Capítulo 381
Al volver a ver a Juan, Marta no pudo evitar que las lágrimas cayeran de sus ojos.

No sabía cuántas penurias había soportado durante todo el camino, ni cuántas veces había estado al borde de la muerte.

Pero lo importante era que, al final, había encontrado a su amado hermano Pierdrita.

Sin pensarlo demasiado, Marta, cojeando debido a su tobillo fracturado, comenzó a caminar directo hacia el agua.

Ni siquiera se detuvo a considerar si el río subterráneo era profundo o si había algún tipo de peligro en su interior.

Solo tenía un objetivo en mente: sacar a Juan de allí lo más rápido posible.

El agua estaba helada, tanto que su frialdad le congelaba los huesos, pero para su fortuna la corriente no era tan fuerte.

Arrastrando su pierna herida, Marta avanzó lentamente en el agua, que pronto le llegó a la cintura, y luego al pecho.

Para entonces, cada movimiento le resultaba extremadamente doloroso, sus piernas parecían estar hechas de plomo, haciéndole difícil avanzar.

No sabía nadar, así qu
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