Sophia con un bonito vestido que le dio Agata y mucha resolución caminó cojeando de la pierna izquierda desde la torre hasta el castillo; el dolor era insoportable y no solo en su pierna, la necesidad de sangre de Dragos no la deja concentrar. Paró en frente de los dos vampiros que custodiaban la puerta del castillo, los guardias la miraron con curiosidad, detectaron que ella era loba, Sophia a su vez supo que ellos eran vampiros puros, demasiado fuertes para ella.
— ¿Qué quiere una loba coja con el rey de los vampiros? —ambos se echaron a reír de manera burlona.
—Más respeto sanguijuelas asquerosas, están ante la Alfa Sophia Lewis, pareja por destino de Dragos Vlad; así que abran la puerta.
Los vampiros se vieron uno al otro y a punto estuvieron de partirla en dos, pero escucharon una voz detrás de ellos.
— ¡La loba Alfa no miente! —Exclamó Zack, desde dentro del castillo y se acercó a la puerta a paso rápido —. Alfa Sophia, —expresó Zack efectuando el saludo de honor con respeto para intimidar a los guardias.
—A nosotros nadie nos dijo nada, que Ivantie nos certifique… —objetó uno de los guardias desconfiado.
Sophia cruzó los brazos.
— ¿Acaso en este reino tan temido el rey debe dar explicaciones a sus vasallos? ¿O temen que una loba pueda matar a su rey?
Ambos vampiros la vieron de arriba abajo y no necesitaban reír para expresar que pensaban que era imposible que una chiquilla pudiera hacer daño a su rey.
—Yo me hago responsable —espetó Zack, y ya apártense si no quieren que sus cabezas vean salir el sol de mañana despegadas a sus cuerpos.
Los vampiros se apartaron agradeciendo que en cuanto el rey volviera ellos no estarían de guardia en el castillo.
Sophia caminó dentro del ostentoso castillo una vez más con Zack.
—Dragos querrá matarme por desafiar sus órdenes —decretó Sophia.
—Es cierto —afirmó Zack—, pero no lo hará, he allí tu única ventaja, confío en que Agata te haya dado instrucciones.
—Sí, sí, ¿dónde se supone que me quedaré?, dime que hay una cama y no un ataúd, aun lo dudo —Sophia se echó a reír de forma sarcástica.
Zack agrandó los ojos.
«En qué problemas me meto»
—Sophia, esa es las cases de chiste que no debes hacer, decirle al rey de los vampiros que es un muerto, esto es un desastre, tienes el caso de desacople con tu loba más grande que he visto, ni siquiera lo amas estando a mitad de vínculo. Otra guerra se desencadenará, tú no lograrás pasar viva un día junto a Dragos si no depones tu actitud.
Sophia rodó los ojos.
—Mi mala actitud es todo lo que me queda, creo que es bueno que no lo ame, total, él no me ama a mí y también está a mitad de vínculo.
Sophia siente que el corazón le duele cuando niega amarlo, lo ignora, si su loba no es capaz de darle el poder completo, ella no se rendirá y resistirá hasta poder deshacerse de la imposición de la diosa que solo le exige y no le muestra benevolencia.
Zack sonríe y niega con la cabeza.
—Son un par de testarudos —susurró…
—Sophia, los vampiros no sienten como los lobos, los licántropos son todo corazón, anhelan la unión porque los fortalece, los vampiros en cambio apagan sus sentimientos para ser más fuertes.
—Agata me ha dicho que existe una manera de sacar la cicuta de mi sistema y poder terminar con esto.
Zack desvió la mirada.
—Hay una hechicera oscura, vive cerca de aquí, no conozco a alguien que haya estudiado la cicuta como lo ha hecho ella.
—Primero me entregan como pareja a un vampiro, necesito su sangre para sobrevivir y ahora debo confiar en una hechicera oscura ¿que seguirá? ¿Baños termales en la lava ardiente del inframundo?
—Consumías hierba con cicuta, apuesto que tu loba lo sentía como lava ardiente ¿por qué hacías algo así?, hay mejores formas de morir.
—En las garras de Dragos Vlad por ejemplo —contestó Sophia con una sonrisa irónica sin contestar a la pregunta.
Zack subió los hombros.
—Aunque no lo creas, no disfruto estar en medio de problemas de sobrenaturales, prefiero vivir en el mundo humano. Apenas estés bien planeo irme con mi esposa de vacaciones, tu hermana y Dragos me darán una suculenta fortuna por salvarte la vida, así que no me importa, después puedes suicidarte con lo que te plazca.
—Por supuesto, para mí nadie tiene tiempo ni se preocupan si no es por otro interés de por medio.
—Bájale al cuento de la pobre hermana menor que todos ignoran, bastante que te haces notar y no para merecer felicitaciones.
Sophia no se dejó distraer.
—Dragos no te pagará por mi vida, ¿qué es lo que quiere Dragos de mí?
—Bueno, si tú mueres la manada suprema lo mata —Zack miró muy serio a Sophia.
—No detecto el hedor a mentira, pero sé que sabes mentir. A Dragos le interesó tenerme viva, dime qué es, tú lo sabes, por eso cobrarás por ello.
—No creo que sea la dulzura de tu corazón, sígueme y no me preguntes tonterías, no soy un oráculo ni mucho menos un experto en relaciones tóxicas y dependientes como esta.
Zack liberándose del tema le indicó una habitación.
—En esta habitación me quedo cuando vengo.
Sophia se sorprendió al ver el lujo de la enorme y equipada habitación.
— ¿Dónde duerme Dragos? —Preguntó con una sonrisa pícara—, te imaginas que me consiga durmiendo en su cama.
—Él duerme en un sarcófago.
— ¿Es en serio?, antes lo dije jugando, pero terminaré por creerlo…
Zack la ignoró.
—Si te quedas aquí estarás protegida con un hechizo de ocultamiento, tienes comida te ayudará con el ansia de sangre, descansa y espera a que yo hable con Dragos, luego te busco ¿Has entendido?
—Sí… Eres peor que mi madre, que fastidio.
Dragos no llegó a la reunión, afortunadamente su equipo de seguridad lo interceptó. Los nigromantes atacaron la cumbre y se llevaron a los principales líderes de Europa. Lo hacían para obligarlos a decirles cómo entrar al reino en Transilvania, pero Dragos tenía un sistema infalible, la llave era él.
En su reino había muchas reliquias antiguas y fuentes de poder de la misma creación del universo, una vasta colección que inició su padre, siendo lo más preciado y buscado por los nigromantes las piedras de la luna. Dragos, desesperado regresaba, necesitaba encontrar la manera de resistir el poder de los nigromantes y luego iba a tomar a cada uno y torturarlos por mucho tiempo.
Furioso bajó del vehículo frente a su castillo, todo estaba peor de lo que pensaba, jamás estuvo su reino bajo amenaza como ahora.
Entonces percibió el aroma inconfundible de la loba que ocupaba su mente sumando desgracias a su vida dentro de su castillo.
— ¿Qué hiciste Zack? —vociferó apenas lo vio en la entrada del castillo y guardias y servidumbres huyeron despavoridos.
—Esa chiquilla no se quedó encerrada como le indiqué —murmuró Zack y Dragos se acercó con mirada amenazante—. Déjame explicarte… —imploró Zack con las manos en alto, Dragos paró, pues sabe que Zack puede dominarlo.
—Malditos hechiceros, si no fuera por tus trucos de necromancia te haría tragar tu propio…
— ¡Yo no la traje, fuiste tú recuerdas!, solo le permití entrar al castillo —Gritó Zack interrumpiéndolo.
—No me vengas con tus excusas estúpidas, Zack, si te dejo entrar en mi casa no es para que metas a cualquiera.
—Yo no soy cualquiera querido —exclamó desde lo alto de la escalera Sophia y daría cualquier cosa por poder en este momento caminar contoneando las caderas de manera sexi, pero no puede, así que con la nariz en alto y actitud de Alfa se quedó allí.
Dragos la miró y se recrimina a sí mismo porque ella lo atrae, vestida con ese vestido negro muy sexi y con la cara en alto es una toda una reina. Lleno de rabia sube a velocidad sobrenatural.
— ¿Por qué estás vestida así? Volverás a la torre —vociferó rojo de furia y mostrando sus colmillos, era ahora un temible vampiro.
— ¡No! —dijo ella determinada sin demostrar miedo—, a mí no me encerrarás Dragos, o le comunicaré a mi hermana y estarás muerto así de rápido —Sophia chasqueó los dedos.
Dragos la agarró del cuello lleno de rabia, estaba harto de las amenazas de muerte.
—A mí no me amenazas, tus parientes no me matarán, porque si yo muero tú mueres, eres mi ventaja, mi seguro y haré contigo lo que me dé la gana, entiende que nadie me impone su voluntad o logra manipularme, para mí no eres nada, yo no te necesito, es al revés….
Dragos la lanzó y se sorprendió cuando Sophia voló por el aire y no dio la vuelta para caer de pie como lo haría cualquier sobrenatural, ella aterrizó en el suelo con un duro golpe y Zack corrió escalera arriba y le pasó por un lado a Dragos que está estupefacto.
—Desgraciado hijo de perra, yo no me quedaré esperando aquí a tu lado cuando una legión de licántropos venga por tu cabeza, y cuando mueras morirán la mayoría de los vampiros, ¿es que en verdad te has vuelto loco?
Zack se arrodilló junto a Sophia que había perdido el sentido.
Dragos reaccionó y se acercó.
— ¿Está muerta?—indagó con voz entrecortada.
Dragos no tenía intención de hacerle daño a Sophia, solo quería demostrarle que él era el rey y que ella no podía negarse a sus órdenes, era algo increíble para él como ella cayó, sin hacer ningún amago por caer de pie. —Dime de una vez si está viva o no —exigió Dragos y Zack lo vio un instante arrugando las cejas. — ¿Acaso no puedes escuchar los latidos de su débil corazón? No está muerta, solo ha perdido el sentido —espetó Zack revisando con cuidado la herida abierta que tiene en la cabeza. Dragos pasó una mano por su cabello y es cierto, puede oír sus latidos, pero no se había percatado porque se sentía culpable, prefirió no pensar más en ello, era una tontería, él no tenía sentimientos. Zack realizó un hechizo sanador y la herida en la cabeza de Sophia dejó de botar sangre. — ¡¿Cómo es posible que un sobrenatural pierda el sentido?! Por qué tuviste que curarla tú y no sanó por sí sola?, ¿por qué cayó con un simple empujón? —Indagaba Dragos sin parar observando par
Sophia había hecho sus propios planes, no creía ni una palabra de los hechiceros que le advirtieron que moriría sin la sangre de Dragos, después de todo, los hechiceros eran amigos de Dragos y no de ella. Estaba convencida que mientras más sangre consumía de Dragos más condicionada estaba su loba a él. Así que mientras estuvo en la torre prometió que si llegaba a salvarse de la muerte lucharía por una oportunidad de arreglar este desastre y encontrar a Dorian. «La marca puede con cualquier hechizo» Sophia pensó que su conexión con Dragos era mágica, pero si Dorian llegara a ser su mate lobo como ella deseaba y la marcaba; su loba idiota olvidaría a Dragos, a su obsesión por sangre y por fin sanaría y sería la loba Alfa que siempre debió ser, solo debía resistir mientras llegaba a New York. — ¿Y si no es Dorian mi mate? —Se preguntó llevada por su autopreservación—, entonces no importa, prefiero morir a quedarme aquí —murmuró apenas audible montada en el taxi que pidió a
Sophia no podía llegar con Dragos a New York, sería emboscar a Dorian, decidió intentar razonar con Dragos, pero él solo le dio dos opciones, o se iba a New York con él, o se quedaba en Rumania con él. —Tú no me querías a tu lado —señaló Sophia—, déjame ir. —Morirás sin mi sangre. En cuanto Sophia escuchó señalar ese detalle su garganta ardió, Dragos la miró entendiendo su necesidad y sujetó su brazo para dirigirla al estacionamiento. Como siempre junto a él, sus pensamientos y sentir eran ambiguos, literalmente tenía dos personalidades en conflicto. —Te odio Dragos Vlad. —Amor, odio, somos un mal chiste de Selene, pero decidí disfrutarlo, solo déjate llevar, ya estamos juntos en esto. Dragos la llevó hasta el auto y le abrió la puerta. —Tengo hambre —exclamó ella de forma hostil. Dragos no dijo nada, solo esperó a que ella subiera al auto. Sophia pudo montar más cómoda gracias a que la puerta abría hacia arriba, pues debía mover la pierna izquierda con
Sophia desesperada le gritaba a Dragos viendo hacia atrás. —Vienen más cerca, acelera que nos alcanzan. —Cállate y no me desconcentres, ellos no me alcanzaran. Dragos hizo una maniobra y a último momento salió de la autopista a una vía alterna y Sophia cayó sobre él, se acomodó en el asiento y se puso el cinturón de seguridad. Dragos metió el auto deportivo por el bosque. — ¿A dónde vamos por aquí? —Zack tiene una cabaña por aquí. —Por aquí no se ve nada. —Esa es la idea, está oculta con magia, pero creo que puedo rastrearla. Dragos apagó las luces del auto y a una pulsera de Sophia se le iluminaron los diamantes. — ¿Qué es eso? —preguntó Dragos. —Es un talismán que me dio Zulma. —Es la hechicera muerta que estaba en tu manada, la hermana de Zack ¿cierto? —indagó Dragos. Sophia afirmó con la cabeza y Dragos detuvo el auto. — ¿Crees que los hayamos pérdido? —preguntó Sophia desconcertada porque Dragos paró. —Están cerca, estoy seguro, pero
Sophia despierta en la cama más cómoda en la que ha estado en su vida, finas sábanas de algodón tibio con aroma muy similar al invierno de Alaska ligado al aroma más delicioso que ha sentido en su vida, abraza la almohada y frota la mejilla, entonces recuerda los hechos acontecidos y se sienta de golpe en la cama. Se mira y no está llena de sangre, está muy limpia y tiene un camisón de seda que escogió en la boutique a la que la llevó Dragos. Sophia mira a su alrededor y está en una amplia habitación con chimenea, es una cabaña, pero una enorme y con mucho lujo, escucha la puerta abrirse y sabe que es Dragos, él entra y la mira. Sophia nota su mirada apreciativa detenerse en el escote de su pecho un instante antes de volver a su rostro. —Me abandonaste… —lo acusó Sophia—, dijiste que estábamos juntos en esto y yo te creí como una imbécil, pero tú me dejaste como carnada para tener tiempo de escapar. Dragos no objetó nada, entró a la habitación cerrando la puerta y se sentó en
Sophia se tensó, no puede evitar que su núcleo palpite al ritmo de su desbocado corazón, que el aroma de Dragos la haga desearlo como demente, pero está molesta y uno de sus muchos defectos es ser rencorosa. —Me fascina como respondes a mí aun contra tu voluntad, dime si no es lo que te causa un puto dios —presumió Dragos disfrutando del aroma de la excitación de Sophia. Sophia rodó los ojos y chasqueó la lengua con desprecio, Dragos apenas levantó un lado de sus labios en amago de una sonrisa y dejó caer su rostro hasta pegar su frente a ella. El cabello rubio de Dragos le hizo cosquillas en la nariz y luego en el cuello cuando él bajó a su pecho. Sophia se ordena a sí misma quedarse muy quieta. —Sabes lo que debes hacer Sophia, solo pídemelo y te daré lo que deseas. Sophia muerde su labio inferior y lo desea muchísimo, sin embargo dice: —Trucos de feria, cualquier vampiro causaría en mi la excitación absurda que siento, nada tiene que ver contigo. Dragos e
Dragos estaba bajo la ducha de una de las habitaciones de la cabaña, lejos de la habitación de Sophia, había pasado un día desde que besó los muslos llenos de cicatrices de Sophia y aun no podía superarlo. A Dragos jamás le ha importado nada, parte de sus poderes vampíricos son aplicar placer sexual con la mordida por obvias razones. Un humano está más presto a dar su sangre de buena gana si está sintiendo placer. Los besos, las caricias, todo eso está sobrevalorado para un hombre acostumbrado a solo tomar lo que desea. No que no hubiera tenido en su larga existencia amantes con las cuales ha disfrutado de la experiencia, vampiresas y otras sobrenaturales, incluso humanas, tan versadas en las artes amatorias que hacían del sexo un juego de resistencia y exhibición de talentos. Sophia que ha tenido la mala suerte de ser su pareja destinada era la última mujer a la cual quiere ofrecer caricias, aunque la desea con toda su alma inexistente. Y ese era el condenado problema, e
Dragos no dijo nada delante de la manada suprema, pero estaba preocupado, Sophia no debió traspasar la barrera mágica, Zack se la había hecho y no tenía respuesta, pensó que así estarían vulnerables, sin embargo, después hablarían de eso. Una vez dentro del castillo, Dragos se sentó con su recién estrenada familia, incluyendo su recién descubierto medio hermano Gerald que tomó la palabra. —Sophia está mejor si pudo matar a dos hombres. Sophia jugó con sus manos y agarró su cabello nerviosa. —En realidad, lo hizo mi loba, pero a media fase —murmuró. Los lobos abrieron los ojos como platos. —Si Sophia quedó a media fase de transformación, quiere decir que no está en armonía con su loba —declaró Kevin, el Alfa Supremo sabía exactamente cómo era eso. Briana se preocupó por su hermana. —Sophia, ¿te has transformado de nuevo? Sophia negó con la cabeza. —Ni siquiera sé el nombre de mi loba, ella me detesta. Briana puso sus manos en el rostro. —Dragos ¿qué