05

Puedo perderme en sus besos, lo sé incluso antes de probar sus labios, ni siquiera nos hemos besado y ya quiero hacerlo, como si todo lo demás no importara pero debo decirme a mí misma que no conozco lo suficiente a este hombre para ceder mas terreno.

Mi madre se filtra en mis pensamientos como un viejo fantasma y algo de enciende en mi cerebro.

- Temprano- logro decir cuando evito su penetrante mirada, veo una pequeña sonrisa juguetona en su rostro pero no escucho una afirmación de su parte, toma mi mano y me guía hacia la barra, creo que esta vez hay mas personas de lo normal, las luces van de tonos azules hasta amarillas y no sé como a estas personas no logran marearse tanto como yo.

-Señor, tenemos un problema con mmm- quien quiera que sea el hombre en traje que aparece a lado de Edward cuando estamos en la barra no quiere decir la última palabra frente a mí, miro hacia el lado opuesto incómoda pero no parece ser suficiente.

-Esperaré en la barra- no acepto la negativa que Edward está apunto de decir cuando ya me encuentro de camino hasta las bebidas decidiendo que una de esa no me hará demasiado daño.

-Linda ropa- miro a un chico a lado de mí, su atuendo parece sacado del armario de pijamas y es raro en medio de todas estas elegantes personas de la fiesta.

-Porque no es un vestido de lujo o tan pequeño ¿cómo para poder manosearme?- pregunto de una manera hostil, algo me hace querer salir loas lejos posible de él.

-Chica ruda entiendo, no eres de su tipo- el trago en su mano parece irse demasiado rápido por su garganta y logro darme cuenta del gran tono rojo en sus ojos por un momento.

-¿ Y Tú si?- pregunto con burla, a él parece darle risa por un momento pero después estalla en furia, sus manos retienen mi cuerpo contra la barra y nadie parece darse cuenta de su acto violento entre la música y baile.

-¿Crees que puedes con esto? Tan pequeña y puritana, te metiste a un laberinto con él cariño, piensas que es un trofeo reluciente, ¿el premio mayor? vestido de oro y lino pero cariño solo las cosas muy podridas necesitan de esas mierdas para brillar, no conocer ni un poco del oscuro mundo de Brawn- estoy tan asustada que no me muevo, sus ojos quedan fijos en los míos por un segundo, el acto hace que mi cuerpo reaccione ante el peligro, pero solo puedo reaccionar hasta que veo cómo se aleja con una botella llena que ha tomado de la barra, y vuelvo a respirar hasta que su espalda se pierde en la multitud.

Un brazo se posa en mi hombro y estoy tan asustada como para brincar en mi lugar.

-¿Qué sucedió?- Edward voltea a mi dirección y niego mientras recupero el aire perdido.

-Los meseros deben estar metiendo algo en las bebidas- es lo único que se me ocurre decir, lo hago con cierto tono de burla que él no parece notar.

-¿Qué?- sus ojos se agrandan de sobremanera y sé que ha tomado mis palabras con seriedad y lo veo posar un a mano en su espalda como acto de reflejo.

-No, es solo, la gente está muy ebria, es todo- él toma mi mejilla entre sus manos y mira mis ojos fijamente, co.o si buscará algo en ella.

-Ellen parece estar demasiado ebria, la ví subir con un chico- maldigo en silencio porque me iré sola a casa con Ellen fuera del mapa.

-Si, este suele ser su ambiente, ya sabes luces, música, toda esta gente, ella encaja bien aquí- Ella no suele sentirse incómoda en ningún lugar.

-¿Cuál es el tuyo?- casi puedo reirme, estoy teniendo una conversación pos-primercita en medio de una ruidosa fiesta.

-Las cosas tranquilas, supongo- él lo piensa un momento, pasa sus dedos por sus labios y puedo ver un par de anillos en su mano.

-Ven- pasamos al otro lado de la barra, los meseros parecen mirarnos raro pero después miran a Edward y alejan la vista de nosotros, pasamos la puerta de la cocina y el frío de la noche me golpea, no sé como se da cuenta de ello pero se quita su saco y lo pone en mis hombros.

-Por aquí- sube unas pequeñas escaleras, respiro a la mitad de ellas y continuo, justo al final está él, pide mi mano y se la doy, me ayuda a subir hasta lo alto, estamos en su terraza.

No es cualquier vista, es como subir a la torre Eiffel, me acerco hasta la orilla, no hay nada que impida mi caída, soy temerosa y me mantengo unos pies atras, puede sentir el viento mucho más fuerte y en algún lado de la ciudad debe estar lloviendo, mi cabello vuela al igual que el saco de Edwar, río y miro hacia tras justo donde está él parado.

Muerdo mi labio dudando de lo que voy a hacer pero tomo valor, porque soy diferente con él, porque algo se enciende cuando estamos junto, porque solo quiero hacer cosas locas a su lado, tomo su mano y lo arrastro hacia la orilla conmigo.

Me tomo de su cuello y él de mi cintura.

Miro la oscuridad del cielo, casi está negro y no puedo ver las estrellas, el aire es frío y cada luz encendida en Chicago.

-¿Quién eres?- susurro sin despegarme de su agarre.

-Dime qué necesitas y lo seré- niego por su evasiva y camino hacia a tras, no sé si lo dice en serio o solo está jugando alguna clase de juego mental conmigo, me alejo un poco y exploro el lugar, casi vacío pero puedo ver una pequeña caja a lo lejos, tiene tierra dentro, es un cultivo.

-¿Girasoles?- pregunto al leer la etiqueta

-Necesitan más sol que todas las otras plantas, aquí arriba reciben el suficiente- un rayo de luz cae y nos hace saber que la lluvia está lo suficientemente cerca pero ninguno de los dos parece tener la intensión de irse.

Me gusta su compañía, tanto que podría soportar un par de gotas de agua por él.

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