-¡Despierta mi amor!,te necesito.En días cómo hoy siento un gran vacío.- Masculló el hombre ahogando sus lágrimas para evitar a toda costa que salieran a la superficie.
Valentina lucía pálida y hermosa al mismo tiempo,con un lindo vestido que le había colocado Adelaida,ese día era el cumpleaños número veintiuno de la joven y Augusto acordó con la enfermera festejar a Valentina.
Adelaida había bajado a la cocina a buscar la tarta de cumpleaños,ella era la única persona que no miraba a Augusto como los demás que creían que el joven estaba loco o le faltaba un tornillo.
Augusto había permanecido algo pensativo durante días,de no ser por su trabajo y el apoyo de Adelaida hubiese enloquecido,cuando le ordenó a ella preparar una fiesta para Valentina pensó que lo iba a considerar algo tonto e innecesario,no obstante la señora lo secundó.
La habitación estaba decorada con globos de colores y un número veintiuno en material de plástico dorado,con un gran letrero que decía:”Feliz cumpleaños Valentina.”
Los padres de Augusto habían venido a visitar y el señor martínez se exaspera un poco
-¿Qué payasada es esta?,acaso te has vuelto loco,esa mujer ya no está en este mundo.-Gruñó sin compasión.-Se dice buenos días papá y deja los gritos,no quiero malas energías alrededor de mi esposa.-Argumentó besando a su madre.
La elegante y siempre serena Isabel tocó el hombro de su hijo y trató de disfrazar las palabras crueles de su esposo.
-Cariño,tu papá tiene razón,Valentina ya no se va a recuperar mírate,¡eres un príncipe y cualquiera mujer se puede interesar en tí,no pierdas los mejores años de tu vida cuidando a una muerta viviente.
Augusto apretó los puños y con el ceño fruncido gritó-¡Ya basta!,si no me van a apoyar no molesten.
-Respeta,somos tus padres,esa energía que gastas en ella la tienes que usar para dirigir la empresa que te dejaron los Sánchez.
-¡Quiero que se larguen de mi casa! -. Gritó el joven a todo pulmón.
Doña Isabel le besó la mejilla a su hijo y salió,el señor Martínez lo miró por breves instantes con un gesto de desaprobación y Expresó-¡Es tu vida!,algún entenderás lo que ahora tu mente obcecada no puede ver.
Augusto se quedó parado con el rostro crispado del enojo y los dientes bien apretados.
-¿Por qué nadie me entiende?-El lamento desesperado brotó de su pecho.
Adelaida que había escuchado la conversación,colocó la tarta en la mesa y se acercó de prisa ella dijo-Sí en algo lo puedo ayudar dígame,¿quiere platicar?
-Si puedes,dame un abrazo,lo necesito mucho.
Ella asintió con la cabeza y lo estrechó contra su pecho.
-Voy a dejarlos un momento a solas,esta celebración es de ustedes dos.
-Usted ha sido una madre tanto para Valentina cómo para mí,vamos a cantarle su cumpleaños feliz.
Adelaida asintió y fue de regreso a la cocina había olvidado las velas y el encendedor.
Sentado al lado de la cama de Valentina, su amada esposa le hablaba palabras de amor con el corazón abierto y la esperanza puesta en su regreso.
Eran un día de profunda incertidumbre y angustia, en donde el amor que los unía era lo único que mantenía vivo a Augusto. Un halo de tristeza cubría la habitación, mientras Valentina yacía con rostro sereno.
Augusto, con los ojos brillosos de lágrimas contenidas, tomó la mano de Valentina con delicadeza y ternura.
-Mi amor, feliz cumpleaños. Hoy te amo más que nunca-. susurró con un nudo en la garganta.
A pesar de los malos momentos él encontraba consuelo en expresar sus sentimientos a la mujer que seguía siendo su razón de ser.
En un momento de confusión y desesperación, Augusto se dejó llevar por un impulso irracional.
Colocando la mano en la rodilla de Valentina y, lentamente, la fue deslizando hacia su intimidad. Un fuego indeseado ardía en su interior, una mezcla de amor, deseo y desesperación que amenazaba con consumirlo por completo.
-¡Te deseo tanto!-.Susurró con voz suave.
Fue entonces cuando los pasos de Adelaida resonaron en la habitación, rompiendo el hechizo momentáneo que había envuelto a Augusto. Como si una ola de realidad lo golpeara con fuerza, sacó la mano de forma apresurada del vestido de Valentina. La vergüenza y la culpa se apoderaron de él, su corazón latía con fuerza mientras intentaba ocultar su arrepentimiento ante la enfermera.
-Aquí estoy de regreso,¿me ayuda a colocar las velas,señor?
-Por supuesto,ya que Valentina no puede soplar las velas,yo lo haré por ella y pediré tres deseos.
Adelaida lo miró con ojos compasivos, leyendo en su rostro el tormento que lo consumía.
Adelaida miró a Valentina tendida en la cama, su rostro todavía reflejaba la paz.
-Es hermosa su esposa-. Comentó Adelaida con empatía, reconociendo la belleza que aún resonaba en Valentina a pesar de su estado.
Augusto asintió con tristeza y amor en sus ojos.-.Lo es desde el primer momento en que la vi, supe que era especial. Cada día que la conocía más, me enamoraba . Valentina es una mujer maravillosa, fuerte y constante en todo lo que se propone—. Confesó con orgullo y nostalgia en su voz.
Mientras compartían el pastel charlaron un poco.Augusto se sumergió en sus pensamientos recordando momentos felices junto a la mujer que era el centro de su vida. Hablar se volvía casi un acto de consuelo, una forma de mantener viva la esperanza en medio de la oscuridad.
—Señor Augusto, deseo de todo corazón que Valentina se recupere pronto y que ustedes puedan ser felices juntos—.Expresó con sinceridad. Augusto le agradeció con una sonrisa débil, su corazón latiendo con la misma esperanza que lo había mantenido en pie durante todo ese tiempo.
-No lo dudo, porque usted la ama. La señora Valentina es afortunada de tenerle a su lado-. afirmó Adelaida con admiración y comprensión.
Augusto agradeció nuevamente a Adelaida por su apoyo incondicional.
-Gracias, Adelaida. Te doy el resto del día libre, yo me quedaré con Valentina-.Tocó su rostro acalorado y trató de disimular ante Adelaida viendo a otro lado.
-Te veo en la tarde mi amor.-Masculló con ternura mientras se inclinaba para besar los labios de Valentina buscando consuelo en un beso que ella no podía devolverle.Entre susurros rotos, Augusto le encargaba a la enfermera el cuidado de su esposa.-Me la cuidas,no la dejes sola.-No se preocupe señor,yo no me apartaré de su lado-Respondió Adelaida con voz serena.Augusto le dio un último vistazo a la enferma, Valentina en su estado inmóvil, se veía tan preciosa como siempre, aunque su rostro pálido revelaba la dura realidad de su situación.-¡La extraño tanto!,no sabes el dolor que siento de dejarla para ir a la empresa-.La desolación se hacía presente en sus palabras.La enfermera, con gestos de compasión y tranquilidad, asintió al oír el comentario de Augusto, tratando de transmitirle algo de calma en medio de la tormenta emocional le dijo-.Vaya tranquilo,yo la cuido.Augusto, con el peso del dolor cargando sobre sus hombros, giró su cuerpo con pies pesados y encaminó sus pasos
Los párpados de Augusto se cerraban de sueño,bostezó y levantó los brazos para estirarse un poco, se vio en la obligación de levantarse antes de que Adelaida llegara a la mansión.Una sonrisa de satisfacción se reflejó en su rostro aún somnoliento,el agua tibia de la ducha le espantó el sueño,salió en bata de baño silbando una tonada.-¡Es un día hermoso!, ¿no crees,Adelaida?La discreta empleada que iba subiendo la escalera se apartó para darle paso al patrón y lo miró con gesto de rareza.-Buen día,señor Martínez.Me alegra verlo de excelente humor.-¿Qué más queda?, tengo que estar en pie de lucha,Valentina sólo me tiene a mí,por cierto colócale un lindo vestido y la maquillas un poco.-Cómo ordene señor-.La mujer siguió a la habitación de Valentina y murmuró entre dientes-¿a este que mosca le picó?,ayer nada más andaban sus ánimos por el subsuelo y hoy de los más contento,¡Ay Dios!,no se le vaya a correr la teja a mi patrón.La enfermera sigue en sus labores de atender a la pac
Los cambios en el cuerpo de la joven no pasaron desapercibidos por Adelaida, ya habían transcurrido ocho semanas de lo sucedido.Augusto entró muy risueño a despedirse de Valentina,depositó un beso en sus labios y acarició su cabello.La enfermera se armó de valor para hablar con Augusto,sabía que él detestaba la intromisión,más era necesario hacerlo.-Señor Augusto.Algo no anda bien con la señora Valentina-.Trató de hablar con calma.-No me asustes, mujer.¿Qué pasa con mi esposa?-Su período menstrual no bajó este mes.Mire sus senos,están más abultados y su cadera más ancha,todos las señales de una mujer embarazada-.Lo miró a los ojos esperando que la regañara.-¡Voy a ser padre!-Expresó con alegría sin dar importancia al comentario de Adelaida.-¡Por Dios!,¿qué ha hecho?-Esbozó la mujer con indignación.-No es de tu incumbencia,ella es mi mujer y además te recuerdo que firmaste un acuerdo de confidencialidad,nadie más que el doctor debe saber de su estado.La mujer hizo silencio y s
-¿Qué rayos hacen aquí?-.Una vena abultada por el enojo cruzaba su frente.Eran sus padres, se habían dignado a visitar a Valentina. -Eres mi hijo y aunque no aprobemos tu conducta, estamos aquí para ayudarte a ver las cosas con claridad, a mí no me vas a golpear cómo a tu padre.-Criticó doña Isabel mientras que el señor Martínez permanecía callado.-No debí golpear a mi padre y él no tenía que insultar a mi esposa de la forma que lo hizo.La expresión de los señores Martinez era frívola.Don Augusto con una sonrisa cruel le dijo a su hijo:-Si no me haces caso a mí,al menos escucha a tu madre.-¡Hablen rápido!,no tengo todo el día para perderlo con ustedes,mi mujer y mis hijos me necesitan,ahora en vez de una tengo tres razones para ser fuerte,van a ser abuelos,Valentina espera gemelos.La señora Isabella era más cruel que don Augusto,sus palabras abofetearon a su hijo.-Sí,ya me enteré.¿Qué locura es esa?,preñaste a un cadáver viviente,¡eres un pervertido!La atmósfera se tornó te
No estaba molesto,no obstante se sentía frustrado por la actitud de sus padres,le dieron la espalda cuando más les necesitaba.-Me cuesta mucho entender esa frivolidad de la que hacen gala,¿es que no hay una pizca de humanidad en ellos.-Masculló en la soledad de su habitación.Augusto hasta llegó a pensar que era adoptado y que por sus venas no corría sangre de esas dos personas,no se parecía en nada a sus padres en cuanto a la forma de ser.Ellos sólo estaban pendientes del dinero y las apariencias,la frivolidad de sus vidas le daba repugnancia.Era obvio que el cariño que ellos habían profesado por Valentina en el pasado era mera hipocresía,sólo buscaban emparentar con los Sánchez por la inmensa fortuna de esa familia,cosa que a Augusto nunca le importó desde que conoció a Valentina la amo cómo a nadie.Fue amor a primera vista y los señores Martinez lo auparon en su momento.Ahora ignoraban los sentimientos de Augusto y trataban de controlar su vida.Esas actitudes habían creado
-Necesito que cuides a mi esposa mientras voy a casa de mis padres,hay un asunto que tengo que resolver y no admite compás de espera-.Estaba terminando su desayuno,en su ojos se notaba la rabia que sentía.La mujer asintió sin pedir explicaciones o preguntar a dónde iba.Era una empleada de confianza muy discreta.Augusto subió a su auto deportivo y se fue directo a la mansión de sus padres.Al estacionar su auto pudo ver que el vehículo de la familia se estacionaba cerca del suyo.El chófer abrió la puerta,era Shelly la que se bajaba con mucha elegancia ella se acercó para saludar.Augusto dudó de porqué estaba allí,lo más seguro es que Shelly se haría ilusiones y eso le traería más problemas.Sin embargo quería tomar al toro por los cuernos y dejar las cosas claras.Shelly le sonrió y hasta le guiñó un ojo de forma sensual.—¡Hola Augusto!Al oírla susurrar su nombre sintió escalofríos en su cuerpo.Ella se acercó a darle un beso en los labios y el hombre esquivó la cara y aún así se
Don Augusto Martínez se encontraba sentado en su estudio,pasando la rabieta que había agarrado con su hijo.La señora Isabella se había encerrado en su habitación molesta con su marido,por la dureza con que había tratado al hijo de ambos.Las manos del millonario sacaron una pequeña y fina caja de madera de la gaveta de su escritorio,la abrió y sacó un habano,aspiró su olor sin atreverse a encenderlo.—Vas a quedarte parada en la puerta,termina de pasar - Gruñó con voz ronca, regresó el habano a su caja y sirvió un par de Whiskys.Shelly lo miró de forma coqueta,el padre de Augusto tenía su atractivo.-Sé que no es el momento indicado,pero tenemos que hablar - .Confesó Shelly mordiéndose el labio inferior.-Deja los rodeos y dime de una vez.-Su mal humor era evidente,el rictus de amargura desapareció de su labios.Había visto a Shelly cruzarse de piernas y luego descruzar para mostrar de forma provocativa que no tenía nada debajo de la diminuta minifalda.-¡Oh Shelly!-.Susurró sonroj
-¡Mi amor despierta!,hoy es el cumpleaños de nuestros hijos-.Le susurraba al oído de Valentina. Augusto tenía en sus brazos a Mateo y la señora Isabel a Lucas.Los sentaron por un lado de la cama de su madre. Habían pasado ya tres años y medio años desde el fatídico accidente que dejó a Valentina en ese profundo coma. En medio de aquella situación tan triste y desgarradora, Augusto se había convertido en madre y padre de los niños. Con la ayuda de su madre y la señora Adelaida el joven se aseguraba de que Mateo y Lucas tuvieran contacto regular con su madre, llevándolos religiosamente cada día a contemplar a Valentina que parecía a la bella durmiente.La señora Isabella se había apegado a sus nietos y deseaba tanto como su hijo que Valentina despertara.-Señores,llegó el pastel-Dijo Adelaida mientras lo colocaba en la mesita y encendía un par de velas.-Graba todo,Adelaida.Quiero documentar cada momento especial en la vida de mis hijos,tengo fe en que mi mujer se va a levantar