POV. AidanLos días lluviosos me parecían tristes. Eran días con poca luz, dónde no se veía los rayos de sol, todo se volvía húmedo y frío. No entendía cómo a algunos les agradaba, en lo particular a mi no me gustaba ni un poco. Quizá se deba a mi temor a las tormentas, de niño recuerdo que solía esconderme entre las mantas cada vez que veía aparecer aquellos nubarrones en el cielo. Además que me encontraba solo en casa cuando eso sucedía, y debía controlar cualquier sensación que aquello me generaba. Aunque es cierto que había superado el temor a las tormentas, no entendía por qué seguía sintiéndome en estado alerta, cómo si de un peligro inminente se tratase al cambiar el clima.Por otro lado, no podía quedarme en casa mientras el tiempo pasaba y esperaba que la lluvia cesara. Me había levantado con el ánimo por el suelo, tenía semanas que no me sucedía, pero justo ocurría cuando necesitaba reunirme con una amiga de la infancia que ha quedado en verme en el restaurante que ha abiert
POV. AidanCierro la puerta tras mi espalda e ingreso a mi cálido hogar, me despojo de la ropa y voy al baño por una ducha de agua fría. Hoy ha sido un día largo y agotador, comenzando con aquella jovencita malhumorada que no dejo de conseguirme. No entiendo en qué pensaba cuando me persiguió en el pasillo, ¿No leyó el letrero que decía "personal autorizado"?Es irritante.Minutos después salgo envuelto en una toalla enrollada a mis caderas. Me cambio por una ropa casual para salir a tomar aire fresco, se supone que hoy me quedaría en casa a descansar, pero me vendría bien salir con Álex a algún club.—Saldré un rato, ¿estarás bien sola? —le aviso a Leah que se encuentra leyendo en el sofá.Aparta la vista del libro y me mira.—¿A dónde vas? Si se puede saber —indaga escudriñando mi cuerpo.—A despejar mi mente —digo agarrando las llaves del auto—. Nos vemos más tarde.—¿Puedo ir contigo? —coloca ojos de cachorritos y sonrío al ver lo tierna que luce.—De acuerdo —no puedo decirle que
POV. EvelineDespierto desorientada y con un terrible dolor de cabeza que parece estar a punto de estallar. No tengo ganas de levantarme y enfrentar la vida, hoy es de esos días que todo me vale igual, quizá es por culpa del alcohol o tal vez la soledad en la que me encuentro envuelta en estos momentos. Suspiro cansada, presiento que la noche desvelada de ayer me pasará factura en un rato. Pero mientras tanto, debo cumplir con mis responsabilidades, y eso significa asistir a la universidad aunque mis energías sean nulas. Me levanto perezosa, sintiendo los ojos aún pesados por el trasnocho. Voy hacia el baño metiéndome en la ducha, e inmediatamente el agua tibia relaja mis músculos tensos.Los recuerdos de anoche vienen a mi cabeza repentinamente, y me sonrojo al acordarme de la escena del baño. ¿De verdad iba a besarme?Llevo mi mano a los labios, imaginándome lo que pudo haber pasado si no hubiera salido de allí. A pesar de estar bajo los efectos del alcohol, aún me quedaba mi lado r
Miro el suelo que reluce como un espejo, la oficina de Aidan es bastante espaciosa, y tiene una increíble vista a la ciudad que se aprecia desde el gran ventanal de vidrio. Al enterarme que es la persona encargada de contratar, puesto que es el jefe del restaurante. Todo en mi mente encajó, entendía porque aquel día ingresó al lugar del personal autorizado, y también me lo topé varias veces. No puedo evitar sentirme avergonzada al comportarme grosera con el chef que Nora mencionó aquel día.Merece una disculpa al menos. Además necesito un empleo de medio tiempo y este es el más cercano a casa.—Lamento lo ocurrido entre nosotros, creo que iniciamos con el pie izquierdo —hablo luego de llevar minutos debatiéndome qué hacer—. Propongo que empecemos de nuevo.Sus ojos azules me miran de manera indecifrable, se encuentra sentado en la silla detrás del escritorio causando un nerviosismo en mi cuerpo al estar frente a él. Analiza cada gesto que hago. Su forma de observarme me incómoda, es i
POV. AidanReviso algunos papeles que mi secretaria me ha traído hace minutos, además de mi café sin azúcar. Puedo decir que hoy estoy de bueno humor, de hecho he dejado pasar que Blake no haya realizado lo que le ordené, limpiar los vidrios de mi oficina. Pero, él nunca falta en el trabajo, así que haré como que no lo noté. Me incorporo al escuchar unos golpes en la puerta, esta es abierta mostrando a la chica de flequillo morado.—Buenos días, señor —saluda amable, incluso mucho más que las otras ocasiones que nos hemos cruzado.—Buenos días, Eveline. Adelante —digo mirándola fijamente, es evidente lo nerviosa que puede colocarla mi mirada—. Toma asiento.Le indico la silla donde sentarse y lo hace en silencio, cómo si de pronto le costara emitir palabra alguna. ¿Estará avergonzada o incómoda por su actitud de ayer?—Quiero agradecerle por darme el empleo y permitirme trabajar con usted —murmura viéndome a los ojos al fin.—No hay de qué. Presiento que serás buena en el puesto que t
POV. EvelineSeco el sudor de mi frente pasando mi antebrazo, estoy tan agotada que no siento las extremidades de mi cuerpo. Llevo horas llevando y trayendo platos sucios, jamás había cargado tantos trastes en mi vida. Me apresuro a arreglar los últimos cubiertos y salgo de la enorme cocina del restaurante vacío, pues la mayoría de los empleados ya se han ido.—¿Aún estás aquí? Creí te habías marchado —escucho a mi jefe.También parece dispuesto a retirarse.—Sí, quería adelantar algunas cosas para que mañana no me resulte tan pesado —explico saliendo del restaurante.—Vaya, que eficiente —comenta caminando a mi par—. ¿Vives cerca?—Sí, a tres cuadras —emito acomodando la bufanda alrededor de mi cuello.—¿Y te irás a pie? —curiosea—. Ya sabes, es tarde y hay dementes en la calle. No es prudente que...—¿Por qué de pronto se preocupa por mi? —interrumpo extrañada de su cambio repentino hacia mi bienestar.—Lo hago con todos, además eres mi empleada, de ahora en adelante me preocuparé p
—¿Quiénes son? —señalo a las personas que han llegado.—¿No los conoces? —niego con la cabeza viendo a Danna, la morena de ojos cafés—. Vaya, ¿en qué planeta vives? Todo el mundo conoce a los MacMilan. Dueños de varias franquicias en el país.—No tenía idea de la existencias de ellos —limpio la mesa que ha sido desocupada por unos amables clientes que se han marchado—. ¿Y qué hacen aquí?—Cada año suelen visitar al señor Aidan, algunos dicen que es por negocios y otro comentan que hay un relación de conveniencia entre la mujer de allá —llevo la mirada hacia la rubia, es mucho más joven que las otras dos personas, por lo que supongo es la hija de ambos señores—. Aunque no sabemos la verdadera razón de su visita.—Eveline, ve a llevarles el postre —ordena Brooke, el encargado de todos los camareros.—Sí, señor —cargo la bandeja y me encamino hacia la familia, sostengo con fuerza el metal entre mis manos asegurándome que no se derrame lo que está en ella.—No he visto a Radley, ¿dónde es
POV. AidanLa vida sigue. He escuchado tantas veces esa frase, sobre todo el día que mamá murió. Las personas se acercaron a mi para darme palabras consoladoras, pero ese día no único que quería era estar solo, encerrarme en mi habitación y llorar hasta quedarme sin lágrimas. Ha pasado tanto tiempo desde que no veo a mi madre, extraño tanto su sonrisa genuina, esa que le regalaba a todos. Nada volvió a ser lo mismo sin ella, era lo único importante que quedaba en mi vida y ahora que ya no estaba conmigo, todo parecía no tener color. De pequeño me diagnosticaron trastorno obsesivo compulsivo, aún recuerdo mi madre le llamó la atención verme que ordenaba cualquier cosa que estuviera fuera de su sitio. Además, odiaba estar sucio, los gérmenes me causaban repugnancia, también deseaba tener las cosas simétricas o en perfecto orden.Al principio no me afectó ser así, pero con el tiempo los demás comenzaron a notar que tenía un problema por mi manera de actuar ante cosas pequeñas y cotidiana