Cuatro

—Bueno, no sé por dónde comenzar, pero lo haré desde el principio para que entiendas el contexto de todo —asiento recostando mi espalda de la silla, dispuesta a ayudarle—. Mis padres quieren comprometerme con una chica, incluso están preparando una reunión con sus allegados más cercanos. Sé que desean verme convertido en lo que ellos desean para mí, pero no es mi sueño estudiar lo mismo que mi padre, tengo otras metas distintas. No dejarán de insistir, y la verdad no quiero decepcionarlos con mi decisión, pero tampoco puedo hacer algo que no quiero. En fin, solo deberás ser mi novia delante de mi familia, si aceptas prometo devolverte el favor.

Me quedo procesando cada palabra, de todo lo que pensé no me esperaba esto, imaginé que se trataba de otra cosa. Pero ahora comprendiendo lo que ha dicho, ¿quiere que sea su novia falsa?

—¿Fingir un... noviazgo? —titubeo confundida.

—Ajá. De esta manera mis padres no seguirán insistiendo en conseguirme pareja, o bueno, eso creo —no se le oye tan seguro—. Sin embargo, al menos tendré un descanso de ellas.

Suspira como si pensar en aquellas muchachas fuera un total martirio.

—Y ¿por qué yo? —frunce el ceño sin entender a qué me refiero—. Si tienes a un montón de chicas que darían lo que fuera por fingir ser tu novia, ¿por qué me has elegido a mi para ayudarte?

No puedo evitar preguntarle. Y es que me parece extraño todo esto, aunque no voy a negar que estoy saltando de alegría al estar con el chico que me gusta. Siquiera sé cómo he logrado mantener la vista fija en él, no cuando se ve tan apuesto y varonil.

—Eres diferente al resto —alzo la mirada y la poso en aquel par de ojos verdes.

—¿Eh? —suelta una risita al percatarse de mi déficit de atención.

—Te he elegido porque sé que no eres igual que las demás, es lo que llamó mi atención de ti —lo miro incrédula.

No puedo creer lo que mis oídos han escuchado, esto sí que me ha tomado por sorpresa. Abro la boca para decir algo, pero la cierro de golpe al no saber que responder. Siento mi móvil vibrar en el bolsillo de mis vaqueros, lo saco y veo que se trata de papá.

—Disculpa —digo antes de contestar la llamada—. ¿Sí?

—Cariño, he ordenado pizza, ¿ya cenaste? —pregunta mi padre—. La he podido con extra de queso, cómo te gusta.

Achico los ojos aunque él no me esté viendo, no es necesario ser inteligente para saber que es una excusa para que regrese a casa. Ya ha sucedido otras veces, el el mismo truco de siempre.

—Papá, sé por dónde vienes —

Lo escucho bufar.

—Vale, solo quería ver cómo estabas —sonrío mientras llevo la vista hacia Luke, que está en la barra pidiendo la cuenta.

—Estoy bien papá, en serio no tienes de qué preocuparte.

—¿Segura que no...?

—Que sí, regresaré pronto, guárdame pizza —digo finalizando la llamada.

Luke se acerca a mí, me tiende un helado de chocolate que acepto gustosa. Decidimos salir de aquel sitio, caminamos por el muelle dando un último paseo antes de marcharnos. El clima es fresco a pesar de ser verano, por lo que algunas personas se encuentran cerca del lago con cañas de pescar. Es un ambiente diferente al de la ciudad, se respira aire limpio.

—Antes de regresar, ¿al menos vas a pensarlo? —lo miro de manera furtiva.

Guardo silencio unos minutos tomándome el tiempo para responder, aunque la verdad no es menester pensar en algo que tal vez sería una gran oportunidad para mí. O bueno, aún sabiendo que es falso.

—Lo haré —digo al fin.

—¿De verdad? —expresa sorprendido, no se esperaba eso y yo trago con dificultad—. Gracias.

Sonrío forzado, no sé en lo que me estoy metiendo, pero al sentir los brazos de Luke envolverme en un abrazo, me olvido de todo. Siquiera me importa que se trate de una farsa, pues valdrá la pena mentir por él.

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