu lado —señaló Sophia—, déjame ir. —Morirás sin mi sangre. En cuanto Sophia escuchó señalar ese detalle su garganta ardió, Dragos la miró entendiendo su necesidad y sujetó su brazo para dirigirla al estacionamiento. Como siempre junto a él, sus pensamientos y sentir eran ambiguos, literalmente tenía dos personalidades en conflicto. —Te odio Dragos Vlad. —Amor, odio, somos un mal chiste de Selene, pero decidí disfrutarlo, solo déjate llevar, ya estamos juntos en esto. Dragos la llevó hasta el auto y le abrió la puerta. —Tengo hambre —exclamó ella de forma hostil. Dragos no dijo nada, solo esperó a que ella subiera al auto. Sophia pudo montar más cómoda gracias a que la puerta abría hacia arriba, pues debía mover la pierna izquierda con