Me desperté rodeada de unas lujosas luces y Thiago a mi lado.
— ¿Qué pasó? —Pregunté tras abrir los ojos
— Oh, mi pequeña, has vuelto. Tuviste un desmayo — Respondió
—¿Por qué estás tú aquí? — Pregunté absorta
— Te explico luego, reposa — Añadió con su voz dulce mientras conducía
Me estabilicé en un santiamén, su voz me transmitía paz y serenidad, recordé entonces la situación del parque y una vez recobrada mis fuerzas, hablé
— Déjame aquí; debo ir a casa — supliqué aun soñolienta
— Debes descansar, no puedo dejarte aquí, irás conmigo a otro lugar — Contestó mientras acariciaba mi cabello
El temor me empezó invadir y aunque estaba perdidamente enamorada de él sabía que estar juntos en cualquier lugar era peligroso para mis emociones
— No, llévame a casa — Grité desesperada en mi intento de abrir la puerta, también gritó
— Que no, no seas como una niña caprichosa, atiende a lo que digo
— Que hay de Esmeralda, qué pasa si nos ve juntos — Dije desesperada
— Cálmate, Lisa. Te hace mal — me ordenó con su voz tranquila
Lo miré furiosa, era asombroso cómo después de encantarme era capaz de botar todo en un momento. Decidí callar y esperar que las cosas llevarán su curso no podía hacer más, bajarme era imposible ¡Que importaba! Al fin de cuentas era el hombre amado quien iba a mi lado, lo que me pasara era solo una casualidad. Respiré fuerte para controlarme, pues en realidad empezaba a importarme demasiado la vida que llevaba dentro de mi vientre. Thiago solo me miró y tampoco dijo más. Observé en el reloj del carro y era casi la media noche, eso solo indicaba que habíamos estado en el parque dos horas y media, en ese pequeño lapso de tiempo había conocido a otro hombre que de cierto modo me fascinaba más.
El embarazo me agotaba y terminé durmiéndome en el lujoso Ferrari, por primera vez me subía a uno. Sentí cuando Thiago se estacionó, desperté, pero disimulé para ver qué hacía. Entonces me tomó en sus brazos y entramos a una lujosa casa de campo, sé que estábamos fuera de la ciudad, nadie nos miraba, había solo un poco de oscuridad que era interrumpida por la bella luz de los faros. Me recostó en un sofá y me llevó una colcha, yo lo observaba con mis ojos entreabiertos, pronto busco fuego y encendió la fogata, el calor me cubría el frío, él buscó champán y tomó viendo fijamente el suelo, su imagen de derrota me asombraba y lastimaba, pero quise insistir en molestarlo más para canalizar lo que él me hacía sentir con tantos enredos sin solución
— ¿Con qué fin me trajiste aquí? — Interrogué frunciendo el ceño
— La pequeña durmiente ha despertado sin mi beso — Dijo irónicamente y por un momento la faz de derrota se borró y sus ojos brillaron
— Cretino — Le dije en un tono homérico, él también rió
— Adentro hay una recámara ahí puedes descansar yo no voy a molestarte — Dijo con su terrible pasividad
— ¡Necesito ir a mi casa! — Pedí fingiendo que en verdad quería estar ahí
— Sé que aquí estás bien, relájate Lisa, no te pasará nada, ante todo soy un caballero que respeta a las mujeres embarazadas — Contestó de nuevo con sarcasmo mientras movía su copa
—¡ Ash! Después de todo sueles ser fastidioso— Gruñí sintiéndome como una niña mimada, queriendo huir y a la vez añorando quedarme ahí apreciando su alma desnuda ante mí
— Solo duerme, Lisa, en verdad necesito paz, tu presencia, tu compañía, no importa si estás dormida o despierta, pero no hables para reclamar todo lo que no puedo hacer ni solucionar, al menos no ahora — Contestó amable y con seriedad
Me di cuenta hasta entonces que ni siquiera había revisado mi celular, para dejar de hablar lo busqué en mis pantalones, pero no lo hallé, vi a todos lados en busca de mi bolso con las cámaras y en la desesperación volví a gritar alterada
— ¿Mis cámaras?
— No sé — Dijo levantándose
— Estaban bajo la banca en el parque — Dije más angustiada
— ¡No! — Contestó llevando sus manos a la cabeza en posición de culpable — Tu desmayo me dejó atónito y lo único que pude hacer fue llevarte de prisa a mi coche, lo siento, Lisa, las he dejado
— Regresemos ahora — Contesté a punto de llorar
— Lisa, no estamos en la ciudad, esta es una de mis quintas, no podemos regresar, llegaremos allá en dos horas y ya no las encontraremos es imposible, recuerda que es un lugar público y cualquier persona pudo llevárselas
— Ahí estaba mi celular también — Grité agarrándome el cabello
— Te repondré todo, eso no es un problema — Contradijo con arrogancia
Empecé a llorar con mucha tristeza, la situación era lamentable, pues esas cámaras me las había regalado mi padre.
— ¿Llorar por algo tan simple? — Se mofó mientras se acercaba a mí para abrazarme
— Eran especiales para mí
— Te daré unas mejores
— No, Thiago, no se trata de que las repongas o no, el valor sentimental que tenían vale más que cualquier marca
— ¿Valor sentimental? ¿ Lisa, acaso tú de verdad no piensas en el valor del dinero? — Preguntó frunciendo el ceño
— No, Thiago, me da igual el maldito dinero solo quiero mis cámaras y mi casa, estoy cansada no sé qué hago aquí contigo tan lejos, por qué yo Thiago, por qué conmigo — Dije desesperada llorando
Me acarició la cabeza por un buen rato, lloré con mucho dolor por lo que sucedía y me odié por no sentirme capaz de disfrutar todo lo que estaba sintiendo.
— Tampoco lo entiendo — Respondió después de un rato
Ya no supe que más decir, supongo que él también estaba confundido ¿Quién podría entender que un millonario estuviese junto a mí, sin ningún interés de por medio? Un hombre y una mujer, solos en una casa ¿Qué se hace? ¿ El amor? No había amor, solo confusiones, nuestro "amor" no podía ser, por mí, por él, por el dinero, por mi falta de dinero, por cualquier cosa, pero eso se tornaba cada vez más imposible y solo generaba problemas, estragos en mi cabeza, frustración por no habernos encontrado antes, por no ser yo, una mujer de clase y él un hombre casado por contrato ,infeliz deseando lo que yo llevaba en mi vientre.
Nos dormimos en el sofá, él aún con su abrigo, su olor inundaba mi olfato y me protegía más que la colcha que tenía encima, vencida caí en sus brazos, él me sostuvo sin renegar y permanecimos inmóviles, como si fuésemos viejos amantes y no simplemente jefe y empleada, fue mágico en medio de todo el huracán de obstáculos, por primera vez no me sentía desamparada, estaba aparte de dormida, en un sueño hecho realidad, pero eso acabó pronto, en la madrugada escuché sus pasos abriendo una puerta.
— Debemos irnos — Dijo sin saludarme
— ¿Ahora? — Pregunté
— Sí, ahora — Ordenó
Me levanté de prisa y le seguí, el frío del alba me calaba los huesos, abrió la puerta del Ferrari y manejó a gran velocidad
— ¿ Qué ocurre? — Dije entre dormida
- Lo que dijiste en el parque, que nadie puede vernos juntos — Contestó evadiendo su mirada en el reflejo del espejo de afuera
Sentí que el corazón se me hacía añicos, solo pude llevar mi puño a la boca para evitar llorar — Caí en su juego — Pensé
— Perdón — Contestó tragando saliva, un tanto nervioso
— Da igual — Le contesté fingiendo
— ¿Adónde te llevo?.— Preguntó
— Déjame en el mismo parque — Le contesté molesta aunque por dentro más bien estaba herida
— Como quieras — Añadió demostrando que no le importaba
Sus respuestas esquivas eran una completa contradicción a la noche anterior, lo menos que esperaba es que sugiriera llevarme a casa aunque no quisiera que me llevara ahí pues me daba vergüenza que viera el pequeño apartamento rentado. Él estaba nervioso, miraba a todos lados en busca de respuestas y eso solo creaba en mí un vacío en el estómago, por tanta ansiedad. No mencionó nada durante el camino hasta que volvimos al mismo semáforo donde me vio cruzar
— ¿Estás segura de quedarte aquí? — Preguntó mostrando ahora interés por mí o queriendo persuadir mis decisiones
— Completamente — Respondí sin ánimos de conversar
— Cuídate, Lisa, gracias por soportar mi capricho y someterte a él sin tantos ruegos — Dijo antes de que me bajara del coche, otra vez cambiando su forma de expresarse, ya no irónica, sino empática
— ¿Qué hora es? — Pregunté absorta pues aún estaba oscuro
— Las cinco y media de la mañana, es peligroso que te quedes aquí — Contestó con un poco de piedad
— ¡Eso debiste pensarlo antes de llevarme a ese lugar tan lejos! — Dije con una profunda tristeza, me sentí como Cenicienta saliendo del baile, donde ya no estaba el hada madrina que cumpliera sus sueños.
— Lo siento, pero debo irme — Contestó ignorando mi respuesta
¿Quién era yo ahora, sin cámaras, sin celular y sin Thiago? Me sentía el estómago revuelto, el frío de la soledad ¿cómo era posible que aquel hombre millonario me metiera en sus redes? Eran ya las seis de la mañana cuando decidí salir del parque, ir a casa no era buena idea, solo pude dirigirme a casa de Laura — ¡Soy Lisa, ábreme la puerta, por favor! — Grité después de haber tocado la puerta en repetidas ocasiones— ¡Estás loca, cómo se te ocurre irrumpir mi sueño! — Dijo Laura aún con el pelo desordenado, más dormida que despierta — Definitivamente estoy loca — contesté y me senté con tristeza en su pequeño sofá — Traes una cara de muerto — Comentó mi amiga mirándome perpleja — ¿Dónde amaneciste? — En una quinta, no sé ni siquiera dónde — respondí como si fuera un robot, mecánicamente, iba completamente absorta — ¿ Lisa, no has entendido que estás embarazada? ¿En qué líos estás metida? — Me amonestó mi amiga un poco incomprensible o incrédula — En el lío llamado Thiago y su m**
El frío de la madrugada me despertó, llena de alucinaciones, corrí al baño, la incontinencia urinaria me fastidiaba, mientras caminaba también sentí nauseas, vomité como un perro, me vi al espejo y me lavé la cara, fue ahí que decidí que lo mejor sería aceptar la propuesta de Laura. — No es tu culpa, Lisa, no podrás con esto — Me dije viéndome pálida en el espejoCuando el reloj marcó las siete en punto me levanté, tomé una ducha, busqué ropa decente y me peiné, convencida de mi decisión, lo mejor era abortar para tener mi vida normal de vuelta, eso era lo único que definiría si en realidad tenía un espacio en la vida de Thiago, aun estando casado.Me dirigí a la oficina de Thiago, pero Madeline, la secretaria, me detuvo. — No puedes entrar, ahora no puede atenderte — Dijo mirándome por encima de sus lentes — Él dijo que viniera hoy para hacer una sesión de fotos — Afirmé convencida y extraña porque normalmente entraba sin pedir permiso Madeline se rió, irónica — Siéntate y espera
Me odié por sentir que sus palabras dulces me dominaban las fuerzas, la valentía e incluso mis decisiones.— ¿Prometes no abandonarme? — Dije completamente sumisa a su voluntad — Ni a ti ni a ese bebé — Contestó aún sin soltarme de sus brazos — Es una carga demasiado pesada — Aclaré sintiendo pena — No importa, juntos podremos sobrellevarla — Dijo con su voz amorosa, eso fue lo único que me hizo cambiar de opinión, entender que si la vida me había dado la oportunidad de ser madre y me estaba poniendo en el camino a alguien que me ayudara, no debía renegar de ello, después de todo no estaba tan sola como creía — No quiero que me rompas el corazón, no quiero sentir que estoy atada a ti sin causa, es demasiado confusa esta situación — Repetí en ruegos — Lisa, solo comprende que mis intenciones no son lastimarte, solo quiero ayudarte por ahora no puedo hacer más, también me gustas solo que no sé si eso es algo pasajero o acaso implica un sentimiento más profundo, también temo que te
Salí de ahí directo al estacionamiento, pero justo cuando, iba a encender mi moto, escuché una voz:— Súbete de prisa — Me dijo casi en susurros desde la ventana de su auto— Ando en mi moto — Expliqué nerviosa— No insistas, ya hablamos que debes cuidarte, no puedes usar la moto por ahora — ExplicóIndispuesta a seguir mis fuerzas me subí a su Ferrari, llena de nervios y completamente angustiada por si alguien nos miraba, él subió los vidrios del auto.— Tranquila, ya todos se han ido — Dijo y su aclaración me molestó un poco— ¿Entonces qué ocultas? — PreguntéÉl no pudo responderme y solo hizo otra pregunta — ¿Dónde vives?— Calle principal, avenida 42. Yo te daré las indicaciones cuando estemos cercaThiago me miró con angustia, vi en su frente perfecta asomarse un poco de sudor, tal vez tenía miedo de que alguien nos viera, o simplemente también para él era incomprensible lo que nos sucedía, la atracción tan grande que sentíamos y lo lejano que estábamos uno del otro, aunque estu
— No puedo, Thiago — Contesté mientras lo apartaba de mí, él se levantó con furia del sofá y caminó hacia la puerta, yo me quedé sentada mirándolo, sentí que el nudo en la garganta me asfixiaba y en silencio lloré tras el sonido de la puerta, el ruido del auto me confirmó su huida y yo me sentí devastada, el frío atacó mi desnudez y mi fuerza de mujer se vio derrotada. Era tan difícil darle rienda suelta a mis instintos, y tan fácil tomar en cuenta mi consciencia, para dejar que la oportunidad de mi vida se fuera sintiéndose completamente despreciado, sé que lo que había sucedido no era correcto, pero es que en realidad ya nada de lo que pasaba lo era, pero no era capaz de convertirme en una más de sus amantes, sobre todo porque por su misma petición había decidido continuar con mi embarazo. Me levanté despacio, completamente inerte para apagar la lámpara, recogí mi ropa con frustración y me dirigí al cuarto, me acosté y sentí un peso enorme encima, estiré mi brazo al espacio vacío d
Tomé una ducha, y me sentí fresca aunque no del todo bella, mi autoestima cada vez flaqueaba más, pero era mi noche, y yo debía hacer que fuera la mejor de todas, en medio de todo el caos había algo bueno, y era ese premio. Una vez lista con la ropa más casual que tenía, convencida que en la agencia me darían una vestimenta correcta, tomé un taxi que me llevó puntual hasta Siluetas, entré pero no ví a Thiago por ningún lado, pasé directo hasta el estudio de Fernando quien sería el indicado para arreglarme, Sandra y Laura también se vestían para la premiación, me vieron de reojo mientras pasaba, sin embargo no se atrevieron a decirme nada; sabían que ahora sí estaba triunfando por encima de sus burlas y desprecios, pues su veneno no había podido contra mí y que gracias a las fotos que yo les había tomado ellas podían asistir a la actividad más esperada en la agencia. — Lisa, querida, felicidades — Me recibió Fernando con una alegría indescriptible Le agradecí mientras me sentaba — A
El salón era muy elegante, ventanales de vidrio hasta el suelo, alfombras deslumbrantes en rojo, la tarima con un piso reluciente, a los lados enormes arreglos florales y montón de sillas doradas, jamás había imaginado que podía estar en un lugar así, que realmente tendría la oportunidad de obtener el premio Fotomodel, tan deseado por la mayoría de fotógrafos del país. Fue algo supremamente agradable, sentía cosquillas en mi estómago, y no sabía si era por tener al hombre más guapo a mi lado o por la ansiedad que me daba escuchar mi nombre en aquel bello salón. — Ella es Lisa Miere, fotógrafa de mi agencia y ganadora del premio Fotomodel — Decía a cada uno para presentarme, yo con mucha vergüenza les daba la mano y sonreía. Una vez que saludó a todos sus socios o amigos nos sentamos en la primera fila, pues ya había un sitio reservado para nosotros. Sandra y Laura me miraban con ira y envidia, a ellas también las presentó, pero la mayor parte del tiempo permaneció a mi lado, en e
Escuché la voz temblorosa de Thiago respondiendo — Se ha sometido a una operación y no ha podido acompañarme, pero ya pronto la verás deslumbrar en otras alfombras y podrá tomarse una copa de vino contigo — Oh — Dijo la mujer con un tono de voz chocante — Cirugía plástica, supongo para estar más bella de lo que es Vi y pude sentí la sensación de dolor en Thiago, puesto que para él no era tan fácil confesar que su esposa se había realizado una operación para no tener hijos y aunque aquella conversación me había hecho entrar en razón y olvidarme de lo bello que estaba sucediendo, no pude evitar compadecerme por él. — Sí — Afirmó en seco, mintiendo para no decir lo que en verdad pasaba con Esmeralda y se despidió Seguí caminando con él, pero evité acercarme mucho, dado que ya había tomado consciencia del porqué la gente nos miraba tanto, era claro que todos estaban sorprendidos por ver a mi jefe sin su esposa, sin embargo él no tenía autocontrol ni comprendía lo que esto nos acarrea