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Mientras ella dormía
Mientras ella dormía
Por: MARISOL DUARTE
1- Golpe del destino.

-¡Eres el descaro hecho hombre!- Su cabeza es un hervidero y de su boca salen frases hirientes.

Con los ojos llorosos Augusto Martínez,su esposo la mira fijamente y justifica lo inaceptable.

—Yo cuidé de tí cuando tus padres se largaron a viajar por el mundo,velé  por tí a diario y te dí dos hijos maravillosos.

-Ahora tengo que agradecer que me hayas hecho tuya mientras estaba en coma,¿qué clase de hombre eres?-Bufó Valentina Sánchez-.¡Eres un pervertido!

–Eres mi esposa,me perteneces y por lo tanto tengo derecho a poseer tu cuerpo.

No eres mi dueño, además fue sin mi consentimiento.Yo era virgen y recuerdo en forma clara que ambos acordamos que nuestra primera vez sería especial.

—Lo hice por amor.Yo te amo,además estaba sufriendo y canalice todo mi amor en esas noches en las que te hice mía.

A medida que Augusto hablaba  el rostro de ella se  tensaba,una mezcla de ira y dolor se reflejaba en sus ojos.

—¡Eres un desgraciado!,se supone que la primera vez de una mujer queda entre sus buenos recuerdos y la llegada de los hijos es el momento más supremo,tú me has robado cosas que no podré recuperar jamás.

Él se acercó  a Valentina con intención de darle un abrazo y la joven lo empujó ,el hombre cayó sentado y no se levantó.

—No te denunció porque eres el padre de mis hijos,en adelante no quiero que me toques,estoy sola en esta ciudad en cuanto tenga un empleo y mi estabilidad económica me largo con mis hijos y te voy a quitar la custodia.

-¿Qué es lo que te molesta?,¿acaso no me amas?

-¡Por Dios santo!-. Ella alisa sus cabellos revueltos,con las manos y en un impulso se quitó  el zapato y le dio por la espalda mientras lo insultaba.

—¡Te odio!,¡nunca te perdonaré!,es el colmo despertar forzada y parida. Y lo peor de todo es que no lo disfruté.

–¡Hablas cómo una pérdida!

Ella agitó  las manos y lo mira con mucha ira–.¡Pérdida está tu conciencia!

Valentina dio  un portazo y se marchó  llorosa,cegada de la rabia que la consumía.

Dos años atrás:

-¡Ay amiga!,¿no lo han hecho todavía?- preguntó Isa con su habitual modernismo.

-Yo me estoy guardando para mí noche de bodas-.Su rostro se sonrojó un poco.

Valentina se encontraba envuelta en la celebración de su despedida de soltera. 

Junto a ella estaban sus queridas amigas, dispuestas a hacer de esa noche un recuerdo imborrable. El lugar escogido para la ocasión era el acogedor departamento de Isa, quien cumplía el importante rol de ser su dama de honor.

Entre risas y susurros cómplices, las mujeres comenzaron a bromear sobre lo que le deparaba a Valentina en su próxima vida de casada. 

Mientras algunas sugerían ideas risueñas y juguetonas, la joven novia se ruborizaba al imaginar lo que sería su noche de bodas. Sin embargo, algo en particular hizo que su rostro se tornara aún más sonrosado y sus ojos se abrieran con sorpresa.

En ese preciso instante, un inesperado golpe en la puerta interrumpió la conversación animada que las envolvía. Al abrirla, se reveló la presencia de un atractivo stripper,vestido de policía y le colocó las esposas a Valentina ante las miradas lujuriosas de  sus amigas. 

-¡Papacito!-Gritó  una de las chicas y las demás la acompañaron en el relajo. 

Con movimientos sensuales y provocativos, el joven bailarín acaparó la atención de las presentes, entregando su cuerpo al ritmo de la música que resonaba en la habitación.

Valentina, con su inocencia y candidez a flor de piel, se vio envuelta en una situación totalmente inesperada. Al ser esposada a una silla por las manos expertas del stripper, su rubor se intensificó y su corazón latía con fuerza. Las risas divertidas de sus amigas resonaban en el ambiente, creando un cóctel de emociones entre la vergüenza y la diversión.

—No gracias,dijo  volteando la cara,mientras él guiaba  la mano de ella a su paquete.

En otro rincón de la ciudad, Augusto se encontraba disfrutando de una noche diferente. En compañía de sus amigos, decidió adentrarse en una discoteca repleta de luces brillantes y música vibrante. En el centro del escenario, una bailarina exótica desplegaba su arte con elegancia y sensualidad, atrayendo las miradas curiosas de los presentes.

-Tu última noche de soltero-. Bromeó Lorenzo su padrino de bodas.

-Mi novia es más linda que esa bailarina,con gusto dejaré la soltería atrás. 

La danza de la joven stripper envolvía a Augusto en un torbellino de emociones. Su movimiento exquisito y su expresión seductora lograron captar su atención de forma irremediable. Con cada giro y cada paso, la bailarina exótica encendia el deseo de los presentes,incluyendo a Augusto que sintió la chispa de la pasión en su corazón quedando cautivado por su arte,al menos así parecía.

Tras el intenso baile de la bailarina exótica en la discoteca, Augusto se vio sorprendido por una propuesta inesperada. Esa mujer seductora se acercó a él con una sonrisa sugerente y le ofreció la posibilidad de continuar la velada en un cuarto privado. Intrigado por la propuesta y sintiéndose tentado por la adrenalina del momento, Augusto siguió a la mujer hacia la habitación reservada.

-¡Ese es mi amigo!-celebró Lorenzo y los demás corearon.

Una vez dentro del cuarto, el silencio se apoderó del ambiente, interrumpido solo por el suave murmullo de la música que se filtraba desde la discoteca. La mujer se acercó a Augusto con gestos sugerentes, tratando de seducirlo con sus encantos y su mirada penetrante. Sin embargo, en un gesto inesperado, él se apartó y se negó a corresponder a sus avances.

-¡Lo siento!, pero no estoy interesado en nada más allá de una conversación - .Dijo Augusto con determinación, rechazando la insinuación de la mujer. Ante su negativa, ella suspiró levemente.

 Él extendió un fajo de billetes, instándole a aceptar el dinero como agradecimiento por el tiempo compartido. 

—¡Toma este dinero, nada más quiero hablar! Me caso en dos días y quiero ser fiel a Valentina—.Explicó Augusto con sinceridad, mostrando su compromiso con su próxima boda. La mujer asintió con entendimiento, aceptando su decisión con una sonrisa enigmática.

Al sentarse juntos en el borde de la cama, la chica fijó su mirada en Augusto y le dijo con voz suave:

—Ella es afortunada. Muchas buscan lo que tiene tu novia y pocas valoran lo que encuentran. Tu fidelidad es un tesoro que no tiene precio.

—Fue un placer hablar contigo,ya pasó media hora,voy a salir a ver si mis amigos todavía están aquí.

La mujer se despeinó y se quitó el labial para salir antes que el joven,no sin antes guiñarle  un ojo.

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