POV. EvelineEscucho un golpe en la puerta, llevo la vista hacia la entrada de mi apartamento y me acerco a abrir. No espero a nadie, el chófer quedó en venir a las ocho y media, pero aún no es la hora acordada. Camino con cuidado de no resbalarme con el líquido pegajoso que he esparcido sin querer el en suelo, eso me pasa por estar apresurada cocinando panqueques. Lo peor de todo es que al final tenía un sabor para nada comestible, así que no me quedó de otra que tirar toda la comida y servirme un tazón de cereal con leche, al menos no me iría con el estómago vacío. No quiero volver a sufrir de nuevo de gastritis solo por saltarme las comidas.Abro la puerta y me sorprendo de ver a Nora con el pequeño Dylan, un niño precioso que me llama tía. Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo, aún recuerdo cuando era un bebé, y de un momento a otro ya han pasado tres años. Sí, tres años desde que tomé la decisión de volver a Nueva después de haber ido a Londres dónde conseguí trabajar en la
POV. EvelineMe quedo mirando el borde de la taza de café, compruebo que todavía el líquido humeante sigue caliente, solo me detengo cuando escucho su voz.—¿Cómo has estado? —pregunta mirándome con recelo.Me parece un chiste que pregunte eso cuando claramente no he estado bien. Y sí, admito que tomé la decisión de terminar con lo nuestro, y también el prohibirle a Nora y Álex que le dieran Aidan información sobre mi. Sabía que si volvía a Nueva York, quizá me cruzaría con él, y me daba igual si eso pasaba. Pero jamás creí que mi corazón reaccionará así de rápido ante su presencia, encontrarme a Aidan ha despertado aquellos sentimientos que creí haber enterrado en el fondo de mi ser. Pensé que no me sentiría afectada.Levanto la vista de mi taza de café y le sostengo la mirada. Sus ojos azules son penetrantes, hacen que cualquiera se sienta sometida ante ella. Sin embargo, no aparto mi mirada de la suya, ocasionando que esta vez sea él quién la desvíe.—Bien, ¿y qué hay de tu vida? —m
POV. AidanA veces las personas se distancian, suelen transitar por diferentes rumbos pero si están destinadas a estar juntas la dirección de sus pasos siempre termina llevándolos al mismo lugar. Nunca me imaginé una vida tan plena cómo la que tengo ahora, no cambiaría nada de lo que he conseguido y me siento el hombre más afortunado del planeta por tener una familia que es el motor de mi vida.Cuatro años han pasado desde que decidí proponerle matrimonio a mi amada esposa. Parece que fue ayer cuando la vi caminar hacia mi luciendo preciosa con su vestido blanco, es imposible olvidar aquel día tan especial para nosotros. Luego al año nos enteramos que seríamos padres de un pequeño niño a quien llamamos Ashton. Sin duda fue la alegría de nuestra vida, el fruto de nuestro amor que ablandó mi corazón apenas lo vi por primera vez. Y cuando creía que mi vida no podía ser más feliz, dos años más tardes nació mi pequeña princesa Alison, una niña idéntica a Eveline en todo los aspectos. Eran t
POV. Especial, Sandra.Particularmente podría pensar en un futuro mejor, pero mi corazón seguía empecinado en seguir pensando en aquella persona de la que me había enamorado y la que ahora no salía de mi cabeza, sinceramente me hubiera gustado poder tener esas ganas por dejarlo a tras, no pude, y no puedo hacerlo. Es demasiado complicado dejar de querer a una persona cuando se ha metido en lo más profundo de mi ser.No puedo evitar pensar que nosotros también pudimos haber tenido nuestra historia feliz, ahora mismo estaríamos viviendo juntos y compartiendo una vida, a la que todavía le queda demasiado tiempo por delante, creo que solo así sería la vida justa conmigo, pero en cambio tengo que lidiar con el hecho de que este hombre ya está casado y tiene una familia, todo eso me destroza el alma y quisiera que fuera una pesadilla nada más, pero no podré despertar, porque es una realidad y luego me queda por hacer es aceptarlo nada más.Sonrío. Pero cada uno de esos gestos es esforzados,
Hace acto de presencia mi progenitora, tiene una copa de vino la mano y pronto se sienta en el sofá.—Oh, lo escuché llorando. Menos mal ya ha dejado de hacerlo, mi niño hermoso... ¿come más ahora?—Sí. Así es. Hace puesto así porque tiene hambre. Ya sabes cómo es él, mamá.—Lo sé, es un pequeño que come mucho. Aunque también debemos tomar en cuenta que cada día está más grande y es bueno que se alimente bien —destaca, mirándolo con amor.Algo que debo confesar, es que mi mamá ha estado presente en mi vida, y la de mi pequeño desde que llegó a este mundo. Por lo que, pese a todo, debe agradecer que esté aquí, es solo que hay momentos en los que me gustaría estar sola. Pero el hecho de que ella esté presente, me agrada más.Vaya contradicción.—Mañana saldré, mamá. Iré con Ben al parque, creo que puedo hacer algo, no lo sé...—¿Te gustaría que fuera contigo? Porque para mí sería algo divertido, hacer algo diferente el día de mañana, quiero salir de la rutina, cariño.—No, ya será en otr
Tener que despertarme para ir a la universidad, debería ser ilegal interrumpir el sueño de los demás solo para estudiar a primera hora un montón de asignaturas que no entiendo, aunque me esfuerce por prestar atención en clases. Resignada me incorporo de la cama y arrastro mis pies descalzos por la alfombra roja que reviste el suelo de madera. Abro el grifo y enjuago mi boca luego de cepillar rápidamente mis dientes, no tengo tiempo para tener una buena higiene bucal en estos momentos, sin embargo me aseguro de que tampoco me apeste la boca. Ya es suficiente con los apodos que el imbécil de Warren suele gritar a todo pulmón cada vez que me ve pasar por su lado, cómo para darle otro motivo de meterse conmigo. Es tan inmaduro.Y para mi mala suerte, este año también compartiré clases con él, es como estar en el infierno. Recuerdo que en primero de secundaria le comentó a todos mis compañeros que ya era toda una señorita, ese día había tenido mi primer periodo y estuve todo el día encer
Salgo del aula de clases al igual que mis demás compañeros, me dispongo a ir a la cafetería por un almuerzo. Las últimas dos horas de clase fueron una completa tortura, el profesor Will es tan aburrido explicando que es inevitable no cabecear del sueño que causa su voz pausada. Agarro dos piezas de pollo, ensalada y puré de papa que la señora Samantha prepara. Cargo con mi bandeja de comida en busca de una mesa desocupada, pero antes de dar un paso siento un enorme cuerpo chocar con el mío haciendo que derrame toda la comida.—Lo siento, no me percaté de ti. Eres tan enana que cualquiera te pasa desapercibida —cierro los ojos intentado controlar mis ganas de propinarle mi puño en su rostro.—Warren —menciono lanzandole una mirada fulminante—. Eres un imbécil.—Oye, ¿Por qué me insultas? ya te dije que no te vi...—Pues deberías chequear tu vista —replico inclinándome al suelo para recoger el desastre de comida. Unos brazos masculinos toman entre sus manos la bandeja y bufo en respuest
De niña, mi padre me leía cuentos de princesas que eran rescatadas por príncipes azules. Recuerdo que imaginaba cada detalle relatado de la historia, creaba una película en mi cabeza de manera que podía vivir y sentirme parte de ella. Papá siempre se encargó de contarme de lo maravillosa que fue mi madre, cómo llegó a enamorarse perdidamente de ella y lo difícil que fue al dejarlo solo conmigo. Tenía cinco años cuando mamá falleció, la verdad no me acuerdo de muchas cosas, sin embargo lo que he escuchado de la mujer que me dio la vida me permite tener en la memoria aquellas anécdotas que no pude disfrutar en carne propia.Oír aquella historia del amor de mis progenitores, me hicieron tener altas expectativas a la hora de buscar a esa persona que fuera la correcta para mi, no creía en las almas gemelas ni mucho menos en las medias naranjas. De hecho, no espero que mi chico ideal sea perfecto, pero si que me demuestre que a pesar de los problemas que puedan surgir en el futuro, estaremo