Tener que despertarme para ir a la universidad, debería ser ilegal interrumpir el sueño de los demás solo para estudiar a primera hora un montón de asignaturas que no entiendo, aunque me esfuerce por prestar atención en clases. Resignada me incorporo de la cama y arrastro mis pies descalzos por la alfombra roja que reviste el suelo de madera.
Abro el grifo y enjuago mi boca luego de cepillar rápidamente mis dientes, no tengo tiempo para tener una buena higiene bucal en estos momentos, sin embargo me aseguro de que tampoco me apeste la boca.Ya es suficiente con los apodos que el imbécil de Warren suele gritar a todo pulmón cada vez que me ve pasar por su lado, cómo para darle otro motivo de meterse conmigo. Es tan inmaduro.Y para mi mala suerte, este año también compartiré clases con él, es como estar en el infierno. Recuerdo que en primero de secundaria le comentó a todos mis compañeros que ya era toda una señorita, ese día había tenido mi primer periodo y estuve todo el día encerrada en el baño puesto que el uniforme se había manchado, parecía la bandera de Japón.Los siguientes años fueron una completa tortura, pero aprendí que una forma de no verme afectada por sus comentarios hirientes era ignorando lo que decía. Siempre busca algún defecto para criticarme, no entiendo cual es su problema. Ya de por si soy acomplejada, el ser de una estatura promedio de uno setenta no me molestaba, pero el ser delgada no contribuía a mi complexión puesto que siquiera parezco una chica de veinte años.Muchas veces las personas creían que tenía menos edad, y es un fastidio estar llevando mi identificación para poder ingresar en algunos sitios. Además es una desventaja aparentar menos, o así es cómo lo veo. A parte, tenía que lidiar con la miopía que había heredado de mi padre, y me negaba a usar lentillas por más que él insistía en usarlas. Por lo que no lucía muy atractiva que digamos al sexo opuesto.Bajo las escaleras con pereza, siento no haber descansado lo suficiente. Quizá no las horas que debía, pero con esto de los exámenes eso es imposible, no me queda tiempo siquiera para ver la serie la cuál me he enganchado. Cruzo la cocina viendo a papá revolver los huevos en la sartén, mientras que lleva el móvil pegado a su oreja conversando con su nuevo jefe.Tomo asiento en el taburete esperando mi desayuno, un plato de tostadas francesas con huevos revueltos y tocino. Es la comida de cada mañana, según mi padre es la más rápida en preparar, no le doy importancia a comer siempre lo mismo, al menos ingiero los nutrientes que necesito para tener energías durante las dos horas de clases.—Buen día cielo —dice papá colocando un plato en la encimera.—Buen día —respondo soltando un bostezo—. Gracias.Me regala una sonrisa y se sienta al frente para devorar su desayuno con prisa, al contrario de mi que me tomo todo el tiempo para probar bocado.—La señora Stella hará las compras, le he pedido que traiga lo que necesites —informa mi padre levantándose para ir al fregadero dejando los trastes sin lavar—. Lo más seguro es que hoy deba quedarme más tiempo en la oficina, colócale el pestillo a la puerta de...—Sí, descuida, no vendrá un alienígena a raptarme —emito volcando los ojos.—Me avisas si sucede algo, ¿vale?Asiento tomando un sorbo de jugo de pera. Mi padre se acerca dejando un beso en mi frente.—Te quiero —digo viendolo dirigirse a la puerta.—Yo más, princesa —me mira por última vez antes de salir.Acabo mi desayuno y busco mi mochila que reposa en el sofá mullido. Salgo del departamento no sin antes asegurarme de agarrar el paraguas, el clima ha estado lluvioso desde la noche de ayer, así que prefiero prevenir un resfriado. Estando en el elevador miro mi reflejo, escaneo mi ropa holgada de un estilo un poco desaliñado, sin embargo es cómoda para ir a la universidad.De pronto el elevador es detenido, alzo la vista y lo veo, alto, fornido, piel bronceada, ojos verdes, y un cabello rubio que se ve sedoso.Luke Radley.Mi vecino y además compañero de clases que parecía sacado de alguna agencia de modelaje, es el chico del cual he estado enamorada estos tres años que llevo viviendo en el mismo edificio que él. Y no soy la única, la mayoría de las adolescentes hormonales que están cerca, no se resisten al Adonis que justo ahora se encuentra en el mismo ascensor donde voy. Jamás había estado a poco metros de él, así que ya deben imaginar la emoción que siento, siquiera puedo aplacar el aleteo en mi interior. Inspiro profundamente respirando el aroma que desprende todo su cuerpo, el perfume es tan embriagante que me deja anonadada.Al menos cierra la boca Eveline, escucho a mi subconsciente.Me abofeteo mentalmente al escudriñar al chico sin disimulo alguno con mi mirada de chica enamorada. Reprimo las ganas de chillar emocionada cuando me regala una sonrisa ladeada. ¡¿Me miró?!¡Me miró, oh por dios!Sabe que existo, no puedo creerlo.Nerviosa acomodo las gafas encima de mi tabique, lo observo de reojo mientras él parece sumergido en su móvil. Para mi desgracia, no paso ni un minuto a solas con Luke, ya que las puertas del elevador se abren y una morena alta ingresa junto a nosotros. Cassidy, es la típica chica popular que le hace la vida imposible a los friki, cómo les llama ella al grupo del periódico de la universidad. Lleva un vestido que se ciñe perfectamente a sus curvas, tiene cabello castaño con ondas pronunciadas. Es preciosa, y pues yo... Yo no puedo siquiera competir contra ella.—Te llamé ayer, ¿qué pasa contigo? —le pregunta al rubio.—He estado ocupado, ¿qué querías? —la mira con desinterés.Cassidy ha intentado conquistar a Luke desde que tengo uso de razón, pero el chico hace lo imposible por rechazarla aunque ella insiste una y otra vez, parece no rendirse nunca.—¿Todavía lo preguntas? —inquiere con cierto tono burlón—. A ti, te quiero a ti.Luke no se nota sorprendido, quizá ya se había dado cuenta del interés de la morena. Por otro lado, me gustaría no estar presenciando esto, lo último que quiero es quedar de metiche.—Creo que he sido lo más claro contigo —habla sin emoción alguna en su voz—. ¿Te cuesta tanto entender?—¿Entonces por qué me besaste? —replica Cassidy.—A ver, ¿cómo te explico que ese beso no significó nada? —hago una mueca al oírlo, sintiendo pena ajena por la morena—. Solo me dejé llevar por el alcohol, así que supéralo ya.Se baja del ascensor apenas las puertas se abren en el primer piso, miro a Cassidy y su rostro se ha vuelto rojo. Entonces sucede algo que jamás me imaginé, comienza a llorar mientras Luke se va alejando dejándola ahí, con el corazón roto. No sé que hacer, me quedo petrificada viéndola sollozar haciendo que su rostro se transforme en un gesto de ira y tristeza a la vez. Rebusco en mi mochila sacando un pañuelo que le ofrezco con vacilación.Lo agarra sin siquiera mirarme.—Es un idiota... —lloriquea sorbiendo sonoramente—. Es tan ególatra y narcisista, ¿por qué no me corresponde?Hago una mueca al no saber que decir al respecto, nunca me he encontrado en una situación así, por lo que todo esto es nuevo para mi. Antes de que diga alguna palabra, escucho el claxon del auto de Nora, mi mejor amiga.—¡Apresúrate! —apremia mientras se retoca el labial.Observo de soslayo a Cassidy, pero esta ya se ha marchado al estacionamiento. Me acerco al auto y subo en la parte delantera junto a mi amiga, una pelinegra de ojos verde oliva.—Hola —saludo.—¿Dónde está tu sonrisa? Anímate un poco o envejecerás pronto —comenta Nora al ver mi expresión de cansancio.—Sabes lo difícil que me resulta levantarme tan temprano —me quejo resoplando—. Además, no vas a creer lo que...—¿Esa es Cassidy? —pregunta Nora de repente interrumpiéndome.Llevo la vista a la morena que se sube a su deportivo rojo, no debe ser fácil que te rechacen al no ser correspondida. Siquiera sé lo que sentiría si eso llegase a sucederme alguna vez.—No quiere salir con ella —digo abrochándome el cinturón.—¿Quién, Luke? —asiento—. Vaya, pobre.—Ha herido su orgullo, y aunque su actitud no me agrade, no merecía aquel rechazo —replico sintiéndome apenada por mi compañera de universidad.—Tal vez, pero todos tenemos un límite, lo más seguro es que le haya dado señales claras y ella no las quería ver —la miro frunciendo el ceño.¿Señales claras? Eso es absurdo. La mayoría de los estudiantes pensaban que ellos estaban saliendo, se les veía juntos en todos lados. Sin embargo, no lo comento.—Aún así no le da derecho a tratar a los demás de esa manera —objeto recordando las palabras del rubio.Hoy descubrí una parte de él que no conocía, quizá porque solo me fijaba en su físico y no en su personalidad.He estado tan concentrada en ver lo bueno del chico que me gusta, que omití ciertas cosas malas. Pero he sido testigo de cómo es realmente. Las personas tienden a mostrar solo lo que quieren que los demás vean en ellos, pero nunca dan a conocer las dos caras de la moneda.Siempre he opinado que debemos ser nosotros mismo en cualquier lugar, sin importar lo que nos rodea, sin perder nuestra personalidad ni aparentear y mucho menos pensar que a dónde sea que vayamos vamos a encajar. Porque la verdad eso jamás ocurrirá.Salgo del aula de clases al igual que mis demás compañeros, me dispongo a ir a la cafetería por un almuerzo. Las últimas dos horas de clase fueron una completa tortura, el profesor Will es tan aburrido explicando que es inevitable no cabecear del sueño que causa su voz pausada. Agarro dos piezas de pollo, ensalada y puré de papa que la señora Samantha prepara. Cargo con mi bandeja de comida en busca de una mesa desocupada, pero antes de dar un paso siento un enorme cuerpo chocar con el mío haciendo que derrame toda la comida.—Lo siento, no me percaté de ti. Eres tan enana que cualquiera te pasa desapercibida —cierro los ojos intentado controlar mis ganas de propinarle mi puño en su rostro.—Warren —menciono lanzandole una mirada fulminante—. Eres un imbécil.—Oye, ¿Por qué me insultas? ya te dije que no te vi...—Pues deberías chequear tu vista —replico inclinándome al suelo para recoger el desastre de comida. Unos brazos masculinos toman entre sus manos la bandeja y bufo en respuest
De niña, mi padre me leía cuentos de princesas que eran rescatadas por príncipes azules. Recuerdo que imaginaba cada detalle relatado de la historia, creaba una película en mi cabeza de manera que podía vivir y sentirme parte de ella. Papá siempre se encargó de contarme de lo maravillosa que fue mi madre, cómo llegó a enamorarse perdidamente de ella y lo difícil que fue al dejarlo solo conmigo. Tenía cinco años cuando mamá falleció, la verdad no me acuerdo de muchas cosas, sin embargo lo que he escuchado de la mujer que me dio la vida me permite tener en la memoria aquellas anécdotas que no pude disfrutar en carne propia.Oír aquella historia del amor de mis progenitores, me hicieron tener altas expectativas a la hora de buscar a esa persona que fuera la correcta para mi, no creía en las almas gemelas ni mucho menos en las medias naranjas. De hecho, no espero que mi chico ideal sea perfecto, pero si que me demuestre que a pesar de los problemas que puedan surgir en el futuro, estaremo
—Bueno, no sé por dónde comenzar, pero lo haré desde el principio para que entiendas el contexto de todo —asiento recostando mi espalda de la silla, dispuesta a ayudarle—. Mis padres quieren comprometerme con una chica, incluso están preparando una reunión con sus allegados más cercanos. Sé que desean verme convertido en lo que ellos desean para mí, pero no es mi sueño estudiar lo mismo que mi padre, tengo otras metas distintas. No dejarán de insistir, y la verdad no quiero decepcionarlos con mi decisión, pero tampoco puedo hacer algo que no quiero. En fin, solo deberás ser mi novia delante de mi familia, si aceptas prometo devolverte el favor.Me quedo procesando cada palabra, de todo lo que pensé no me esperaba esto, imaginé que se trataba de otra cosa. Pero ahora comprendiendo lo que ha dicho, ¿quiere que sea su novia falsa?—¿Fingir un... noviazgo? —titubeo confundida.—Ajá. De esta manera mis padres no seguirán insistiendo en conseguirme pareja, o bueno, eso creo —no se le oye ta
AidanLanzo el móvil contra el sofá mullido que se encuentra cerca de la ventana. La mañana ha sido un fiasco, me he levantado con el pie izquierdo y de mal humor, no pude descansar anoche y eso sin duda aumenta mi irritación. Observo la ciudad por la ventana, dónde enormes rascacielos se aprecian desde lo alto. Mi despacho no es muy espacioso, comparado con el que tengo en casa, ese es mucho más amplio que este. Sin embargo, si algo los hace parecido es el orden y la pulcritud que hay en cada rincón del sitio. Desde joven he sido muy estricto con el tema de la limpieza, quizá se deba a mi obsesión por tener todo bajo orden. Si hay algo que más odio es tener mi lugar de trabajo echo un lío, por esa razón los de limpieza se encargan de mantener mi despacho como les ordeno.Tomo asiento en la silla y cruzo mis piernas una arriba de la otra, mientras desdoblo el periódico para leerlo. Suelo hacerlo todas las mañanas sin falta, se podría decir que es parte de mi rutina diaria, además del
—L-lo siento —se levanta y veo que agarra su móvil que ha caído a unos metros de nosotros, al igual que mi móvil.Me acerco a recogerlo y doy media vuelta entrando al restaurante. Siquiera entiendo como las personas no miran por dónde andan, están tan encerrados en su propia burbuja que olvidan el mundo donde viven. Si al menos se dieran cuenta de lo que los rodea, evitarían este tipo de incidentes. Pero no, lo más seguro es que esa muchacha torpe tuviera la mente distraía divagando en cualquier tontería, sin estar pendiente por dónde anda.Cierro la puerta tras mi espalda e ingreso a mi despacho en busca de las lleves de mi auto, pasaré al súper mercado por algunas cosas antes de regresar a casa. Aunque no suelo hacer las compras del hogar, ya que la ama de llaves se encarga de ello, el día de hoy he decidido darle el día libre para estar solo. No me toma mucho tiempo llegar al centro comercial, estaciono el auto y entro al local abastecido. Hago las compras rápido, ya que no hay muc
Abro los ojos desmesuradamente al darme cuenta de lo que he hecho, asustada me acerco al hombre desmayado en el suelo. Reviso su pulso para asegurarme de que siga con vida, y suspiro aliviada al sentir que aún respira. Pero debo hacer algo para que despierte, no puedo dejarlo allí tirado, sería malvado de mi parte huir luego de haberlo golpeado. Por lo que decido actuar antes que algún vecino cotilla malinterprete la situación, ya de por si es bastante complicada. Al menos agradezco que mi padre no regrese temprano a casa, me avisó que le había surgido algo y vendría más tarde. Así que tengo chance de resolver este pequeño incidente.Agarro los brazos del hombre arrastrándolo hasta el interior del living, lo coloco en el sofá empleando todas las fuerzas para poder subirlo allí.¿Y ahora qué hago? Piensa Eveline, piensa.Comienzo a dar vueltas de aquí para allá, tal vez le haga un agujero a la alfombra de tanto caminar, pero no sé cómo calmar mis nervios. Intento respirar profundamente
Corro de prisa por las calles abarrotadas de personas, la mañana es la hora donde la mayoría se dispone a ir a sus labores. Por lo que es difícil conseguir un puesto libre en el transporte público, que por cierto he perdido debido a mi estúpida alarma que no programé por culpa de mi desvelada noche. Después que Nora se marchó de casa, decidí disfrutar mi serie de Netflix que tenía tiempo sin ver. Pero resulta que no tengo autocontrol cuando se trata de mi pasatiempo favorito, tenía intención de solo ver dos capítulos y pues se convirtió en cinco capítulos más. Me sumergí en la pantalla sin percatarme del tiempo, y al darme cuenta de la hora ya era muy tarde. Por lo que no descansé lo suficiente y estoy segura que me pasará factura más tarde. A menos que consiga tres tazas de café para mantenerme despierta durante las cuatro horas de clases. Sin embargo, no puedo desviarme a la cafetería ya que tengo pocos minutos y aún así no creo llegar a tiempo a la universidad.Estoy por cruzar la
Siempre había pensado que la vida podía cambiar de la noche a la mañana, que en una fracción de segundos podían suceder muchas cosas. Un día estamos en lo alto y de repente hemos caído al suelo. Es como subirse a una montaña rusa, sabemos que habrá subida y bajada pero el sentirlas nos causa temor puesto que las sensaciones del momento son un poco desagradables. Quizá para algunos les resulte normal, pero en lo personal creo que me afecta en demasía. La incertidumbre de no saber qué pueda suceder más adelante, y no estar preparada para tantos cambios, eso sin duda me hizo ver qué a veces nuestro mundo está entero pero se derrumba en un abrir y cerrar de ojos.La muerte de mamá había sido un gran golpe para mí, que tan solo era un niña de ocho años. Pasé de ser un pequeña feliz y completa, a sentirme triste, sin ganas de seguir viviendo. Ya nada me parecía como antes, todo había cambiado y tenía miedo de no saber sobrellevar el vacío que me causó la muerte de mi madre.Después de llega