Siempre había pensado que la vida podía cambiar de la noche a la mañana, que en una fracción de segundos podían suceder muchas cosas. Un día estamos en lo alto y de repente hemos caído al suelo. Es como subirse a una montaña rusa, sabemos que habrá subida y bajada pero el sentirlas nos causa temor puesto que las sensaciones del momento son un poco desagradables. Quizá para algunos les resulte normal, pero en lo personal creo que me afecta en demasía. La incertidumbre de no saber qué pueda suceder más adelante, y no estar preparada para tantos cambios, eso sin duda me hizo ver qué a veces nuestro mundo está entero pero se derrumba en un abrir y cerrar de ojos.La muerte de mamá había sido un gran golpe para mí, que tan solo era un niña de ocho años. Pasé de ser un pequeña feliz y completa, a sentirme triste, sin ganas de seguir viviendo. Ya nada me parecía como antes, todo había cambiado y tenía miedo de no saber sobrellevar el vacío que me causó la muerte de mi madre.Después de llega
La cena estaba siendo agradable, los padres de Luke no se parecían en nada a como los describía los medios de comunicación que difundían información falsa, inventan más de la cuenta para crear rumores. Son personas común y corriente que solo desean ver triunfar a su hijo, por lo que estar fingiendo ser la novia de Luke me hizo sentir mal. Sin embargo, todo es por una buena causa.—¿Qué carrera estás estudiando? —pregunta el señor Radley, un abogado exitoso dueño de varios bufetes.Levanto la cabeza de mi comida y limpio la comisura de mis labios dejando el cubierto al lado del plato.—Literatura —respondo acomodando la servilleta en mi regazo.—Oh, execelente elección. Es una carrera muy buena —asiento de acuerdo—. Es importante tener claro que estudiar antes que llegue el momento, de lo contrario podrías elegir una con prisa pero al final no es lo que te apasiona.—Sí, así me dijo mi padre —comento.—Debe ser un hombre muy sabio, además que se puede notar la educación que te ha incul
POV. AidanLos días lluviosos me parecían tristes. Eran días con poca luz, dónde no se veía los rayos de sol, todo se volvía húmedo y frío. No entendía cómo a algunos les agradaba, en lo particular a mi no me gustaba ni un poco. Quizá se deba a mi temor a las tormentas, de niño recuerdo que solía esconderme entre las mantas cada vez que veía aparecer aquellos nubarrones en el cielo. Además que me encontraba solo en casa cuando eso sucedía, y debía controlar cualquier sensación que aquello me generaba. Aunque es cierto que había superado el temor a las tormentas, no entendía por qué seguía sintiéndome en estado alerta, cómo si de un peligro inminente se tratase al cambiar el clima.Por otro lado, no podía quedarme en casa mientras el tiempo pasaba y esperaba que la lluvia cesara. Me había levantado con el ánimo por el suelo, tenía semanas que no me sucedía, pero justo ocurría cuando necesitaba reunirme con una amiga de la infancia que ha quedado en verme en el restaurante que ha abiert
POV. Eveline—¡Papá, llegué! —grito entrando a casa y cerrando la puerta tras mi espalda.—Estoy en la cocina —le escucho decir, así que me encamino hacia allá.Sonrío contenta puesto que he sacado la calificación más alta en el examen, pero al ver el rostro de mi padre mi sonrisa se esfuma.—¿Qué sucede? —me acerco a la encimera dejando mi mochila en el taburete.—Cariño, debemos hablar —lo miro expectante, sintiendo mi corazón acelerarse al oír esas tres palabras.—¿Sí, qué ocurre?Se toma unos minutos antes de hablar, haciendo que mi ansiedad por querer saber de qué trata, aumenta de nivel.—No quería preocuparte, pero es necesario que estés al tanto de la situación en la que estamos —asiento tragando con dificultad—. Hace un tiempo para acá, he tenido que pagar parte de la deuda que tu madre dejó. Pero al no tener el dinero suficiente, tuve que ofrecerle a aquel hombre cualquier cosa que saldara la deuda, y llegamos a un acuerdo, que tendría que trabajar con él.—Oh, eso es genial
POV. AidanLos días lluviosos me parecían tristes. Eran días con poca luz, dónde no se veía los rayos de sol, todo se volvía húmedo y frío. No entendía cómo a algunos les agradaba, en lo particular a mi no me gustaba ni un poco. Quizá se deba a mi temor a las tormentas, de niño recuerdo que solía esconderme entre las mantas cada vez que veía aparecer aquellos nubarrones en el cielo. Además que me encontraba solo en casa cuando eso sucedía, y debía controlar cualquier sensación que aquello me generaba. Aunque es cierto que había superado el temor a las tormentas, no entendía por qué seguía sintiéndome en estado alerta, cómo si de un peligro inminente se tratase al cambiar el clima.Por otro lado, no podía quedarme en casa mientras el tiempo pasaba y esperaba que la lluvia cesara. Me había levantado con el ánimo por el suelo, tenía semanas que no me sucedía, pero justo ocurría cuando necesitaba reunirme con una amiga de la infancia que ha quedado en verme en el restaurante que ha abiert
POV. AidanCierro la puerta tras mi espalda e ingreso a mi cálido hogar, me despojo de la ropa y voy al baño por una ducha de agua fría. Hoy ha sido un día largo y agotador, comenzando con aquella jovencita malhumorada que no dejo de conseguirme. No entiendo en qué pensaba cuando me persiguió en el pasillo, ¿No leyó el letrero que decía "personal autorizado"?Es irritante.Minutos después salgo envuelto en una toalla enrollada a mis caderas. Me cambio por una ropa casual para salir a tomar aire fresco, se supone que hoy me quedaría en casa a descansar, pero me vendría bien salir con Álex a algún club.—Saldré un rato, ¿estarás bien sola? —le aviso a Leah que se encuentra leyendo en el sofá.Aparta la vista del libro y me mira.—¿A dónde vas? Si se puede saber —indaga escudriñando mi cuerpo.—A despejar mi mente —digo agarrando las llaves del auto—. Nos vemos más tarde.—¿Puedo ir contigo? —coloca ojos de cachorritos y sonrío al ver lo tierna que luce.—De acuerdo —no puedo decirle que
POV. EvelineDespierto desorientada y con un terrible dolor de cabeza que parece estar a punto de estallar. No tengo ganas de levantarme y enfrentar la vida, hoy es de esos días que todo me vale igual, quizá es por culpa del alcohol o tal vez la soledad en la que me encuentro envuelta en estos momentos. Suspiro cansada, presiento que la noche desvelada de ayer me pasará factura en un rato. Pero mientras tanto, debo cumplir con mis responsabilidades, y eso significa asistir a la universidad aunque mis energías sean nulas. Me levanto perezosa, sintiendo los ojos aún pesados por el trasnocho. Voy hacia el baño metiéndome en la ducha, e inmediatamente el agua tibia relaja mis músculos tensos.Los recuerdos de anoche vienen a mi cabeza repentinamente, y me sonrojo al acordarme de la escena del baño. ¿De verdad iba a besarme?Llevo mi mano a los labios, imaginándome lo que pudo haber pasado si no hubiera salido de allí. A pesar de estar bajo los efectos del alcohol, aún me quedaba mi lado r
Miro el suelo que reluce como un espejo, la oficina de Aidan es bastante espaciosa, y tiene una increíble vista a la ciudad que se aprecia desde el gran ventanal de vidrio. Al enterarme que es la persona encargada de contratar, puesto que es el jefe del restaurante. Todo en mi mente encajó, entendía porque aquel día ingresó al lugar del personal autorizado, y también me lo topé varias veces. No puedo evitar sentirme avergonzada al comportarme grosera con el chef que Nora mencionó aquel día.Merece una disculpa al menos. Además necesito un empleo de medio tiempo y este es el más cercano a casa.—Lamento lo ocurrido entre nosotros, creo que iniciamos con el pie izquierdo —hablo luego de llevar minutos debatiéndome qué hacer—. Propongo que empecemos de nuevo.Sus ojos azules me miran de manera indecifrable, se encuentra sentado en la silla detrás del escritorio causando un nerviosismo en mi cuerpo al estar frente a él. Analiza cada gesto que hago. Su forma de observarme me incómoda, es i