La vida de Augusto se encontraba en medio de una tormenta emocional.
Su esposa yacía en estado de coma sin esperanzas de parte de los médicos.
El joven luchaba por mantener la esperanza y la fe en la recuperación de su amada, la situación se volvía aún más complicada debido a la falta de apoyo.
Por un lado, los padres de Valentina habían decidido dejar el país en busca de una nueva vida, dejando atrás a su hija en un hospital en coma. Por otro lado, los padres de Augusto, en lugar de ofrecerle consuelo y aliento en estos momentos tan difíciles, parecían sembrar dudas en la mente de su hijo.
Insistían en que Valentina nunca despertaría y que lo mejor sería desconectarla.
A pesar de todo, Augusto se aferraba a la convicción de que Valentina se levantaría de esa cama.
Cada día, permanecía a su lado, sosteniendo su mano con firmeza, transmitiendo palabras de amor y esperanza.
-Mi bella durmiente, aquí estoy un día más a tu lado,tienes que volver,tengo tantas ganas de tenerte en mis brazos y hacerte mía,ahora caigo en cuenta que tenemos que aprovechar cada momento de la vida-.Sus palabras eran sentidas de corazón,él se inclinó y besó sus labios con suavidad.
Una lágrima se deslizó por la mejilla de la joven, que a pesar de su palidez seguía luciendo hermosa.
-¡Eh!,¿puedes oírme?,Valentina,mueve un dedo o aunque sea las pestañas,dame una señal de que estás aquí.
Esa súplica fue en vano
Augusto salió a buscar al doctor y le explicó lo sucedido.El médico revisó a la paciente y determinó que respiraba por sí misma,le retiró el respirador artificial.
-Existe una esperanza de que su cerebro sienta los estímulos,no obstante en estos pacientes es difícil determinar el tiempo que tardarán en recuperarse.- Dijo el doctor con voz pausada.
-En ese caso yo quiero llevar a mi esposa a nuestro hogar,sé que tengo que adecuar el sitio,tengo los medios para habilitar una habitación con todos los equipos necesarios,sólo necesito que me oriente y me recomiende una enfermera profesional y discreta que yo pueda contratar a tiempo completo.
El médico le asesoró en cuanto a los aparatos médicos que debía comprar,en tiempo récord una de las habitaciones de la mansión de los Sánchezse convirtió en una clínica en casa.
El doctor Alexander Armedares se comprometió a ir a diario a checar el estado de la paciente.
-Tengo a la enfermera indicada,es una colega jubilada,muy profesional y amorosa de su trabajo,su esposa no puede estar en mejores manos,Adelaida es la mujer.
La señora de unos cincuenta y cinco años, de aspecto robusto y una mirada color almendras, llegó a la propiedad de los padres de Valentina en un soleado día de abril. Augusto la recibió con gesto serio.
-Por favor, antes de empezar, necesito que firme este contrato de confidencialidad. Es crucial que no divulgue el estado de Valentina en ningún momento.- solicitó Augusto mientras extendía el papel hacia la mujer.
La señora, que respondía al nombre de Adelaida, asintió con solemnidad y procedió a firmar el documento sin hacer preguntas. Su expresión mostraba una mezcla de curiosidad y respeto por la situación en la que se encontraba el hombre.
-Descuide, la señorita estará bien atendida en todo momento. Soy una enfermera con años de experiencia y me comprometo a cuidarla como si fuera mi propia hija-.Aseguró Adelaida con voz firme y segura.
Augusto asintió con gratitud y expresó—¡La señora!,ella es mi mujer,vamos para que la conozca.
Valentina yacía inmóvil en la cama, con una apariencia frágil y vulnerable. Su rostro parecía sereno y tranquilo, como si estuviera sumida en un profundo sueño. Su cabello oscuro enmarca su rostro pálido, y su respiración era suave y constante.
-Ella es Valentina, mi esposa - .Anunció Augusto con voz temblorosa, deslizando su mano con ternura sobre la de ella.
Adelaida se acercó con cautela a la cama y observó detenidamente a la mujer en coma. Su experiencia como enfermera le permitió detectar los signos vitales y evaluar el estado de Valentina con precisión.
-Señora Martínez, estoy aquí para cuidar de usted y velar por su bienestar en todo momento-.murmuró Adelaida con suavidad.
-A veces siento que mi esposa puede oírme,por lo que le sugiero que le hable muy seguido.
Adelaida percibió su dolor y le dio palabras de aliento,al tiempo que sugirió que contratara una enfermera más para turnarse el cuidado de Valentina.
-No es necesario,usted la cuida de ocho de la mañana a seis de la tarde y de noche yo me encargo de su cuidado.Veo que no tiene auto,mi chófer la irá a buscar y a llevar a su casa,si le parece.Su sueldo será de cuatro mil dólares mensuales y aquí tendrá sus tres comidas y la merienda.
-Es usted muy generoso.
-Valentina es lo más importante de mi vida y quiero que la atienda bien.¿Desde cuándo puede empezar?
-Desde ahora mismo,señor-.Con Adelaida al cuidado de Valentina,el aspecto de la joven cambió,la señora estaba pendiente de su aseo y arreglo personal de la paciente le colocaba hermosos vestidos,la peinaba y le leía un libro.
Augusto se asomó a la puerta de la habitación y pudo ver a la señora Adelaida leyendo algo para Valentina.Se sentía satisfecho con el desempeño de la cuidadora.-Don Augusto no lo había visto,¿tiene mucho tiempo allí?
Desde el marco de la puerta respondió-Más o menos,ya es hora de que te vayas a descansar,le dí indicaciones al chófer de que te lleve de tiendas,aquí tienes una tarjeta de crédito para que compres lo que quieras.Es tu premio por cuidar bien de mi reina.
-No hace falta señor,lo hago con mucho gusto y usted me paga por eso.
Augusto sonrió y le dijo—Entonces tómalo como una órden.
La mujer se fue y Augusto se acostó al lado de Valentina y se quedó dormido.Despertó a media noche abrazado a ella.
Él había fortalecido su vínculo emocional con la joven y le hablaba cómo si estuviera presente,le contaba de su día en la empresa.
-Mi amor,estoy esperando por tí,no puedes dejarme solo,tenemos tantos planes por delante,¿recuerdas lo último que te dije antes del accidente?,no es que quiera presionar,pero ya estuvo bueno.
Suspiró hondo y le dio besos y largas caricias debajo de su amplia bata de dormir.
-Te amo,Valentina,más de lo que las palabras puedan expresar-.Susurró con suavidad y se quedó dormido sobre su pecho. Arrullado por los latidos del corazón de Valentina.
-¡Despierta mi amor!,te necesito.En días cómo hoy siento un gran vacío.- Masculló el hombre ahogando sus lágrimas para evitar a toda costa que salieran a la superficie.Valentina lucía pálida y hermosa al mismo tiempo,con un lindo vestido que le había colocado Adelaida,ese día era el cumpleaños número veintiuno de la joven y Augusto acordó con la enfermera festejar a Valentina.Adelaida había bajado a la cocina a buscar la tarta de cumpleaños,ella era la única persona que no miraba a Augusto como los demás que creían que el joven estaba loco o le faltaba un tornillo.Augusto había permanecido algo pensativo durante días,de no ser por su trabajo y el apoyo de Adelaida hubiese enloquecido,cuando le ordenó a ella preparar una fiesta para Valentina pensó que lo iba a considerar algo tonto e innecesario,no obstante la señora lo secundó.La habitación estaba decorada con globos de colores y un número veintiuno en material de plástico dorado,con un gran letrero que decía:”Feliz cumpleaños
-Te veo en la tarde mi amor.-Masculló con ternura mientras se inclinaba para besar los labios de Valentina buscando consuelo en un beso que ella no podía devolverle.Entre susurros rotos, Augusto le encargaba a la enfermera el cuidado de su esposa.-Me la cuidas,no la dejes sola.-No se preocupe señor,yo no me apartaré de su lado-Respondió Adelaida con voz serena.Augusto le dio un último vistazo a la enferma, Valentina en su estado inmóvil, se veía tan preciosa como siempre, aunque su rostro pálido revelaba la dura realidad de su situación.-¡La extraño tanto!,no sabes el dolor que siento de dejarla para ir a la empresa-.La desolación se hacía presente en sus palabras.La enfermera, con gestos de compasión y tranquilidad, asintió al oír el comentario de Augusto, tratando de transmitirle algo de calma en medio de la tormenta emocional le dijo-.Vaya tranquilo,yo la cuido.Augusto, con el peso del dolor cargando sobre sus hombros, giró su cuerpo con pies pesados y encaminó sus pasos
Los párpados de Augusto se cerraban de sueño,bostezó y levantó los brazos para estirarse un poco, se vio en la obligación de levantarse antes de que Adelaida llegara a la mansión.Una sonrisa de satisfacción se reflejó en su rostro aún somnoliento,el agua tibia de la ducha le espantó el sueño,salió en bata de baño silbando una tonada.-¡Es un día hermoso!, ¿no crees,Adelaida?La discreta empleada que iba subiendo la escalera se apartó para darle paso al patrón y lo miró con gesto de rareza.-Buen día,señor Martínez.Me alegra verlo de excelente humor.-¿Qué más queda?, tengo que estar en pie de lucha,Valentina sólo me tiene a mí,por cierto colócale un lindo vestido y la maquillas un poco.-Cómo ordene señor-.La mujer siguió a la habitación de Valentina y murmuró entre dientes-¿a este que mosca le picó?,ayer nada más andaban sus ánimos por el subsuelo y hoy de los más contento,¡Ay Dios!,no se le vaya a correr la teja a mi patrón.La enfermera sigue en sus labores de atender a la pac
Los cambios en el cuerpo de la joven no pasaron desapercibidos por Adelaida, ya habían transcurrido ocho semanas de lo sucedido.Augusto entró muy risueño a despedirse de Valentina,depositó un beso en sus labios y acarició su cabello.La enfermera se armó de valor para hablar con Augusto,sabía que él detestaba la intromisión,más era necesario hacerlo.-Señor Augusto.Algo no anda bien con la señora Valentina-.Trató de hablar con calma.-No me asustes, mujer.¿Qué pasa con mi esposa?-Su período menstrual no bajó este mes.Mire sus senos,están más abultados y su cadera más ancha,todos las señales de una mujer embarazada-.Lo miró a los ojos esperando que la regañara.-¡Voy a ser padre!-Expresó con alegría sin dar importancia al comentario de Adelaida.-¡Por Dios!,¿qué ha hecho?-Esbozó la mujer con indignación.-No es de tu incumbencia,ella es mi mujer y además te recuerdo que firmaste un acuerdo de confidencialidad,nadie más que el doctor debe saber de su estado.La mujer hizo silencio y s
-¿Qué rayos hacen aquí?-.Una vena abultada por el enojo cruzaba su frente.Eran sus padres, se habían dignado a visitar a Valentina. -Eres mi hijo y aunque no aprobemos tu conducta, estamos aquí para ayudarte a ver las cosas con claridad, a mí no me vas a golpear cómo a tu padre.-Criticó doña Isabel mientras que el señor Martínez permanecía callado.-No debí golpear a mi padre y él no tenía que insultar a mi esposa de la forma que lo hizo.La expresión de los señores Martinez era frívola.Don Augusto con una sonrisa cruel le dijo a su hijo:-Si no me haces caso a mí,al menos escucha a tu madre.-¡Hablen rápido!,no tengo todo el día para perderlo con ustedes,mi mujer y mis hijos me necesitan,ahora en vez de una tengo tres razones para ser fuerte,van a ser abuelos,Valentina espera gemelos.La señora Isabella era más cruel que don Augusto,sus palabras abofetearon a su hijo.-Sí,ya me enteré.¿Qué locura es esa?,preñaste a un cadáver viviente,¡eres un pervertido!La atmósfera se tornó te
No estaba molesto,no obstante se sentía frustrado por la actitud de sus padres,le dieron la espalda cuando más les necesitaba.-Me cuesta mucho entender esa frivolidad de la que hacen gala,¿es que no hay una pizca de humanidad en ellos.-Masculló en la soledad de su habitación.Augusto hasta llegó a pensar que era adoptado y que por sus venas no corría sangre de esas dos personas,no se parecía en nada a sus padres en cuanto a la forma de ser.Ellos sólo estaban pendientes del dinero y las apariencias,la frivolidad de sus vidas le daba repugnancia.Era obvio que el cariño que ellos habían profesado por Valentina en el pasado era mera hipocresía,sólo buscaban emparentar con los Sánchez por la inmensa fortuna de esa familia,cosa que a Augusto nunca le importó desde que conoció a Valentina la amo cómo a nadie.Fue amor a primera vista y los señores Martinez lo auparon en su momento.Ahora ignoraban los sentimientos de Augusto y trataban de controlar su vida.Esas actitudes habían creado
-Necesito que cuides a mi esposa mientras voy a casa de mis padres,hay un asunto que tengo que resolver y no admite compás de espera-.Estaba terminando su desayuno,en su ojos se notaba la rabia que sentía.La mujer asintió sin pedir explicaciones o preguntar a dónde iba.Era una empleada de confianza muy discreta.Augusto subió a su auto deportivo y se fue directo a la mansión de sus padres.Al estacionar su auto pudo ver que el vehículo de la familia se estacionaba cerca del suyo.El chófer abrió la puerta,era Shelly la que se bajaba con mucha elegancia ella se acercó para saludar.Augusto dudó de porqué estaba allí,lo más seguro es que Shelly se haría ilusiones y eso le traería más problemas.Sin embargo quería tomar al toro por los cuernos y dejar las cosas claras.Shelly le sonrió y hasta le guiñó un ojo de forma sensual.—¡Hola Augusto!Al oírla susurrar su nombre sintió escalofríos en su cuerpo.Ella se acercó a darle un beso en los labios y el hombre esquivó la cara y aún así se
Don Augusto Martínez se encontraba sentado en su estudio,pasando la rabieta que había agarrado con su hijo.La señora Isabella se había encerrado en su habitación molesta con su marido,por la dureza con que había tratado al hijo de ambos.Las manos del millonario sacaron una pequeña y fina caja de madera de la gaveta de su escritorio,la abrió y sacó un habano,aspiró su olor sin atreverse a encenderlo.—Vas a quedarte parada en la puerta,termina de pasar - Gruñó con voz ronca, regresó el habano a su caja y sirvió un par de Whiskys.Shelly lo miró de forma coqueta,el padre de Augusto tenía su atractivo.-Sé que no es el momento indicado,pero tenemos que hablar - .Confesó Shelly mordiéndose el labio inferior.-Deja los rodeos y dime de una vez.-Su mal humor era evidente,el rictus de amargura desapareció de su labios.Había visto a Shelly cruzarse de piernas y luego descruzar para mostrar de forma provocativa que no tenía nada debajo de la diminuta minifalda.-¡Oh Shelly!-.Susurró sonroj