Los párpados de Augusto se cerraban de sueño,bostezó y levantó los brazos para estirarse un poco, se vio en la obligación de levantarse antes de que Adelaida llegara a la mansión.
Una sonrisa de satisfacción se reflejó en su rostro aún somnoliento,el agua tibia de la ducha le espantó el sueño,salió en bata de baño silbando una tonada.
-¡Es un día hermoso!, ¿no crees,Adelaida?
La discreta empleada que iba subiendo la escalera se apartó para darle paso al patrón y lo miró con gesto de rareza.
-Buen día,señor Martínez.Me alegra verlo de excelente humor.
-¿Qué más queda?, tengo que estar en pie de lucha,Valentina sólo me tiene a mí,por cierto colócale un lindo vestido y la maquillas un poco.
-Cómo ordene señor-.La mujer siguió a la habitación de Valentina y murmuró entre dientes-¿a este que mosca le picó?,ayer nada más andaban sus ánimos por el subsuelo y hoy de los más contento,¡Ay Dios!,no se le vaya a correr la teja a mi patrón.
La enfermera sigue en sus labores de atender a la paciente y nota la sábana manchada de sangre,ella pensó que la joven estaba en sus días,cosa que le pareció extraña porque ya le parecía que había tenido la menstruación ese mes.
El doctor visitaba a la enferma y Adelaida le preguntó si era eso normal.
-Puede ser debido a los tratamientos que se administraron en días anteriores o un desbalance hormonal. En su estado puede pasar-.Alegó el doctor con voz grave.-Me dices que fue un sangrado leve,si vuelve a repetirse tendré que hacer unos estudios-.Masculló el galeno.
La vieja enfermera se sintió aliviada al escuchar al médico confirmar que el leve sangrado que había experimentado Valentina no era de preocupación.
La enfermera y el médico se retiraron de la habitación, dejando a Valentina en compañía de su esposo, quien había llegado justo a tiempo para enterarse de lo ocurrido.
Augusto miró con cariño a Valentina y le preguntó con voz tranquilizadora:
-¿Estás bien, mi amor?,para ser tu primera vez no estuvo nada mal,me gustaría repetir.
Valentina lucía cómo una maniquí de tienda,Adelaida le había colocado un vestido casual,su boca maquillada de rojo y su cabello perfecto,nadie se percató de lo que en realidad había sucedido la noche anterior.
Augusto, acarició la mano de Valentina con ternura y agradeció-Gracias por darme tu pureza,te guardaste para mí.Eso me hace feliz,no obstante sería más feliz si te despertarás-.Susurró el joven al oído de Valentina.
Adelaida, la enfermera, regresó a la habitación de Valentina,y Augusto con tono enojado,le recordó la importancia de consultar antes de tomar decisiones sobre la salud de su esposa.
-La próxima vez antes de hablar con él doctor,consúltalo conmigo,recuerda que firmaste un contrato de confidencialidad-. Sentenció el hombre con cara de muy pocos amigos.
-¿Me va a despedir?,yo nada más me preocupo por su salud,estos meses que llevo cuidando a la niña me he encariñado con ella-Gimoteó la mujer.
-¡Que no es una niña!,tiene veintiún años y es mi mujer.-Masculló exasperado por la intervención de Adelaida.
-Lo siento, no fue mi intención ignorar tus recomendaciones-.Se disculpó sin mucho afán,consideraba que no había nada de malo en querer ser cuidadosa de la salud de la paciente.
—Aprecio tu preocupación por Valentina—. Dijo con sinceridad.
Adelaida asintió con tristeza y se dispuso a retirarse de la habitación cuando Augusto la detuvo con amabilidad.
—Espera, Adelaida. Valentina está bien y , así que por favor, tómate el resto de la tarde libre.
Te lo mereces,aquí tienes la tarjeta de crédito,comprate algo para tí— expresó Augusto con gratitud en sus ojos.
Adelaida, sorprendida por el gesto de generosidad de Augusto, agradeció con un gesto de asentimiento y se retiró del lugar con una sonrisa en el rostro.
Augusto se acercó a Valentina, la abrazó con delicadeza y le susurró al oído—Te amo, Valentina.Al fin estamos a solas.
Cerró la puerta con seguro por dentro y se desnudó con rapidez para meterse entre las sábanas con ella.
-¡Que rico hueles mi amor!-.Añadió mientras acariciaba sus muslos.
Disfrutaba de la estrechez de la chica y la calidez de su intimidad,embestidas feroces aligeraron el clímax y se recostó extasiado en el pecho de su amada.
Casi se quedaba dormido cuando fue despertado por los ruidos provenientes de afuera.
-¡Hijo abre la puerta!, los sirvientes no me dejan pasar.-Don Augusto vociferaba furioso.
-¡Qué rayos!-?Exclamó al vestirse lo más pronto que pudo,alcanzó a colocar una colcha sobre el cuerpo desnudo de su esposa.
Abrió la puerta y su padre pasó como un bólido.
-¡Ahora te encierras para no recibirme!
-Respeta mi intimidad papá.
-¿De qué rayos hablas?,esa mujer está más muerta que viva.-El señor Martínez clavó sus ojos endurecidos sobre su hijo.
-¡Largo de mi casa!-.Extendió la mano mostrando la salida a su padre.
El señor Martínez hizo un gesto de negación con la cabeza,él pensaba que su hijo no estaba bien de la cabeza,ese accidente lo había puesto todo patas arriba,la guerra del millonario era que Augusto era su único hijo y necesitaba un heredero para que la estirpe siguiera, Valentina ya no era la nuera perfecta y Don Augusto deseaba que su hijo se buscara otra esposa.
-Yo sólo quiero tu bienestar,al menos sal de estas cuatro paredes,en el club hay chicas bellas y solteras,ten una aventura con alguna y la preñas-.El señor hizo una pausa y tragó seco antes de continuar—.Al menos has eso si no te quieres divorciar del adefesio éste,dijo señalando a Valentina.
¡Pum!-.Un puño se clavó en la mandíbula del señor quien cayó al suelo.
-¡Auch!,me has pegado desgraciado,te voy a sacar de mi herencia-. Vociferó el magnate masajeando su quijada ante el brusco golpe que le había propinado su hijo.
-Pregúntame si me importa,me haces el favor y te vas de mi casa,a mi mujer nadie la insulta,puedes ser mi padre,pero Valentina se respeta.
El hombre le lanzó una mirada de odio y se acomodó el traje para luego salir hecho una furia de la mansión.
Bienvenidos a este hermoso viaje por la historia de Augusto y Valentina,un amor incondicional que traspasa las barreras entre la vida y la muerte y demuestra que el amor es lo más importante. Regalame un corazón y tu valioso comentario.
Los cambios en el cuerpo de la joven no pasaron desapercibidos por Adelaida, ya habían transcurrido ocho semanas de lo sucedido.Augusto entró muy risueño a despedirse de Valentina,depositó un beso en sus labios y acarició su cabello.La enfermera se armó de valor para hablar con Augusto,sabía que él detestaba la intromisión,más era necesario hacerlo.-Señor Augusto.Algo no anda bien con la señora Valentina-.Trató de hablar con calma.-No me asustes, mujer.¿Qué pasa con mi esposa?-Su período menstrual no bajó este mes.Mire sus senos,están más abultados y su cadera más ancha,todos las señales de una mujer embarazada-.Lo miró a los ojos esperando que la regañara.-¡Voy a ser padre!-Expresó con alegría sin dar importancia al comentario de Adelaida.-¡Por Dios!,¿qué ha hecho?-Esbozó la mujer con indignación.-No es de tu incumbencia,ella es mi mujer y además te recuerdo que firmaste un acuerdo de confidencialidad,nadie más que el doctor debe saber de su estado.La mujer hizo silencio y s
-¿Qué rayos hacen aquí?-.Una vena abultada por el enojo cruzaba su frente.Eran sus padres, se habían dignado a visitar a Valentina. -Eres mi hijo y aunque no aprobemos tu conducta, estamos aquí para ayudarte a ver las cosas con claridad, a mí no me vas a golpear cómo a tu padre.-Criticó doña Isabel mientras que el señor Martínez permanecía callado.-No debí golpear a mi padre y él no tenía que insultar a mi esposa de la forma que lo hizo.La expresión de los señores Martinez era frívola.Don Augusto con una sonrisa cruel le dijo a su hijo:-Si no me haces caso a mí,al menos escucha a tu madre.-¡Hablen rápido!,no tengo todo el día para perderlo con ustedes,mi mujer y mis hijos me necesitan,ahora en vez de una tengo tres razones para ser fuerte,van a ser abuelos,Valentina espera gemelos.La señora Isabella era más cruel que don Augusto,sus palabras abofetearon a su hijo.-Sí,ya me enteré.¿Qué locura es esa?,preñaste a un cadáver viviente,¡eres un pervertido!La atmósfera se tornó te
No estaba molesto,no obstante se sentía frustrado por la actitud de sus padres,le dieron la espalda cuando más les necesitaba.-Me cuesta mucho entender esa frivolidad de la que hacen gala,¿es que no hay una pizca de humanidad en ellos.-Masculló en la soledad de su habitación.Augusto hasta llegó a pensar que era adoptado y que por sus venas no corría sangre de esas dos personas,no se parecía en nada a sus padres en cuanto a la forma de ser.Ellos sólo estaban pendientes del dinero y las apariencias,la frivolidad de sus vidas le daba repugnancia.Era obvio que el cariño que ellos habían profesado por Valentina en el pasado era mera hipocresía,sólo buscaban emparentar con los Sánchez por la inmensa fortuna de esa familia,cosa que a Augusto nunca le importó desde que conoció a Valentina la amo cómo a nadie.Fue amor a primera vista y los señores Martinez lo auparon en su momento.Ahora ignoraban los sentimientos de Augusto y trataban de controlar su vida.Esas actitudes habían creado
-Necesito que cuides a mi esposa mientras voy a casa de mis padres,hay un asunto que tengo que resolver y no admite compás de espera-.Estaba terminando su desayuno,en su ojos se notaba la rabia que sentía.La mujer asintió sin pedir explicaciones o preguntar a dónde iba.Era una empleada de confianza muy discreta.Augusto subió a su auto deportivo y se fue directo a la mansión de sus padres.Al estacionar su auto pudo ver que el vehículo de la familia se estacionaba cerca del suyo.El chófer abrió la puerta,era Shelly la que se bajaba con mucha elegancia ella se acercó para saludar.Augusto dudó de porqué estaba allí,lo más seguro es que Shelly se haría ilusiones y eso le traería más problemas.Sin embargo quería tomar al toro por los cuernos y dejar las cosas claras.Shelly le sonrió y hasta le guiñó un ojo de forma sensual.—¡Hola Augusto!Al oírla susurrar su nombre sintió escalofríos en su cuerpo.Ella se acercó a darle un beso en los labios y el hombre esquivó la cara y aún así se
Don Augusto Martínez se encontraba sentado en su estudio,pasando la rabieta que había agarrado con su hijo.La señora Isabella se había encerrado en su habitación molesta con su marido,por la dureza con que había tratado al hijo de ambos.Las manos del millonario sacaron una pequeña y fina caja de madera de la gaveta de su escritorio,la abrió y sacó un habano,aspiró su olor sin atreverse a encenderlo.—Vas a quedarte parada en la puerta,termina de pasar - Gruñó con voz ronca, regresó el habano a su caja y sirvió un par de Whiskys.Shelly lo miró de forma coqueta,el padre de Augusto tenía su atractivo.-Sé que no es el momento indicado,pero tenemos que hablar - .Confesó Shelly mordiéndose el labio inferior.-Deja los rodeos y dime de una vez.-Su mal humor era evidente,el rictus de amargura desapareció de su labios.Había visto a Shelly cruzarse de piernas y luego descruzar para mostrar de forma provocativa que no tenía nada debajo de la diminuta minifalda.-¡Oh Shelly!-.Susurró sonroj
-¡Mi amor despierta!,hoy es el cumpleaños de nuestros hijos-.Le susurraba al oído de Valentina. Augusto tenía en sus brazos a Mateo y la señora Isabel a Lucas.Los sentaron por un lado de la cama de su madre. Habían pasado ya tres años y medio años desde el fatídico accidente que dejó a Valentina en ese profundo coma. En medio de aquella situación tan triste y desgarradora, Augusto se había convertido en madre y padre de los niños. Con la ayuda de su madre y la señora Adelaida el joven se aseguraba de que Mateo y Lucas tuvieran contacto regular con su madre, llevándolos religiosamente cada día a contemplar a Valentina que parecía a la bella durmiente.La señora Isabella se había apegado a sus nietos y deseaba tanto como su hijo que Valentina despertara.-Señores,llegó el pastel-Dijo Adelaida mientras lo colocaba en la mesita y encendía un par de velas.-Graba todo,Adelaida.Quiero documentar cada momento especial en la vida de mis hijos,tengo fe en que mi mujer se va a levantar
Valentina abrió lentamente los ojos en la penumbra de la habitación.Su mente parecía aún perdida entre la neblina de esos recuerdos vagos de su vida.Observó a su esposo Augusto cerca de ella, viendo su rostro preocupado y amoroso. Intentó recordar lo último que había pasado, pero todo parecía difuso y lejano.-Mi amor,me siento diferente,como si fuese una extraña en mi propia casa.Hay algo que no entiendo,¿por qué mis padres me dejaron sola en ese estado?Augusto la miró con ternura y se acercó más a su lado, tomándole la mano suavemente. -Tus padres perdieron las esperanzas de verte con vida,mi amor.La persona más importante que tiene que estar a tu lado soy yo,tu familia soy yo y nuestros hijos-.susurró con voz cariñosa. Valentina parpadeó tratando de asimilar esas palabras . -Cuando los tengamos,eso lo tengo claro,lo que te digo es que se ve muy feo que la familia no te apoye cuando más lo necesites.La chica intentó incorporarse, pero un mareo la hizo retroceder,su marido la
-Buenos días,señora Valentina le traje el desayuno-.Adelaida colocó la bandeja a un lado.-Gracias Adelaida-.Su rostro mostró sorpresa al ver a un par de niños correr hacia ella.-Mamí-Dijeron Mateo y Lucas al mismo tiempo mientras se recostaban en el regazo de su madre y le acariciaban el rostro,cómo lo hacían siempre sólo que está vez su madre les podía ver.-¡Ay Dios mio!,el señor Augusto me va a echar,disculpe señora.Adelaida mostró cara de preocupación, había sido un descuido suyo,los niños irrumpieron de repente sin que se pudiera hacer nada para evitar que Valentina los viera. Adelaida, con un gesto de sorpresa en su rostro, observó cómo los pequeños se acurrucaban en la cama de Valentina con emoción desbordante.-¡Mamá! ¡se despertó!", exclamó uno de los niños, mientras el otro revoloteaba por la habitación con un juguete en la mano.Valentina, con una mezcla de confusión y cariño, se incorporó lentamente y se dirigió a los pequeños. -¿Mamá? ¿De quién son estos niños?-murmu