-Te veo en la tarde mi amor.-Masculló con ternura mientras se inclinaba para besar los labios de Valentina buscando consuelo en un beso que ella no podía devolverle.
Entre susurros rotos, Augusto le encargaba a la enfermera el cuidado de su esposa.
-Me la cuidas,no la dejes sola.
-No se preocupe señor,yo no me apartaré de su lado-Respondió Adelaida con voz serena.
Augusto le dio un último vistazo a la enferma, Valentina en su estado inmóvil, se veía tan preciosa como siempre, aunque su rostro pálido revelaba la dura realidad de su situación.
-¡La extraño tanto!,no sabes el dolor que siento de dejarla para ir a la empresa-.La desolación se hacía presente en sus palabras.
La enfermera, con gestos de compasión y tranquilidad, asintió al oír el comentario de Augusto, tratando de transmitirle algo de calma en medio de la tormenta emocional le dijo-.Vaya tranquilo,yo la cuido.
Augusto, con el peso del dolor cargando sobre sus hombros, giró su cuerpo con pies pesados y encaminó sus pasos hacia la salida, con la mirada perdida y la moral abatida. La realidad de la situación golpeaba con fuerza.
Mientras salía de la mansión, suspiró con pesar, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros. La empresa llamaba, los negocios y responsabilidades no se detenían aunque su mundo parecía desmoronarse lentamente.
-¿Cuánto daría por oír tu voz de nuevo?- Masculló mientras giraba la llave y encendía el motor de su coche.
Un cúmulo de pensamientos y emociones,llegaban a sus mente,las palabras de amor,los momentos felices,todo esto se veía velado por la sombra de la enfermedad.
El día avanzaba sin tregua, mientras la vida en la mansión continuaba su curso silencioso y sombrío.
Valentina seguía en su letargo, ajena al mundo exterior, en una lucha silenciosa contra un enemigo invisible que le había arrebatado la salud y la alegría.
Augusto, sumido en la melancolía y la incertidumbre, no podía encontrar consuelo en la rutina de la vida diaria, sintiendo el vacío que la ausencia de Valentina dejaba a su paso.
Ahogaba sus penas en una taza de café,tomaba sorbos entre rato y revisaba los estados financieros de la empresa de Valentina.
-El margen de las ganancias es alto-.Miró de reojo el balance financiero,con poca experiencia se había hecho cargo del patrimonio de su mujer,sin la ayuda de sus padres,la relación con ellos se había extraviado,no los odiaba pero tenía resentimiento por la actitud de ambos que lejos de minar sus fuerzas le fortalecía para seguir adelante.
-Por tí no puedo decaer mi amor,tengo que ser fuerte por los dos se decía a sí mismo.
En lágrimas silenciosas, Augusto se aferraba a la esperanza de un milagro, rezando en silencio por la recuperación de su amada esposa. En cada paso que daba en la empresa, en cada decisión que tomaba, su mente y su corazón siempre regresaban a Valentina, el pilar de su vida.
-Martina,traiga más café y no me pase llamadas-.Le ordenó a la asistente mientras revisaba la computadora.
La obsesión de Augusto por encontrar una manera de despertar a Valentina de su coma lo llevó a sumergirse en un mar de información en Internet,investigando sobre casos similares al de su esposa, buscando un destello de esperanza que lo guiara hacia el milagro que anhelaba con toda su alma. Entre testimonios de recuperaciones milagrosas y tratamientos alternativos, Augusto encontraba una chispa de esperanza que se aferraba a su corazón, alimentando su determinación y su fe en el poder del amor.
Decidido a intentar cualquier cosa que pudiera traer a Valentina de vuelta a él, Augusto comenzó a explorar diferentes formas de estimular a su esposa en su estado de coma.
Le hablaba con voz suave y reconfortante, le colocaba música suave y relajante, pero nada parecía despertar de su letargo.
La habitación de Valentina se llenaba de sonidos y susurros, de aromas dulces y de luz tenue, como un oasis de tranquilidad en el mar de incertidumbre que rodeaba su existencia.
Una noche, después de darse una ducha para refrescar su cuerpo y su mente agotados por la lucha incansable contra la adversidad, Augusto se acercó a Valentina con un propósito diferente en mente.
Con manos temblorosas y un corazón cargado de esperanza y temor, comenzó a acariciar su piel, tratando de despertar en ella alguna reacción, algún gesto de vida que indicara que su sentidos seguían alerta.
Sus dedos trazaban
suavemente los contornos de su rostro pálido, explorando cada centímetro con una delicadeza casi reverencial.
-Mi amor,hoy te voy a consentir,querías una primera vez especial y te la voy a dar.-Susurró al tiempo que llenó la habitación de la luz tenue de las velas, iluminando la escena con un halo romántico y nostálgico.
Con cuidado y ternura, lo envolvió de un amor tan profundo y sincero que parecía vibrar en el aire, buscando llegar hasta el alma de Valentina y despertarla de su letargo.
Besó sus labios de frambuesa con la pasión que devora todo a tu paso.Sus manos acariciaron su cuerpo hasta llegar al paraíso del deseo,donde sus labios probaron el dulce sabor de su intimidad,sus besos fueron subiendo hasta llegar a sus dos poderosas razones donde su lengua se deleito con sus pezones firmes.
Un éxtasis invadió el cuerpo de Augusto, estremecieron cada parte de su ser y su masculinidad despertó.Su dureza invadió la estrecha intimidad de la joven, por momentos pensó que ella despertaría en medio del acto,cosa que no ocurrió.
Esa noche le entregó todo su amor y la llenó del torrente contenido de su esencia de hombre.
Augusto no usó protección, nunca se imaginó que el organismo de Valentina pudiera albergar vida en su interior.
-¡Te amo Valentina!,te cumplí,quería que tu primera vez fuera especial.-Masculló al abrazarse a su cuerpo.
Con el corazón cargado de emociones Augusto se acurrucó junto a Valentina en la cama, envolviéndola en sus brazos con un cuidado y ternura infinitos.
La noche los abrazó con su manto de estrellas. Augusto permanecía junto a Valentina, vigilante y atento a cada respiración, a cada latido, como si temiera perderla.Para Augusto esa noche fue la renovación de una esperanza de vida para su esposa.
-¡Tienes que despertar!-.Le susurró al oído mientras acariciaba su cabello,en el fondo guardaba la esperanza de que ella pudiera oír y sentir su cercanía.
Los párpados de Augusto se cerraban de sueño,bostezó y levantó los brazos para estirarse un poco, se vio en la obligación de levantarse antes de que Adelaida llegara a la mansión.Una sonrisa de satisfacción se reflejó en su rostro aún somnoliento,el agua tibia de la ducha le espantó el sueño,salió en bata de baño silbando una tonada.-¡Es un día hermoso!, ¿no crees,Adelaida?La discreta empleada que iba subiendo la escalera se apartó para darle paso al patrón y lo miró con gesto de rareza.-Buen día,señor Martínez.Me alegra verlo de excelente humor.-¿Qué más queda?, tengo que estar en pie de lucha,Valentina sólo me tiene a mí,por cierto colócale un lindo vestido y la maquillas un poco.-Cómo ordene señor-.La mujer siguió a la habitación de Valentina y murmuró entre dientes-¿a este que mosca le picó?,ayer nada más andaban sus ánimos por el subsuelo y hoy de los más contento,¡Ay Dios!,no se le vaya a correr la teja a mi patrón.La enfermera sigue en sus labores de atender a la pac
Los cambios en el cuerpo de la joven no pasaron desapercibidos por Adelaida, ya habían transcurrido ocho semanas de lo sucedido.Augusto entró muy risueño a despedirse de Valentina,depositó un beso en sus labios y acarició su cabello.La enfermera se armó de valor para hablar con Augusto,sabía que él detestaba la intromisión,más era necesario hacerlo.-Señor Augusto.Algo no anda bien con la señora Valentina-.Trató de hablar con calma.-No me asustes, mujer.¿Qué pasa con mi esposa?-Su período menstrual no bajó este mes.Mire sus senos,están más abultados y su cadera más ancha,todos las señales de una mujer embarazada-.Lo miró a los ojos esperando que la regañara.-¡Voy a ser padre!-Expresó con alegría sin dar importancia al comentario de Adelaida.-¡Por Dios!,¿qué ha hecho?-Esbozó la mujer con indignación.-No es de tu incumbencia,ella es mi mujer y además te recuerdo que firmaste un acuerdo de confidencialidad,nadie más que el doctor debe saber de su estado.La mujer hizo silencio y s
-¿Qué rayos hacen aquí?-.Una vena abultada por el enojo cruzaba su frente.Eran sus padres, se habían dignado a visitar a Valentina. -Eres mi hijo y aunque no aprobemos tu conducta, estamos aquí para ayudarte a ver las cosas con claridad, a mí no me vas a golpear cómo a tu padre.-Criticó doña Isabel mientras que el señor Martínez permanecía callado.-No debí golpear a mi padre y él no tenía que insultar a mi esposa de la forma que lo hizo.La expresión de los señores Martinez era frívola.Don Augusto con una sonrisa cruel le dijo a su hijo:-Si no me haces caso a mí,al menos escucha a tu madre.-¡Hablen rápido!,no tengo todo el día para perderlo con ustedes,mi mujer y mis hijos me necesitan,ahora en vez de una tengo tres razones para ser fuerte,van a ser abuelos,Valentina espera gemelos.La señora Isabella era más cruel que don Augusto,sus palabras abofetearon a su hijo.-Sí,ya me enteré.¿Qué locura es esa?,preñaste a un cadáver viviente,¡eres un pervertido!La atmósfera se tornó te
No estaba molesto,no obstante se sentía frustrado por la actitud de sus padres,le dieron la espalda cuando más les necesitaba.-Me cuesta mucho entender esa frivolidad de la que hacen gala,¿es que no hay una pizca de humanidad en ellos.-Masculló en la soledad de su habitación.Augusto hasta llegó a pensar que era adoptado y que por sus venas no corría sangre de esas dos personas,no se parecía en nada a sus padres en cuanto a la forma de ser.Ellos sólo estaban pendientes del dinero y las apariencias,la frivolidad de sus vidas le daba repugnancia.Era obvio que el cariño que ellos habían profesado por Valentina en el pasado era mera hipocresía,sólo buscaban emparentar con los Sánchez por la inmensa fortuna de esa familia,cosa que a Augusto nunca le importó desde que conoció a Valentina la amo cómo a nadie.Fue amor a primera vista y los señores Martinez lo auparon en su momento.Ahora ignoraban los sentimientos de Augusto y trataban de controlar su vida.Esas actitudes habían creado
-Necesito que cuides a mi esposa mientras voy a casa de mis padres,hay un asunto que tengo que resolver y no admite compás de espera-.Estaba terminando su desayuno,en su ojos se notaba la rabia que sentía.La mujer asintió sin pedir explicaciones o preguntar a dónde iba.Era una empleada de confianza muy discreta.Augusto subió a su auto deportivo y se fue directo a la mansión de sus padres.Al estacionar su auto pudo ver que el vehículo de la familia se estacionaba cerca del suyo.El chófer abrió la puerta,era Shelly la que se bajaba con mucha elegancia ella se acercó para saludar.Augusto dudó de porqué estaba allí,lo más seguro es que Shelly se haría ilusiones y eso le traería más problemas.Sin embargo quería tomar al toro por los cuernos y dejar las cosas claras.Shelly le sonrió y hasta le guiñó un ojo de forma sensual.—¡Hola Augusto!Al oírla susurrar su nombre sintió escalofríos en su cuerpo.Ella se acercó a darle un beso en los labios y el hombre esquivó la cara y aún así se
Don Augusto Martínez se encontraba sentado en su estudio,pasando la rabieta que había agarrado con su hijo.La señora Isabella se había encerrado en su habitación molesta con su marido,por la dureza con que había tratado al hijo de ambos.Las manos del millonario sacaron una pequeña y fina caja de madera de la gaveta de su escritorio,la abrió y sacó un habano,aspiró su olor sin atreverse a encenderlo.—Vas a quedarte parada en la puerta,termina de pasar - Gruñó con voz ronca, regresó el habano a su caja y sirvió un par de Whiskys.Shelly lo miró de forma coqueta,el padre de Augusto tenía su atractivo.-Sé que no es el momento indicado,pero tenemos que hablar - .Confesó Shelly mordiéndose el labio inferior.-Deja los rodeos y dime de una vez.-Su mal humor era evidente,el rictus de amargura desapareció de su labios.Había visto a Shelly cruzarse de piernas y luego descruzar para mostrar de forma provocativa que no tenía nada debajo de la diminuta minifalda.-¡Oh Shelly!-.Susurró sonroj
-¡Mi amor despierta!,hoy es el cumpleaños de nuestros hijos-.Le susurraba al oído de Valentina. Augusto tenía en sus brazos a Mateo y la señora Isabel a Lucas.Los sentaron por un lado de la cama de su madre. Habían pasado ya tres años y medio años desde el fatídico accidente que dejó a Valentina en ese profundo coma. En medio de aquella situación tan triste y desgarradora, Augusto se había convertido en madre y padre de los niños. Con la ayuda de su madre y la señora Adelaida el joven se aseguraba de que Mateo y Lucas tuvieran contacto regular con su madre, llevándolos religiosamente cada día a contemplar a Valentina que parecía a la bella durmiente.La señora Isabella se había apegado a sus nietos y deseaba tanto como su hijo que Valentina despertara.-Señores,llegó el pastel-Dijo Adelaida mientras lo colocaba en la mesita y encendía un par de velas.-Graba todo,Adelaida.Quiero documentar cada momento especial en la vida de mis hijos,tengo fe en que mi mujer se va a levantar
Valentina abrió lentamente los ojos en la penumbra de la habitación.Su mente parecía aún perdida entre la neblina de esos recuerdos vagos de su vida.Observó a su esposo Augusto cerca de ella, viendo su rostro preocupado y amoroso. Intentó recordar lo último que había pasado, pero todo parecía difuso y lejano.-Mi amor,me siento diferente,como si fuese una extraña en mi propia casa.Hay algo que no entiendo,¿por qué mis padres me dejaron sola en ese estado?Augusto la miró con ternura y se acercó más a su lado, tomándole la mano suavemente. -Tus padres perdieron las esperanzas de verte con vida,mi amor.La persona más importante que tiene que estar a tu lado soy yo,tu familia soy yo y nuestros hijos-.susurró con voz cariñosa. Valentina parpadeó tratando de asimilar esas palabras . -Cuando los tengamos,eso lo tengo claro,lo que te digo es que se ve muy feo que la familia no te apoye cuando más lo necesites.La chica intentó incorporarse, pero un mareo la hizo retroceder,su marido la