02

Su empresa, ésta es su empresa y recibí una invitación debajo de mi puerta de él.

-Señor Brawn- encuentro mi voz más suave que de costumbre para dirigirme a él.

-Señorita- casi me río ante él, no le he dicho mi nombre pero él ya lo sabe estaba en la carta que ha mandado, solo quiere que lo diga.

- Kat, amm esto...-

-Debo admitir que he quedado anonadado con usted, y Zac me ha comentado algo de usted, necesitaba un trabajo, le ofrezco uno-

- ¿Necesita una decoradora de interiores? su edificio es, una obra asombrosa Señor Brawn- me felicito internamente porque he encontrado mi lengua viperina.

-Edward, puede llamarme Edward y tengo más negocios que necesitan de su ayuda, he revisado su portafolio y creo que sus gustos son magníficos-

-Usted, vió, ¿cómo?- pregunto de nuevo

-Me temo que las algunas de las empresas a las que ya ha mandado su solicitud me pertenecen, solo ha bastado con buscar un poco para encontrarlos, entenderá que no soy el encargado directo de las contrataciones, el personal que tengo destinado en ellos es lo bastante inepto para no hacer su contratación con anterioridad.

-Gracias, supongo- es todo lo que puedo decir, no sé muy bien a lo que se refiere.

-Creo que le gustaría ver los proyectos en los que trabajará, si tiene tiempo ahora, se los mostraré- no puedo negarle nada antes de que lo vea salir, ha parecido una orden aunque fuera una pregunta, ni siquiera he respondido cuando mis pasos lo han seguido por detrás, veo a la mayoría de sus empleadas sorprendidas y solo puedo ruborizarme ante su atención cuando salimos

-No es muy lejos de aquí- menciona cuando bajamos por el elevador, tomo el bolso de mi hombro con mayor fuerza concentrándome en el panel luminoso que indica los pisos, el área parece mucho más reducida con su presencia a lado de la mía.

-Me gustaría caminar entonces- digo a sus espaldas lo suficientemente alto cuando salimos del elevador, Edward lo piensa un momento pero asiente y le hace una seña a quien sea el hombre que parece en la entrada con su auto, me hace un asentamiento con la cabeza y caminamos por las calles soleadas de la ciudad.

No me parece continúa o ver a un hombre con el porte del señor Brawn caminar por las calles, casi puedo ver su incomodidad ante el hecho, el hombre mira hacia todos lados sutilmente, cada esquina, o paso, sus ojos parecen estar puestos en todos lados.

- No había escuchado de usted, soy nueva en la cuidad, Chicago es mi nueva vida, ya sabe, para empezar- digo para eliminar el silencio entre ambos cuando vamos caminando, no estoy segura si quiero hacer que atención se pose un poco más en mí pero me digo a mi misma que es solo para conversar.

- Me alegro de ello, la gente suele hablar con demasiada facilidad, piensan que tienen derecho a exponernos su crítica sobre mi vida íntima aún sin conocerme de nada, Chicago puede parecer una ciudad grande pero es más pequeña de lo que piensan, las habladurías van de aquí por allá rápidamente no importa cuáles son mentiras o no- El silencio vuelve a nosotros.

No estoy segura que a un hombre en su posición le interesen las habladurías que podrían existir, en un pueblo tan pequeño cómo del que vengo eso podría afectar toda tu vida, pero en esta gran ciudad creí que los rumores se desvanecían simplemente.

- ¿Es de Chicago?- me atrevo a preguntar, una parte de mi quiere mantenerme en silencio pero otra y tiende a ser la más fuerte, quiere conocer algo más de este misterioso hombre.

-Nací en Seattle, mis negocios están en Chicago, y es una buena ciudad para empezar... Hemos llegado- un corto relato, demasiado corto, no me atrevo a volver a hacer una pregunta más ante el tono borde que he escuchado ante su vida privada.

Veo a lo que se refiere cuando se detien y mis ojos miran en su dirección, estamos frente a un local viejo en medio de la ciudad, no parece abandonado, solo, algo vacío.

-Una restauración completa- anuncia, espero que abra la puerta pero no lo hace, no puedo ver mucho desde los cristales de la puerta aunque lo intento.

- Vamos, necesitará papel y lápiz para sus ideas- soy guiada por él hasta un negocio cerca, justo a lado para ser específicos, una cafetería demasiado elegante que parece casi vacía a excepción de una masa con una mujer al final, nos sentamos los dos en una de las esquinas y no sé bien que hacemos.

-Amm ¿Tengo algo en la cara?- pregunto cuando su mirada no deja la mía.

-¿Alguien le ha dicho los hipnotizantes que son sus ojos, señorita Katherine? - muerdo mi labio y niego.

- ¿Puedo traerles algo?- pregunta el mesero que sale de la nada, doy gracias porque no se que responder a la palabras del señor Brawn-

- Expresso doble para mí-

-Café con leche y dos de azúcar por favor- el mesero toma nota y nos dice que los traerá en seguida antes de irse.

- Necesitaré algunos planos del terreno si cuenta con ellos y algunas ideas de lo que le gustaría que fuera el lugar, preferencias de colores y...- no puedo seguir hablando cuando siento como su cuerpo se acerca al mío, cerca, tan cerca que casi puedo sentir su respiración contra la mía, estamos respirando el mismo aire.

Pienso que va a besarme, a esta distancia es lo único que puede hacer, no sé porque pero mi cuerpo no reacciona, estoy sorprendida por sus movimientos pero solo llega hasta ahí antes de ser interrumpidos por un mesero diferente al anterior que trae nuestra orden.

- Sus cafés- las tazas son puestas frente a nosotros, Edward separa su cuerpo de mi inerte cuerpo para dar espacio, miro al mesero dándole las gracias, creo que Edward también lo hará pero las palabras no salen de su boca, mira al mesero detenidamente hasta que se va.

-Lamento eso señorita Katherine-

-No, yo lo lamento señor Brawn, escuche, no soy ese tipo de mujer, no junto mis relaciones laborales con las personales, no salgo con clientes- tomo mi cartera y dejo algunos de los billetes, la ironía se refleja cuando me doy cuenta que son los que él me dio anoche, estoy segura que he perdido el mejor trabajo que pude tener sin experiencia, m*****a sea, el mejor trabajo de la vida.

Pero mi pasado toma mis recuerdos, no soy de esas mujeres, el señor Brawn pertenece a un mundo con reglas hechas por personas como él, dónde las mujeres son desechables, dónde el dinero paga lo paga todo. No quiero esto para mí, lo mejor es alejarme y crear muros altos entre el señor Brawn y yo, de todas formas no es como si nos fuéramos a ver más, seguramente el nunca ha ido a los restaurantes que yo frecuento y no puedo estar más segura de que nunca iré a los lujosos restaurante que él frecuenta.

Tomo el primer taxi que cruza fuera de la cafetería y le doy la dirección del departamento con los pensamientos en las nubes durante todo el camino.

***

-Gatita- murmura Ellen cuando me ve acostada en el sofá con mi pijama a las dos de la tarde, sigo pensando en Él y lo que sucedió, ese hombre ha llenado mis pensamientos, dios, llevo las horas contadas de conocerlo pero algo se siente tan bien a su lado.

- Perdí el empleo, no era lo que estaban buscando- menciono con pesar sin más detalles.

-Owww descuida, puedo conseguir otra sesión, ya vendrá algo- asiento cuando oímos un tocar en la puerta, dejo que Ellen reciba lo que sea y yo solo tapo mi cuerpo con la cobija a mis pies.

- Tal vez esto te haga sentir mejor gatita- volteo en su dirección y miro un gran ramo de rosas lilas en sus manos.

-Felicidades tienes otro admirador- digo con poca alegría.

-No son para mí- canturrea mientras me da la tarjeta.

"Fui demasiado rápido y le pido que me disculpe, necesito volver a verla, no ha sido lo que piensa y lamento no haber explicado mis ideas"

E.B

-¿Y?- Miro a Ellen sin saber que decir, le muestro la tarjeta y ella chilla al terminar de leer.

-¿Edward Brawn? ¡Con él te viste hoy!-

-Si pero terminó, el hombre no quería darme trabajo, cuál sean sus tontas ideas, no volveré para su juego-

-No lo creo gatita, los papeles venían con el ramo- me entrega un sobre y leo, es una carta de aceptación de una pequeña empresa en la ciudad sobre construcción.

- Me dio un trabajo, es decir me dio otro trabajo- explico en voz alta más para mí que para Ellen

-Le dijiste tu regla de no relacionar las cosas ¿no? Te dio otro trabajo para poder salir contigo, gatita- solo el sonido del teléfono me saca de esos pensamientos y el discurso de Ellen

- Es para Katherine- miro mal a Ellen cuando sabe que no me gusta mi nombre completo y me pasa el teléfono.

- ¿Hola?-

-Puedo ahora ¿invitarte a salir?-

-¿Cómo conseguiste que trabajara ahí si no es tu empresa?-

-Acepta una reunión conmigo y te lo explicare-

-No estoy libre está noche-

-Katherine-

-Mañana a las 2 de la tarde-

-Estare en tu puerta -

-¿Cómo sabes dónde vivo?-

-Hasta mañana, Kat-

-Mentirosa, no tienes nada que hacer hoy-

-Necesito mentalizarme, ese hombre es imponente-

Esa palabra nisiquiera lo define por completo, me siento derretir ante sus ojos y algo en mi me hace quererlo cerca, saber más de él pero su prisa por llevar las cosas me asusta

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