No tuve fuerzas para hacer nada, solo pude llegar a casa, meterme en la bañera y llorar amargamente tocándome el vientre, que pronto estaría abultado por un embarazo que no había pedido. Laura continuó viéndome en silencio, compadeciéndose de mi pena, hasta esa fecha mi único problema era saber que Thiago estaba casado, un asunto según mi imaginación: Solucionable, pero un bebé ¿Qué se hace con un bebé? Cuando solo tienes veinticuatro años y una vida terriblemente desordenada, creadora de sueños amorosos con un hombre millonario.
— Tendrás que hacerte un aborto — Masculló mi amiga La miré con el ceño fruncido y la cara cubierta de agua y lágrimas
— No podría hacerlo
—¿Entonces qué harás? ¿Dejarás morir tu sueño de convertirte en empresaria y estar a la altura de tu jefe?
— Eso no podré lograrlo, embarazada o no, Thiago es un imposible
— Sabes muy bien que no es feliz en su matrimonio y que tarde o temprano eso acabará
— Sí, pero eso no es ahora, y ahora yo estoy embarazada de alguien que no conozco ni podré conocer nunca.
— ! Entonces qué, Lisa, no te puedes desvanecer, hay que enfrentar las situaciones y la única opción viable es la que ya te he dicho!
— Debo averiguar el nombre de la mujer que solicitó el In vitro — Expliqué, ni siquiera supe de dónde surgió esa idea, simplemente llegó a mí y al decirla todo pareció bueno
— ¿Y eso qué, boba? Tendrás que cargar con ese bebé durante nueve meses y dar a luz
— No soy boba, podría darme dinero por poner mi vientre en alquiler, demandaríamos a la clínica y obtendría ganancias de esta tragedia — Expliqué muy convencida, la angustia parecía calmarse
Laura me miró como si yo estuviese loca y le aclaré — Con ese dinero podría invertir y ahí sí podría luchar por Thiago — Laura se quedó muda, aunque eso parecía una buena idea, realmente era algo inseguro. Yo solo pude vestirme y tomarme un café mientras seguía pensando en lo que vendría, vi que Laura salía de mi casa, preocupada y molesta, entendí que se fuera, ni siquiera yo era capaz de soportarme.
La lluvia seguía cayendo, no toleraba la soledad en mi casa, las paredes blancas me recordaban a la clínica. Una hora después de la huida de mi amiga, no tuve más opción que salir y cerrar la puerta, caminé bajo la lluvia, sin rumbo alguno, cubierta por el agua y el dolor, mis pasos me dirigieron hasta la agencia de modelajes Siluetas, llegué hasta la puerta, escuché ruidos y sollozos, por un momento el miedo no me habitó y toqué la puerta, entonces todo quedó en silencio, insistí y toqué de nuevo.
— ¿Quién es? — Preguntó furioso y con la voz cortada. Supe que era Thiago, pero me preocupó su forma de hablar y pensé en los motivos que lo obligaban a quedarse ahí si ya era tarde y no se miraba ni un solo coche de los trabajadores.
— Lisa — Contesté sin miedo
— ¿Otra vez tú? ¿Qué quieres, Lisa? En la mañana te dije que te llamaría, por ahora no hay trabajo — Respondió asustado
— Ya lo sé, en verdad lo siento, solo no tengo a donde ir — Dije con la voz temblorosa de frío
— A tu casa, podrías ir a tu casa — Gritó, porque la lluvia interrumpía cualquier silencio
Yo no contesté más, minutos después escuché que movía su silla, al instante estaba frente a mí, el hombre que me volvía loca y que justo ahora se iba de mis manos. Me tomó con fuerza del brazo y me colocó una silla para que pudiera reposar, ante ese gesto mi corazón se volvió diminuto
— Siempre supe que eras una chiquilla infantil — se rió mientras me daba una toalla para secarme — Pero nunca pensé que fueras una chiquilla desconsiderada contigo misma
— Solo tengo un problema — Dije secándome la cara
— Todos lo tenemos
— Tú no, porque eres millonario, dueño de la mejor agencia de modelaje del país o del mundo
— No, Lisa, no todo es dinero en la vida
— Pero lo tienes
Él me miró y sonrió, por un momento pensé que su arrogancia no existía, hasta que continuó:
— Solo se requiere de inteligencia para tenerlo, niñas como tú que les divierte mojarse bajo la lluvia durante la noche, jamás lo tendrán — bromeó
— No lo hago por diversión — Aclaré
— ¿Entonces qué haces aquí?
— Necesitaba verte, Thiago — Le dije sin titubear. Él me dio la espalda y se quedó frente a su computadora, absorto.
— Soy casado, Lisa — Masculló entre dientes — con una mujer que no puede darme un hijo, así que para nada sirve esta agencia ni mi ferrari ni mi dinero
Yo lo vi completamente aturdida, escucharlo decir eso solo me recordó mi vientre gestado.
— Y yo seré mamá por accidente
— Definitivamente se le da alas a quien no quiere volar — Agregó apesarado pero con una sonrisa, levantó su mirada y me vio contento
— Fue por in vitro — Dije y me interrumpió
— ¿Por in vitro?
— fue un error en la clínica — Expliqué
— Debes denunciarla
— Me gasté todos mis ahorros para pagar en la clínica Salud Femenina, una simple consulta que se convirtió en esto, es de prestigio y jamás ganaré una demanda
— Sí, justo ahí fue la mujer que nos alquilaría su vientre para mi hijo pero no logramos la fecundación — explicó. En ese momento por mi cabeza pasaron muchas cosas que no concreté, pensé en decirle que adoptara al niño que yo llevaba en mi vientre, pero solo pude preguntar por qué no lo hacía de forma natural, me vio confundida y se rió.
— Como ya dije mi esposa no quiere arruinar su cuerpo ni someterse a lo que implica el embarazo mucho peor el parto
— Ella no te ama — Añadí como si me estuviera preguntando
— Hay tantas cosas que no conoces de mí, Lisa, quizá tengas razón pero es una larga historia — Respondió molesto mientras ordenaba unos papeles, por un momento olvidé que hablábamos de mi embarazo, me acerqué al escritorio y le dije
— Yo sí daría todo por ti, pero no tengo el estatus adecuado para darte siquiera un beso
Él me tomó por la cintura con mucha furia, acercó su rostro al mío, mientras sentía que la respiración se me aceleraba, vi detenidamente sus labios rosados y gruesos que me tentaban a morderlos, sus manos rodeaban mi cuerpo y sentí su calor, en su mirada había deseo y lástima.
— Eres preciosa, Lisa, y eso basta, eres sencilla y tierna y eso basta — Dijo en voz baja mientras llevó sus labios a los míos y me besó con suavidad, me dejé llevar en su ritmo, degustó mi labio inferior y luego se pasó al superior, sentí que las piernas me temblaban y el pecho me latía un ritmo indescriptible, a la vez sus manos tocaban mi espalda, hasta llegar a mi cabello, lo sujetó con ternura, cerré los ojos, deseando que aquel momento no se acabara nunca, rodeé su cuello y me entregué en ese beso que me pareció como si fuese el primero, nos besamos con pasión y delicadeza. Despacio se apartó, me miró mientras suspiraba.
Ante eso, volví a mi realidad, ese beso era solo una trampa más para mi ilusión que se veía cada vez más inalcanzable.
— ¿Por qué me haces esto, Thiago?
— Porque desde que te vi tomándole fotos a Laura, con tanta sencillez y entusiasmo, supe que eras encantadora, Lisa, y cuando me hablaste con tanta humildad y confianza para solicitarme amablemente un trabajo y te disculpaste por haber llegado a la agencia sin permiso, te me clavaste en el corazón y ese estado emocional me sorprendió, pues tú misma has visto que no cualquier persona me agrada, pero Lisa, mírate eres adorable — Comentó en un tono de voz baja
Lo miré perpleja, me toqué el brazo pensando que aquello era un sueño, pero él seguía ante mí, con su mirada llena de lástima
— Solo la vida es injusta, o mejor dicho el destino es complicado
Me sujetó el brazo con delicadeza para que no huyera — Muy injusta, soy un hombre que no sabe qué hacer con tanto dinero, lujos y fama y tú una muchachita que está envuelta en un problema tan grande que es la solución que necesito en mi vida, pero no eres la persona que debe cumplir eso, ni soy yo el hombre que mereces en tu vida, Lisa, debes irte, la lluvia ya ha cesado y no podemos seguir en esto porque no tiene caso.
No supe qué responderle, tomé mi chaqueta y caminé hacia la puerta en silencio, antes de llegar, volteé pero él ya no me miraba, tenía sus ojos fijos en la ventana de su oficina, y las manos empuñadas, puestas en su mentón.
Cuando llegué a casa, me sentí rodeada de la soledad y angustia, lo que había sucedido me generó una confusión más grande, sin embargo de cierto modo sentía alegría pues la conversación con Thiago me había aliviado, y su beso me confirmó que en verdad estaba perdidamente enamorada de él, pero sus palabras fueron como un aguijón, porque la verdad es así, dolorosa y cruel.Me recosté en la cama y lo único que pasó por mi mente fue el recuerdo de su beso, algo que no olvidaría nunca, que quedaría perpetuado en mi vida como único símbolo o premio, puesto que estaba consiente que pertenecer a la vida de Thiago era solo una ilusión y aunque él había confesado que yo le atraía, mi mente me gritaba una y otra vez que eso solo era parte de su juego, y aunque yo deseara caer en él, ya no podía pues un embarazo me lo impedía, todo había sido tan mágico que ni siquiera pensé en denunciar a la Clínica, llegué más bien a ese estado de resignación y me sumergí en él, pues no tenía escapatoriaEl timb
Salí de la agencia con el pecho contraído de dolor, de amor, de confusión. Thiago estaba siendo demasiado bueno conmigo pero no lograba sacar de mi cabeza lo sucedido al medio día. Caminé por la interminable carretera, cruzada de brazos sujetando mi bolso, así llegué a la casa de James, un viejo amigo que conocí en la universidad.— ! Apareciste! - Gritó efusivamente mientras me abrazaba, tras acercarme a su puerta, yo le devolví el abrazo, lo necesitaba. No lo solté, recosté mi barbilla en su hombro y comencé a llorar; el embarazo comenzaba a alterar mis emociones y ese día había sido lleno de contradicciones que iniciaban a pasarme la cuenta — ¿Qué sucede? — Preguntó mi amigo, preocupado No pude mencionar una palabra, me aparté de él y en silencio llegué hasta la sala, a lo inmediato me sirvió agua y su novio Hugo, me pasó un pañuelo.— ¿Cariño, por qué lloras? — Preguntaron, mientras se sentaban frente a mí— Me enamoré — Les dije limpiando mi nariz, detener mis lágrimas era imposi
— ¿Hablas en serio, Thiago?— Pregunté una vez recuperada mi respiración — Jamás le mentiría a esos ojos café — Respondió — No estoy a tu altura - Dije persuadiendo la fiabilidad de su respuesta — !Eso qué importa! Pensar en eso es casi una blasfemia, cuántas mujeres andan por ahí dispuestas a mí pero por mi dinero ¿Qué sentido tiene eso? Ya no lo quiero, lo vivo desde mi hogar, no necesito eso, Lisa, solo lealtad ¿Quieres someterte? Escucharlo me generó tantas dudas, que en cambio de comprobar lo que deseaba en cambio me sentía más confundida, por lo cual solo pude añadir — ¿Someterme a qué? — A este juego —¿Juego? — Sí, el jugo de la lealtad, que suele ser muy peligroso — Yo no me fijé en ti por tu dinero - Agregué como si me estuviera preguntando eso — No hablo de dinero, sino de cuánta lealtad podrías ofrecerle tú, a este pobre hombre rodeado de mujeres que quieren aprovecharse de él — Comentó con sarcasmo — ¿Es necesario mencionar irónicamente "mujeres"? Eso es algo de lo
Me desperté rodeada de unas lujosas luces y Thiago a mi lado. — ¿Qué pasó? —Pregunté tras abrir los ojos — Oh, mi pequeña, has vuelto. Tuviste un desmayo — Respondió —¿Por qué estás tú aquí? — Pregunté absorta — Te explico luego, reposa — Añadió con su voz dulce mientras conducía Me estabilicé en un santiamén, su voz me transmitía paz y serenidad, recordé entonces la situación del parque y una vez recobrada mis fuerzas, hablé — Déjame aquí; debo ir a casa — supliqué aun soñolienta — Debes descansar, no puedo dejarte aquí, irás conmigo a otro lugar — Contestó mientras acariciaba mi cabello El temor me empezó invadir y aunque estaba perdidamente enamorada de él sabía que estar juntos en cualquier lugar era peligroso para mis emociones — No, llévame a casa — Grité desesperada en mi intento de abrir la puerta, también gritó — Que no, no seas como una niña caprichosa, atiende a lo que digo — Que hay de Esmeralda, qué pasa si nos ve juntos — Dije desesperada — Cálmate, Lisa. Te h
¿Quién era yo ahora, sin cámaras, sin celular y sin Thiago? Me sentía el estómago revuelto, el frío de la soledad ¿cómo era posible que aquel hombre millonario me metiera en sus redes? Eran ya las seis de la mañana cuando decidí salir del parque, ir a casa no era buena idea, solo pude dirigirme a casa de Laura — ¡Soy Lisa, ábreme la puerta, por favor! — Grité después de haber tocado la puerta en repetidas ocasiones— ¡Estás loca, cómo se te ocurre irrumpir mi sueño! — Dijo Laura aún con el pelo desordenado, más dormida que despierta — Definitivamente estoy loca — contesté y me senté con tristeza en su pequeño sofá — Traes una cara de muerto — Comentó mi amiga mirándome perpleja — ¿Dónde amaneciste? — En una quinta, no sé ni siquiera dónde — respondí como si fuera un robot, mecánicamente, iba completamente absorta — ¿ Lisa, no has entendido que estás embarazada? ¿En qué líos estás metida? — Me amonestó mi amiga un poco incomprensible o incrédula — En el lío llamado Thiago y su m**
El frío de la madrugada me despertó, llena de alucinaciones, corrí al baño, la incontinencia urinaria me fastidiaba, mientras caminaba también sentí nauseas, vomité como un perro, me vi al espejo y me lavé la cara, fue ahí que decidí que lo mejor sería aceptar la propuesta de Laura. — No es tu culpa, Lisa, no podrás con esto — Me dije viéndome pálida en el espejoCuando el reloj marcó las siete en punto me levanté, tomé una ducha, busqué ropa decente y me peiné, convencida de mi decisión, lo mejor era abortar para tener mi vida normal de vuelta, eso era lo único que definiría si en realidad tenía un espacio en la vida de Thiago, aun estando casado.Me dirigí a la oficina de Thiago, pero Madeline, la secretaria, me detuvo. — No puedes entrar, ahora no puede atenderte — Dijo mirándome por encima de sus lentes — Él dijo que viniera hoy para hacer una sesión de fotos — Afirmé convencida y extraña porque normalmente entraba sin pedir permiso Madeline se rió, irónica — Siéntate y espera
Me odié por sentir que sus palabras dulces me dominaban las fuerzas, la valentía e incluso mis decisiones.— ¿Prometes no abandonarme? — Dije completamente sumisa a su voluntad — Ni a ti ni a ese bebé — Contestó aún sin soltarme de sus brazos — Es una carga demasiado pesada — Aclaré sintiendo pena — No importa, juntos podremos sobrellevarla — Dijo con su voz amorosa, eso fue lo único que me hizo cambiar de opinión, entender que si la vida me había dado la oportunidad de ser madre y me estaba poniendo en el camino a alguien que me ayudara, no debía renegar de ello, después de todo no estaba tan sola como creía — No quiero que me rompas el corazón, no quiero sentir que estoy atada a ti sin causa, es demasiado confusa esta situación — Repetí en ruegos — Lisa, solo comprende que mis intenciones no son lastimarte, solo quiero ayudarte por ahora no puedo hacer más, también me gustas solo que no sé si eso es algo pasajero o acaso implica un sentimiento más profundo, también temo que te
Salí de ahí directo al estacionamiento, pero justo cuando, iba a encender mi moto, escuché una voz:— Súbete de prisa — Me dijo casi en susurros desde la ventana de su auto— Ando en mi moto — Expliqué nerviosa— No insistas, ya hablamos que debes cuidarte, no puedes usar la moto por ahora — ExplicóIndispuesta a seguir mis fuerzas me subí a su Ferrari, llena de nervios y completamente angustiada por si alguien nos miraba, él subió los vidrios del auto.— Tranquila, ya todos se han ido — Dijo y su aclaración me molestó un poco— ¿Entonces qué ocultas? — PreguntéÉl no pudo responderme y solo hizo otra pregunta — ¿Dónde vives?— Calle principal, avenida 42. Yo te daré las indicaciones cuando estemos cercaThiago me miró con angustia, vi en su frente perfecta asomarse un poco de sudor, tal vez tenía miedo de que alguien nos viera, o simplemente también para él era incomprensible lo que nos sucedía, la atracción tan grande que sentíamos y lo lejano que estábamos uno del otro, aunque estu