Horas más tarde Dragos y Gerald recibían a la manada suprema en las puertas del reino. — ¿Sophia está bien? —Preguntó Briana. —Está en el castillo —respondió Dragos serio. —Estoy de acuerdo que esté contigo —le aclaró Briana—, o mejor dicho, que esté de acuerdo está por verse, pero no vengo a pelear contra ti, la diosa le informó a Kiara que la ayudó a llegar aquí. —El problema es que aunque Dorian no quiere una guerra y solo viene por su mujer, el Alfa de la manada Lucero si desea sublevarse desde hace rato —informó Kevin. —Sophia no se irá con él, no sin que antes me mate, y si lo hace la guerra se desatará igual —dictaminó Dragos. —Más aún si el Alfa Jared viene a matarme —anunció Gerald. — ¿Qué tiene contra ti el otro Alfa? —le preguntó Dragos a Gerald. —Un lobo abominable mató a su padre, justo después de decir que yo era quien los lideraba para derrocar a August. —¿No era cierto? —Preguntó Dragos. — ¡Claro que no! —gritó Gerald exasperado. —Solo
—Dorian por favor resiste —le pidió Sophia llorando, el licántropo seguía vomitando sangre—. Debo llevarte con los hechiceros, ellos podrán ayudarte. Sophia trató de moverlo, pero de nuevo el puñal se movió dentro de su pecho. —Esa desgraciada hechicera ¿cuántas vidas más desgraciará? —Ya ninguna, le arranqué la cabeza —murmuró Dorian. — ¿Por qué te atravesaste?, la tenía dominada. —Mi instinto era proteger a mi mujer. Eso hizo llorar más a Sophia. —Perdón Dorian, soy yo la culpable de tu muerte. —No te preocupes, ya me había llegado la hora antes y me salvaste para darme un poco de la felicidad siendo mía. —Yo no me canso de hacer las cosas mal, de lastimar a otros. —No es mi caso, tú eras mía y no supe verlo, cuando me di cuenta, ya era tarde, ahora al menos no pasaré por el dolor que me rechaces. —Lo dices como si no te doliera tu herida. —Debo verme muy macho, morir como un Alfa. Ay Dorian —se lamentó Sophia abrazándolo. —No estás hipnotiz
Dragos tomó la mano de Sophia y se alejaron, Dragos la llevó a la naciente del río. —Me encanta este lugar —le dijo Sophia—, aquí descubrí que te amaba, creo que tú también. Dragos sonrió. —Yo empecé a amarte antes de eso, también en un río. Sophia lo recordó. —Que mentiroso eres, me pediste olvidar y jamás buscar a los vampiros. —Por eso huiste de mí, porque ya tú querías quedarte. —Qué presumido eres, aparte de mentiroso. Dragos reía a carcajadas. —Te dije que nunca te acercaras a los vampiros porque me asustó lo que sentí por ti, yo solo quería alimentar mi absurda infelicidad y sabía que tú traerías luz a mi vida oscura. Sophia lloró. —Es lindo que lo pienses, y también irónico, porque tú me sacaste de la oscuridad —Sophia calló un instante de reflexión—. Mi padre decía que tiene que ser de noche para que podamos ver la belleza de la luna y las estrellas, quizás tú y yo nos enamoramos debido a nuestra oscuridad. —Eso está bien, porque yo no podr
6 meses después. Sophia estaba arreglando su cabello frente al espejo. —Sophia, Zack nos espera para llevarnos a La Corte —le informó Dragos abriendo la puerta de su alcoba. —Dragos, ¿cómo crees que debo presentarme con el cabello suelto o recogido? Dragos entró y cerró la puerta. —Mi amor, yo te prefiero desnuda, con el cabello suelto, pero debemos irnos, a menos que quieras quedarte, yo encantado. —Hablo en serio. —Yo también… —Creo que estaré bien con un semirecogido, para verme distinguida, pero amistosa, ¿cómo crees que deberían verme los estudiantes en la academia? —No por más de cinco segundo y sin olvidar que eres mi reina si quieren seguir viviendo. —Dragos, como directora de la Academia para Sobrenaturales tendré que hablar seguido con muchachos tontos recién transformados, pero sabré darme a respetar como su directora, no como reina de los vampiros. Dragos rodó los ojos. —Aun no me convence tu trabajo. «Si te quedas junto a
Dragos estaba furioso y prefirió alejarse de la multitud. Hace poco, vampiros, licántropos y hechiceros se habían unido para acabar con el rey de los licántropos. Ahora en medio del júbilo por la victoria y lo más cerca de la paz que habían estado nunca licántropos y vampiros, la diosa Selene manifestó que quería reunirse en persona con los lobos de una manada elegida. La diosa de la Luna no convocó a Dragos, lo ignoró como es su costumbre, aun cuando Dragos era su nieto verdadero y por derecho, lo más cercano a un dios entre los sobrenaturales. Sus súbditos vampiros no lo podían creer, la diosa se presentaría en este plano y no convocaba al rey de los vampiros, se preguntaban si seguirían presos de la maldición que la diosa impuso al padre de Dragos para todos ellos por más de medio milenio. —Desgraciada, por eso mi padre quiso matarte —musitó Dragos y deseó que la diosa pudiera oírlo, caminaba por el bosque a la orilla del río, no tenía rumbo, solo quería alejarse—.
—Jamás vi algo así… —Esa niña envenenó a su loba con cicuta y la ha malogrado… Sophia escuchaba los comentarios preocupados y curiosos, mientras atravesaba un verdadero infierno. ¡CRASH! Sophia gritó cuando su columna volvió a quebrarse agónicamente, puso sus manos en el suelo y se concentró en sus dedos, ese era el consejo de su padre para atravesar la primera transformación, le parecía escucharlo animándola, consolándola; como siempre… «Observa tus manos Sophia, verás las grandes patas de tu loba materializarse, su color y ella te hablará, el dolor habrá pasado antes que puedas darte cuenta» Sophia lo hizo, se concentró en sus manos, pero no cambiaban, una bruma espesa y verdosa comenzó a salir de ella, transpiraba aquello que hizo dar un paso atrás a los licántropos cercanos, y el dolor en cada poro de su cuerpo lo siente como si clavaran agujas profundas… —Su loba está sacando la cicuta de su sistema, dejen que ella haga su magia… —Expresó alguien y Sop
Dragos Vlad tiene mil quinientos años de edad y siendo rey de los vampiros lleva casi seiscientos; de manera satisfactoria había logrado evitar la extinción, aún con la maldición impuesta por la diosa Selene que les había arrebatado el derecho a tener pareja destinada. La maldición había caído obviamente, pero no quería conseguir una pareja de otra raza. «Una loba enclenque y débil moribunda» Dragos acababa de humillar a la familia de los lobos más poderosos de la tierra sabía que ahora irían por su cabeza. — ¿Acaso te has vuelto loco?, ¿tanto te incomodó tener un momento de paz que comienzas otra guerra a pocos días de haber finalizado la última? Quién hablaba impaciente caminando a su lado era Zack, el hechicero es el único amigo de verdad que tiene y es todo un desgraciado sinvergüenza, ya no tanto desde que tiene mujer. Dragos lo miró de reojo. —La diosa Selene les dio poderes especiales a estos lobos, creó Alfas supremos, pueden encontrar a todos los lobos
Sophia continuó chillando y Dragos la ignoró de camino al aeropuerto, poco rato después se sintió cansada y el aroma de Dragos la desquiciaba, era como estar dentro de la mejor pastelería y estar hambriento y sin dinero, si cierra los ojos se ve a sí misma mordiendo su cuello; trata de acompasar sus latidos a los de él y poco a poco siente como sus latidos comienzan a ser espaciados; de nuevo la debilidad la arropa y siente que la vida se le escapa, con coraje lo mira y pronuncia lo más fuerte que puede y es un quejido: —Exijo regresar con mi familia. Dragos la observó directamente a los ojos y se puso más cómodo en el auto, disfrutando de su superioridad. —Empecemos por aclarar algo niña; primero tú no exiges, segundo, te dirigirás a mí con respeto, porque de ahora en adelante soy tu rey y tú mi esclava. —Prefiero morir antes de ser tu jodida esclava —contestó con hilo de voz Sophia y Dragos se echó a reír. —Tu loba no es tan inútil, ya no puedo hipnotizarte. Dr